Por - Publicado el 21-03-2007

Siguiendo con Retornos en el IEP y en respuesta a algunos comentarios, podríamos preguntarnos, ¿por qué regresan los dinosaurios y no se consolida la renovación de personas? Lo he planteado antes en este blog, pero resulta que nos ha surgido un caso concreto. Dos posibilidades son:

  1. Así como antes, a comienzos de los noventas, hubo una desbandada de investigadores, hoy se van acabando las instituciones a donde caer. Ya no hay los espacios abiertos por Paniagua, Toledo (e incluso Fujimori). En tales condiciones, no está de más regresar a la prepo a controlar de nuevo las instituciones que ya no frecuentaban desde hace mucho. Que los más jóvenes no se vistan que no van, que la chacra es de su dueño, no de ellos; que aquí manda papá Montero, rumba canalla rumbero. Tanta gente no sube al cielo…
  2. Otra posibilidad viene por el lado político. La gente más joven es más amplia y menos partidarista que los viejos, que igual necesitan un espacio propio, dado que las izquierdas están reducidas a su mínima expresión política, académica y electoral. Tal vez se les ha ocurrido que algo de relanzamiento no estaría mal. El único tema es que los relanzamientos no suelen funcionar sin nuevos discursos y sin nuevas personas. Queda por ver cómo les va.

En cualquier caso, mientras que por la derechas tienen, no sólo a los «jóvenes turcos» que se lucieron hace ya un cuarto de siglo, sino a otra gente verdaderamente joven, como los del IPE o ministros como Fernando y Verónica Zavala, etc., etc. , las izquierdas académicas siguen en su lógica gerontocrática, en estrepitoso fuera de juego…

Hay un comentario que alude a lo que es una generación (aquí). Es sintomático que en el mundo las izquierdas sean gerontocráticas. No fueron sólo las izquierdas comunistas de viejo cuño, sino las «nuevas izquierdas» supuestamente renovadoras de hace ya medio siglo. Como no hay promoción interna y son organizaciones cerradas, pues sus miembros tienden a votar con los pies creando nuevas organizaciones, que se desgajan cual ameba del núcleo central. De ahí la fragmentación de las izquierdas, justificando con «ismos» las divisiones originadas por la falta de rotación dirigencial. Este tipo de conducta, obviamente tiene consecuencias en las organizaciones periféricas como las ONGs, favoritas más de las «nuevas» que de las «viejas» izquierdas. El entrenamiento obtenido en el mundo político se lleva al mundo organizativo no gubernamental: mangoneo en asambleas, intrigas palaciegas, maledicencias politizadas, etc.

En fin. Creo que es crucial sacar el tema del armario. El silencio sólo favorece al statu quo. Ventilar el tema es el primer paso para generar soluciones…

Adultos metidos a niños.
Son muy graciosos.

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