Por - Publicado el 20-06-2021

Supongamos que por alguna razón Pedro Castillo no es proclamado presidente.
– El JNE da un vuelco y acepta las nulidades y Keiko Fujimori es declarada ganadora,
– o demora tanto en resolverlas que llega 28 de julio, y asume la presidencia el congreso, con Jorge Montoya,
– o la acción de amparo, totalmente vergonzosa, de Javier Villa Stein prospera y se anulan las elecciones, e igualmente, asume el congreso, con Jorge Montoya.

¿Qué pasaría en el país?

Habría una gran, pero gran protesta popular, que tendría que ser reprimida ya no sólo policial, sino militarmente. Una huelga nacional indefinida.
Cualquiera de las tres vías fujimoristas sería celebrada por sectores medios y altos de simpatías derechistas, principalmente en Lima. Pero ese gobierno, permanente si es Fujimori, o transitorio, si es Montoya, no podría gobernar.

NO PODRÁ GOBERNAR

Eso se lo dijo monseñor José Macchi a Andrés A. Cáceres: «General, a usted lo odian hasta las piedras y no vale la pena que derrame más sangre humana, porque aún cuando venza, ya no podrá gobernar.”
En cualquier escenario sería un gobierno que ahondaría las rupturas sociales y las animosidades históricas presentes en el Perú.

Mal bicentenario.

¿Qué ganan con estos escenarios los poderes fácticos del Perú?

Nada.

Quien tenga dos dedos de frente, entenderá que el camino fujimorista es un callejón sin salida, y que toca ejecutar el plan B: desnaturalizar el gobierno de Pedro Castillo cabildeando un giro hacia la derecha, enchapándole figuras tecnocráticas que gobiernen para los de siempre.


Entonces, todo este movimiento habría que verlo más bien como lío entre derechistas. Keiko Fujimori no advierte que las adulonas (pues son sobre todo mujeres jóvenes) que la rodean) la están usando y socavando. Hay un golpe de estado intraderechista en el cual la ultraderecha está desplazando a la derecha «normal». Hay personajes extremistas de derecha que no tendrían opción en tiempos normales que están logrando una gran visibilidad en la coyuntura, pues fungen de vanguardia macartista.
Después de esta movilización ultraderechista, fracasada, estos sectores quedan bien posicionados, en una narrativa de hazaña histórica y de resistencia anticomunista.

Pero claro, cabe alguna pequeña probabilidad de que esta intentona reaccionaria triunfe, y la realidad alternativa ultraderechista se convierta en realidad a secas, en cuyo caso entramos en el peor escenario para el país.

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Por - Publicado el 10-06-2021
En toda crisis hay una oportunidad de algo mejor. La crisis económica, pandémica, social y política le ofrece una oportunidad al Perú. Es la oportunidad de hacer un verdadero pacto social.

En el Perú hay una herencia oligárquica muy fuerte que ha continuado con 30 años de neoliberalismo. No se acepta la alternancia política ni a gente de izquierda en los gobiernos. La derecha gobierna sin fisuras ni interrupciones. Eso tiene que desmontarse. Tenemos que saber a dónde queremos ir. Necesitamos un gobierno institucional, cabeceado política y social, regionalmente. El gobierno con sede en Lima tiene que convertirse en un gobierno representativo del Perú en términos de composición y dedicación. El gobierno tiene la sede en Lima, pero no es el gobierno de Lima, exclusivo de un estrato socioeconómico.

Todo pacto social necesita dos partes. Una vez que la agenda de cambio no es la estatización ni la expropiación ni la abolición del capitalismo, ¿de qué se trata entonces? Pues de cumplir con lo prometido y hacer una economía mixta, una economía popular con mercados, con regulación, políticas públicas a favor de los más vulnerables y de impulso de sus emprendimientos, con un estado con coparticipación en empresas estratégicas, derechos laborales, socioambientales. Todo lo que ha venido reclamando el Perú profundo. Queda por ver si los poderes fácticos aceptan esta posibilidad de avanzar a un esquema más cercano a los pactos sociales europeos o de países vecinos.

El gobierno de Castillo tiene que ser por sobre todo un buen gobierno. Esto es, que cumpla con sus promesas esenciales, de cambio social, pero también un gobierno en que la economía funcione, haya crecimiento y alivio de las necesidades insatisfechas de la población.

El gobierno de Castillo tiene que desmontar la acusaciones infundadas de la derecha de en el Perú llegó el comunismo. Los agentes económicos verán cómo se desinflan las acusaciones de la derecha, cómo no se tocan los ahorros, ni los de los bancos ni los de las AFPs, cómo las expectativas se recuperan y vuelve el optimismo por una economía. Y todo esto tiene que ser hecho entendiendo que no habrá «hoja de ruta» a la Humala. No habrá derechización ni desacato a las compromisos electorales.

El gobierno de Castillo tiene que arrancar con la reactivación con salud. Un relanzamiento de la economía popular que vaya de la mano con la vacunación masiva.

La vacunación masiva tiene que priorizar a los maestros y maestras para que así se acelere la reanudación de las clases presenciales en las escuelas. Esta reanudación va de la mano con una economía reactivada y con que la economía familiar tenga un respiro con los niños asistiendo a clases de forma segura.

El gobierno de Sagasti con su ministro Waldo Mendoza han tenido una política inmóvil en lo económico. Con una política expansiva por el gobierno de Pedro Castillo, la economía se verá reactivada y la gente observará un cambio.

El gobierno de Castillo tiene que llevar a cabo una política económica expansiva en sus primer año y medio. Pero una vez que la economía sea puesta en marcha, tiene que observar la prudencia fiscal y monetaria.
La política monetaria durante gobierno de Castillo tiene que ser independiente, pero alineada con el objetivo de la reactivación económica.

El gobierno de Castillo tiene que plantear una vía legal y aceptable para una Asamblea Constituyente que elabore una nueva constitución.
El gobierno de Castillo tiene que cancelar los proyectos Conga y Tía María. Tiene que hacerlo en forma seria, técnica y legal. Con asesoría de primera e internacional si es necesario.

El gobierno de Castillo tiene que renegociar los contratos del gas de Camisea y el litio de Puno. Igualmente en forma seria, técnica y legal.
El gobierno de Castillo tiene que sacar adelante los proyectos extractivos viables, con licencia social, que haya por lo tanto cumplido con la consulta previa y los estándares socioambientales.

El gobierno de Castillo tiene que hacer una amplia alianza de izquierda y de centro. En el contexto actual la ultraderecha está enardecida y hará una guerra política, económica y social desde el antes de la toma de mando. Es importante aislar a estos sectores recalcitrantes.

El gobierno de Castillo durará cinco años. No más. Si hace un buen trabajo, puede ocurrir que en 2026 la ciudadanía elija nuevamente a un gobierno de izquierda. Pero, incluso si hace un buen trabajo, puede ocurrir que no. En ese caso, habrá alternancia y el gobierno de Castillo dejará un legado de cambios que la población apreciará.

Su legado será lo más importante que deje al pueblo peruano.
Aquí hay una gran oportunidad para el pueblo peruano. No se la puede dejar pasar. No hay comentarios

Por - Publicado el 04-12-2020

Ver presentación sobre Capítulo Económico de la Constitución de 1993

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Por - Publicado el 26-10-2020

Noviembre de 2015: la carta notarial completa, incluyendo las miles firmas, de los ciudadanos de Pomalca emplazando al Frente Amplio a respetar sus votos.

Esta evidencia demuestra que en Pomalca hubo una votación real, con un apoyo real al Frente Amplio. No se trató de votos fantasmas, o de una votación «estadísticamente imposible».

Carta-Notarial-de-Ciudadanos-de-Pomalca-Lambayeque-Emplazando-Al-Frente-Amplio

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Por - Publicado el 27-07-2020

[Alguna vez escribí un post en este mismo espacio sobre aspectos políticos de un debate entre escritores peruanos llamados «andinos» y «criollos». Era un terruqueo de un escritor apellidado Thays a otros escritores descalificados por ser «maoístas». Entonces, un crítico literario, hoy apodado Mr. Mojito, me replicó que ese debate no estaba en los artículos periodísticos en que se criticaban entre sí, sino en sus obras, en todo lo que habían escrito y propuesto como literatura. Evidentemente, era un intento del crítico, totalmente adscrito al bando llamado criollo, de decir algo en defensa del terruquero. Sin embargo, así y todo me pareció que tenía un punto, pues yo definitivamente no domino las obras de los autores en debate y mal puedo opinar al respecto, cosa que tampoco fue mi intención. El debate tal como fue planteado trascendía las obras y se ubicaba en un nivel más general y político en que cabía que gente fuera del tema pudiera decir algo. O alguito aunque sea. Ya me gustaría estar en el pulso de todas las obras que se han escrito y poder situar un debate en las obras de sus autores. No puedo.

Me imagino que los pintores tendrían que debatir a pincelazos en sus propios lienzos y los escritores a plumazos en sus propias libretas, más que en confrontaciones directas. Pero bueno, no fue así entonces y no será tampoco así en el siguiente post. Una vez más me limitaré a los aspectos más políticos de una controversia entre escritores latinoamericanos, en particular a la desilusión de Vargas Llosa con la revolución cubana seguida de su ilusión con el capitalismo y el neoliberalismo. Evidentemente, Vargas Llosa tiene una importante actividad política, relacionada, pero que va por fuera de sus obras. Neruda sí ajustó cuentas con González Videla en sus poemas, como el caricaturista Pepo ajustó cuentas con el roto Quesada en sus tiras de Condorito. En cambio, no fue en ninguna novela que Vargas Llosa habló de «dictadura perfecta» o llamó a García Márquez «cortesano de Fidel Castro».]

1. El viraje de Vargas Llosa a la derecha comenzó con el caso Padilla
El discurso de Vargas Llosa sobre su viraje de la izquierda a la derecha incide en que su decepción con el socialismo comenzó con el caso Padilla en Cuba. Heberto Padilla fue un poeta partidario de la revolución cubana que comenzó a expresarse críticamente a aspectos de la misma. Fue arrestado y conminado a hacer una autocrítica pública en que además acusaba a colegas suyos de contrarevolucionarios. Este caso reventó a fines de los 1960s y comienzos de los 1970s. Varios escritores latinoamericanos y de varios países se solidarizaron con Padilla a través de dos cartas enviadas a Fidel Castro. La primera fue para expresar inquietud por el encarcelamiento de Padilla y salió en Le Monde el 9 de abril de 1971. La segunda fue para expresar vergüenza y cólera por la inverosímil autocrítica de Padilla; salió en Le Monde el 21 de mayo de 1971.

Vargas Llosa hasta entonces había estado bien con que Cuba se declare socialista, tuviera un partido único, fusilara gente y cometiera violaciones de derechos humanos. Vargas llosa en 1967 publica una Crónica de Cuba.

Nunca Vargas Llosa sería específico en autocriticarse por su izquierdismo juvenil. Siempre lo presentaría como algo idealista, antidictatorial y justiciero. De su apoyo a la revolución cubana diría «fui bañado en mugre». Lo que hizo, con su viraje a la derecha, fue despercudirse.

Una vez que se desilusiona del comunismo, del socialismo, muy rápidamente le entra un nuevo idealismo, pero esta vez por el capitalismo, por el neoliberalismo y entra en sintonía con gobernantes como Reagan y Thatcher en los 1980s, con el PP de España y con la UDI chilena. No queda claro cómo el caso Padilla podría aguantar tanto peso.

2. La izquierda ante el caso Padilla: que Varguitas no se haga el nunca visto
Vargas Llosa no fue el único que protestó por el caso Padilla. Lo hicieron hartos escritores de izquierda, que tuvieron reacciones variadas ante la revolución cubana y el izquierdismo. De los que firmaron apoyando a Padilla, Vargas Llosa fue el único que se derechizó militantemente, tal vez acompañado por Octavio Paz que ya venía así de antes. La mayoría de escritores siguieron siendo de izquierda, socialistas y críticos al capitalismo, y más aún, simpatizantes de la revolución cubana.

Heberto Padilla no sólo contó con el apoyo de prominentes escritores izquierdistas, sino que generó un debate dentro de la izquierda sobre la revolución cubana. La revista Marcha del Uruguay abrió sus páginas de par en par a este debate, dando cabida a las posiciones críticas a la revolución cubana, como a las posiciones más favorables. Ver aquí.

En esta edición de Cuadernos de Marcha está esencialmente todo el debate, incluyendo el intercambio entre Haydee Santa María Y Mario Vargas Llosa. No está, sin embargo, la primera carta de los escritores latinoamericanos a Fidel Castro, que puede verse aquí. Esta primera carta expresa inquietud por el encarcelamiento de Heberto Padilla y estuvo firmada también por García Márquez. Es una carta en que se expresa apoyo al Che Guevara, a los gobiernos de Chile, Bolivia y Perú y reafirma su solidaridad que inspiraron la lucha en la Sierra Maestra. Estas carta fue redactada por Julio Cortázar y Juan Goytisolo, aquí.

La segunda carta, redactada en Barcelona por iniciativa de Vargas Llosa y Juan Goytisolo, aquí y aquí, no fue firmada por García Márquez; en Cuadernos de Marcha explica por qué no lo hizo y su posición sobre Cuba:

Pregunta: En conclusión, usted no rompe con la Revolución Cubana …

Respuesta: Por supuesto que no. Más aun: de los escritores que protestaron por el caso Padilla, ninguno ha roto con la Revolución Cubana, hasta donde yo sé. El propio Mario Vargas Llosa hizo esa advertencia en una declaración posterior a su famosa carta, que los periódicos la relegaron al rincón de las noticias invisibles. No. La Revolución Cubana es un acontecimiento histórico fundamental en la América Latina, y en el mundo entero, y nuestra sondaridad con ella no puede afectarse por un tropiezo en la política cultural, aunque ese tropiezo sea tan grande y tan grave como la sospechosa autocrltica de Heberto Padilla.

Efectivamente, las palabras de Vargas Llosa, el 19 de mayo de 1971, en un pronunciamiento público fueron:

Cierta prensa está usando mi renuncia al comité de la revista de la Casa de las Américas para atacar a la Revolución Cubana desde una perspectiva imperialista y reaccionaria. Quiero salir al frente de esa sucia maniobra y desautorizar enérgicamente el uso de mi nombre en esa campaña contra el socialismo cubano y la revolución latinoamericana. Mi renuncia es un acto de protesta contra un hecho específico, que sigo considerando lamentable, pero no es ni puede ser un acto hostil contra la Revolución Cubana en general (…).

(Vargas Llosa le lee este fragmento a César Hildebrandt, en una entrevista telefónica de 1971 para la revista Caretas, aquí.)

Esos eran los términos en tiempo real. Con el paso de los años y la derechización de Vargas Llosa, la historia se contó diferente.

Varios medios de prensa resaltan en años recientes que, por el contrario, que García Márquez se negó a protestar por el encarcelamiento de Padilla, evitando mencionar que éste sí firmó la primera carta. Sin embargo, según Vargas Llosa, aquí, el nombre de García Márquez habría figurado en la primera carta sin la autorización del colombiano:

Vargas Llosa contó que en Barcelona varios intelectuales firmaron una carta de protesta contra la captura del poeta, y Plinio Apuleyo Mendoza firmó, sin autorización del Nobel colombiano, por García Márquez. Tras enterarse de esto, “García Márquez protestó enérgicamente” y la segunda carta escrita por ellos en respuesta a la forzada autoincriminación de Padilla como agente de la CIA, y en la que también acusó a otros escritores de serlo, el nobel colombiano se abstuvo de firmarla.

Lo curioso es que en la primera carta no figura la firma de Mendoza, más sí en la segunda. ¿Mendoza firmó por otro y no firmó por sí mismo? En la entrevista es claro en rechazar los métodos estalinistas en Cuba. Otras versiones señalan que García Márquez auténticamente firmó la primera carta redactada por Cortázar y Goytisolo, pero no la segunda redactadas por Vargas llosa y Goytisolo (García Márquez había perdido su trabajo en Prensa Latina junto con Plinio Apuleyo Mendoza, pero no por eso se desilusionó. Tampoco le pasó factura con el gobierno cubano su firma de la primera carta).

Por su parte, otros escritores tuvieron actitudes críticas, de decepción, pero sin rompimiento con la revolución cubana, menos con la izquierda y de ninguna manera de asimilación al neoliberalismo. El uruguayo Ángel Rama fue muy crítico con el gobierno cubano, y apoyó mucho a escritores cubanos exilados, como Reinaldo Arenas, quien igual lo acusó de ser un peligroso castrista. Es notorio que intelectuales franceses como Jean Paul Sartre y Simone de Beauvoir no sólo siguieron bien posicionados en posiciones de líderes intelectuales de izquierda, sino que denunciaron las actividades de la CIA en Francia: publicó una lista de nombres de agentes de la CIA que trabajaban en la embajada de los EEUU en Francia, aquí. La CIA y el FBI habían venido siguiendo a Sartre desde hacía mucho: uno, dos, tres.

En este contexto varios escritores peruanos también se pronuncian sobre este caso distaciándose de Vargas Llosa. Esto sale publicado en la revista Libre, publicada en París en 1971 y 1972,ver revista-libre-caso-padilla

Los firmantes –Alejandro Romualdo; Reynaldo Naranjo; Winston Orrillo; Arturo Corcuera; Gonzalo Rose; Pablo Guevara; Gustavo Valcárcel; Eleodoro Vargas Vicuña; Washington Delgado; Alejandro Peralta; Francisco Bendezu–, creen que esta campaña que se libra contra la revolución tiene la intención de desprestigiar los logros de la misma. Los intelectuales peruanos presentes en este llamamiento quieren dejar claro que Mario Vargas Llosa no representa la opinión de todos los peruanos y que ellos siguen siendo fieles a la revolución y sus símbolos.

«Creemos que dentro de esta campaña tendiente al desprestigio de la imagen de la Revolución cubana, la carta del escritor Vargas Llosa no es sino un capítulo más de ella, que no representa la opinión general de la intelectualidad revolucionaria peruana».

Carlos Fuentes aparentemente fue uno de los escritores más centristas en este debate. Fuentes había apoyado y sido embajador en París del presidente mexicano Luis Echeverría, pero luego apoyó fervientemente a los sandinistas de Nicaragua, a diferencia de Vargas Llosa.

En buena cuenta el caso Padilla fue sobredimensionado mediáticamente (se sigue diciendo, por ejemplo, que
el ‘boom’ latinoamericano abandonó a Fidel Castro o que con Castro «sólo quedó Márquez; y quizás Hemingway»). Son versiones diseminadas por el mismo Mario Vargas Llosa que pone las cosas como si la mayoría de intelectuales se hubieran distanciado de Cuba como él lo hizo, aquí también. El caso fue sonado, pero no hizo tanta mella en la izquierda intelectual latinoamericana. En términos de viraje sólo se trató de MarioVargas Llosa. Por más que la segunda carta fue sonada y tuvo copiosa participación de hombres y mujeres de letras no marcó ninguna volteada masiva ni con la izquierda, ni con el gobierno cubano.

3. La CIA monitoreando
Las acusaciones del gobierno a Padilla fueron en buena parte por sus conversaciones con intelectuales franceses como K.S. Karol y René Dumont, acusados por Fidel Castro de ser «agendes de la CIA». No hay ninguna evidencia en tal sentido. Era gente de izquierda crítica con lo que le parecía mal, y sobre todo era gente que le contó al mundo lo que ocurría en Cuba en términos de manejo económico. Ambos intelectuales franceses escriben sobre la economía cubana en base a lo que Padilla les cuenta. (Karol es muy claro, aquí, en presentar el autoritarismo de Castro con los intelectuales como un alineamiento con la Unión Soviética en un contexto en que Cuba necesitaba de su ayuda económica. Castro hubiera querido tener más distancia y crítica hacia la Unión Soviética, pero la economía no le permitía.)

Sin embargo, sí es cierto que la CIA se aprovecha de lo que dice Dumont y de todo el caso Padilla. La posibilidad de evidenciar fisuras y fracasos en el gobierno cubano, un distanciamiento entre ese gobierno y los intelectuales de izquierda latinoamericanos y presentar a Padilla como «el Solzhenitsyn de Castro» es una gran oportunidad para la CIA.

La CIA siguiendo a René Dumont en una compilación de publicaciones consideradas «Propaganda Perspectives«: CIA-RDP79-01194A000400100001-1

La CIA siguiendo el caso Padilla: CIA-RDP85T00875R001100100067-2(1)

Al menos de lo que se ve en estos documentos desclasificados de la CIA, la cosa era al revés de lo que difundió entonces el gobierno cubano. No era que Karol y Dumont trabajaban de «agentes de la CIA», sino que la CIA se aprovechó de lo que trabajaban. Usando una metáfora futbolística, no era que la CIA la centraba y ellos la cabeceaban, sino al revés: ellos pusieron los centros y la CIA cabeceó la pelota.

4. Las ilusiones en curso: la guerra fría cultural
Lo que sí es cierto es que los Estados Unidos entendieron el acercamiento de los intelectuales latinoamericanos al gobierno cubano como parte de la guerra fría cultural. Los viejos aparatos como el Congreso por la Libertad de la Cultura estaban quemados como organizaciones de fachada auspiciadas por la CIA. Cuba tenía a Casa de las Américas; la respuesta estadounidense fue a todo dar, con centros latinoamericanos, fundaciones como Rockefeller, Fullbright o Ford, revistas como Mundo Nuevo, en el PEN Club, con invitaciones regulares a los intelectuales latinoamericanos a que den cursos y realicen presentaciones en las universidades de los Estados Unidos. Todo esto ya existía, pero con la revolución cubana se potenció. Deborah Cohn describe este proceso aquí. Ver también esta crónica. Ningún escritor del boom latinoamericano dejó de ir a los Estados Unidos por esos años.

5. El distanciamiento estético: “el nacionalismo, el indigenismo, el criollismo y otras taras”
Haydée Santa María en su carta a Mario Vargas Llosa comenta algunos detalles expresivos de la creciente distancia entre el escritor y cuba. Comienza cuando Vargas se niega a donar el dinero recibido por su premio Rómulo Gallegos en 1967 a su novela «La Casa Verde» a ayudar «al Che Guevara y a la lucha de los pueblos». En constraste, Julio Cortázar sí entregó su premio a su novela «El libro de Manuel» en 1973 a la resistencia chilena. Santa María también le reprocha también no haber ido a Cuba, sin dar explicación alguna, a su compromiso de ser miembro del jurado del premio Casa de las Américas 1969 «porque se encontraba en una universidad norteamericana». Efectivamente, en otoño de 1968 Vargas Llosa fue profesor visitante en Washington State University y en primavera de 1969 en Puerto Rico.

En una Carta a Carlos Fuentes, escrita el 20 de enero de 1969 en Pullman, Washington, Vargas Llosa señala:

En el Perú la confusión política adquiere niveles paranoicos. Los generales se van a quedar en el poder muchos años y cuentan con el apoyo de la izquierda que proclama a diestra y siniestra que el régimen es nacionalista y antiimperialista, lo que es un disparate apocalíptico. Pero ni siquiera se puede atacar a los generales, porque sería hacer el juego a la extrema derecha que capitanea la oposición. En vista de este caos he decidido no regresar al Perú. No pude ahorrar aquí lo suficiente para tener unos meses de libertad y he aceptado por un semestre un contrato en Puerto Rico, lo que es como meter la cabeza en la boca del lobo porque en la isla pululan los gusanos cubanos (hay, también me dicen, cuarenta mil poetisas).

Aún no se había dado la reforma agraria en el Perú,

Además de político, el distanciamiento de Vargas Llosa parece haber sido también estético, pues rechazaba “el nacionalismo, el indigenismo, el criollismo y otras taras” que había en Cuba, el Perú y en Chile:

El progresivo distanciamiento del autor de Conversación en La Catedral (1969) con las élites cubanas tenía su origen en la discordancia política pero también en el desencuentro estético. Como se lee en una carta a Carlos Fuentes, desde Lima, el 10 de noviembre de 1971, Vargas Llosa encuentra algunas ventajas en el régimen militar de Juan Francisco Velasco Alvarado, respaldado por el Partido Comunista peruano y, naturalmente, por el gobierno cubano, si bien echa en falta el elemento civil que distingue el proyecto de Unidad Popular de Salvador Allende en Chile. Pero “la cosa le parece irrespirable desde una perspectiva cultural”, ya que predominan “el nacionalismo, el indigenismo, el criollismo y otras taras” que también conformaban la estrategia cultural de Casa de las Américas.
(…)
En cuanto al Perú, los militares no dan marcha atrás y prosiguen las reformas, pero no se puede decir que el proceso sea excesivamente prometedor. Me dicen que hay oficiales por todas partes, no solo en los ministerios sino también en las haciendas cooperativizadas, y en las minas, etc. Ya te contaré con más detalles. […]
Rafael Rojas: El camino hacia la rupturay en su libro aquí.

Al parecer además o más que el caso Padilla, las reformas antioligárquicas militares contribuyeron en la desilusión y posterior derechización de Vargas Llosa más de lo que se creía.

Curiosamente, a Vargas Llosa no se le conocen críticas en tiempo real al gobierno velasquista, sino hasta que la prensa fuera expropiada en 1974. Por esos años, la imagen de Vargas Llosa sobre el gobierno militar eras más positiva que negativa:

6. Antes del caso Padilla fue el caso Neruda
Neruda fue el intelectual latinoamericano comunista más importante, antes y después de la revolución cubana. Muy rápidamente chocó con Fidel Castro como él mismo cuenta en «Confieso que he vivido». Dos razones: su visita a los Estados Unidos a una reunión den Pen Club y su paso por el Perú en 1966 en que fue condecorado por Fernando Belaúnde, su amigo personal, quien había ejecutado a guerrilleros como De la Puente y Lobatón. Esto motivó una carta abierta de cuestionamiento de los escritores cubanos:

Esta carta fue un golpe muy fuerte para Neruda y fue una de las mayores amarguras de los últimos años de su vida.
Hernán Loyola: «Fidel le debe un desagravio a Neruda»

Neruda nunca les perdonó por esa carta. Nunca volvió a Cuba, nunca se acercó a Fidel Castro durante su visita a Chile. Fidel Castro nunca lo rehabilitó tampoco por tal desencuentro.

Es claro que a un curtido Neruda, vinculado directamente a los soviéticos por décadas, no lo iban a escuelear sobre la revolución unos chibolos recién llegados al comunismo.

Pero aquí el punto es que Neruda no tuvo ninguna desilusión de la revolución y de su convicción izquierdista por tal desencuentro. Por supuesto que los cubanos actuaron no mal, sino recontramal. Y es claro también que detrás de todo esto estuvo Fidel Castro.

Según Hernán Loyola, estudioso de la obra de Neruda, A partir del 56, Neruda no se va, pero revisa sus posiciones, sobre el estalinismo. «En 1964, por ejemplo, escribe un fuerte poema de crítica al estalinismo, en «Memorial de Isla Negra», que se llama «El episodio». »

El trasfondo de esta carta, dice Loyola, es el siguiente:

Él dice que se trataba de una carta política en la cual el Partido Comunista de Cuba discutía sus puntos de vista de entonces, que eran los del foco guerrillero, asociados a las ideas de Régis Debray, etcétera, con las ideas del Partido Comunista de Chile, que eran más ortodoxas, ligadas a la política internacional de la Unión Soviética.

Neruda sabía muy bien de dónde venía la carta y, por lealtad política a su partido, no podía contestar ni al presidente cubano Osvaldo Dorticós ni a Fidel Castro.

Entonces se tuvo que tragar toda su rabia y toda su amargura, y enderezó sus cañones literarios contra Fernández Retamar, Alejo Carpentier y Nicolás Guillén, que fueron los canales de desahogo que tuvo. Esa elección fue amarga para él, pero no tuvo alternativa. «

El fragmento de la carta de los escritores cubanos referido al Perú es el siguiente:

Pero si tu visita a los Estados Unidos fue utilizada en ese sentido, aunque cabría haber obtenido con ella otros resultados, ¿qué interpretación positiva puede dársele a tu aceptación de una condecoración impuesta por el gobierno peruano, y tu cordial almuerzo con el presidente Belaúnde?

¿Qué habrías pensado tú, Pablo, del escritor de nuestra América, de la figura política de nuestra América, que se hubiera prestado a que Gabriel González Videla lo condecorara, y que departiera cordialmente con él, mientras tú estabas en el exilio? ¿Hubieras creído que ello fortalecía los nexos entre Chile y el país de ese escritor? ¿Le hubieras concedido a Gabriel González Videla el honor de representar a Chile, mientras tú, por ser auténtico representante de tu pueblo, estabas desterrado? Por eso no te costará trabajo imaginar lo qué en estos momentos piensan y sienten no sólo los desterrados, sino los guerrilleros que, en las montañas del Perú, luchan valientemente por la liberación de su país; los numerosos presos políticos que, por pensar como aquéllos, yacen en cárceles peruanas -algunos, como Héctor Béjar, muriendo lentamente; los que viven bajo la amenaza de la pena de muerte impuesta en su tierra a 1os que auxilien a los nuevos libertadores; los seguidores de Javier Heraud, Luis de la Puente, Guillermo Lobatón, cuya sangre se ha sumado a la de los mártires que tú cantaste en grandiosos poemas. ¿Aceptarán ellos que el gobierno de Belaúnde, al imponerte la medalla (a sugerencia de la organización que sea), ha podido hacerlo a nombre del Perú? No son esos gobernantes, con quienes almorzaste amigablemente, sino ellos, quienes ostentan la verdadera representación de Perú. Así como a Chile la representan los mineros asesinados, Recabarren, el Neruda que en el destierro nos dio el admirable Canto General, los grandes líderes populares de ese gran pueblo tuyo y no González Videla y Frei. Este último ha sido escogido por los yanquis como cabeza del reformismo (hasta le dejan mantener relaciones con la URSS), del mismo modo que los gorilas del Brasil, y últimamente de Argentina son cabeza del militarismo: pero unos y otros, con distintos métodos, tienen un mismo fin: frenar o aplastar la lucha de liberación. No son Perú y Chile quienes fortalecen sus vínculos gracias a esos actos tuyos, sino Belaúnde y Frei: el imperialismo yanqui.
Carta abierta a Pablo Neruda, La Habana, 25 de julio de 1966

Fernando Belaúnde escribiría elogiosamente sobre Pablo Neruda en octubre de 1988 en Visión, una revista tapadera de la guerra fría cultural aquí el pdf, aquí todo.:

Medios de Miami como Radio Martí relevarían también el desencuentro entre Neruda y Cuba: Pablo Neruda y Cuba en la distancia
Otros medios, de derecha, pero con las baterías más enfiladas contra Neruda que en aprovechar su distanciamiento de Cuba aludirían a un Saludo a Batista hecho por Neruda.

A comienzos del presente año, enero-marzo 2020, Casa de las Américas de Cuba publicó tres cartas de Mario Vargas Llosa. Una está dirigida al cubano Ambrosio Fornet, el 4 de octubre de 1966. Vargas Llosa defiende a Neruda señalando que su intervención en los Estados Unidos fue atinada y nada aprovechable por el imperialismo. Lo primero es correcto, mas no lo segundo. Nerudo, efectivamente, se ganó a la audiencia estadounidense desde su posición socialista, debatió con intelectuales anticomunistas, defendió el sistema soviético. No cedió por ningún lado. Lo que es cierto, como le responde Fornet a Vargas Llosa (ver el documento a través del enlace abajo), es que igual en los Estados Unidos se cumplió el objetivo de presentar un encuentro mundial del Pen Club, inclusivo y democrático, competitivo con la masa crítica de prominentes intelectuales nucleados por Casa de las Américas. En lo segundo, Belaúnde y Neruda, Vargas Llosa da una argumentación bastante floja, que en 1966 ya no había guerillas en el Perú y que Belaúnde es un simple muñeco de las Fuerzas Armadas. Irrelevante. Belaúnde fue el comandante general de las Fuerzas Armadas. Sin su autorización, no habrían podido ejecutvar a Lobatón ni a De la Puente.

También pensé escribirte largo con motivo de la carta abierta que mandaron ustedes a Neruda sobre el asunto del Pen Club. La verdad es que el texto me pareció algo injusto y excesivo. Yo estuve en esa reunión del Pen y la actitud de Neruda, tanto en las sesiones como en los recitales que dio, fue siempre atinada, nada «aprovechable» por el imperialismo. Yo sentí mucho, también, que Neruda hubiera ido a almorzar con Belaúnde y se hubiera dejado condecorar, pero tal vez hubiera sido más prudente dirigirse a él personalmente y no reprocharle esta debilidad de sesentón de esa manera. Yo estaba en Buenos Aires cuando ustedes publicaron la carta abierta y te aseguro que resultaba muy penoso ver cómo la prensa argentina se aprovechaba del texto de ustedes para cubrir de insultos a Neruda, «ese viejo estalinista denunciado por los nuevos estalinistas» (decían cosas así, o muy parecidas, en un editorial de La Nación). De otro lado, el texto de ustedes contenía una grave inexactitud respecto al Perú. La verdad es que ya no hay guerrillas en mi tierra, que todo ese movimiento insurreccional ha terminado de una manera absolutamente trágica (no solo porque fue aplastado, sino porque en la feroz represión que llevaron a cabo los militares en la sierra murieron los muchachos más preparados y puros de la izquierda peruana) y que pasarán muchos años antes de que pueda plantearse con un mínimo de seriedad una nueva insurrección armada. Lo más triste de todo esto es que las guerrillas desaparecidas han servido, por ahora, para fortalecer a las Fuerzas Armadas (de las que Belaúnde es un simple muñeco), a los sectores más reaccionarios del Perú, para estimular un maccarthysmo de nuevo cuño y para reducir a la nada la audiencia de la izquierda en la vida política peruana. Ojalá me equivoque, pero mi impresión es que tanto el MIR como el ELN (los dos movimientos guerrilleros) no levantarán ya cabeza. Creo que, aparte del partido comunista –que mantiene una línea electoral y coexistente y es de audiencia muy escasa– el futuro de la izquierda en el Perú depende un poco del desarrollo de un movimiento todavía muy pequeño pero de muchachos muy lúcidos y activos que se llama «Vanguardia Revolucionaria». He visto un análisis de ellos, aparecido en uno de los últimos números de Ruedo Ibérico,5 sobre la experiencia guerrillera peruana, que me parece muy exacto. «Vanguardia» piensa también que hay que revisar completamente las tesis del MIR y del ELN sobre las posibilidades de una acción armada en el Perú.

En fin, viejo, espero que todo esto que te digo no te haga pensar que me he vuelto belaundista o que me he vendido al imperialismo. Como somos viejos amigos, pensé que debía ponerte unas líneas sobre mi desacuerdo con algunas cosas del texto de ustedes, y supongo que no lo tomarías mal.

cartas de Vargas Llosa al cubano Ambrosio Fornet

En suma, Neruda siguió siendo Neruda, un poeta comunista. El cuestionamiento cubano lo amargó y entristeció, pero no le causó ninguna desilusión con su opción política.

7. El segundo caso Padilla: en Estocolmo contra el bloqueo a Cuba
Heberto Padilla no desapareció del mapa en 1971. Siguió vivito y coleando. Salió de Cuba en 1980 y se estableció en los Estados Unidos. Pero allí hubo un segundo «caso Padilla», el que le inflingieron los cubano-estadounidenses más anticastristas que lo excomulgaron por suscribir, él y otros escritores que vivían fuera de Cuba con otros cinco que vivían en Cuba, un documento en que reafirmaban la unidad de la cultura cubana, sea ésta producida en Cuba o en el exterior, y condenaban el bloqueo de los Estados Unidos:

DECLARACIÓN DE ESTOCOLMO

Once escritores cubanos, cinco que residen en la Isla y seis que viven en el extranjero, nos hemos reunido en Estocolmo, convocados por el Centro Internacional Olof Palme, para discutir durante tres días problemas culturales y políticos de importancia vital para Cuba.

En francas discusiones, que se desarrollaron en una atmósfera de respeto mutuo, hemos llegado a los siguientes acuerdos;

1. La cultura cubana, tanto la que se produce en Cuba como en el exterior, es una, y pertenece a la herencia de nuestra Nación.

2. El embargo económico y financiero de los Estados Unidos de América contra la República de Cuba debe ser levantado urgentemente y sin condiciones, como factor indispensable que contribuya a restablecer el equilibrio de la Nación.

Estocolmo, 27 de mayo de 1994.

Lourdes Gil. Miguel Barnet. René Vázquez Díaz. Antón Arrufat. Reina María Rodríguez. José Triana. Jesús Díaz. Pablo Armando Fernández. Manuel Díaz Martínez. Heberto Padilla. Senel Paz.

La declaración de Estocolmo: un documento considerado importante por las autoridades cubanas: A veinte años de la Declaración de Estocolmo (+ Fotos) Por: René Vázquez Díaz

Heberto Padilla comenta sobre las acusaciones de «colaboracionista» que recibió:

No estaban allí Radio ni Tele Martí; tampocolos corresponsales de los periódicos y las numerosas emisoras de Miami, que optaron por condenar el encuentro de Estocolmo como una manipulación del gobierno cubano. La mayoría de las opiniones coincidió en condenar un encuentro donde pudieron coincidir, sin matarse entre sí, escritores cubanos residentes en la isla y seis en el exilio. Esto les pareció demasiado sospechoso. Era posible estrechar la mano y dialogar con agentes de la policía de Castro”? No, imposible, a menos que fuesen redomados “colaboracionistas”. ¿Así de simple?

Es el lenguaje de la guerra fría que aún prevalece en ciertos grupos de exiliados “intransigentes con la tiranía de Castro” y, por lo mismo, con los “colaboracionistas” dispuestos a respaldar cualquiera de sus manipulaciones. Exactamente igual, según ellos, al encuentro celebrado en La Habana recientemente sobre la “emigración”. Pero, ¿se trataba de la misma cosa? Claro que no.

Exclusivamente escritores

El encuentro de Estocolmo se produjo exclusivamente entre escritores, fue convocado por un centro internacional de Suecia, cuyos organizadores determinaron los nombres de los asistentes, con una agenda referida a la bipolaridad de la cultura cubana, abierta igualmente a otros problemas nacionales, ni Cuba, ni los organismos oficiales de la isla, tuvieron nada que ver en esto. Ni siquiera la Unión de Escritores y Artistas de Cuba. De modo que sí se debatió la crítica situación de los presos cubanos, a lo que, por ejemplo, se refirió crudamente Manuel Díaz Martínez en su ponencia y en su intervención pública; la penalización del adversario político, a que me referí yo, la apelación de Jesús Díaz a que se produzcan cambios que no se supediten únicamente al levantamiento del embargo. No obstante, hubo concenso en que el embargo impuesto a Cuba durante más de 30 años ha quitado razones a los defensores de la democracia. Expusimos, pues, nuestra oposición al embargo, que yo personalmente considero desafortunado, pues a quien más mella es al pueblo de Cuba.
Manuel Díaz Martínez: DE MI ARCHIVO / REUNIÓN DE ESCRITORES CUBANOS EN ESTOCOLMO

En 2013 se volvieron a publicar los obras de Heberto Padilla en Cuba, motivando el rechazo de su viuda y de los sectores más anticastristas de Miami, por considerarlo un “blanqueamiento” editorial: Heberto Padilla no hubiera entrado en el juego . El gobierno cubano hacía su acercamiento a su manera.

Al final, tenemos a un Heberto Padilla que sigue un camino de mayor diálogo con las posiciones de sus colegas en Cuba y de condena al bloqueo, que el camino de Vargas Llosa, que acaba quedando como más papista que el papa. En entrevistas recientes, Vargas Llosa habla más del Padilla imagen, estancada en 1971, no del Padilla partidario del acercamiento entre escritores cubanos.

9. Norberto Fuentes sobre el caso Padilla
Norberto Fuentes es un escritor cubano. Salió de Cuba en 1994 y hoy reside en los Estados Unidos. Ha escrito intensamente sobe Cuba y el caso Padilla, un libro, anotaciones en su blog y entrevistas.

Resulta que Padilla no sólo se autocriticó, sino que acusó a varios de sus compañeros escritores de contrarevolucionarios, entre ellos a Norberto Fuentes, por lo cual éste acusa a Padilla de ser un cobarde, aquí:

aun cuando se percibe a Padilla como uno de los intelectuales más importantes, y en cierto modo ejemplares en la historia cubana, también su actuar ha sido fuertemente criticado. Norberto Fuentes en su libro “Plaza Sitiada” señala que todo el proceso de la Autocrítica del poeta no fue más que el mayor acto público de cobardía que registre la historia de Cuba [2]. Esto debido a que Norberto fue uno de los acusados por Padilla en su Autocrítica de tener actitudes contrarrevolucionarias, hecho que Fuentes desmiente al afirmar que jamás fue así, que él era un escritor revolucionario que simplemente plasmaba cómo él vivió las cosas, de manera que, según Norberto, no tiene nombre el hecho de que Padilla lo haya embarcado de esa forma a él y a muchos otros más escritores [3].

La cosa acaba siendo más compleja. Fuentes revela esto en este material (lamentablemente los enlaces están desactualizados). Pero en este enlace se puede ver la confesión en que Padilla acusa a Fuentes Caso Padilla. La Confesión. Ver también Intrahistoria abreviada del caso Padilla MANUEL DÍAZ MARTÍNEZ, Norberto Fuentes, Heberto Padilla y el heroísmo revolucionario, Norberto Fuentes sobre el caso Padilla:

Y es tan compleja que a pesar de la delación o acusación que Padilla le hace a Fuentes, éste le agradece a aquél por ayudarlo a salir de Cuba, pero igual considera que cometió una cobardía. No me deja de asombrar la tirantez de las relaciones entre estos hombres que se solidarizan entre sí y evidentemente se quieren y respetan y a la vez se hacen acusaciones de grueso calibre. Norberto Fuentes habla del tema en esta entrevista a El País de España:

P. Y, finalmente, se vuelve el objetivo principal.

R. Sí, porque estaba desbocado. Yo le dije: “Heberto, muchacho, te están dando cuerda, te están dando cuerda”; pero no hacía caso, se sentía invulnerable. Y ya lo venían cocinando hace tiempo. Hasta le habían hecho un estudio de personalidad.

P. Usted sostiene que era el segundo en la fila.

R. Padilla tenía las instrucciones de la Seguridad del Estado de todos a los que tenía que nombrar en la autocrítica, y yo seguía siendo un objetivo por Condenados del Condado. Pero después de que él hace su discurso yo me niego a decir que soy contrarrevolucionario y armo el lío. Yo no tenía nada en contra de la revolución. No quería tumbar a ese gobierno. Yo era un escritor revolucionario que quería hacer literatura revolucionaria. Y eso estaba montado para que todos se autocriticasen.

P. En La mala memoria (1989), Padilla escribió: “Norberto Fuentes escenificó con brillantez el papel que la policía le había asignado”.

R. Y de alguna manera ha sido la tesis que prevaleció. A mí, como siempre se hace con respecto a Cuba, se me aplicó la óptica de los lugares comunes. No aceptaron que un escritor fuera revolucionario y no renegase de ello. Yo trato de explicarle al lector lo que pasó, hago el cuento de cómo yo viví las cosas y cómo las hice. Este es un libro que yo me debía a mí mismo.

P. ¿Cuándo se reencontraron en el exilio en EE UU, hablaron de lo que pasó?

R. No, nunca le toqué el tema. Estuvimos bastantes veces juntos e incluso planeamos hacer un libro entre los dos sobre el 1959 [año de la revolución cubana]. Heberto fue uno de mis mayores defensores para que yo saliera de Cuba y para mí era más importante agradecerle eso y mantener mi amistad con él. No quise revivir aquel muerto.

P. ¿Cómo cree que se sentiría leyendo este libro?

R. Mal, pero yo no soy el responsable de la cobardía de nadie. Heberto embarcó a mucha gente aquella noche. Lo que hizo no tiene nombre.
“Heberto Padilla quiso ser el Solzhenitsyn de Cuba. Un error fatal”

Norberto Fuentes es duro con Padilla. Desliza que en el encuentro de Padilla en Estocolmo tuvo conversaciones para volver a Cuba, lo cual sugiere un interés personal en Padilla aparte del contenido de la declaración de Estocolmo:

Padilla sale al exilio en 1981. En 2000 muere en EE.UU. Según Fuentes estaba cerca de regresar a La Habana. «Quiso volver. No sólo quiso volver, sino que tuvo conversaciones con la seguridad cubana, en Estocolmo. Eso estuvo presente en nuestro último encuentro, pocos días antes que se muriera», dice Fuentes, que en Miami lo vio siempre como un hombre destruido. «El sabía que había cometido un acto de cobardía sin nombre y pasó toda su vida posterior explicándolo», dice.
Norberto Fuentes: «Padilla fue un hombre equivocado, un iluso» – La Tercera

No por último Fuentes califica a Padilla como el primer represor de intelectuales:

«el primer represor de los intelectuales en Cuba fue Heberto Padilla. Escribió un artículo diciendo que a José Lezama Lima había que sacarlo del mapa. Te lo puedo mandar, si quieres. Está escrito en 1959, el mismo año que triunfó la Revolución. Heberto Padilla era un jacobino bajo la sombra de Guillermo Cabrera Infante, que era otro jacobino. Y ellos fueron los primeros represores que tuvo, en el campo intelectual, la Revolución cubana. Después entraron en colisión y les pasó lo que les pasó. Pero ellos fueron los primeros represores. Esa es otra historia que nunca se ha hecho pública.»

Norberto Fuentes no oculta su nostalgia por el castrismo

Esto le motivó un ataque anticastrista: Norberto Fuentes no oculta su nostalgia por el castrismo

Tenemos a un Padilla jacobino, represor de intelectuales, que acusa a compañeros por presión del gobierno, pero que, sin embargo, ya libre y sin ninguna presión también apoya a Fuentes a salir de Cuba y aboga por el fin del bloqueo, y es criticado furibundamente por sectores anticastristas recalcitrantes.

9. Saramago y Galeano: crítica y reconciliación con Cuba
La vida también continúo para otros escritores, como el portugués José Saramago y el uruguayo Eduardo Galeano que criticaron al gobierno cubano por el fusilamiento de tres secuestradores en abril de 2003:

Saramago: Hasta aquí he llegado:

Secuestrar un barco o un avión es crimen severamente punible en cualquier país del mundo, pero no se condena a muerte a los secuestradores, sobre todo teniendo en cuenta que no hubo víctimas. Cuba no ha ganado ninguna heroica batalla fusilando a esos tres hombres, pero sí ha perdido mi confianza, ha dañado mis esperanzas, ha defraudado mis ilusiones. Hasta aquí he llegado.

Galeano: Cuba Duele:

Pero las revoluciones de verdad, las que se hacen desde abajo y desde adentro como se hizo la revolución cubana, ¿necesitan aprender malas costumbres del enemigo que combaten? No tiene justificación la pena de muerte, se aplique donde se aplique.

Estas dos declaraciones fueron respondidas por intelectuales cubanos: Posiciones de Galeano y Saramago desatan un llamado a la reflexión de intelectuales cubanos :

Esas expresiones críticas hacia Cuba, suscritas entre otros por el Premio Nobel de Literatura, el portugués José Saramago, o por el escritor uruguayo Eduardo Galeano, las «creemos nacidas de la distancia, la desinformación y los traumas de experiencias socialistas fallidas», añade la nota.

Advierte además que «aunque esa no era la intención de estos amigos, son textos que están siendo utilizados en la gran campaña que pretende aislarnos y preparar el terreno para una agresión militar de Estados Unidos contra Cuba».

Sin embargo, en junio 2005 Saramago regresaría a Cuba invitado por el Ministerio de Cultura de ese país, aquí:

El escritor portugués José Saramago (Premio Nobel de Literatura 1998) afirmó en La Habana que el reclamo de extradición a Venezuela del terrorista cubano-venezolano Luis Posada Carriles es un acto elemental de justicia.

Un terrorista -subrayó- tiene que ser juzgado por sus crímenes.

Reafirma su apoyo a extradición del terrorista Posada Carriles, protegido por Estados UnidosEl Nobel José Saramago visita La Habana invitado por el ministerio de Cultura cubano

José Saramago: Cuba irradia solidaridad

Por su parte, en enero del 2012, Galeano también volvería a La Habana a inaugurar el premio Casa de las Américas:

La Habana, 16 de enero. «El amigo de verdad es el que critica de frente y elogia por la espalda», dijo hoy el escritor uruguayo Eduardo Galeano al regresar a Cuba, después de 12 años de ausencia, esta vez para inaugurar el premio literario de la Casa de las Américas.
La Jornada: Obedecer a los poderosos no es nuestro destino, manifiesta Eduardo Galeano

Una vez más, una o varias críticas al gobierno cubano no implicaron para nada el abandono de posturas de izquierda ni un rompimiento total de cualquier relación cultural con Cuba, como sí fue el caso de Mario Vargas Llosa.

Finalmente, las críticas al gobierno cubano no la quitaron filo a Vargas Llosa respecto de Galeano; igual lo desplumó ni bien éste murió: Vargas Llosa critica legado de Galeano: Asegura que exhibió a Latinoamérica como una «caricatura»

Ni Saramago ni Galeano tuvieron ningún «rinconcito en sus altares».

10. Vargas Llosa sobre la cultura en el Chile de Pinochet
En 1977 se armó un escándalo por la visita a la Universidad Católica de Chile, en pleno control de las universidades por el gobierno militar de Pinochet, de parte del director del programa de literatura del Centro para las Relaciones Interamericanas, Ronald Chris. El Centro era financiado por la Fundación Rockefeller y Christ se iba a Chile con dinero del Departamento de Estado de los Estados Unidos, aquí, WP.

Esto dio pie a protestas y renuncias al centro de diversos intelectuales que no querían tener nada que ver con el gobierno de Pinochet, al cual condenaban rotundamente.

Por entonces, Ronald Christ estaba traduciendo al inglés «Pantaleón y las visitadoras» de Vargas Llosa, quien más decididamente apoyó su viaje a Chile. Vargas Llosa, por entonces, 1977, presidente de International PEN, se negó a firmar una carta de protesta al centro interamericano, señalando que el haber enseñado en la Universidad de Barcelona bajo el franquismo no lo hacía a él un colaborador con el régimen de Franco. Y más aún, según cita Deborah Cohn en el libro mencionado arriba, página 185, Vargas Llosa escribió al respecto lo siguiente:

Pienso que es un error gravísimo confundir a los gobiernos con los pueblos…y considerar a la cultura como una mera repartición de la política.
Proponer un cordón sanitario cultural en los países donde hay una tiranía cultural, como en Chile, es castigar al pueblo chileno…
Una manera como los intelectuales extranjeros pueden ayudarnos es manteniendo con los sectores universitarios, intelectuales y artísticos de nuestros países, un diálogo permanente. Ellos, muchas veces, pueden, cuando nos [aquí se refiere a su propia experiencia bajo la dictadura en Lima] visitan … hablar con más libertad que los nativos…. Mi parecer es que esa oportunidad debe se aprovechada al máximo y que esa es una manera más efectiva, más real, de combatir a las dictaduras que tendiendo un tabú o satanizando y cortando toda relación con las víctimas de la opresión.

El repudio a Ronald Christ fue tal que tuvo que renunciar a ser director de ese centro financiado por la Fundación Rockefeller.

Lo saltante aquí es que Vargas Llosa tuvo una actitud mucho más tajante y de rechazo frontal contra el gobierno de Fidel Castro que contra el gobierno de Augusto Pinochet. Nunca se lo vio aplicar a Cuba los argumentos que blandió para defender la visita del intelectual estadounidense a Chile en 1977.

Otros intelectuales iban a Cuba a pesar de sus críticas bajo argumentos muy similares a los de Vargas Llosa: querían mantener una relación cultural con el pueblo cubano, en particular con sus colegas intelectuales. Pero también apoyar a quienes Vargas Llosa llamaba «las víctimas de la opresión».

El mismo García Márquez, según cuenta su amigo Plinio Apuleyo Mendoza, quien también se derechizó, ayudó a la salida de Cuba de como 2000 personas. Mendoza nunca se peleó con García Márquez como hizo Vargas Llosa por sus opciones políticas distintas. Por el contrario, lo llevaban amigablemente:

–Es un problema que tuvimos toda la vida con Gabo. Lo discutíamos con humor. Pero no hay que olvidar que sacamos a mucha gente de Cuba.

–¿Cómo lo hicieron?

–Gabo sacó a mucha gente, incluso casos visibles como el escritor cubano Norberto Fuentes. De pronto encontraba un periodista en Portugal, que me decía: «Caramba, soy cubano, estoy exiliado acá, mi mamá tiene 80 años y me viene a visitar cada dos años, ya no la dejan salir. La voy a perder para siempre. Tú, que eres amigo de García Márquez, ¿por qué no me ayudas?» Llamaba entonces a Gabo y le decía: «Ayúdame». Él me respondía: «Dame la dirección y el teléfono de ella», y a los ocho días la señora estaba en Portugal. García Márquez sacó de Cuba como a dos mil personas.
Plinio Apuleyo, amigo de García Márquez: «En la vida Gabo lo decidió todo»

Ese «cortesano de Fidel Castro» silenciosamente algo hizo por la gente que se oponía a Fidel Castro, de hecho mucho más que quien le dio ese descalificativo.

11. Vargas Llosa y Cuba hasta ahora
Después de la muerte de Fidel Castro Vargas Llosa siguió condenando al gobierno cubano en cuanta declaración pública puede hacer…
…y los escritores cubanos le siguieron respondiendo, aquí:

«Evidentemente, Vargas Llosa no nos conoce. Desde hace demasiado tiempo perdió la noción de la realidad de cuanto acontece entre nosotros. Intenta estimular con un desvergonzado y delirante presagio, la iniciativa de un levantamiento interno, que tendría obviamente el respaldo del imperio y sus aliados»

12. Vargas Llosa derechizado
A comienzos de los 1970s Vargas Llosa siguió apoyando al velasquismo, pero luego con Morales Bermúdez, Vargas Llosa pasó a escribir en la macartista revista Equis dirigida por Ismael Frías, el organizador del los matones del MLR (que habría recibido dinero de la DINA de Chile para esa revista). Su colaboración con Equis duró un año y algo para luego dejarla y pasar a escribir en Caretas a partir del año 1977, la columna Piedra de Toque que había iniciado en la Revista Equis,

Equis X. El semanario del pueblo peruano

Vargas Llosa reaparece más seguido en el Perú para apoyar a Belaúnde en su segundo gobierno, primero en el programa televisivo La Ventana de Papel, luego asumiendo la dirección de la comisión que investiga la masacre de Uchuraccay y finalmente barajando la posibilidad de ser primer ministro de ese gobierno. Había vuelto al Perú a hacer política en el espacio de la derecha. En 1986, en la reunión del Pen Club de Nueva York, aquella en la que Los escritores reunidos por el Pen Club en Nueva York abuchean al secretario de Estado norteamericano, Vargas Llosa llamaría a García Márquez «cortesano de Fidel Castro» motivando la respuesta de Günther Grass en ese congreso, como en el siguiente, celebrado en Hamburgo meses después, Duro ataque de Grass a Vargas Llosa en la clausura del congreso del Pen Club. Vargas Llosa andaba con la espada antiizquierdista desenvainada. En 1984 Vargas Llosa entabló un debate con Mario Benedetti, y en los 1990s se dedicó a atacar, uno a uno, a los intelectuales izquierdistas. La caída del muro de Berlín y el fin de la guerra fría a nivel internacional, y el gobierno de Fujimori en el Perú, eran definitivamente momentos favorables para la postura vargasllosiana. Pero luego, todo cambió en los 2000s, con su apoyo sin crítica a todos los gobiernos postfujimoristas, como a los gobiernos de derechas de España y América Latina.

En el punto de partida no es que Vargas Llosa fuera un militante muy comprometido en su época estudiantil. Tuvo un efímero paso por el grupo Cahuide, pero ahí nomás. Lo suyo fue siempre firmar cartas, hacer pronunciamientos escritos o pronunciar discursos. No fue una persona de acción, que organizara células políticas o que pudiera hacer trabajo político partidario. Al menos no en la izquierda. Se cuenta que en un mitín del FREDEMO, en la campaña electoral de 1990, Vargas Llosa se le quejó a Belaúnde porque había poca gente en la plaza de armas de Arequipa. Belaúnde le dijo que un político tiene que saber salir adelante en las buenas y en las malas. Dice mucho de él que no quisiera donar ni un centavo a una causa con la que él supuestamente simpatizaba como la del Che Guevara, cuando dos años antes, en 1965, firmara un comunicado de apoyo a las guerrillas del MIR y del ELN.

No es muy creíble que el caso Padilla pudiera explicar una desilusión tan profunda que lleve a una persona a una derechización tan lograda. Ningún otro escritor fue tan afectado por este caso como supuestamente lo fue Vargas Llosa. No fue un parteaguas ni fue que todos los intelectuales perdieron su simpatía con el gobierno cubano. La crítica al gobierno cubano fue compartida por la mayoria de intelectuales de izquierda. Ni siquiera varios de los escritores cubanos como el mismo Heberto Padilla tuvieron una actitud antagónica con el gobierno cubano. Tampoco tuvieron una total identificación con las políticas hacia Cuba del gobierno de los Estados Unidos ni con las políticas de las organizacións anticastristas más recalcitrantes como la Fundación Nacional Cubano Americana (CANF).

En Vargas Llosa parece haber habido algo más que ha sido revelado en cartas que él mismo ha escrito en que explica su posición: su rechazo al indigenismo, al nacionalismo y al criollismo de los gobiernos de Castro, Allende y Velasco, al parecer principalmente de este último. Esa ha sido una constante en él, pues siempre se ha expresado muy claramente contra el indigenismo y ha sido muy vocal en su posición hispanista en América Latina y españolista en España. Sus artículos periodísticos escritos con más convicción y bronca son los que ridiculiza por su aspecto a Evo Morales antes de que comience su gobierno, su apoyo al gobierno de Alan García por el baguazo, su protesta por el retiro de la estatua de Pizarro por el alcalde Castañeda de la plaza de armas de Lima, su descalificación a la producción de Arguedas como resultado de traumas personales, aquí. No es ningún detalle su aceptación con beneplácito del título de marqués español.

Haydée Santa María no se equivocó con él en 1971: «la viva imagen del escritor colonizado, despreciador de nuestros pueblos, vanidoso». Lo vio venir.

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Por - Publicado el 12-07-2020

Estimados amigos:

El Frente Popular Agrícola del Perú (FREPAP) ha presentado al Congreso de la República dos proyectos de ley sumamente importantes para los trabajadores: el primero concierne a la eliminación de los diminutos intereses laborales por deudas de los empleadores a los trabajadores y a la obligación de pagar los intereses civiles, como por cualquier otra deuda; el segundo se refiere a la modificación del arbitraje laboral, cambiando las adopción por los árbitros de la última oferta en bloque por un laudo razonado que tenga en cuenta básicamente la capacidad de la empresa y las necesidades de los trabajadores.

Las normas vigentes a este respecto fueron dadas por el gobierno de Fujimori en la década del noventa y les han permitido a los empleadores abstenerse de pagar puntualmente lo que deben a los trabajadores y beneficiarse con laudos arbitrales favorables a los empresarios, no cumpliéndolos, además, y esperando que los demanden o demandando para beneficiarse con el uso de ese dinero, y abarrotando de procesos al poder Judicial.

Ambos son proyectos concretos sobre lo que se debe hacer, sin nada de la fanfarronería de los discursos vacíos y demagógicos.

El FREPAP es una organización política de personas del pueblo, de trabajadores urbanos y campesinos que, sin alharaca, se están abriendo camino en la conciencia popular.

Yo les pido a mis amigos trabajadores e intelectuales que apoyen estos proyectos de ley, que los difundan y se unan para que se conviertan en leyes.

Cordialmente

Jorge Rendón Vásquez

Proyecto ley arbitraje negociaciones colectivas

Proyecto ley pago intereses por adeudos laborales

Un comentario

Por - Publicado el 04-06-2020

«La Gran Estafa» (LGE) fue obra principal de Eudocio Ravines. Tuvo otros libros como «América Latina: un continente en erupción», «La gran promesa», «Capitalismo o Comunismo», «El Rescate de Chile» y «El antimanifiesto comunista». Pero ninguno de estos trabajos tuvo la proyección o la influencia que tuvo LGE. De hecho, todos sus otros trabajos no son muy originales y más aún, son trabajos en que se repiten discursos trillados y guerrafriístas hasta versiones desinformativas amparadas por la CIA, notablemente la versión que Cuba castrista estaba complotando con Ecuador para desconocer el Protocolo de Río de Janeiro, aquí. Esa volada estuvo detrás del allanamiento y saqueo de la embajada de Cuba en Lima en 1961 y el rompimiento de relaciones del Perú pradista con Cuba, lo cual acabó con la iniciativa de expulsión de Cuba de la OEA), aquí. No hubo puntada sin hilo.

En este post trataremos de ver en conjunto cosas que se han venido virtiendo sobre Ravines y La Gran Estafa. Comenzaremos estableciendo que su principal libro fue hecho por gente de la CIA y señalaremos cómo mucho de lo que Ravines dijo es de cuestionable veracidad. Esto lo han dicho por separado varios investigadores sobre temas específicos señalados por Ravines. Aquí daremos paso a verlo más en su conjunto.

Desde luego que Stalin y el estalinismo cometieron atrocidades en Rusia y en España. El tono del presente post no es que Ravines mintió sobre un inmaculado comunismo realmente existente. Pero la precisión es importante. El estalinismo cometió atrocidades varias, pero Ravines no fue un observador ocular, un testigo directo, sino esencialmente un comunicador de un mensaje anticomunista.

Lo que sale en La Gran Estafa como un testimonio personal de alguien que estuvo en los altos círculos de poder comunista sería más bien una fabricación con fines de propaganda y de presentarlo como un insider. Ravines no era tan hábil, como que escribió su libro con ayudas y después no escribió nada de similar calibre, aunque siempre fue presentado como un «experto» en comunismo. Y tampoco tuvo tanto acceso a información de primera fuente sobre la jerarquía comunista.

I. El Camino de Yenán (y de Buckley y Hunt)

Ravines no escribió solo La Gran Estafa. Contó con la asistencia de un intelectual de algún peso y prosa como William F. Buckley, un intelectual anticomunista y conservador, quien trabajaba para la CIA reportando a Howard Hunt (My friend, E. Howard Hunt By William F. Buckley Jr March 4, 2007). Esa fue la primera asignación que le dieron a Buckley: supuestamente traducir el libro de Ravines. El detalle es que no se trató de traducir un libro ya publicado, o siquiera ya escrito, sino trabajar con Ravines sobre apuntes que devinieron en un libro que salió primero en inglés en 1951, con el título «The Yenan Way» (TYW). Al año siguiente recién salió LGE en México.

Buckley estaba definitivamente sobrecalificado para ser meramente un traductor. Y los indicios apuntan a que metió mano en el contenido del libro. La historiadora peruana Magdalena Chocano analiza las differencias entre TYW y LGE apuntando que en TYW se quitaron las secciones que detallan la infancia de Ravines en Cajamarca.1 Chocano abre dos posibilidades, que la traductora fuera la arqueologa Suzannah Vaillant, o «que Sue Vaillant fuera un pseudónimo utilizado por Buckley». Pues al parecer fue lo primero, como podemos ver aquí:

Si Vaillant recibió los créditos públicos por la traducción y era una persona real y no un pseudónimo, ¿cuál era la función de alguien como Buckley en trabajar con Ravines para escribir un libro?

Ese fue el primer trabajo de Buckley para la CIA bajo la supervisión de Howard Hunt. ¿Y quién era Hunt?

Hunt era un oficial de inteligencia de guerra en China, un vocero de postguerra para el Plan Marshall en París y un guionista de Hollywood. Warner Brothers le acababa de comprar su cuarta novela, «Bimini Run», un thriller ocurrido en el Caribe, cuando se metió a la CIA, en Abril de 1949.

A Hunt le asignaron a que entrene a los nuevos reclutas de la CIA en guerra política y psicológica, áreas en las que no tenía mucha experiencia, como la mayoría de sus colegas. Lo mandaron a la Ciudad de México, donde se convirtió en el jefe de la estación en 1950.2

Allí se dedicó a sembrar historias falsas de políticos para los que no había simpatía (izquierdistas)3

Luego lo tenemos en Guatemala montando la invasión y el golpe contra Arbenz que se ejecuta finalmente en 1954. El mismo cuenta sobre estos operativos en dos entrevistas en Slate, aquí y aquí. Ver también aquí.

Hunt era un adepto de la operaciones de propaganda y subversión y de realizar operaciones encubiertas. Como parte de su trabajo, repartió 100mil copias de un panfleto sobre la cronología del comunismo en Guatemala, produjo tres películas, produjo las emisiones de «La voz de la liberación» hechas en La Florida, EEUU, pero mostradas como si fueran transmisiones clandestinas en Guatemala, distribuyó fotografías trucadas de cuerpos mutilados de opositores a Arbenz.4

Hunt estuvo también metido en la fallida invasión de Bahía de Cochinos/Playa Girón en operativos de propaganda y luego en el caso Watergate.

En el libro American Spy: My Secret History in the CIA, Watergate and Beyond, By E. Howard Hunt, Greg Aunapu, Hunt cuenta cómo la OPC (Oficina de Coordinación de Política) de la CIA se dedicó a «subvertir encubiertamente la propaganda comunista en el mundo». Tenían un grupo que trabajaba en Hollywood, y se dedicaban a publicar libros de contenido anticomunista. Fue el caso de «Rebelión en la granja» de George Orwell, en el que además hicieron una película de dibujos animados, verla aquí (Wikipedia reporta también la intervención de la CIA en esta película, aquí). También rodaron 1984 de Orwell en 1956, aquí. En México, la CIA puso a trabajar al General Valentín González, alias «El Campesino» (a espaldas del FBI, que lo andaba buscando para que testifique en los EEUU contra las actividades comunistas. La CIA contactó con el en París y le sugirió que escriba sus memmorias. Hunt le asignó una «casa de seguridad» (safe house) en Cuernavaca donde le asignó a un escritor, Julián Gorkin, para que le cuente sus memorias y las escriba (el libro aquí). Hunt cuenta que la CIA no quiso que Gonzalez testificara en el congreso de los EEUU, pues eso disminuiría su credibilidad. Más importante era la propaganda que un testigo.

Hunt cuenta que «otro programa de libro similar adoptado por la OPC fue el caso de Eudocio Ravines». Según Hunt, Ravines se había desencantado del comunismo lo cual vino a la atención de la CIA, que lo contactó y mandó a vivir abajo un alias en México. Hunt consideró que era una gran oportunidad para Buckley y lo «asignó a que ayude a Ravines a concluir el libro».

En suma, estamos ante gente que sabe escribir historias y no tiene ningún problema en mentir haciendo pasar sus inventos como realidades para lograr un objetivo político. Así funciona la propaganda. Esos fueron quienes auspiciaron y trabajaron con Ravines en su principal libro.

Howard Hunt, además de jefe de estación de la CIA y especialista en operaciones de propaganda y desinformación, había sido un guionista y un novelista de Pulp Fictions.
Fuente de las imágenes, aquí y aquí.

II. No una, sino muchas grandes estafas

El libro de Ravines sale en inglés en 1951 con el nombre de «They Yenan Way» (TYW). Al año siguiente, 1952, sale en México «La Gran Estafa», aquí, que abreviaremos como LGE. En 1977 sale en Buenos Aires por Editorial Francisco de Aguirre lo que resulta ser una nueva edición, que abreviaremos como LGE2.

Magdalena Chocano en La Memoria Tránsfuga comenta sobre las versiones de TYW-LGE:

La primera edición encastellano se publicó en México en 1952 con el título de La gran estafa: la penetración del Kremlin en Iberoamérica (el pie de imprenta rezaba “Libros y Revistas”, nombre muy poco distintivo para una editorial) y de ahí enadelante se siguieron sucesivas ediciones por diversas editoriales del mundo hispanoamericano: en Santiago de Chile (Editorial del Pacífico) en 1954, y en Madrid (Antorcha) en 1953 y 1958, y en Buenos Aires en 1974 (edición ampliada). Asimismo se publicó en Miami una edición castellana en1961 con anotaciones sobre Cuba.

Mientras que la versión de 1952 de LGE y TYW presentan las diferencias referidas por Chocano, como ausencia de la infancia en Cajamarca y de precisión en las fechas de los acontecimientos, la edición de Buenos Aires de 1974, o de 1977 que es la que tengo en mi poder, presenta claras diferencias en el contenido a lo largo del libro. Hay secciones que estaban en la edición de 1952 que no están en la edición de 1977, y a su vez secciones que no estaban en 1952 que han sido añadidas. Esto ocurre notablemente con los pasajes sobre la guerra civil española.

III. Fact checking de «The Yenan Way»-«La Gran Estafa»

Lo que diga Ravines no puede tomarse a valor literal. El escritor Rafael Dummet bien señala en este post:

las versiones que Ravines ha dado sobre muchos de los hechos que relata deberían ser cuestionadas, confrontadas y debatidas, pues algunas de ellas han sido claramente inventadas (el episodio de su encuentro con Mao, por ejemplo).

Aquí hemos coleccionado siete episodios que tienen las de haber sido inventados. No cuadran. Y seguramente hay más.

1. ¿Ravines sobre Mella en 1927?
En todas las versiones de TYW-LGE Ravines se expresa positivamente del líder estudiantil cubano Julio Antonio Mella. Ravines cuenta que en la reunión de la Internacional Sindical Roja (Profintern) Vittorio Codovilla maniobró para que Mella no saliera electo representante de la Internacional Sindical Roja y así se pudiera quedar en Moscú salvándose de una muerte casi segura si regresaba a México.

Al respecto el historiador Manuel Caballero precisa que la reunión de la Internacional Sindical Roja (Profintern) se celebró en Moscú en Octubre de 1927 en coincidencia y celebración de los diez años de la revolución de octubre. Caballero señala que aunque no existe evidencia escrita de tal asamblea, en diciembre de 1927 se celebró una reunión de algunos latinoamericanos que pertenecían a la Profintern.

Caballero sostiene que [e]n cuanto a la lista de asistentes, las diversas fuentes son no sólo contradictorias, sino bastante descuidadas. Así, es casi imposible que Mella estuviera allí presente.

Manuel Caballero comenta que «Julio Antonio Mella fue a Moscú poco después del Congreso de Bruselas de la Liga Antimperialista (febrero 1927) y estuvo alló no más de mes y medio. Después de retornar de la URSS en la tercera semana de junio, 1927, Mella comenzó a escribir varios artículos para El Machete sobre sus impresiones..»5

Mella no pudo estar en Moscú en ni en octubre ni en diciembre de 1927. De hecho, las fuentes que eso sostienen se basan en Ravines.

En realidad, en TYW-LGE Ravines comenta que Portocarrero y Bazan le hablaron sobre «los acontecimientos que dieron lugar a la trágica muerte de Julio Antonio Mella». Es decir, Ravines no estuvo en la reunión de la Profintern. Escribió sobre algo que supuestamente le fue contado.

Ravines responsabiliza a Codovilla y al comunismo de la muerte de Mella. Y más aún, en la versión de LGE de 1977, LGE2, Ravines acentúa esta postura. Mientras que en el TWY-LGE Ravines sostiene que Mella fue asesinado por órdenes de Machado, y sólo responsabiliza a Codovilla por no haber protegido a Mella dejando que se quede en Moscú, en LGE2 asegura directamente que Mella fue asesinado por el italiano Vittorio Vitale por órdenes de Manuilsky. Sin embargo, no hay ningún sustento para tal afirmación. No queda claro por qué si Ravines estaba enterado de tal asesinato por su experiencia directa en Moscú, no lo dijo en 1951 y sí lo afirmó categóricamente en 1977.

2. ¿Ravines con Zinoviev en 1929?

Ravines llega a Moscú después de participar en el Congreso de la Liga Antimperialista que fue celebrado en Frankfurt del Main a fines de julio de 1929. Ravines cuenta que asiste a una reunió con dos funcionarios de la Internacional, Lossowsky y Droz, en la que se conversa sobre el nombre de Partido Socialista o Partido Comunista. Y de repente entra Zinoviev y se dirige a Ravines, conversa con él efusivamente y lo compromente a regresar al Perú a colaborar con Mariáetegui y fundar un partido comunista. Y Ravines asiente con seguridad.

Posteriormente Zinoviev lo invita a su casa de campo en las afueras de Moscú (su dacha) y allí se dispuso que la Internacional Comunista mandaría una carta abierta a los trabajadores peruanos explicándoles las tareas del momento y que la delegación latinoamericana allí presente viajaría a Crimea, el Mar de Azov, Bakú y la zona del Volga.

El tema es que para 1929 Zinoviev había caído en desgracia y ya no era parte de la Internacional, cuya presencia en esa organización terminó en 1926. Zinoviev estaba replegado y a lo más era tolerado. Años depspués sería expulsado del partido y ejecutado.

Es el historiador Adám Anderle quien anota con curiosidad el encuentro entre Ravines y Zinoviev narrado en LGE-TYW:

Llamamos la atención sobre lo siguiente: Ravines, que en 1929 estuvo en Moscú, dedica la mayor atención en sus memorias a Zinoviev, con el que se entrevistó varias veces. Lo que hace meditar es el hecho de que en aquel entonces Zinoviev no era ya dirigente de la Komintern, de manera que no era inevitablemente necesario que se entrevistara con él, Ravines, quien se encontraba en la Unión Soviética como invitado de la Internacional Comunista.

Comunistas y apristas en los años treinta en el Perú : (1930-1935)Anderle, Ádám. Acta Historica; Szeged Vol. 63, (Jul 1978): 43-103.

Anderle toma este encuentro como una posible influencia zinovievista-ultraizquierdista en Ravines, que explicaría la línea política del PCP al comienzo delos 1930s.6 No ahonda en que la versión de Eudocio Ravines de un encuentro con un Zinoviev caído en desgracia no es nada creíble pues si bien entonces aún fue tolerado en Partido Comunista, fue despojado de sus funciones en la Internacional Comunista.


Foto de Zinoviev tomada por la NKVD después de su arresto en 1934. Wikipedia.

3. ¿Ravines con Mao Zedong en 1934?

También se ha señalado ampliamente la falsedad de una conversación entre Ravines y Mao Zedong en que éste le explica cómo los comunistas deben instrumentar a elementos centristas y vacilantes para que funcionen bajo sus dictados. Este pasaje es crucial pues constituye la escena central y la tesis medular de la obra de Ravines, como la razón del título en inglés.

La falsedad de ese pasaje va porque no es posible que Mao haya coincidido en Moscú con Ravines a finales del año 1934, pues Mao se encontraba en las montañas comenzando lo que se llamaría La Gran Marcha. Tampoco sabía que ésta acabaría en Yenan (o Yan’An), como lo cuenta Ravines.

Magdalena Chocano aclara este punto:

El punto más problemático fue el relativo a los comunistas chinos en la URSS. Un tal John E. Reinecke escribió a la editorial Scribner’spara cuestionar el mismo título de The Yenan Way, pues ba¬sándose en un estudiode Edgar Snow, Red Star Over China (1938), concluía que Mao no podía haber estado en Moscú en otoño de 1934, como decía Ravines, y que para entonces la marcha sobre Yenan no había ocurrido todavía18. El profesor Robert C. North, de la Institución Hoover, respondió a Reinecke (con copia a Scribner’s) diciéndole que efectivamente la historia era muy compleja y que el testimonio de Ravines era difícil de sustentar con los datos conocidos hasta el momento y le recomendaba la lectura de su trabajo Kuomintang and Chinese Communist Elites . Finalmente, J. G. E. Hopkins agradeció al profesor North sus explicaciones, comentándole las dificultades deestablecer los hechos “porque los dos bandos en el campo chino eran [tan]fanáticos” y señalando que el título elegido por Ravines no había sido muy apropiado. Decía también que había recibido muchas cartas de “exaltados izquierdistas” desde la publicación del libro.

En TYW-LGE los supuestos dirigentes chinos cuentan las cosas hablando abiertamente de Yenán, que es donde acaba La Gran Marcha.

Pero hay un detalle más, contado por el propio Ravines. A él le presentan setenta dirigentes chinos traídos a Moscú para cimentar la autoridad de Mao. Nadie le dice que está hablando con Mao, Chuteh o Li-li siang. Ravines asegura que los reconoció por fotos vistas antes o después:

Los dirigentes superiores me fueron presentados con nombres que no eran los propios. Reconocí a Li-Li Siang, Mao-Tse Tung y a Chu, por las fotografías que había visto de ellos o que vi más tarde.

Reconocer a alguien por fotos vistas más tarde significa que habló con gente sin saber quién era. También es muy poco probable que hubiera visto fotos antes de esa supuesta reunión. Esos dirigentes chinos estaban en la clandestinidad, siendo perseguidos. No había medios de comunicación como ahora en que se vieran fotos de dirigentes comunistas. Si Ravines habló con algún dirigente chino que le contó el secreto de una táctica comunista para utilizar a sectores políticos centristas, ése no fue Mao Zedong. Tampoco suena a que lo que le contaron hubiera tenido la jerarquía de linea oficial partidaria, como para ponerla como centro de una táctica política mundial


El joven Mao: ¿En Moscú en 1934?

4. ¿Ravines con Durruti y Companys en 1937?

Este punto lo señala Manuel Prendes de la Universidad de Piura en «El dios que fracasó. Conversión (ideológica) y apostasía entre los intelectuales hispanoamericanos de la guerra civil española: Octavio Paz, Eudocio Ravines

Junto con el italiano Marcucci, Ravines fue el encargado de promover la paz con los anarquistas y con el POUM. Increíblemente, logró conocer y hacerse amigo de Buenaventura Durruti –recuérdese: estamos en mayo del ’37, y Durruti murió en Madrid el 20 de noviembre del año anterior–, y después de un despliegue prodigioso de destreza diplomática consiguió la buena disposición de los anarquistas para «entenderse con el Partido Comunista, [para] deponer la animosidad, [y para] colaborar unidos en la gran tarea de ganar la guerra».[En negrita por S.R.]

En LGE2 de 1977 Ravines omite dos secciones enteras ques sí están en LGE y TYW de 1951-2: «Rusia prueba sus Armas» y «Los dos polos del hombre». En cambio, introduce una nueva sección, llamada «El Comando Supremo de la Guerra». Los contenidos de las dos secciones omitidas y la sección añadida son muy diferentes.7

En LGE2 Ravines cuenta que está en Madrid y es enviado a Barcelona a lograr una alianza con los anarquistas. Ravines narra un diálogo que supuestamente tuvo con Buenaventura Durruti. La misión de Ravines era convencer a Durruti de que «abandonase Barcelona para ir a instalarse en el frente de Madrid». Ravines precisa: «Eso me fue comunicado como recomendación personal del camarada Stalin». Ravines refiere que logra el objetivo y recibe felicitaciones personales de Stalin. Posteriormente Durruti muere en el frente y Marcucci le replica: «¿Murió en el frente? No, hombre. Lo murieron en el frente que es bien distinto».

Ravines cuenta que viaja a Madrid toda la noche y en en esa ciudad se hospeda, «como siempre en el palacio de la Alianza de Intelectuales» (el Palacio de Zabálburu). Entonces entra en su habitación el President de la Generalitat Lluis Companys a confrontarlo y acusarlo directamente a él, Ravines por haberle tendido una trampa a Durruti: «vosotros, los gangsters comunistas, matáis a los héroes del pueblo por la espalda».

El único detalle está en que los hechos que narra Ravines supuestamente ocurren en 1937 y Durruti muere en noviembre de 1936, muy al inicio de la guerra civil española. Tampoco pasa una verificación mínima que hubiera sido Ravines quien convenciera a Durruti de ir combatir a Madrid.

Durruti no estaba tampoco inerte en Barcelona. Había formado la famosa Columna Durruti que se batió en Aragón. Luego es persuadido, pero no por Eudocio Ravines, sino la prominente líder anarquista Federica Montseny de parte del gobierno de apoyar la defensa de Madrid. Monseny era ministra de salud del gobierno republicano. En realidad, los primeros en pedir la presencia de Durruti en Madrid fueron militantes de la CNT. La idea era que la presencia de la legendaria Columna Durruti levantaría la moral a la resistencia a los franquistas en las puertas de Madrid. Esto lo cuentaAbel Paz en su libro Durruti in the Spanish Revolution. Está documentado que en Barcelona el Cónsul Soviético Ovssenko le pidió al ministro de defensa de la Generalitat que envíe refuerzos a Madrid. Y también que Durruti murió en combate en Ciudad Universitaria por el disparo de un francotirador franquista. Si algo se reveló en los últimos años sobre esta muerte fue que se trató de un accidente:

«Era media mañana del 19 de noviembre de 1936. En un momento de la discusión alzó el fusil y golpeó la culata contra el estribo de nuestro coche, sonó un tiro y cayó redondo al suelo, herido mortalmente». La bala le penetró por el pecho y le salió por la espalda. Durruti murió al poco tiempo en el hospital y la CNT trasladó su cuerpo en avión a Barcelona, donde se celebró un multitudinario funeral.

Por esto mismo, es totalmente inverosímil que el Presidente de la Generalitat irrumpa en la habitación de Ravines en Madrid a increparle por la muerte de Durruti. Companys presidía el gobierno catalán y su lugar era Barcelona. Durruti es inmediatamente trasladado en avión de Madrid a Barcelona, donde Companys participa de la ceremonio de homenaje.

En suma, lo que dice Ravines en esa sección añadida en 1977 no tiene sustento alguno.

La Columna Durruti 1937.Fuente de la imagen
Barcelona, 1936. Lluís Companys (con el puño) y Josep Terradelles en el entierro de Durruti. Fuente de la imagen.

5. ¿Ravines con Nin en 1937?

Otra narración inverosímil de Ravines añadida a LGE2, la edición de 1977, es que vio a Andreu Nin muerto y a su asesino, el mismo que habría matado al cubano Julio Antonio Mella, en Castellón de la Plana. Nin habría sido apresado en Barcelona y llevado a Alicante y de ahí a Castellón.

Cuando Marcucci llegó a Alicante, la celda donde habían encerrado a Nin estaba vacía. Vitale tampoco estaba: se había marchado a Castellón de la Plana. Partimos hacia allí.

Sobre una enorme plancha de mármol yacía Andrés Nin, acribillado a tiros. Vittorio Vitale reposaba tranquilamente en la jefatura de policía. Al vernos dijo, sin que le pidiéramos explicación:

– Yo soy comunista disciplinado; cumplo las órdenes de nuestro camarada Stalin.

Si bien hay también varias versiones sobre lo ocurrido con Nin la versión comúnmente aceptada es que murió en junio de 1937 torturado por la NKVD soviética en Alcalá de Henares, nunca en Alicante. Alguien que estuvo allí no puede confundir Alcalá con Alicante. Esta confusión Alcalá-Alicante (o Alacant) más bien suena a una información mal tipeada o mal ficcionada por alguien que no domina el castellano. Tampoco Nin fue muerto por un tiro por Vittorio Vitale, sino por efectos de la tortura por un agente soviético. Y si Ravines estuvo ahí no queda claro por qué no incluyó esta versión en 1951-2. Suena a que se enteró posteriormente de la muerte de Nin a manos de la NKVD y le interesaba vender que estuvo allí y lo vio.

Sobre Vittorio Vidali (no Vitale) y Tina Modotti en relación a Mella y Nin ver aquí y aquí.


Andreu Nin, revolucionario marxista, catalán e internacionalista, una víctima del estalinismo.

6. ¿Ravines y «la caída de Belchite» en 1937?
Ravines en LGE-TYW asegura que el mando comunista estaba muy descontento por la caída de Belchite a manos de los franquistas. La ciudad había construído defensas supuestamente inexpugnables dirigida por ingenieros soviéticos enviados por Stalin. El general franquista Queipo del Llano amenazó con destruir las fortificaciones, cosa que según Ravines ocurrió, llevando a la caída de la ciudad. Entonces, Líster y Codovilla acusaron a los comunistas defensores de la ciudad de cobardía y los fusilaron sumariamente. En una escena muy dramática, estos combatientes mueren estoicamente fusilados, cantando La Internacional y dando vivas al Partido Comunista. Este supuesto hecho llevó al enfrentamiento entre Marcucci y Codovilla quien le confesó a Ravines que había perdido su fe en el comunismo.

El tema es que en la realidad la ciudad de Belchite no estaba controlada por los republicanos, sino por los franquistas y más bien fueron éstos que intentaron defender la ciudad de la ofensiva republicana ocurrida en agosto y septiembre de 1937. Esta ofensiva no fue una derrota, sino que fue exitosa. Los republicanos se hicieron del control de la ciudad que fue totalmente destruída por los combates.

¿Es creíble que hubieran acusado a combatientes comunistas de cobardía por no haber «defendido» bien la ciudad o que las «defensas de la ciudad» no fueran inexpugnables?

Todos los hechos que cuenta sobre Belchite Ravines le son supuestamente narrados por Davide Maggioni, alias Marcucci. No son cosas que él presenció. Lo mismo ocurre con los supuestos debates entre Marcucci y los funcionarios comunistas como Codovilla. No es un testigo directo de lo ocurrido. Lo que escribe no tiene ningún sentido.

Aquí hay otra posibilidad, pues hubo una segunda batalla de Belchite en marzo de 1938, como parte de la ofensiva de Zaragoza en que el ejército franquista derrota a los republicanos y acaba por llegar al mar por el río Ebro, dividiendo la zona republicana en dos. Aquí, la historia habla, efectivamente, de defensas hechas por técnicos soviéticos que no resistieron a los bombardeos aéreos y de artillería de los franquistas y nazis, como de fusilamientos ordenados por Líster a quienes se replegaran en retirada. Sin embargo, igual hay una inconsistencia con la detallada historia narrada por Ravines.

Ravines cuenta que se marcha de España rumbo a Moscú en el invierno de 1938, es decir, en los primeros meses de 1938. Es decir, Ravines no podía haber estado en España después de la retoma de Belchite por los franquistas. Y peor aún: Davide Maggione, alias Aldo Marcucci se suicida en julio de 1937. ¿Cómo podía Marcucci confrontar a Codovilla por una batalla ocurrida en marzo de 1938? No puede ser. De hecho Marcucci ni siquiera se enteró de la batalla de Belchite en que triunfan los republicanos, pues ésta ocurrió a fines de agosto y comienzos de septiembre de 1937. De ninguna manera Marcucci hubiera podido confrontar a Codovilla, acusarlo de la debacle de Belchite y contarle a Ravines sobre fusilamientos de comunistas después de ninguna batalla de Belchite. Ravines no pudo ser testigo directo de lo ocurrido en España en 1938.

Ravines cuenta que después de la batalla de Belchite él con su esposa se traslada de Valencia a Barcelona una vez que el gobierno republicado decide el traslado de la capital de la primera a la segunda ciudad. Esto históricamente ocurre en octubre de 1937. En Barcelona, Ravines le pide Codovilla que su esposa viaje con él o que ésta se vaya de España. Codovilla rechaza ese pedido. Luego Ravines cuenta que vuela de Barcelona a Toulouse, Francia, y de ahí se dirige a Moscú. Deja a su esposa embarazada en Barcelona. Para marzo de 1938 en que ocurre «la tercera purga» en que son juzgados Bujarin y otros bolcheviques, la cual también narra con ciertos detalles, Ravines ya está buen tiempo en Moscú (Ravines asegura haber presenciado ese juicio). Si estuvo en Moscú en marzo de 1938 en que ocurrieron estos juicios, de ninguna manera podría haber estado en España para de la retoma de Belchite por los franquistas que ocurrió en marzo de 1938. Ravines se reencuentra con su esposa a punto de dar a luz en París, lo cual debió ocurrir a mediados de 1938. De ahí parte a Buenos Aires de ahí a Santiago de Chile.

Otro detalle adicional es que Ravines afirma que Codovilla debate con Marcucci después de la «caída de Belchite». Como vimos, este pueblo fue retomado por los franquistas en marzo de 1938. El detalle es que Codovilla sale de España definitivamente en noviembre de 1937, Niall Binns, Argentina y la guerra civil española. La voz de los intelectuales. El italiano Palmiro Togliatti eleva un informe muy negativo sobre Codovilla a Moscú, como lo cuenta Augusto Piemonte aquí y se puede ver en los cables desvelados de la Internacional Comunista. Ese informe determina que Moscú retire a Codovilla de España.

Es decir, ni Codovilla ni Maggioni podían haber debatido (ni Ravines haber presenciado o recibido ninguna información directa) sobre la caída de Belchite ocurrida en marzo de 1938 porque ninguno de ellos estuvo en España para entonces. Codovilla no pudo estar presente ordenando u ordenando fusilar a combatientes que defendieron Belchite en marzo de 1938. Ese debate fue inventado.

(Por lo mismo, Codovilla no pudo estar en diciembre de 1937 en Barcelona hablando con Ravines. Si la conversación que Ravines cuenta ocurrió en realidad, tuvo que ser en noviembre de 1937 o antes.).

La batalla de Belchite ocurrió en agosto y septiembre de 1937. Fue una victoria republicana, fuente de la imagen.

7. ¿Ravines con Maggioni en 1937?

En TYW-LGE Ravines narra con mucho detalle la decepción y el suicidio de Aldo Marcucci, cuyo nombre real era Davide Maggioni. Según Ravines, Marcucci se suicida desmoralizado y horrorizado por las atrocidades cometidas por los comunistas en la guerra civil española. Es su palabra y palabra copiosa, pues da lujo de detalles sobre una conversación muy personal en que Marcucci le suelta toda su decepción y cuestiona las políticas de colectivización, los cierres de mercados, el verticalismo, su denuncia ante Codovilla que las defensas soviéticas no servían. Incluso Marcucci recuerda la frase de Bolívar «he arado en el mar». La relación con Marcucci se pinta tan personal y entrañable que se lee muy verosímil. Al final Marcucci le habría dicho, después de presenciar y referirle los supuestos fusilamientos a los supuestos defensores de Belchite: «esto está perdido, mi viejo…nos han estafado y … no tiene remedio». Luego Marcucci se suicidaría de un balazo casi en las narices de Ravines, quien habría entrado al lugar del suicidio y habría visto y tocado a Marcucci muerto.

El punto aquí es que esta versión de Ravines pasó prácticamente desapercibida en Italia, tierra natal de Maggioni. En ese país más bien se maneja una versión muy diferente: Maggioni estaba casado con Elena Lebedeva, una bella mujer rusa, también comunista y también dedicada a apoyar a los republicanos españoles. Entre tantas correrías esta pareja decidió tener una «relación abierta» o, como lo dicen en italiano, «cornificarse mutuamente». Al parecer a la bella Elena este arreglo implicó mucho más parejas que a Davide, quien acabó confrontándola y separándose de ella. Entre los amantes de Elena estuvieron pilotos soviéticos y funcionarios españoles, pero también y muy notoriamente el máximo líder del Partido Comunista Italiano, Palmiro Togliatti, alias Ercoli, quien habría establecido este romance ya en Moscú, antes de su llegada a España. Y la razón del suicidio de Davide Maggioni sugerida por fuentes italianas fue más bien la decepción amorosa y la humillación que sintió por su relación con Elena. En estas fuentes Maggioni es pintado en forma muy diferente a cómo lo pinta Ravines: esposo de Elena, «un comunista utópico, primitivo» que «nos ama a los dos»[A Togliatti y a Lebedeva].Frágil, borracho, mujeriego, mitómano, reconoce el halo de»Capo» de Togliatti.

Esto puede verse en dos fuentes, esta biografía de Palmiro Togliatti por Algo Agosti 8 y en un libro de Gino Longo, hijo del líder histórico el comunismo italitano Luigi Longo quien dirigió a milicianos internacionales en la guerra civil española9

Otro pedazo de información que socava la versión de Eudocio Ravines en TYW-LGE es la aportada por Olga Ulianova, quien establece que Ravines tuvo mucho mejor jerarquía como enviado de la Internacional Comunista en Chile de la que se le atribuye (en parte porque así lo vende Ravines). Quien encabezó esa delegación no fue Ravines, sino Maggioni. Pero lo más importante en este punto es que Maggioni hizo un informe detallado y muy negativo sobre las actividades de Ravines en Chile, recogiendo las quejas de los comunistas chilenos por el maltrato al que los sometía: «sus métodos de trabajo y su carácter son muy malos y merecen reproche»10 (Comunistas como Luis Corvalán y Jorge del Prado, chileno y peruano, respectivamente, siempre minimizaron el papel de Ravines tanto en Chile como en el Perú.)

La información de Ulianova no sólo reposiciona a Ravines y lo hace menos prominente en la jerarquía comunista, sino que el informe negativo de Maggioni sobre Ravines hace inverosímil que Maggioni le hiciera tales confesiones políticas. Más aún, en TYW-LGE no sale para nada la decepción personal de Maggioni, ni Elena Lebedova sale mencionada por ningún lado. Una omisión importante. Ravines simplemente no habría estado al tanto de lo que pasaba con Maggioni. De hecho Maggioni, al haber muerto en julio de 1937, era una víctima perfecta para cualquier tergiversación. De ninguna manera pudo Maggioni decepcionarse por «la caída de Belchite», pues la batalla de Belchite ocurrió después de su muerte, en septiembre de 1937, y fue una victoria republicana y luego la caída de Belchite sí ocurrió, pero en marzo de 1938, cuando Ravines ya no estaba en España sino en Moscú.

Esta información más bien establece motivo, como se habla en criminología: Ravines le tendría ojeriza a Maggioni por haber elevado un informe que contribuiría crucialmente a su expulsión posterior del Partido Comunista. Gracias en parte a ese informe, Codovilla llegaría a Chile años después y pediría de frente su cabeza, un hecho evidentemente traumático y marcador para Eudocio Ravines.


Palmiro Togliatti (Ercoli) en España, con Dolores Ibarruri y José Díaz

IV. Conclusión
Tenemos un libro auspiciado por la CIA, con Ravines trabajando en colaboración con William F. Buckley, bajo el mando de un especialista en desinformación y operaciones psicológicas, con novelitas escritas , como Howard Hunt. Un libro hecho en forma, como dicen en Argentina, desprolija, con muchas inexactitudes y momentos nada creíbles, que no sólo no son corroborados por otras fuentes, sino claramente refutados. Este sería el dos más dos que nos tendría que llevar a decir «cuatro», es decir, llegar a la conclusión que estamos ante versiones que no son fidedignas, creadas con fines de propaganda política y de establecer a Ravines como un «experto» que da un testimonio «desde dentro».

Epilogo: Lo siguiente es más conocido. A Ravines lo tenemos en varios eventos de la CIA, como anotaciones al informe secretode Jrushov al XX Congreso del PCUS, piezado por la CIA y publicado en castellano en 1956, aquí. TYW fue una fuente usada por el macartismo, es decir por el Comité de Actividades Antiamericanas de la Casa de Representantes (HUAC). Tenemos este reporte de mayo de 1956, con TYW de Ravines como fuente primaria. Sirvió también para construir un discurso sobre el avance del comunismo en Guatemala como algo externo antes que internoy justificar la intervención de los EEUU en ese país como en toda América Latina, ver aquí.

Ravines a partir de TYW pasa a integrar los círculos intelectuales macartistas de los EEUU y a escribir junto a figuras como Ludwig von Mises en The Freeman, por ejemplo aquí. Para Ravines el libro que escribió con Buckley y Hunt fue su gran tarjeta de presentación intelectual. Para Buckley y Hunt fue un gran éxito también: no hubieran podido difundir una idea-fuerza sobre el comunismo sin alguien que hubiera estado allí dentro, al menos alguito.


Tenemos también a Ravines de informante de la CIA sobre la junta de Pérez Godoy en 1962.
Informe de Ravines para la CIA, más en este post


Ravines con Prado: miren la expresión de cada personaje

  1. CHOCANO, M. G.(2004). La memoria tránsfuga: mediaciones estéticas y guerra fría en el testimonio de Eudocio Ravines. Hueso húmero. Volumen: 45. (pp. 38 – 64). []
  2. He worked as a wartime intelligence officer in China, a postwar spokesman for the Marshall Plan in Paris and a screenwriter in Hollywood. Warner Brothers had just bought his fourth novel, “Bimini Run,” a thriller set in the Caribbean, when he joined the fledgling C.I.A. in April 1949.

    Mr. Hunt was immediately assigned to train C.I.A. recruits in political and psychological warfare, fields in which he was a rank amateur, like most of his colleagues. He moved to Mexico City, where he became chief of station in 1950. He brought along another rookie C.I.A. officer, William F. Buckley Jr., later a prominent conservative author and publisher, who became godfather and guardian to the four children of Mr. Hunt and his wife, the former Dorothy L. Wetzel.
    E. Howard Hunt, Agent Who Organized Botched Watergate Break-In, Dies at 88, By Tim Weiner, New York Times Jan. 24, 2007

    []

  3. «As the CIA station chief in Mexico City, he planted false newspaper stories about politicians who were out of favor.»
    Washington Post, 2007.

    En sus memorias Hunt cuenta que fabricó una historia sobre un político mexicano izquierdista que viajó a Beijing. En ausenci, en México, hizo hacer un periódico en chino en que el político se expresaba mal de los campesinos mexicanos. Lo hizo traducir al castellano y lo repartió a los medios. Cuando el político regresó a México dijo que todo era un montaje. Pero ahí Hunt hizo trabajar a los expertos de la CIA para que corroboraran la autenticidad de periódico). []

  4. Adept at psych ops (propaganda and subversion) and running «black flights» (covert operations), he also played a role in the Bay of Pigs: He was responsible for propaganda operations and the organization of a post-Castro government. Such exploits and excesses led to the scaling back of the CIA’s prerogatives following hearings by the Church Committee in 1976.

    The CIA propaganda campaign included the distribution of 100,000 copies of a pamphlet entitled Chronology of Communism in Guatemala. They also produced three films on Guatemala for showing free in cinemas. David Atlee Phillips, along with Hunt, was responsible for running the CIA’s Voice of Liberation radio station. Faked photographs were distributed that claimed to show the mutilated bodies of opponents of Arbenz. William (Rip) Robertson was also involved in the campaign against Arbenz.
    Aquí.

    []

  5. Ver: La Internacional Comunista y la revolucioń latinoamericana, 1919- 1943. Manuel Caballero []
  6. Anderle sugiere que la política sectaria del PCP y el «clase contra clase» sería más bien una desviación colada al comunismo de entonces, antes que la línea oficial:

    Estos estrechos contactos, mantenidos en Moscú, son tanto más interesantes cuanto que en la práctica política e ideas de Ravines podemos descubrir mucha similitud con las de Zinoviev (el descuido de las relaciones con los campesinos, el rechazo de las negociaciones y pactos con los diferentes partidos, la negación de la táctica del frente único, el apremio doctrinario de la toma del poder, etc.).

    []

  7. En LGE Ravines está en Valencia y es llamado a través de Marcucci (Davide Maggioni) a que se apersone al Comité Central en Madrid a hablar con Pierre (pseudónimo de un funcionario comunista ruso) sobre temas latinoamericanos con : su discrepancia con Haya de la Torre y el Frente Popular en Chile. El ruso no entendía por qué si los comunistas hacían un Frente Popular con Socialistas y Radicales en Chile, no lo podían hacer en el Perú con los apristas. Según Ravines mientras «el radicalismo chileno es orgánica e historicamente un fuerza democrática», el Apra tiene rasgos típicos del fascismo. Ravines añadió que «el aprismo emplea métodos terroristas en su actividad política: los radicales chilenos no, nunca». Al final de esta reunión Pierre envía a Ravines a Valencia. Un chofer lo está esperando en un auto y se lo lleva a esa ciudad. Allí Ravines revisa los discursos sobre el 12 de octubre, «la fiesta de la raza» y expresa su malestar porque se presenta a Cortés, Pizarro, Valdivia y Almagro como «una gavilla de asesinos». Esto para Ravines es un insulto a los latinoamericanos. (Sobre este punto, omitido en LGE2, comentaremos en un futuro post). []
  8. Another woman in Togliatti’s life gained an increasing prominence, Elena Lebedeva – a young secretary in the Comintern apparatus married to the Italian communist Davide Maggioni. Gianni Corbi, who has pieced together with sensitivity this story, wrote that it ‘had not been, according to witnesses, a simple and banal “affair”, but on the contrary a long and profound emotional relationship in which Togliatti acted as the shining Pygmalion to Lebedeva’s Galatea. An intense bond, discreet but not to the extent of being concealed from the small family circle of the Comintern and the Italian immigration’. It is not known when the affair ended. We can speculate that if it lasted it was given a serious blow by Maggioni’s suicide in Spain in July 1937. Elena was there and Togliatti had also arrived around that time.

    []

  9. Scoppiò la guerra civile spagnola, e sia i Longo sia la coppia «di larghe vedute» andarono a combattere nella penisola iberica, con i repubblicani. Luigi Longo vi divenne ispettore generale delle Brigate internazionali, cioè responsabile politico di circa 50mila miliziani di 52 Paesi che facevano pratica di lotta armata, e di terrorismo di massa.
    Nel ’37, la tragedia. Davide Maggioni ebbe un accesso di gelosia verso Elena, che faceva l’interprete, ma soprattutto la sgualdrina, racconta Longo junior, dedicandosi «a biondi piloti russi, galanti ufficiali di collegamento spagnoli, compagni delle brigate e probabilmente anche qualche politico». Tra i coniugi scoppiò un litigio. Lui alzò le mani contro di lei, e lei lo abbandonò. Maggioni, disperato, si rivolse a Longo, scongiurandolo di far intervenire Teresa Noce per riportare la pace. Ma l’intervento per ragioni di forza maggiore non fu tempestivo, e Davide si uccise sparandosi un colpo di pistola.
    , en Donne, intrighi e potere La storia segreta del Pci

    A Mosca e poi in Spagna, dove Palmiro (ora ribattezzato «Alfredo») ed Elena si trovano nel 1937 con i rispettivi coniugi, quell’ amore si risolve in una clandestinità al quadrato. Per Togliatti, di gran lunga il più esposto, la situazione è tormentosa. I motivi di paura sono inesauribili. Timore d’ essere scoperto dai familiari e dai compagni. Sensazione d’ essere spiato. Nelle stanze del Comintern devono nascondersi dei microfoni. Nell’ universo staliniano, che avvolge la coppia, tutti accusano tutti. La diffidenza ottunde le menti. Una minaccia occulta è l’ atteggiamento del marito di Elena, «un utopista, un comunista primitivo» che «vuole bene ad entrambi». Fragile, ubriacone, donnaiolo, mitomane, riconosce a Togliatti l’ aureola del «Capo». Lo venera e ne è geloso. Che un personaggio simile assolva incarichi di controspionaggio è un ulteriore dettaglio d’ un quadro assurdo: è forse proprio lui a supporre (e a rivelare a qualche confidente) che Togliatti figuri nell’ interminabile «lista degli indagati» dalla Nkvd, la polizia staliniana. All’ irruzione del marito tradito in una villa che gli amanti hanno scelto per darsi convegno, segue una scena drammatica fra i due coniugi. Poco dopo, Davide si suicida. Siamo in Spagna, nel luglio del ‘ 37.
    Il Palmiro innamorato e la bella Elena

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  10. Mientras tanto, el trabajo de Ravines es evaluado en Moscú en un informe sobre la política de cuadros preparado por Marcucci, dirigente comunista italiano, quien según Ravines formó parte de la “delegación” en 1935. Ahora, como funcionario del Secretariado Latinoamericano en Moscú Marcucci pasa revista a los “cuadros” de los partidos en la región. El documento elaborado en el Secretariado Latinoamericano, se conservó en el archivo de Dimitrov. En uno de los puntos del largo acápite dedicado a Chile, Marcucci señala: “En Chile desde hace mucho trabaja el compañero Montero (dirigente del partido peruano) en calidad del instructor del Buró Sudamericano de la IC. Aunque se trata de un compañero inteligente y capaz, sus métodos de trabajo y su carácter son muy malos y merecen reproche. El sustituye prácticamente a la dirección del partido y dirige con los métodos de mando. Trata muy mal a los cuadros obreros en la dirección del partido calificándolos en las reuniones de “tontos”, “mentirosos”, “flojos”, etc. El solo decidía sobre el trabajo de los compañeros de la dirección. Como ya señalé, mandó a una provincia lejana a un secretario del partido. El es el único quien nos escribe y nos informa sobre los problemas del partido y la vida política del país, y no lo hace en forma colectiva en nombre de la dirección. Ya se le escribió en el sentido de que no se entrometiera más en los asuntos de la dirección del partido chileno, pero unos días atrás hemos recibido una carta de la que se ve que él sigue actuando de la misma manera. El ayuda al partido en plantear de manera partidista ciertos problemas políticos, pero provoca un gran descontento con los malos métodos de trabajo. Los compañeros chilenos, delegados del VII Congreso, plantearon esta cuestión ante la IC”.

    Olga Ulianova. DEVELANDO UN MITO: EMISARIOS DE LA INTERNACIONAL COMUNISTA EN CHILE

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Por - Publicado el 08-02-2020

Pitufos, pigmeos, enanos, se ha dicho de las agrupaciones políticas luego de las recientes elecciones congresales. Pues bien, esto no es nada nuevo. Ya había ocurrido en las elecciones de 2016.

En el 2016 sólo una agrupación obtuvo votación de más de 10& de los electores hábiles, sólo dos obtuvieron dos dígitos como porcentaje del voto emitido, y sólo tres obtuvieron dos dígitos como porcentaje del voto válido. Todas las demás agrupaciones obtuvieron menos del 10% de los votos.

En el 2020 sólo una organización obtiene dos dígitos del voto válido; ninguna agrupación logra dos dígitos del voto emitido y menos del voto posible. Es decir, en el 2020 se pronuncia un fenómeno que ya había ocurrido en el 2016, pero al que posiblemente se le prestó menos atención por la traducción del voto fujimorista en muchos más escaños que su fuerza porcentual.

En el 2016 aparte del fujimorismo, todos los otros partidos eran débiles. Hoy el fujimorismo también lo es y todos son débiles.

 
Figura 1. Elecciones congresales 2016 y 2010

En el 2016 sólo seis organizaciones lograron entrar al congreso. De ellas PPK desaparece del mapa (es difícil atribuirle continuidades en el PM o en el partido en que se metió Sheput), Fuerza Popular se derrumba y Acción Popular va al alza.
Si se mira, adicionalmente, a las agrupaciones que se presentaron en estas dos elecciones se aprecian cosas interesantes.


Figura 2. Votacion comparada

El Frente Amplio se presentó en 2016 en realidad como una alianza electoral. De ahí salió Nuevo Perú que hizo su propia bancada. Si se compara la votación del FA en 2016 con la suma del FA y JP en 2020, no se aprecia una variación mayor de un punto porcentual. Su intención de voto, bajo cualquier número, pues mas o menos se mantiene.

Algo similar ocurre con Alianza Popular, en 2016, que fue la alianza entre el Apra y el PPC. Si se compara la votación de esa alianza con la de estos dos partidos en 2020, la cifra va por ahí, bajo cualquier métrica.

Por su parte, Democracia Directa, que no pasó la valla entonces ni recientemente, mantiene votación, absoluta y relativa.

Los números son pequeños, pero permiten discernir continuidades, bolsones de aceptación.

Aquí hubo dos partidos que reventaron: el fujimorismo que ha dejado ir un 15% de los votos posibles y 18% de los votos emitidos y PPK que ha dejado ir 9% de los votos posibles y 11% de los votos emitidos. En suma un 24% de los votos posibles y un 29% de los votos emitidos. Acción Popular sólo se ha llevado a lo más 4% de los votos emitidos y 2.5% de los votos posibles. El grueso de la explosión de estos dos partidos, principalmente el fujimorismo que demostró tener más continuidad, ha ido por pedacitos a agrupaciones que no tenían presencia en el 2016, como el FREPAP, PM, UPP, PP y Somos Perú.

Es muy prematuro saber si la explosión del fujimorismo es un fenómeno transitorio, si se recupera, o permanente, si el fujimorismo ya fue. Como en un año hay elecciones regulares y ha habido un trasvase disperso, salpicaduras con ventilador, esta explosión tiene las de ser algo transitorio. A veces los partidos ceden terreno, pero luego vuelve con fuerza a batallas más decisivas. Ocurrió con Acción Popular que se abstuvo de participara en las elecciones a la constituyente de 1978 y luego ganó las elecciones de 1980. O con Ollanta Humala que se abastuvo de participara en las elecciones regionales de 2010 y luego ganó las elecciones nacionales y congresales de 2011.

En conclusión, los partidos “enanos” no son de ahora. Estuvieron ahí todo el tiempo, tan “enanos” antes como ahora. Acción Popular, la supuesta excepción al enanismo sólo ha crecido moderadamente. Ocurre que ahora hay más “enanos” porque dos “gigantes” se han derrumbado y han generado mayor dispersión. De alguna manera, eso era lo que se quería: debilitar al fujimorismo. Cual el aprendiz de brujo que destroza la escoba mágica que trae baldes de agua, ahora se tienen varias escobitas que cargan muchos baldes de agua como antes lo hacía la escoba grande.

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Por - Publicado el 07-12-2019

Por Jorge Rendón Vásquez

Esopo fue un gran moralista que quiso corregir a los pueblos por donde pasaba, unos 600 años antes de C.

Esopo sabía que si recriminaba a los corruptos, hombres muy ricos y de mucho poder, con un discurso indignado, lo habrían lapidado en el acto y sin proceso judicial, como él que incoaran más tarde contra Sócrates a quien condenaron a muerte por haber hecho algo similar, ordenándole beber un vaso de infusión de cicuta, con el cual, sin embargo, él brindó, mirando optimista a la posteridad.

Esopo inventó un procedimiento de crítica disimulado y que podía hacer reír a sus oyentes. Hizo hablar a los animales. Luego otros compilaron sus fábulas y las difundieron. Esopo no se salvó, sin embargo, de su osadía. Las autoridades y la poblada de Delfos lo mataron, desbarrancándolo, cuando decidió devolverle al rey Creso una parte de las ofrendas que le había encargado repartiera entre los habitantes de ese santuario, porque quizás pensó que no las merecían.

Una de las fábulas más comentadas de Esopo es la de la cigarra y la hormiga. Es el relato de una cigarra que pasó el verano cantando, mientras la hormiga se mataba acopiando alimento para el invierno, que en Europa es muy duro, porque la nieve lo cubre todo. Cuando llegó el invierno, y la cigarra le pidió a la hormiga que la ayudara, esta le respondió que si en lugar de cantar hubiese trabajado como ella no hubiera tenido ese problema. Esa cigarra murió, pero no sus larvas que en el próximo verano se metamorfosearon en cigarras y, por supuesto, se dedicaron también al canto.

La llamada izquierda de nuestro país parece ajustarse a ese patrón de comportamiento.

El congreso de la República podría ser el teatro donde cantan las cigarras, distribuidas en varios coros. Durante el verano legislativo lo pasaron muy bien, divirtiéndose. Afuera sus conmilitantes y émulos se entregaron también al canto y la bohemia. Cuando llegó el momento de las inscripciones de las candidaturas para el próximo período legislativo, el corto que viene, se encontraron con que no tenían partidos inscritos para competir de nuevo.

Otros laboriosos conjuntos de hormigas aventureras habían trabajado juntando firmas para inscribirse.

Y, ya que tratamos de los parlamentarios de la llamada izquierda, se podría preguntarles si hicieron algo por sus comitentes, quienes los eligieron, y en qué se diferenciaron objetivamente de sus colegas fujiapristas y otros similares. Nunca rindieron cuentas de su gestión.

¿Hubo alguna diferencia de importancia entre los veinte parlamentarios elegidos en 2016 en la lista del Frente Amplio formado por el exsacerdote Marcos Arana que hubiera justificado la división por mitades? Lo que se supo es que los diez disidentes querían quitarle deslealmente el partido a aquel. Unos y otros han dejado la impresión, no de que el cargo les quedara grande, porque lo mismo sucedió con los demás parlamentarios, representantes subdesarrollados de un país subdesarrollado, sino que desconocían las necesidades de la población, los graves problemas de los servicios públicos y de la organización del Estado, y ni qué hablar de la economía; y no sólo eso, les fue indiferente la suerte de la población, de los electores que habían votado por ellos.

Recuerdo dos experiencias:

Unos meses después de haber sido electo, el representante Justiniano Apaza convocó a una reunión de dirigentes sindicales en uno de los locales del congreso, aconsejado por alguno de sus asesores. Asistieron unos trescientos dirigentes. Quienes tomaron la palabra se quejaron de toda clase de abusos en los centros de trabajo ante ese representante en quien vieron en ese momento una suerte de mesías milagroso que los escuchaba. Tres horas después se acabó la reunión y nunca sucedió nada más. La reunión sólo había tenido como fin darle un baño de popularidad a ese congresista.

En octubre de 2016, tuve que hacerme operar en un hospital público, en vista de que ESSALUD no me atendía con la prontitud que mi caso requería. Como no era del Sistema Integral de Salud corrieron a mi cargo los gastos en material quirúrgico y medicinas. Esta experiencia me hizo pensar. No era justo. ESSALUD, que me hacía descontar todos los meses la cotización del seguro de salud, no pagaba ni un centavo por estos servicios que le costaron al Ministerio de Salud y a mí. Revisé la Constitución y me fijé en el artículo 11º: “El Estado garantiza el libre acceso a prestaciones de salud”. Estaba claro: los asegurados tenemos derecho a ser atendidos por los servicios de nuestra elección y, por lo tanto, ESSALUD, que nos asegura y descuenta la cotización, está obligado a pagar el costo de la atención. Entonces, redacté un proyecto de ley en el cual se establecía que el asegurado de ESSALUD tiene derecho de hacerse atender por los centros del Ministerio de Salud y otros, y que ESSALUD se halla obligado a pagar directamente a estos los servicios prestados al costo de los mismos en sus centros asistenciales. Un amigo sindicalista me indicó que el congresista aparente para presentar este proyecto era uno de izquierda cuyos datos me dio. El congresista, de apellido Zevallos, resultó pertenecer al Frente Amplio. Me recibió con cierta curiosidad y me escuchó desganado. Finalmente me dijo que presentaría el proyecto, pero que antes conversase con su asesor. Este me atendió unos días después. Era un médico aficionado a la política, transeúnte por varios grupos de izquierda. Me escuchó también y, cuando concluí, me derramó un discurso de lugares comunes sobre la salud que me hicieron colegir que mi proyecto se quedaría allí. Y así fue. El congresista nunca lo presentó. Después me informé que era un médico de ESSALUD de Piura que, como muchos de sus colegas, estiman que el dinero de este seguro debe aplicarse exclusivamente a remunerar al personal de esta entidad, sin que importe que cumpla o no el rol por el cual existe.

Los ciudadanos tenemos el derecho de preguntarnos si esta clase de congresistas sirven para algo, y si se justifica que perciban más de 26,000 soles de sueldo mensual, aparte de otras sumas y ventajas.

Luego del desastroso período legislativo que el Presidente Vizcarra tuvo que clausurar, cerrando el Congreso de la República, el panorama de la política nacional aparece como una escenografía de muertos vivientes.

Según los opinólogos al servicio del poder empresarial, este panorama se divide en derecha, centro e izquierda.

A la derecha se arrastran los restos de los partidos políticos tradicionales y los conjuntos de aventureros, desprestigiados y sin programas, a la espera del financiamiento del poder empresarial. Este poder, el único realmente axial en la economía y la política, los observa desde sus reductos privados, calculando cuanto le costara cada uno de ellos para continuar en el control del gobierno. Si se examina la historia nacional se constata que el poder empresarial nunca tuvo contrariedades de importancia, salvo durante los siete años del gobierno de Velasco Alvarado, cuando, si bien este no lo atacó frontalmente, lo obligó a compartir una parte de la riqueza con los trabajadores y la población. Tampoco ahora, por lo tanto, se siente importunado. Seguirá con su técnica: del tráfago de la corrupción y la politiquería tradicional y aventurera tomará los personajes que le hagan falta. Lo vemos todos los días en las pantallas de televisión y en los periódicos donde fujimoristas, apristas, acciopopulistas, pepecistas, y aventureros, procesados o libres, reciben sitios sin límites de espacio y tiempo.

En el centro han sido colocados ciertos personajes viejos y nuevos.

Y, a la izquierda, han ubicado a dos grupos: el que categorizan como izquierda presentable, varios con inscripción electoral y dos con sus líderes condenados a prisión, que son, en realidad, opciones de centro, con los que el poder empresarial cuenta para recoger los votos descontentos por la corrupción y la desigualdad cada vez más insoportable; y la izquierda de los réprobos, los que, para felicidad del poder empresarial, están dominados por los genes de la división y el caudillismo, son diminutos, no tienen partidos inscritos y, por lo tanto, no constituyen una amenaza.

Es obvio de que nada va a cambiar en el Perú hasta las elecciones de enero. Tampoco habrá algún cambio de importancia hasta las elecciones del año 2020. El congreso de la República se llenará otra vez de políticos inútiles, algunos nuevos, por el voto de una población electoral alienada por los medios de comunicación.

Ante esta perspectiva, votar por la llamada izquierda (¿cuál?) sería apoyar el mal menor, pero mal al fin de cuentas.

La conclusión que se abre paso es que toda la situación del Perú, su estructura y superestructuras, y sus necesidades requieren un análisis de fondo, ideológico, del que luego partan los proyectos de cambio por sectores e instituciones del Estado. Y eso puede llevar tiempo. Quienes así lo entiendan deberían aplicarse ya a esta tarea fundamental.

(6/12/2019)

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Por - Publicado el 22-11-2019

Por Jorge Rendón Vásquez

La quinta edición de mi libro Legislación Laboral (agosto de 2017) está casi agotada. Y, como dice el poema La canción del pirata de José de Espronceda:

Viento en popa, a toda vela,
no corta el mar, sino vuela
un velero bergantín.
Bajel pirata que llaman,
por su bravura, el Temido,
en todo mar conocido
del uno al otro confín.

Esta evocación bien merece dos acotaciones: 1) mi libro no es un pirata al uso, con la significación de este vocablo en el diccionario; es más bien un corsario justiciero por cuenta de la emoción social; y 2) es un bajel temido por sus adversarios en el proceloso mar de las relaciones laborales.

La primera edición, de 1974, fue acompañada por la fortuna de una venta rápida; llenaba un vacío editorial y, como un poderoso haz de luz, desvanecía las tinieblas del desconocimiento de esta legislación por sus propios beneficiarios. Las ediciones siguientes, actualizadas, renovaron el consejo subliminal a los trabajadores de que emprendieran el esfuerzo de conocerla. Sólo algunos lo escucharon. De todos modos, el libro continuó abriéndose paso entre los profesionales y estudiantes de derecho hasta agotar cuatro ediciones.

En 2016 asistí a dos reuniones de dirigentes sindicales, la mayoría jóvenes. Se advertía que sin el conocimiento de las normas laborales su abnegación y lucha estaban destinadas a la ineficacia. Me decidí entonces a preparar la siguiente edición de Legislación Laboral y entregarla al precio de costo, sobradamente al alcance de sus destinatarios y atenido a mi regla de abstenerme de ganar dinero con mis libros. Durante meses lo actualicé a conciencia y, en julio de 2017, lo llevé a la imprenta. Cuando estaba por ingresar a la máquina offset, salió un decreto supremo modificatorio del reglamento de inspección del trabajo. Hice detener la impresión, y una semana después estas modificaciones estuvieron incorporadas, y el libro pudo ser impreso. Por este percance, se advierte el sino de la legislación laboral: su mutación, a causa de factores diversos, puede afectar en unos casos sólo unas páginas y, en otros, dejar en la obsolescencia libros enteros. ¡Gajes y riesgos del oficio!

La quinta edición de Legislación Laboral tiene 616 páginas, en las cuales se explayan 189 textos normativos nacionales y 11 internacionales, con un total de unos 3,000 artículos. Para buscar y hallar los correspondientes a cada aspecto de las relaciones laborales el libro cuenta con tres índices: alfabético, cronológico y por materias. Este último es una clasificación técnica de las instituciones conformantes del Derecho del Trabajo, que tal es la denominación académica de la normativa laboral. Aunque los criterios rectores de este procedimiento taxonómico proceden de la teoría, al proyectarse sobre el maremágnum de reglas legales lo tornan cognoscible, ordenándolo. Sin esos índices sería difícil dar con los artículos aplicables a cada caso concreto.

Para el poder mediático y los profesores de Derecho del Trabajo y abogados adictos a los empresarios este libro nunca existió.

La magnitud de la legislación laboral se explica por su importancia y la función de su contenido.

Cuando ingresé a la docencia universitaria en la Facultad de Derecho de la Universidad de San Marcos, en abril de 1965, el Derecho del Trabajo era una asignatura de segunda clase. Se privilegiaba al Derecho Civil, al Derecho Penal y a sus correspondientes códigos procesales, y algo al Derecho Constitucional. Reivindiqué la importancia del Derecho del Trabajo hasta lograr la inclusión en el programa de enseñanza de los cursos Derecho del Trabajo individual, Derecho del Trabajo colectivo, Derecho del Trabajo procesal y Derecho de la Seguridad Social, más la disciplina de especialización Administración Pública del Trabajo, una constelación de asignaturas necesarias para trabajar profesionalmente con las relaciones laborales.

Otra idea central que difundí fue la significación económica del Derecho del Trabajo, lo que quiere decir que cada norma al cumplirse se traduce en un gasto de la empresa y, correlativamente, en un ingreso de los trabajadores, términos opuestos de la relación estructural capitalista, formalizada como un sinnúmero de contratos de trabajo regulados por la legislación laboral. De allí se infería que un derecho reconocido a los trabajadores puede reducir las ganancias de la empresa, y, a la inversa, la infracción o la inexistencia de una norma laboral genera un incremento de la ganancia. La consecuencia de esta oposición de intereses es un enfrentamiento permanente de empresarios y trabajadores, como la manifestación primera de la lucha de clases sostenida por ambos grupos. En otros términos, la relación laboral individual es una entidad dialéctica de dos elementos contrarios, unidos por la necesidad para uno de producir y ganar usando la fuerza de trabajo ajena, y, para otro, de obtener una retribución, de la que depende su existencia, suministrando su capacidad laboral.

De este enfrentamiento ha surgido la legislación laboral con la finalidad de encuadrar legalmente las relaciones de trabajo y proteger a la parte más débil en la relación laboral, que es la de los trabajadores, pero, además, para apaciguar la protesta de estos, y permitir la producción sin los trastornos de la animadversión y las paralizaciones.

Esta última finalidad explica que la iniciativa para la expedición de las normas laborales y de seguridad social haya emanado casi siempre de las instancias políticas del capitalismo. Sólo en algunos casos los profesionales o intelectuales simpatizantes de los trabajadores o las organizaciones sindicales, cuando estuvieron unidas y capacitadas, han promovido esas normas. Así sucedió con el decreto supremo que estableció la jornada de ocho horas el 15 de enero de 1919, cuyo origen fue una idea de Manuel González Prada, seguida de una petición de los dirigentes sindicales anarquistas y respaldada por una huelga que llegó a ser casi total en Lima y Callao.

El gobierno del general Juan Velasco Alvarado, entre octubre de 1968 y agosto de 1975, se apartó de las motivaciones de los gobiernos anteriores. Su criterio fue mejorar la situación de las personas que trabajan por su aporte a la producción y avanzando hacia la redistribución del ingreso nacional. Esa fue la razón de la participación de los trabajadores en las utilidades de las empresas industriales, pesqueras, mineras y de telecomunicaciones, tanto como ingreso de libre disponibilidad individual como de participación en el accionariado; la ley de Estabilidad en el Trabajo, nº 18471, del 11 de noviembre de 1970; los decretos supremos de negociaciones colectivas, inspección del trabajo, y procedimientos laborales administrativos y judiciales, de 1971 y 1972; la entrega del seguro de accidentes de trabajo a la Caja Nacional del Seguro Social; el Sistema Nacional de Pensiones de 1973; la abolición de la pérdida de la compensación por tiempo de servicios por falta grave; el pago de los feriados y domingos a los obreros sin condiciones; y otras disposiciones. Corrió a mi cargo, como asesor técnico del ministro de Trabajo y del gobierno, la propuesta y redacción de las normas indicadas y otras.

Por lo general, la mayoría de dirigentes sindicales de nuestro país no se ha interesado en la promoción de normas favorables a sus representados. No se han capacitado para el ejercicio de la función sindical, la ideología que les concierne les es desconocida o se han establecido como una parte contemplativa del sistema. Por lo tanto, se limitan a una magra actividad defensiva, basada empíricamente en ciertas normas cuyo origen ignoran, una expresión del subdesarrollo sindical conformista, se diría, y de una presencia en la historia como objeto y no como actor. Por supuesto, muy pocos de ellos han adquirido mi libro.

Una notable excepción a esta conducta fue la campaña emprendida por los dirigentes mineros desde 1986 para obtener el salario mínimo minero y la pensión complementaria de jubilación con un aporte especial de las empresas mineras, que lograron en 1989. La presumible respuesta de los intereses afectados fue el asesinato del secretario general de la Federación Minera Saúl Cantoral que había dirigido la lucha para conquistarlos, y la eliminación del aporte para esa pensión por el gobierno de Fujimori en diciembre de 1992. En 2006, las federaciones de mineros solicitaron al Congreso de la República la aprobación de un proyecto de ley que presentaron para que se les confiriese un complemento jubilatorio en atención al trabajo riesgoso e insalubre de los trabajadores mineros, metalúrgicos y siderúrgicos. Las federaciones regionales me encargaron asesorarlos en esta gestión. Luego de vencer el rechazo del presidente Alan García, que observó sin fundamento el proyecto aprobado dos veces, este tuvo que ser expedido Congreso como la ley 29741.

La carátula de la quinta edición de Legislación Laboral ha sido ilustrada con una reproducción del cuadro Por lo nuestro de la gran pintora peruana Fanny Palacios Izquierdo, inspirado en el estado de ánimo de los trabajadores cuando salen a las calles por sus reivindicaciones.

(22/11/2019)

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