Por - Publicado el 16-03-2008

Hace poco Gustavo Faverón escribía:

La inocencia del poeta
Sobre la santidad de quien escribe poesía

Todos somos poetas
Más sobre la detención de Melissa Patiño.

En estos posts sostenía que los escritores del entorno de Melissa Patiño pedían su liberación sólo en base a la condición de poeta y de joven de ésta, lo cual estaba mal: el que sea poeta no le confiere ninguna santidad a nadie. Le expresé mi desacuerdo (ver comentarios en esos mismos posts), pues, entre otras cosas, no vi esa actitud en dichos escritores. El gobierno acusaba a Patiño de «terrorista» por participar en un evento «bolivariano» en Quito. Más aún, según lo cuenta Correo, el gobierno insiste en su acusación:

Sí existen vínculos de “bolivarianos” con el terrorismo
VICEMINISTRO DEL INTERIOR ACLARA QUE HAY HECHOS CONCRETOS QUE LOS VINCULAN CON SUBVERSIÓN

Pero no se nos dice qué «hechos concretos» ni qué subversión. ¿Cuánto tiempo puede estar una persona detenida en el Perú sin una acusación sustentada?

Y el tema se va agravando (Presos en Dircote en ayuno), genera rechazo en más sectores (ver El macarthismo peruano de Alberto Adrianzén) y como dice la propia acusada en Habla Melissa, la poeta encarcelada, la acusación es surrealista.

Más aún, El Comercio generalizó la acusación de «terrorista» a más gente (ver más en Carmen Azparrent: libertad inmediata !!).

El día de hoy nos enteramos que hubo un rastrillaje de poetas en jirón Quilca. Y dale la policía a pedirle los DNIs a la gente que está en los bares, poetas.

Al parecer la polícia ha hecho un profiling de carácter ocupacional y político. No es la primera vez que ocurre. Cuando capturaron a Maritza Garrido-Lecca en la sociedad limeña hubo una gran paranoia, pues parecía que ahora toda persona dedicada a la danza ya fuera una senderista. En setiembre de 1992 diversas personas dedicadas a la danza aparecieron como sospechosas de senderismo. La presión y el miedo llegó a tanto que algunos se presentaron a DIRCOTE para despejar toda sombra de sospecha sobre sí. O cuando Mario Poggi ahorcó a Diaz Balbín, ya parecía que todos los/as psicólogos/as fueran poco menos que unos locos asesinos. Las asociaciones profesionales tuvieron que desmarcarse de Mario Poggi y aclarar que no era psicólogo sino sólo bachiller en psicología, denominación que los medios adoptaron inmediatamente para referirse a este señor.

En suma, dedicarse a alguna actividad no te da ninguna santidad, pero ¿qué tal si te criminalizan y estigmatizan por ser poeta, bailarina o psicólogo? En el caso de Melissa Patiño y de otras personas, lamentablemente el gobierno actual está cayendo en esta disparatada actitud. A este paso tendremos una fila de poetas presentándose en Dircote ya no para protestar, sino para entregarse de frente…

A ver si se corrige el rumbo. Que se siga investigando sobre la infiltración chavista en el Perú, pero que se deje a toda esta gente en libertad que es lo correcto.

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