Por - Publicado el 10-08-2015

Víctor Caballero de Utero.pe encuentra un plagio de Cipriani en su último artículo de El Comercio.

Pues no es el único.

En el artículo «Tú tienes la palabra» de Juan Luis Cipriani Thorne, del 23 de mayo de 2015, encontramos que buena parte del contenido coincide con lo escrito por Pablo VI en la CARTA ENCÍCLICA «ECCLESIAM SUAM» de Pablo VI, del 6 de agosto del año 1964.

Veamos:

1.
Cipriani, párrafo 7:

«Algunos alardean de su impiedad y la sostienen como programa de educación humana y de conducta política, en la ingenua pero fatal convicción de liberar al hombre de viejos y falsos conceptos de la vida y del mundo, para sustituirlos, según dicen, por una concepción científica conforme a las exigencias del progreso moderno.»

Pablo VI. Punto 37.

«Sabemos, sin embargo, que en este círculo sin confines hay muchos, por desgracia muchísimos, que no profesan ninguna religión; sabemos incluso que muchos, en las formas más diversas, se profesan ateos. Y sabemos que hay algunos que abiertamente alardean de su impiedad y la sostienen como programa de educación humana y de conducta política, en la ingenua pero fatal convicción de liberar al hombre de viejos y falsos conceptos de la vida y del mundo para sustituirlos, según dicen, por una concepción científica y conforme a las exigencias del progreso moderno.»

2.
Cipriani, párrafo 8:

«Para quien ama la verdad, la conversación es siempre posible. Pero obstáculos de índole moral acrecientan enormemente las dificultades, por la falta de suficiente libertad de juicio y de acción, y por el abuso dialéctico de la palabra, no encaminada precisamente hacia la búsqueda y la expresión de la verdad objetiva, sino puesta al servicio de finalidades utilitarias, de antemano establecidas.»

Pablo VI, punto 38.

«Para quien ama la verdad, la discusión es siempre posible. Pero obstáculos de índole moral acrecientan enormemente las dificultades, por la falta de suficiente libertad de juicio y de acción y por el abuso dialéctico de la palabra, no encaminada precisamente hacia la búsqueda y la expresión de la verdad objetiva, sino puesta al servicio de finalidades utilitarias, de antemano establecidas.»

3.
Cipriani, párrafo 9:

«La apertura a un diálogo sincero excluye fingimientos, rivalidades, engaños y traiciones.»

Pablo VI, Punto 39

«La apertura de un diálogo —tal como debe ser el nuestro— desinteresado, objetivo y leal, ya decide por sí misma en favor de una paz libre y honrosa; excluye fingimientos, rivalidades, engaños y traiciones»

El artículo de Cipriani no cita para nada el texto de Pablo VI, por lo que el lector por supuesto que asume que se trata de un texto de la autoría de Cipriani. Esto se llama plagio.

Lo irónico en todo esto es que en su artículo Cipriani se queja de que «interpretan o traducen» SUS palabras, «sacándolas de su verdadera sentido y contexto» (sic):

«Tantas veces escucho la crítica cazurra de algunos –siempre los mismos– que interpretan o traducen mis palabras, sacándolas de su verdadera sentido y contexto, y manipulándolas a su gusto. Los perdono de todo corazón, apelando al Dios misericordioso.»

Oiga, señor, esas no son SUS palabras. Son palabras robadas a otro, de autoría ajena. Vd. está usando las palabras copiadas de un papa, Pablo VI (curiosamente para exaltar a otro papa, Francisco I). Vd. No puede perdonar supuestas manipulaciones de sus palabras, pues éstas ni siquiera son suyas.

A. 11 de agosto de 2015.Cuando escribí este post, anoche, no estuve al tanto que el escritor José Carlos Yrigoyen había descubierto este plagio (el segundo párrafo aquí citado) un par de horas antes que yo, aquí. Van los créditos a él.

Hoy Víctor Caballero de utero.pe descubre dos párrafos de este segundo plagio de Cipriani, aquí, y da créditos a «Jose Carlos Yrigoyen, quien descubrió otro párrafo copiado en la misma columna y en el mismo texto que nosotros».

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Comentarios a este artículo

  1. Teodosio Olarte Espinoza dijo:

    Increible pero cierto. Es la actitud de un carcamán que siendo Cardenal tiene la osadía de reafirma su desatino deciendo: «… apelando al Dios todopoderoso». Semejante falasia… ¿no será ateo?