Por - Publicado el 13-08-2009

El artículo del ministro de economía Luis Carranza, La tercera panadería es un mensaje de aliento al público peruano. Un intento de dar una señal de confianza en un momento turbulento. Visto así, contiene un sesgo racional: a la gente le gusta más escuchar buenas que malas noticias. No siempre el criterio para emitir un mensaje público es dar un panorama realista de las cosas. Cuando se es autoridad económica, cual entrenador de algún equipo deportivo, hay un gran incentivo para decirle a la gente «sí se puede», antes que «esto es así, así no te guste».

El ministro incide mucho en la creación de un ambiente económico favorable a la inversión, más libre de trabas burocráticas, permisos, etc. Hay crecimiento, reducción de la pobreza, inversión en infraestructura. En suma, hay un «milagro peruano». El ex-viceministro de economía durante la gestión de Fernando Zavala, Waldo Mendoza en esta entrevista en video en Punto Edu, cuestiona este «milagro». Su argumento es que no porque el Perú tenga un crecimiento positivo y otros países vecinos, crecimiento negativo el Perú está mejor. El Perú crecía al 10% y otros países a 5%, digamos. Pasar de 10% a 0% de crecimiento es caer 10 puntos, mientras que los que crecían 5% y crecen -1%, sólo cayeron 6%. En conclusión, el Perú fue más golpeado por la crisis. ¿Qué milagro es ese? se pregunta Mendoza. Otro argumento es que las trabas a la inversión siempre han estado ahi, por lo tanto, no explican nada. Una variable que no se mueve,no puede explicar el movimiento de otras variables.

Aquí el razonamiento tanto del ministro como del ex-viceministro es estático, cuando aquí se requiere un enfoque dinámico. Los altos precios de los productos de exportación peruanos de repente caen, es decir, la economía peruana sufre un shock externo. Tiene que adecuarse a esta realidad. Toca tomar en cuenta que las trabas pueden actuar en ambas direcciones, no sólo cuando hay una expansión, amortiguándola, sino cuando hay una contracción, amortiguándola también. Por ejemplo, si los costos de despido hacen más lenta la contratación de trabajadores cuando la economía se expande, cuando la economía se contrae esos mismos costos de despido, evitan la caída del empleo. Y cuando estos costos son bajos, ocurre lo contrario: es fácil que el empleo aumente cuando hay expansión y es fácil también que el empleo caiga cuando hay contracción. En suma, a menores «trabas», mayores fluctuaciones en el empleo.1

La economía peruana en las dos últimas décadas se ha convertido en una economía más flexible, particularmente en su mercado laboral. Por este mismo régimen es comprensible que haya mayores fluctuaciones, tanto de subida como de bajada. Y estas mayores fluctuaciones no cuestionan que se trate de un «milagro peruano», sino que precisamente forman parte de ese «milagro». Sube rápido, pero también cae rápido. Ese es el modelo que estamos siguiendo, ya por dos décadas. El shock externo sólo cambia la forma de funcionar del modelo.2

Veamos alguna evidencia. En la línea de lo comentado en Combitos crisis y empleo, tenemos una comparación entre las fluctuaciones del empleo en Chile y el Perú (datos de Chile tomados de su Banco Central, aquí) de mayo 2008 a mayo 2009 (mayo 2008=100):

Lchileperu

(Datos sin estacionalizar para ambos países. Para Chile fuerza laboral ocupada, nacional. Para el Perú, empleo urbano)

Y esta es la comparación entre el empleo en Lima Metropolitana y la Región Metropolitana de Santiago de Chile:

Llimasantiago

(Datos sin estacionalizar para ambas ciudades. Para Santiago, empleo total. Para Lima, empleo en empresas de diez y más trabajadores)

Evidentemente las fluctuaciones, subidas como bajadas, son más grandes en el contexto peruano. Eso ocurre a pesar de que en el caso peruano se omite al sector presumiblemente más «flexible»: Perú rural, y las empresas limeñas de menos de 10 trabajadores. Aún así, las fluctuaciones son mayores en el Perú, lo cual podría sugerir un mercado laboral más flexible que el chileno.

Desde luego que en un regimen así, las grandes caídas son la contraparte de las grandes subidas. Quedaría por ver si efectivamente este es el tipo de régimen que conviene tener, considerando que no todo es expansión, sino que hay momentos de caídas. Un modelo económico no sólo debe estar diseñado para un crecimiento tranquilo, sino también incluir mecanismos que lo preparen para tiempos turbulentos. En estos momentos el Perú estaría yendo a toda velocidad, pero claro, si uno pasa por un bache se está en una situación en que no se tienen amortiguadores para suavizar el golpe.

P.S. El lector interesado encontrará un comentario interesante sobre el artículo del ministro, que cubre otros aspectos, que escapan al propósito del presente post, aquí, HE de Ben Solis.

  1. El ejemplo se podría dar con costos de despido, costos de trámites por licencias, solicitudes de préstamos bancarios, etc. Las fricciones pueden ser costos de ajuste a variaciones del trabajo o del capital, en este último caso a la inversión, o ser fricciones de tipo financiero. En el primer caso, fricciones al trabajo y al capital, tienen el efecto de reducir la reacción de la economía ante posibles shocks; en el segundo caso, financiero, estas fricciones amplifican y hacen más persistente el efecto de estos shocks. []
  2. Por eso es importante pensar estas cosas dinámicamente. Si se piensa estáticamente, el shock externo es visto como un ejercicio de «estática comparativa». En un enfoque dinámico, el shock externo es el impulso y la economía genera la respuesta. []
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Enlaces a este artículo

  1. Los cinco mitos de Althaus » Gran Combo Club
    23-10-2009 - 20:53

Comentarios a este artículo

  1. Silvio Rendon dijo:

    GCC: Economía: pasando el bache sin amortiguadores http://bit.ly/10YhYC

  2. CesarJoel dijo:

    RT @rensilvio GCC: Economía: pasando el bache sin amortiguadores http://bit.ly/10YhYC

  3. Jorge L. dijo:

    Silvio,
    desde las ultimas dos decadas todo el mundo es mas flexible. Pero Perú no es más flexible que Chile. Perú controla su tipo de cambio, puso controles a los ingresos de capitales el primer trimestre del año pasado, por encionar dos. Lo que pasó es que los controles los puso muy tarde, ya habían ingresado más del 10% del PBI en flujos financieros y otros buenos billones por precios de minerales. Pero acá la palabra flexible para describir al mercado laboral peruano creo que no le queda del todo bien. Flexible a los nuevos economistas les suena a mejor, sin rigideces el ajuste es más rápido. Pero en realidad esta es una variante de nuestra informalidad. Los contratos se hacen por poco tiempo sin derecho a beneficios, eso está lejos de ser lo que queremos. La discusión por flexibilidad en Chile pasa por aumentar su seguro de desempleo y permitir que sean los jóvenes los que entren y salgan del mercado con facilidad. Una discusión que estamos aún lejos de tener.

    Por otro lado, sobre el modelo que queremos de desarrollo, pucha que ahora los macroeconomistas no les importa la volatilidad. La profesión se la ha pasado tratando de disminuir la volatilidad pero ahora que esa disminución pasa por cortarle las alas a la globalización dudan. Esa pregunta la respondieron hacer rato gente como Rodrik o Stiglitz.

  4. Silvio Rendon dijo:

    Jorge.,

    Es una discusión empírica ver si la economía peruana o chilena es la más flexible. Lo que he planteado es una hipótesis, que racionaliza los dos cuadritos que he presentado. Si esta hipótesis se rechazara, habría que buscar otra explicación para las fluctuaciones mostradas. He ahí el desafío.

    Es grave que la volatilidad sea pasada por alto. No es lo óptimo.