Por - Publicado el 12-07-2010


El Comercio del sábado, 9 de julio de 2010 .

Diversos medios lo han señalado, pero el más claro y preocupado ha sido El Comercio (por ejemplo, aquí, aquí o aquí). Harto candidato, harta lista y harta organización política para las venideras elecciones regionales. En otros países algo así no sería noticia, pero en el Perú sí lo es. ¿Cuál es la preocupación? Pues la «calidad» (y la cantidad) de la oferta electoral. Se dice que son movimientos personalistas, demagógicos, sin propuesta, etc. Mala calidad. Se dice también que estamos ante un fenómeno de «fragmentación política». Mucha cantidad. El ideal tácito es que tendría que haber menos y mejores candidatos, listas y organizaciones políticas.

Así lo manifiesta Hugo Guerra en El regreso del desconcierto:

No sé de qué nos alegramos. Es penoso saber que para las elecciones municipales y regionales se han inscrito alrededor de 100 mil candidatos y unas 635 organizaciones políticas en el ámbito nacional.

Solo los ingenuos podrían considerar que esa avalancha de postulantes refleja un alto espíritu cívico, porque, bien vistas las cosas, no se trata más que de un disparate.

La atomización de candidaturas en gran medida responde al interés subalterno de conseguir vacantes en la administración pública, alcanzar cacicazgos localistas y medrar del poder que incautamente confieren los ciudadanos a sus seudorrepresentantes cada cinco años.

Y así lo manifiesta Martín Tanaka en Fragmentación: ¿deberíamos sorprendernos?:

Según la información preliminar respecto a la inscripción de listas para las elecciones regionales y municipales de octubre, tenemos un notorio aumento en los niveles de fragmentación política en el plano regional: pasamos de 225 listas a 337, un aumento del 50%, con un promedio de 13 listas por región. En el plano provincial y distrital el aumento en el número de listas ha sido de 14 y 3% respectivamente, dejando un promedio de 9.7 listas por provincia y 6.6 por distrito. Además, tenemos evidencia de que la enorme mayoría de listas son altamente personalistas e improvisadas, y que no tienen propuestas ni impulsan proyectos de desarrollo regional o local.

Quiero llamar la atención sobre el hecho de que esta realidad es la consecuencia lógica de los estímulos establecidos por nuestro sistema político, que ha generado la fragmentación tanto vertical como horizontal de nuestro precario sistema de representación: no se articulan los espacios nacionales, regionales y locales, y tampoco los espacios regionales, provinciales y locales entre sí.

En mi opinión estamos en estos dos casos ante una versión más descafeinada y menos explícita de la idea heduardiana-aldomariateguiana del «electarado». El país tiene ciertas leyes que regulan la actividad política y electoral. De repente se presentan «muchas» (sin que quede claro bajo qué métrica se habla de «mucho» o «poco») opciones que piden el voto. Simplemente los ciudadanos toman sus decisiones de política y un subconjunto de ellos se anima a lanzarse a la campaña electoral. Ya es cuestión de la ciudadanía elegir dentro de esta oferta electoral. Por que haya muchas o pocas opciones no hay de por sí fracaso del mercado electoral o «fragmentación». Esa oferta es la que produce la ciudadanía y será la ciudadanía la que elija dentro de ella. A algunos no les gusta o no ponderan a estas opciones como «buenas», y acaso tampoco ponderen a la elección de la ciudadanía como «buena». Y aquí vienen las reacciones diferentes. Hugo Guerra opta por desear que la ciudadanía decida con cautela:

Por supuesto, sigo creyendo que el sistema democrático y su herramienta electoral son, a pesar de todo, el mejor modelo de organización política y la mejor forma de selección de autoridades para el Perú. Pero planteadas las alertas sobre la mala calidad de la mayor parte de candidaturas es hora de que los ciudadanos cautelen su futuro haciendo una selección rigurosa antes de votar. Caso contrario, y muy penosamente, habrá que reconocer con el viejo Piérola que el Perú es todavía un “país de gentes desconcertadas”.

Por su parte, Martín Tanaka opta por cambiar las leyes electorales, por una reforma electoral:

Frente a este panorama, ¿qué hacer? Hace rato que deberíamos ponernos de acuerdo sobre la urgencia de implementar una reforma que busque combatir consecuentemente la fragmentación política, en sus dos dimensiones. La lógica es que los requisitos para inscribirse y tener derecho a representación sean mucho más exigentes, y mucho más expeditivos los mecanismos para perder el registro cuando no se cuenta con respaldo ciudadano; al mismo tiempo, se debe promover la articulación entre lo nacional, regional y local, no su separación, como sucede en esta elección.

Hoy tenemos 27 partidos inscritos, que abandonan los espacios regionales y locales; claramente deberíamos tener menos, y con raíces en las regiones y localidades. Al mismo tiempo, los movimientos regionales deberían tener asentamiento en más de un departamento, y en todas las provincias de los mismos; del mismo modo, las organizaciones locales provinciales deberían cubrir más de una provincia, y todos los distritos dentro de estas.

Así, el ideal de estos autores parece ser que tengamos un par de opciones que centralicen el voto ciudadano. Tal vez se tenga la creencia de que así ocurre en otros países. Uno ve que el candidato demócrata compite con el candidato republicano, la democristiana contra el socialdemócrata, el «popular» contra el socialista, etc. Lo que uno no siempre ve es que a pesar de haber dos candidatos más fuertes, las listas electorales en los Estados Unidos, Alemania y España incluyen a un montoooooon (sic) de candidatos, que ni siquiera salen en las noticias. Se puede ver algo al respecto aquí para las elecciones americanas de 2000, aquí para las de 2008, aquí para Alemania, aquí para Catalunya 2006, aquí, para Catalunya 2010, aquí, para España 2008. Hartas opciones, igual o más que lo que tanto les preocupa a los autores citados.

Es decir, en otros países las barreras a la entrada al mercado electoral parecen ser precisamente más bajas que en el Perú. La oferta electoral es grande y diversa. Es la ciudadanía la que concentra su voto en un par de opciones, a las que fiscaliza muy detenidamente. En el Perú, hay la política de poner más barreras de entrada al mercado electoral, y menos fiscalización ciudadana a las opciones disponibles. Es como lo que ocurre con las barreras a la constitución de una empresa, documentadas en «El Otro Sendero» de Hernando de Soto et al. Estas barreras luego se convierten en una «licencia» que generan un «mercado secundario»; quien tiene la licencia puede subastarla al mejor postor o al más afín. Es esta forma de regular el mercado electoral, guiada por la lógica de restringir la entrada al mercado, la que está creando más problemas, como los «partidos vientres de alquiler», que soluciones. Y tampoco está evitando que surjan opciones calificadas a priori como «de baja calidad», «personalistas», etc. Bueno fuera que una ley de partidos o electoral fuera el instrumento de mejora de la calidad de las opciones políticas. No parece que haya sido un instrumento eficaz antes, ni que vaya a serlo ahora. La calidad de la política peruana depende de lo que decidan los ciudadanos. Las leyes electorales tienen como rol hacer que las opciones electorales compitan limpiamente y en igualdad de condiciones, de manera que la representación política refleje fielmente a los ciudadanos. Es aquí en que quienes hablan del «electarado» son más directos en cuestionar explícitamente a la ciudadanía por la representación que genera, y con ello cuestionar abiertamente al mecanismo democrático, que quienes proponen una regulación electoral ad hoc con más barreras a la entrada. Posiblemente, lo que algunos autores ven como problema de «baja calidad» de la representación política sea la «baja calidad» de la elección ciudadanía.1 Nótese que en estas discusiones se pone poco énfasis en la fiscalización ciudadana a las opciones electorales ya en el gobierno.

En Alemania en cierto momento se puso un 5% mínimo para tener representación congresal, con el objeto de evitar la dispersión de opciones ya elegidas. La razón es que allí el nazismo pudo aprovecharse de los partidos pequeños para formar una mayoría que no tenía y luego eliminar la democracia en la que no creía.2 Había una razón histórica, un trauma, para establecer el límite. En el Perú no parece que «el problema de la calidad política» (menos el problema mayor de la defraudación del voto ciudadano) se explique porque «le dieron licencia a quien no debió tenerla». Es un problema generalizado que ocurre en grupos políticos que cumplieron holgada y limpiamente con los requisitos electorales. El movimiento caudillista, personalista, electorero, clientelista, corrupto, etc. tiene tanto derecho a presentarse a las elecciones como cualquier gran partido caudillista, personalista, electorero, clientelista, corrupto, etc. Evitando la pequeña escala no sólo no lo eliminamos, sino que nos estaríamos quedando con la parte más grande del problema: faenones en vez de faenitas.

A
Más al respecto en Apuntes Peruanos de Franc Canaza:

Valla Electoral: ridícula seguridad
Protegiendo a los incumbentes, reduciendo el valor de tu voto
(…)
Mecanismos de valla electoral, así sean de 5% o de 3%, lo que hacen es mantener el esquema actual de las máquinas de ganar elecciones, dejando que los Humalas y las Conacamis se peleen por la validez de su voz en las calles, en las carreteras, en las ciudades. En vez de canalizar estas voces a través de mecanismos de inclusión, los políticos han construido la valla electoral no para llevar a país a una “gobernabilidad” sino para encerrarse en un ghetto de normas que les den una fácil elección y una supuesta representatividad.

Puesto así el asunto, el juego de la valla electoral es el de un club exclusivo en el que sólo los eternos ganadores del puesto en el Congreso son los que siguen jugando, una vez, otra vez, y otra vez más.

Leerlo completo.

A2 Un ejemplo de dizque «fragmentación» política: muchas organizaciones (22), libres de postular. Sin embargo, el voto ciudadano se concentra en algunas pocas opciones. Hay partidos que sólo obtienen unos cientos de votos. ¿Y?

¿Fragmentación política porque haya muchos partidos?

Nótese los nombres de los partidos: «Partido Antitaurino Contra el Maltrato Animal», «Por un mundo más justo», «Ciudadanos en Blanco», «Partido Familia y Vida», «Partido Obrero Socialista Internacionalista», «Plataforma Adelante Cataluña», etc. Suenan familiares en el Perú, ¿no?

Que haya tantas opciones no es motivo de preocupación.

Resultados de las elecciones catalanas de 2006. Hay cuadros similares para Madrid, Andalucía, etc.
Tomado de fuente citada arriba. Hacer click en la imagen para ampliarla

A3 Carlos Basombrío en Lluvia de candidatos, sequía política repite las preocupaciones de Guerra y Tanaka:

Ya cerradas las inscripciones para gobiernos regionales y alcaldías, se confirmó lo que muchos suponíamos. En casi todos los lugares hay una cantidad enorme de postulantes. Todo parece indicar que se está superando incluso lo ocurrido en el 2006.

No hay nada que festejar. No estamos ante la fiesta cívica en donde el ejercicio democrático se multiplica y reproduce, sino ante una manifestación de la profunda crisis de nuestra vida política.

A quienes expresan preocupación por la cantidad de candidatos les parece obvio que es un fenómeno negativo. Sin embargo, sus argumentos no son tan obvios y más bien difieren. Así, aquí tenemos un curioso argumento:

Dada la multiplicidad de candidaturas y el que la segunda vuelta sea solo para el nivel regional, es inevitable que tengamos de nuevo muchos alcaldes elegidos con una votación insignificante y que tendrán, desde el primer día, a más de media docena de candidatos perdedores tratando de socavar su gestión.

Se perdieron estos años para intentar las reformas que hubiesen podido mejorar algo la calidad de la vida política. Por lo tanto, seguiremos con los mismos problemas.

De nuevo el argumento que «tanta cantidad baja la calidad», pero esta vez resulta que hay tantos candidatos perdedores que vienen a «socavar» al candidato ganador. Basombrió no parecen percatarse que de eso se trata:la democracia consiste precisamente en que haya una oposición que fiscalice al ganador.

El Comercio ya editorializa sobre el tema en Elecciones 2010: Ni voluntarismo ni ansias de poder:

Más de cien mil candidatos se alistan a participar en las próximas elecciones municipales y regionales. La pregunta es cuántos de ellos se hallan listos para dirigir esas instancias de gobierno.

Pero opta por la mayor información a la ciudadanía, antes que por una «reforma electoral». Por ahora.

A3 El historiador del canal del estado se suma al tema en Híper fragmentación. Hasta arranca su primer párrafo en forma similar a los autores aquí citados

:La inscripción de las listas para las elecciones municipales y regionales ha dejado un saldo negativo. El número de postulantes es superior a cualquier otra elección, no obstante que ya veníamos teniendo cantidades elevadas en las últimas contiendas. Esta profusión de postulantes evidencia una fuerte apetencia por los cargos y plantea graves problemas para la gobernabilidad futura de los espacios subnacionales. ¿Cuáles son las fuerzas motrices de esta fragmentación de listas?

El artículo casi una reseña del artículo de Marisa Remy, aquí. La ecuación presente en todos estos autores es

«profusión de postulantes»=»hiperfragmentación».

Pero, ¿es así?

A4 ¿Demasiados candidatos? se pregunta Alfredo Quintanilla:

Las reacciones de algunos analistas frente al número de candidaturas presentadas para las elecciones regionales y municipales pueden ser catalogadas como moralistas o políticas. Las reacciones moralistas se preocupan del número que va tras los cargos por empleo, ambición personal, figuretismo, o los negociados que –imaginan- armarán si ganan en las urnas. Las reacciones más políticas señalan que no debe sorprender el número si la legislación es laxa, si no hay controles institucionales contra los oportunistas y tratan de explicar por qué se ha multiplicado el número de candidatos regionales. Ambas se preocupan, por el tipo de campaña electoral que habrá, es decir, más de lo mismo, el “vale todo”, o, al menos, chatamente publicitaria, sin ideas o sin la exposición de programas o soluciones pensadas.

Leerlo completo.

  1. En Irán hay elecciones, pero es un comité el que tiene que aprobar primero quién postula. []
  2. Esta cota inferior ya era cuestionable, pues las opciones políticas tenían que dar un salto grande para lograr constituise. No podían construirse poco a poco, demostrando un buen trabajo congresal y desde allí ganar mayor apoyo ciudadano posteriormente. []
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Enlaces a este artículo

  1. PERU: PROLIFERACION DE CANDIDATOS E INTERESES « PERSPECTIVA INTERNACIONAL
    12-07-2010 - 18:17
  2. Tweets that mention La regulación electoral ad hoc » Gran Combo Club -- Topsy.com
    12-07-2010 - 19:53

Comentarios a este artículo

  1. Silvio Rendon dijo:

    GCC: La regulación electoral ad hoc http://grancomboclub.com/2010/07/la-regulacion-electoral-ad-hoc.html

  2. Izquierda Perú dijo:

    La regulación electoral ad hoc: El Comercio del sábado, 9 de julio de 2010 . Diversos medios lo han señalado, pero… http://bit.ly/axGcEo

  3. Boris T. Tucto Bello dijo:

    RT @rensilvio: GCC: La regulación electoral ad hoc http://grancomboclub.com/2010/07/la-regulacion-electoral-ad-hoc.html

  4. Gerson J.A: dijo:

    Silvio, sugerente perspectiva. Definitivamente el número de candidatos no es un indicador efectivo de la fragmentación política. Existe en la literatura especializada índices que nos ayudarían a entender mejor este fenómeno; como por ejemplo, el índice de Laakso Taagapera o el de Molinar, los cuales toman en cuenta el «peso electoral» de estas organizaciones políticas. Con todo, el mismo Sartori, en su clásico texto, no explica claramente porque considera un sistema con más de cinco partidos como «altamente fragmentado». Espero seguir encontrando posts tuyas sobre política.

  5. carmen ilizarbe dijo:

    Hola Silvio,

    Buen post. Es verdad que existe aquí un sesgo al asumir que el alto número de candidatos revela fragmentación. Concuerdo con Gerson JA en que este puede venir de las categorías establecidas por Sartori pero añadiría que es un buen ejercicio reflexionar sobre por qué se usa la palabra fragmentación y no otra más descriptiva del fenómeno, como por ejemplo multiplicidad, diversidad o pluralidad. La palabra fragmentación asume que donde había unidad algo se ha roto, y el uso de que se le da en los textos que citas tiene una connotación negativa porque otorga valor positivo a una supuesta unidad perdida. En ese sentido, todas las candidaturas fragmentarias serían muy parecidas unas a otras en tanto que serían pedazos de una unidad anterior. ¿De qué unidad hablamos? Tengo la impresión de que se hace referencia implícita (y a-crítica) a la existencia de partidos a los que se atribuye “representación nacional” y que dominaron durante la mayor parte del siglo pasado la escena política. El comentario sobre la fragmentación está estrechamente ligado al diagnóstico sobre la “crisis del sistema de partidos” y a la tesis de que es necesario recomponer (¿re-unificar?) dicho sistema para devolverle estabilidad (orden) al sistema de canalización de demandas. Hay varios temas importantes aquí que tienden a ser invisibilizados una vez que se asume la idea de la fragmentación y que van desde el rol que las organizaciones sociales están jugando hoy como canalizadoras de demandas políticas, hasta reformas que se podrían introducir al nivel de gestión gubernamental local y regional, sin necesariamente bloquear legalmente la inscripción de grupos, partidos o listas nuevas. Sobre este tema, el artículo de Alfredo Quintanilla aparecido hoy en SER NOTICIAS me pareció muy bueno: http://www.noticiasser.pe/14/07/2010/quinta-columna/%C2%BFdemasiados-candidatos

    Saludos,

    Carmen

  6. Jomra dijo:

    Salud

    Estoy bastante de acuerdo con el fondo de lo que acá expone, Sr. Silvio, el problema no está en limitar, de entrada, las opciones electorales, esto es, de poner muchos requisitos para poder ser candidato. Personalmente tampoco veo un problema en una alta fragmentación, sí en la poca cultura institucional que está detrás de esta fragmentación y en el alto personalismo de las candidaturas, pero este personalismo se da en algunas listas ya «asentadas», nada nuevo bajo el sol.

    Por otro lado, el sistema electoral sí tiene efectos en la fragmentación o no del voto, esto es, un sistema que perjudica el voto a las opciones minoritarias favorecerá, por su parte, el «voto útil», y eso es lo que pasa en España (fíjese en los datos que da, puede verlo en la pérdida constante de votos de IU y la relación de votos-escaños de ese partido frente al PSOE, PP o PNV, por poner unos ejemplos de partidos mayoritarios en sus propios ámbitos territoriales), así pues, se pueden tener 88 candidaturas (generales del 2008, una de las cuales, Hache, es una candidatura broma de un buen programa televisivo que finalmente «se retiró» en el último momento, no se repartieron sus papeletas, por eso aparece con 0 votos) y concentrar los votos en dos partidos (más del 83%) y favorecer más su poder en la cámara (más del 92% de los escaños).

    Curiosamente el sistema peruano favorece la fragmentación y la instrumentalización de los partidos y movimientos regionales antes que la creación de estructuras estables, y por eso la ley es un fracaso (no consigue lo que busca, al margen de lo que busque nos parezca bien o mal). Lo peor es que se insiste, para su reforma, en reforzar los errores de la propia ley y lo que la llevan a su propio fracaso.

    Me explico, por un lado, la ley «pretende» grandes partidos, pero castiga a los partidos en formación (perdiendo su inscripción, por ejemplo, si a primeras no se consigue un buen resultado, lo que obliga a comenzar de nuevo una y otra vez), también dificulta la creación de proyectos nacionales (por sus fuertes requisitos) lo que favorece a la creación de movimientos locales (si uno tiene una idea nacional pero no tiene los recursos para comenzar a los grande, comenzará con un movimiento regional y puede que ahí quede la cosa), y todo ello sazonado con esa instrumentalización que denuncia en los «partidos vientres de alquiler», producto de las dificultades de inscripción que bien señala, sumado a una cultura «antipartidos» (que en gran medida «debemos» al fujimorismo).

    Las legislaciones electorales pueden favorecer las grandes coaliciones y aun así no acabar con la fragmentación en los partidos (como en Italia) o realmente favorecer dos o tres partidos-coaliciones pero dejar la puerta a los personalistas (como en Chile), como dificultar el acceso a los «pequeños» con circunscripciones chicas (España) o sistemas mayoritarios (sistema del Senado en España, listas abiertas que en la práctica es un sistema mayoritario por partidos), lo que no se puede es como en Perú, decir una cosa, hacer otra, que te salga el tiro por la culata e intentar «arreglarlo» tirando leña al fuego para apagar el «incendio» que ellos mismos han provocado.

    Hasta luego 😉

  7. RAUL dijo:

    Claro que la gran cantidad de candidatos no revela fragmentacion, solo revela el desmedido afan de servicio de todos estos candidatos, dispuestos siempre a sacrificarse por su comunidad, con el unico afan de servir, aun a riesgo de sacrificar sus ingresos actuales…….realmente enternecedor