Por - Publicado el 04-09-2012

[En 1982: Belaúnde deja escapar a Guzmán, Los instructores de la muerte y en La CIA, García y la contrainsurgencia en el Perú vimos sobre la intervención estadounidense en la guerra insurgente-contrainsurgente en el Perú. En el presente post veremos el testimonio de un científico estadounidense, muy interesado y hasta metido en temas de inteligencia sobre el Perú.]

Jeremy J. Stone es un científico estadounidense, más sobre él aquí. En este libro describe cómo cabildeó ante la «comunidad de inteligencia» estadounidense para que ésta sea más activa en capturar a Abimael Guzmán, líder de Sendero Luminoso. En realidad, como vimos en los posts citados, los Estados Unidos desde hacía buen tiempo venían apoyando a las FFOO en la lucha contrainsurgente: adiestrando a los comandos paramilitares apristas, apoyando a las Dirección Contra el Terrorismo de la policía y a las Fuerzas Armadas. Este apoyo contrainsurgente se incrementa notoriamente en diciembre de 1989 en que Alan García toma la decisión política de aceptar bases militares estadounidenses en territorio peruano y se hace decisivo cuando Fujimori claramente adopta una programa de privatizaciones, desmontaje de la seguridad social y recorte de derechos laborales. Es un apoyo que se hace directamente de la embajada a través de dos agentes de la CIA apodados «Supermán» y «Caracortada» por su parecido físico con el superhéroe interpretado por Christopher Reeves y el mafioso interpretado por Al Pacino. Estos dos agentes financian directamente al grupo operativo de Benedicto Jiménez y Ketín Vidal. No podían hacerlo de otra manera: el dinero que la embajada le daba a los generales por los canales usuales nunca llegaba a los grupos operativos anti-terroristas. Mucha corrupción, según relató el mismo Benedicto Jiménez.1

Lo que cuenta Stone es interesante, pero representa su particular punto de vista sobre lo ocurrido en el Perú. Al parecer desconocía del apoyo que ya venían dando los Estados Unidos a los gobiernos peruanos, o consideró que este apoyo era insuficiente para la gravedad del problema.

Es significativo que a Stone le hubiera cruzado por la mente que el Perú tuviera que renunciar a su soberanía y ser intervenido por la ONU. No ha debido ser el único con esa idea. Por el año 1992, Caretas publicó más de una nota con mapas del Perú siendo invadido por los países vecinos y los Estados Unidos, como vimos aquí. El economista Rudiger Dornsbusch propuso algo similar para la Argentina: una intervención económica: Un economista del MIT propuso «intervenir económicamente» a la Argentina. Para nada es buena señal que sean tan «gatillo fácil» para intervenir en los países. Ya en 1881, cuando el Perú fue derrotado por Chile, algunos funcionarios estadounidenses se plantearon que el Perú quede bajo protectorado estadounidense, con la aprobación de las élites y el clero peruanos. En 1992, sin embargo, si bien había quienes eran partidarios de esta intervención, otros se imaginaban que el Perú podría convertirse en otro «Vietnam» en el cual los Estados Unidos tuvieran más problemas de los que inicialmente pensaban. Por eso se oponían la intervención directa.

Dicho esto, va a continuación un recuento de lo que Stone nos cuenta en su libro. Por ahí hay algunos comentarios míos, pero el relato procede casi en su totalidad de Stone.

El arresto de Guzmán según Stone

Stone trabaja con el sociólogo y periodista peruanista Michael L. Smith en lo que llaman «The Sendero File» aquí y aquí, en julio de 1992 (también aquí).

Stone se reúne el 2 de junio de 1992 con el Secretario de Estado Asistente Aronson y con su director de «Asuntos de la región andina» Anne W. Patterson (ver más sobre ella aquí). En esa reunión Stone les comenta sobre sus hallazgos. Stone ve a Sendero Luminoso como una reedición del Jemer Rojo de Camboya, zona donde Stone había trabajado. Aronson y Patterson le transmiten a Stone su frustración por la falta de atención a Sendero Luminoso de parte de los funcionarios del Departamento de Estado.2

Stone también se mueve entre la «comunidad de inteligencia» tratando de llamar la atención sobre Sendero Luminoso y que tienen que hacer algo al respecto. El enfoque en esta comunidad era cooperar con el Perú, pero sólo en la lucha antidrogas, sin meterse en el conflicto entre el gobierno peruano y Sendero Luminoso. La política era «combatir a las drogas, pero evitar otro Vietnam».

Stone replicó con un artículo confidencial del 5 de julio de 1992 titulado «La estrategia del avestrús: combatiendo a las drogas mientras se ignora a Sendero». Allí explicaba cómo cualquier equipo proporcionado a la inteligencia peruana por los Estados Unidos estaba restringido, por órdenes estadounidenses, a sólo dedicarse a objetivos antidrogas. El asunto era tan controversial que los funcionarios peruanos le pidieron que no diera ninguna información a los EEUU sobre Sendero que pudiera sugerir alguna relación con el equipo proveído. La consecuencia de esta política era que los EEUU no estaban dando ningún consejo, ayuda o inteligencia en la búsqueda de Abimael Guzmán. Niguna alta tecnología como los satélites o los sistemas de vigilancia electrónica se estaban usando para este importante fin.

En su artículo Stone ridiculiza la preocupación por «otro Vietnam» en el Perú. Los Estados Unidos no se involucrarían de esa manera. Tampoco tenía sentido no apoyar más al gobierno peruano por consideraciones de derechos humanos, al fin y al cabo por leyes de seguridad nacional en los EEUU hay chuponeos. Stone aboga por dar apoyoo en chuponeos, en intercepciones radiales, en monitorear conversaciones en casas de usadas por Sendero, en usar satélites para seguir carros en los que viajen líderes de Sendero en localizar radios clandestinas de Sendero, y en aprender técnicas modernas para encontrar a criminales buscados en las ciudades. Stone quería una activa intervención de varias agencias de inteligencia de los EEUU en el Perú.

Lo segundo que Stone encuentra es que alguna gente de la comunidad de inteligencia no quería apoyar al gobierno peruano por el siguiente escenario: esta comunidad proporcionaba información al gobierno peruano sobre Guzmán. La policía peruana usaría esa información para encontra a Guzmán, pero cuando lo encontraran, lo matarían. Y entonces, temían los operadores estadounidenses, tendrían que enfrentar cargos de haber violado la ley estadounidense sobre asesinatos. Stone habla en Washington con una persona que había sido un consultor legal clave para la CIA. Le pregunta por ese escenario y aquél le responde que eso no sería complicidad en asesinato (pero algunos años después la misma persona le daría una opinión diferente).

El 9 de junio de 1992 en un evento en el Center for National Policy se cruza con el director de la CIA Robert Gates (con quien Stone había hablado en una reunión de la AAAS3 ). Stone le dice que Guzman no puede ir de Lima a la sierra por una enfermedad de la sangre. Por lo tanto, Guzmán estaba moviéndose de un refugio a otro en Lima, como lo había estado haciendo por catorce años. Se presumía que estaba viajando en un Mercedes verde con lunas polarizadas.

Si fuera New York, la CIA estaría ayudando y ya lo habríamos capturado hace tiempo

le dice Stone, preocupado por la supuesta falta de ayuda de la CIA.

Stone añade que una razón adicional para la dejadez con el Perú era que después del autogolpe de Fujimori la comunidad de inteligencia de los Estados Unidos había roto relaciones con la comunidad peruana de inteligencia en general. Stone interpretó por el lenguaje corporal de Gates que éste confirmaba la ruptura general entre las comunidades de inteligencia. Stone conversa en Washington con «un insider informado» que le da a entender que la comunidad de inteligencia no sería incentivada por que un grupo “liberal” le pidiera ese tipo de colaboración de inteligencia con el Perú, y desde luego que lo distinguiría de un asunto de asesinato [sic].

En realidad, veinte años antes, Stone en su boletín de diciembre de 1972 de la FAS titulado “The Intelligence Community: Time for Review” había pedido una regulación firme contra el asesinato y la tortura auspiciadas por el gobierno, de los EEUU, y se había quejado del Programa Phoenix en Vietnam, que involcraba asesinatos masivos. Sólo después Stone se enteraría que el director de la CIA Helms ya había promulgado una directiva en marzo de 1972 prohibiendo asesinatos de extranjeros y que la prohibición había sido extendida por el director de la CIA William Colby en agosto de 1973. Decía:

la CIA no se encargará ni inducirá, asistirá o sugerirá a otros el empleo de asesinatos

Stone, contento con estas directivas, escribe dos cartas. Una, el 19 de junio de 1992, al Secretario Asistente de Estado Bernard Aronson que comenzaba así:

¿No debería los Estados Unidos, como un asunto de la más alta prioridad, estar ayudando al gobierno del Perú a localizar a Abimael Guzman, que está viviendo en Lima en casas de refugio y en universidades?

Envío una copia a Gates, para recordarle de su conversación. El 30 de junio a las 4pm, Stone se reúne con Robert Morley, director asistente de Asuntos Latino-Americanos en el National Security Council, y le expresa sus temores. Por esos tiempos Stone le había escrito una carta personal pidiéndole al asesor nacional de seguridad Brent Scowcroft que instruya a la comunidad de inteligencia que ayude al gobierno peruano.

El 6 de julio Stone se reúne con el secretario asistente de defensa para asuntos de seguridad internacional, James Lilly, a quien antes había conocido cuando éste fue embajador en Corea del Sur, y le pidió ayuda. El 9 de julio Stone estaba de vuelta en el Pentágono expresando su preocupación con el máximo encargado de Asuntos Latino-Americanos de la Agencia de Inteligencia de Defensa, la Defense Intelligence Agency (DIA), Dr.William A. Naughton. También estaba en contacto regular con el Departamento de Estado. Así también le pidió al Washington Post que sus corresponsales pasarn más tiempo en Lima, y el 19 de junio el diario envió a Don Podesta a que hablara con Stone antes de partir a América Latina como nuevo corresponsal. El 13 de julio, en su primer despacho desde Lima, Podesta se refiere a Stone:

Jeremy Stone de la Federación de Científicos Americanos (FAS), quien el presente mes ha publicado un boletín y está haciendo lobby en Washington para que haya más atención en la guerra en el Perú, compara a Sendero Luminoso con el Jemer Rojo de Camboya y dice que que las guerillas tienen para rato.

El 28 de julio el Washington Post finalmente imprime su artículo de opinión titulado “Salvar al Peru de Sendero,” y rebota en la edición del 1 y 2 de agosto del International Herald Tribune. El artículo sostiene que la estrategia de Sendero de destruir al Perú para que después lo pueda reconstruir podría funcionar y que, más bien, podría expandirse a otros movimientos revolucionarios. Concluye diciendo que

El Perú puede convertirse en un problema internacional que requiera algún tipo de ayuda colectiva internacional de la comunidad de estados tan igual a la que los cinco miembros permanentes de las Naciones Unidos adoptaron para salvar a Camboya.

Por coincidencia el artículo de Stone en el Washington Post apareció el día de la independencia del Perú. Stone cuenta que en la embajada peruana, en un almuerzo, en medio de una multitud de peruanos benevolentes, Stone es saludado como una suerte de salvador. Pensaban que el Washington Post había publicado mi columnia de opinión editorial deliberadamente en el día nacional peruano y consideraban que era lo primero escrito sobre el Perú en mucho tiempo que no era hostil a su gobierno. Stone cuenta que rápidamente Americas Watch lo atacó por no haber puesto suficiente énfasis en las violaciones a los derechos humanos del gobierno de Fujimori:

La referencia oblicua de Stone a «los excesos [outrages] en derechos humanos de la sociedad peruana», que considera menores en comparación con la amezana de Sendero, sugiere que nadie, o todos, es responsable.

[En el mismo Washington Post hay otra opinión editorial que critica a Stone, verla aquí.]

El 31 de julio, pensando que Sendero podría en realidad triunfar en destruir al Perú, comencé a buscar formas en las que el Perú y otros países igualmente amenazados podrían ser ayudados. La idea era una suerte de consejo de administración [trusteeship] para países que estaban revirtiendo al tipo de inestabilidad e incompetencia que motivó la creación del Consejo de Administración Fiduciaria de las Naciones Unidas para los estados que emergieron del colonialismo. El Secretariado de la ONU me explicó que todo el Consejo de Administración Fiduciaria en la actualidad sólo estaba supervisando a un estado (Palau). Me preguntaba si este consejo, o algo así, podría ser usado para estados en la situación del Perú que podrían temporalmente ceder su soberanía a un consejo para garantizar su estabilización. La analogía en bienes raíces es un «contrato de venta con retroarrendamiento al vendedor» [“sale and leaseback”], un acuerdo en que el propietario de una propiedad inmueble inviable la vende a alguien con buena reputación y la continúa administrando con el derecho a comprarla de nuevo en diez años. La soberanía era el bien «vendido y realquilado». El consejo de la ONU persuadiría a la comunidad internacional de que el estado era viable, y que el Perú recobraría su soberanía cuando la emergencia hubiera pasado. Stone en New York el 10 de septiembre lo conversa con Javier Pérez de Cuellar y Alvaro De Soto, funcionarios de ONU.

Dos días después Guzmán es capturado. No lo mataron cuando fue arrestado y con él se capturó mucha información. Fue un éxito enorme. El New York Times citó a Enrique Obando, director de investigación del Centro de Estudios Internacionales del Perú:

Ahora finalmente vemos que el Perú no va a caer en manos de Sendero Luminoso. Y hay razones para creer que el grupo con el tiempo será completamente destruído.

Los observadores nunca habían visto al Perú tan «extático optimista» y decían que la gente se había olvidado de sentir. La ocasión para que Guzmán se exprese públicamente oucrrió cuando le concedieron una conferencia de prensa; allí les gritó a los periodistas que el movimiento debía «continuar con la estrategia».

Como tres cuartos del Comité Central de Sendero estaba en prisión o muerto para junio de 1993, el resto no pudo hacer mucho más que seguir las instrucciones de su gran líder (El Comité Central había sido reorganizado en diciembre de 1992 y había reafirmado su lealtad a Guzmán.) Pero la antigua estrategia en la que se habían atascado no estaba funcionando. Incluso los activistas de las universidades querían una moratoria de los atentados, que estaban generando más resentimiento que temor. Querían formular una nueva estrategia. Pero eso era imposible con Guzmán en la cárcel. Los ataques de Sendero fracasaron cuando los campesinos enardecidos se organizaron contra las guerrillas en las montañas y el movimiento comenzó a perder gente más rápidamente de lo que podía reemplazarla (Sendero comenzó atacando cárceles para liberar a sus viejos cuadros y secuestrando gente para incorporarla en forma forzada al movimiento.) Al mismo tiempo, las ofensivas del gobierno se volvieron más efectivas.

Así, dice Stone, se demostró que el movimiento de derechos humanos estaba equivocado en su afirmación que no se podía hacer nada importante sobre Sendero sin corregir las deficiencias en derechos humanos del gobierno de Fujimori. Por el contrario, no se podía hacer mucho más para mejorar el comportamiento en derechos humanos de un gobierno bajo ataque de Sendero. Los esfuerzos de Stone, afirma él, en apurar la captura de Guzmán fueron así reinvidicados.

Para agosto de 1996, según Stone el arresto de Guzmán permitió mejorar las libertades civiles sustancialmente. El Washington Post reportó

A pesar de los recientes ataques con bombas, Sendero Luminoso y el MRTA están totalmente debilitados y muchos aquí sostienen que ya es tiempo de reconsiderar los estatus antiterroristas.

Pero, ¿ayudaron los Estados Unidos en la captura de Guzmán y, si fue así, cómo fue que cambió de política? Stone dice haber escuchado dentro del gobierno que el Departamento de Estado estaba reclamando los créditos por haber movilizado a la comunidad de inteligencia estadounidense a tomar acciones (como Stone había estado pidiendo). Luego Stone escribió a funcionarios de la Casa Blanca una breve nota agradeciéndoles por lo que el gobierno de los Estados Unidos haya hecho para capturar a Guzmán. Como respuesta recibió por correo una respuesta que decía «hicimos mucho», es decir, evidentemente los Estados Unidos ayudaron.

¿Y qué pasó con la regla prohibiendo a los empleados del gobierno de los EEUU, o personas trabajando por su encargo, realizar o conspirar para que se realicen asesinatos? Stone averiguó que bajo esa regla, interpretada por el Departamento de Defensa, los que proporcionan una información tienen la obligación de asegurarse que la información no será mal usada. En un caso como este, esta política probablemente hubiera requerido las garantías de que los oficiales que hicieron el arresto no matarían a Guzmán, y no lo hicieron. La CIA no habría tenido «regulaciones» igualmente desarrolladas para interpretar la regla, pero, según Stone, hubieran procedido igual. Más aún, Stone fue informado que este episodio fue considerado, dentro del gobierno de los EEUU, como «un caso clásico en que las cosas se hacen correctamente». Stone afirma que puede considerarse en éxito sólo si la inteligencia estadounidense ayudó a asegurar la captura de Guzmán. Pero puede calificarse de un caso clásico en que las cosas se hacen correctamente, piensa Stone, sólo si los Estados Unidos pidieron garantías de que Guzmán no sería asesinado, las recibió y luego ayudó a los peruanos a encontrar a Guzmán y que sea capturado seguramente. Stone afirma que desde que escribió esas líneas para su libro se enteró del método de baja tecnologia que la CIA financió y con el cual Guzmán fue capturado, pero dice no haberlo confirmado.

Jeremy J. Stone, aquí, científico estadounidense. Cuenta sobre su campaña de cabildeo para una mayor intervención de las agencias de los Estados Unidos en la captura de Guzmán en 1992. En realidad los Estados Unidos sí venían interviniendo en el Perú, pero lo hacían a medida que el gobierno peruano les daba bases anti-narcóticas en la selva peruana y reorientaba el manejo económico privatizando la economía, desmontando la seguridad social y suprimiendo derechos laborales.

  1. Jiménez también narraría que una distracción en la lucha contrasubversiva contra Sendero era la existencia del MRTA: los policías tenían más incentivos a dedicarse a la captura de la cúpula del MRTA, pues sus dirigentes solía estar cargados de dinero… []
  2. En realidad Aronson había anunciado ya a fines de 1991 un paquete de ayuda militar estadounidense para el Perú para la lucha contra las drogas, ver aquí. []
  3. La AAAS es la «American Association for the Advancement of Science», conocida en el Perú por ser la organización de los técnicos que hicieron el trabajo cuantitativo de la CVR en 2003, Patrick Ball y Jana Asher. []
-

Enlaces a este artículo

Comentarios a este artículo

  1. AveCrítica.com dijo:

    GranComboClub – 1992: los Estados Unidos y el arresto de Abimael Guzmán http://t.co/TKW2Mgcm

  2. Gran Combo Club dijo:

    GCC: 1992: los Estados Unidos y el arresto de Abimael Guzmán http://t.co/yjLLNJ9f

  3. Gran Combo Club dijo:

    En 1992 en los EEUU se propuso que el Perú abandone su soberanía y que un Consejo Internacional administrara al país
    http://t.co/yjLLNJ9f

  4. Moises dijo:

    En 1992 en los EEUU se propuso que el Perú abandone su soberanía y que un Consejo Internacional administrara al país
    http://t.co/yjLLNJ9f

  5. Máximo Chamorro dijo:

    En 1992 en los EEUU se propuso que el Perú abandone su soberanía y que un Consejo Internacional administrara al país
    http://t.co/yjLLNJ9f

  6. Gran Combo Club dijo:

    @claudiacisneros Hace poco escribí este otro post, que también te puede interesar http://t.co/yjLLNJ9f Saludos. S.

  7. WILLY dijo:

    muy interesante conocer y difundir los entretelones que ocurrieron en la captura del líder del PCdelP-SL AbimEL Guzman. Tantas veces negado el apoyo de la comunidadde int. y los EEUU y el plan estrategico diseñado para impedir que el Peru pierda su soberania por la incompetencia del gobierno peruano y la corrupción policial .