Por - Publicado el 10-03-2009

giorginaCuando escribí el post sobre el post de Carlos Meléndez en torno a la memoria y el Museo de la Memoria, mi propósito fue poner en cuestión la presuposición de que la opinión promedio debería definir las acciones de los agentes políticos.

En resumen, mi idea es que la política no puede ser la búsqueda de la aprobación del “median voter”. Si ese fuera el caso, la finalidad de los partidos políticos no sería avanzar en ciertas ideas sino, simplemente, capturar la atención de los votantes ofreciéndole lo que ellos piden. Por el contrario, buena parte de la política consiste en introducir al debate público ideas que no son tomadas en cuenta por la mayoría. Justamente en esto consiste el liderazgo: no en seguir la corriente sino en dar pautas para la marcha de la sociedad.

En lo que respecta a la discusión sobre el Museo de la Memoria, el debate no puede reducirse a qué opina el “median voter” de Meléndez. En uno de los comentarios al post anterior, Alfredo P. sostiene que la diferencia entre Meléndez y los que no estamos de acuerdo con él se reduce a la distinción entre el “ser” y el “deber ser”. En esta interpretación, Meléndez describiría las cosas “como son” mientras que los otros describirían las cosas “como deben ser”.

Es una reducción falaz. Porque es claro para los que creemos en los derechos humanos (y Meléndez es uno de ellos, no lo olvidemos) que los actos de violencia “fueron” pero que no “debieron ser”. Aquel, como Alfredo P., que sostenga que la violencia ejercida por el Estado fue correcta no solamente está reconociendo que se produjo sino que fue bueno que se produjera.

De modo que tanto quienes están a favor como quienes están en contra del Museo de la Memoria no están discutiendo en el terreno del “ser” sino del “deber ser”. Los datos de la opinión pública nos pueden informar sobre lo que ciertos sectores opinan o les parece importante. Pero, como ya expliqué, esta opinión no puede ser definitiva cuando se trata de casos de justicia.

El Museo de la Memoria y otros gestos simbólicos para preservar nuestra historia son necesarios porque reivindican la dignidad y el derecho de las víctimas. Es una manera de decirles que su dolor sí nos importa, que su experiencia sí es relevante y que la ciudadanía no es la condición exclusiva de una élite. No será una causa popular pero es una misión, con todo, necesaria porque lo que divide al Perú no es el recuerdo de la violencia sino la exclusión y el desprecio que sobreviven al periodo de violencia.

Si no aprendemos a reparar aquella división, ¿cuándo vamos a aprender? Algunos dicen “no es el momento”. Pero ello en la práctica significa esperar que los nombres de estos personajes ya sean borrosos, casi anónimos.  Buena parte del poder de la restitución depende del tiempo. Esperar más (cuando Alan García o Alberto Fujimori no existan, cuando los victimarios hayan podido disfrutar cómodamente de su retiro, o cuando las víctimas y sus familiares ya hayan muerto) es una mera excusa.

En la foto: Giorgina Gamboa. Según algunos, su memoria no debería ser la nuestra.

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Enlaces a este artículo

  1. Memoria social y pensamiento lineal « Luna Antagónica
    11-03-2009 - 5:58
  2. Combitos » Derechos Humanos, Blogósfera, Museo de la Memoria, recuperación de la memoria
    14-03-2009 - 17:10

Comentarios a este artículo

  1. Miguel dijo:

    Como tu post anterior, este es estupendo. ¡Un saludo!

  2. Sílvio Rendon dijo:

    Diré aquí algo en relación al epílogo de este debate.

    El Sr. Meléndez continúa con sus frivolidades y desubicaciones indolentes. Ha pasado de comparar los años de terror con romper con la enamorada a comparar la dramática decisión de suicidio de José María Arguedas con su falta de argumentos. Caricaturesco.

  3. Amazilia dijo:

    «Es una manera de decirles que su dolor sí nos importa, que su experiencia sí es relevante y que la ciudadanía no es la condición exclusiva de una élite. No será una causa popular pero es una misión, con todo, necesaria porque lo que divide al Perú no es el recuerdo de la violencia sino la exclusión y el desprecio que sobreviven al periodo de violencia.»
    Esta creo es la parte mas importante de tu post, y el museo no va ha solucionar la exclusion, la discriminacion y el racismo que existe en el Peru. Construir un museo mientras se siguen politicas economicas y sociales que olvidan el campo y las regiones mas afectadas por el terrorismo seria un desproposito.

  4. marcayuq dijo:

    Querida Amazilia, pero una cosa no excluye a la otra. Además se trata de una donación no de debatir cómo debería ser dividido el presupuesto nacional. Saludos. Se te extraña en el blog de Ahora.

  5. Susana dijo:

    Puse un post al respecto, aquí: http://blog.pucp.edu.pe/item/47991

  6. Fabber dijo:

    Me parece que Daniel Salas y Alfredo P. aquí han ubicado mejor el meollo del debate. Esto permite no repetir además que no se está cuestionando que la ética provenga de algo ad populum o explicar cuando un museo público se impone contra un espíritu mayoritario en nombre de lo que algunos consideran el «deber ser».

    Y permiten plantear mejor los problemas, por lo que veo expuesto:

    La apropiación de la verdad y la ética como patrimonio de un solo grupo político, la izquierda, es en detrimento de los demás componentes de la sociedad. Al ser los encargados de la antorcha olímpica de lo que «debe ser» ellos son los llamados a enseñarnos con su liderazgo qué pensar de una guerra en la que no solo ellos fueron testigos.

    Si el APRA hubiera aceptado los 2 millones de dólares del museo y decidiera una visión predominantemente aprista de la memoria de esa guerra hubiera sido un escándalo para la izquierda. Al APRA no le corresponde hacer el juicio sobre la guerra, sí a los intelectuales de izquierda. Bueno, pónganse en los zapatos de los demás actores con respecto a la izquierda.

    Se pretende que la posición errada no solo corresponde al pueblo que vivió y fue testigo de esa guerra pero que tiene una memoria errada la cual es preciso «corregir». La posición errada es también de los apristas, un partido podrido, y de los fujimoristas, seguidores de un líder corrupto, o los humalistas que son fanáticos nacionalistas. Si los acciopopulistas tuvieran importancia política también habría por donde atacar recordando las masacres del gobierno de Belaúnde.

    Pero la izquierda intelectual o los herederos y formados en ésta se asume en el papel de juez, como ya hemos visto cuando consiguieron un papel principal en moldear muchas formas y conclusiones de la CVR.

    El desprecio por las posiciones opuestas y su descalificación intelectual y moral es una de sus armas.

    Para su infortunio muchos recordamos:

    1. El terrible papel de la izquierda como insumo ideológico de la guerra subversiva.

    2. Su posición en muchos casos timorata o hasta simpatizante con respecto a las terribles fuerzas con las que combatía el Estado, planteando en muchos casos un verdadero escollo político en la lucha contra SL y el MRTA.

    3. Su conversión mayoritaria y apresurada de proclamadores de una guerra revolucionaria y de la violencia como partera de la historia, a ser los mayores defensores de los DDHH, cuando la guerra revolucionaria que se cultivó fue la causa de tantas violaciones a los DDHH. Se silba y se mira a otro lado.

    4. La minimización de la derrota de las fuerzas subversivas y la maximización de las atrocidades de una guerra interna de casi dos décadas. Esta maximización obedece más a la política que a la ética. Con ella los mayores enemigos de la izquierda son puestos al nivel sanguinario de SL: el APRA, la derecha belaundista, el fujimorismo y por supuesto, las Fuerzas Armadas. Nada es coincidencia.

    ¿Y ellos nos plantearán el «deber ser»?

    ¿A los demás nos corresponde ser reeducados?

    Incluso se plantea la cuestión de la memoria como si se ocultaran las masacres y atrocidades de las FFAA y sus gobiernos respectivos, cuando es todo lo contrario. Estas salen a la luz y son expuestas a la opinión pública cada vez que se puede.

    La CVR aquí de todas maneras hizo un buen trabajo. Se abrió la herida y se expuso que «este fue el coste de la guerra» ante los diversos sectores de la sociedad. Estas sacaron sus propias conclusiones no solo por la CVR sino por la experiencia personal de lo que fue la guerra para cada uno.

    El ejemplo más contundente de testigos y víctimas en primera línea de la guerra está en Ayacucho y su posición lejana de lo que la izquierda quisiera que «deba ser».

    ¿Cuando debemos construir el Museo de la Memoria?

    Cuando sepamos con qué visión construírla.

    Por respeto a las víctimas y al coste que tuvo esta victoria para el país, no confío en dejarlo en manos de los actuales aspirantes al monopolio del «deber ser».

  7. Jorge Frisancho dijo:

    Fabber,

    ¿Y por qué hay que esperar a que haya una «visión» —es decir, una versión coagulada, más bien estática, de los hechos? Yo veo la construcción de algo como un museo de la memoria (y el nombre de «museo» no me gusta para nada) como una oportunidad, precisamente, de evitar que se construya una versión dominante de la historia inmediata, y que se haga necesariamente «oficial». Creo que precisamente porque esa memoria está aún viva hoy, precisamente porque las heridas están aún abiertas, es posible construir la memoria como un diálogo civil. Claro, la precondición para ello es que el proceso atienda a todas las voces, y que en lo fundamental el control del discurso no se centralice (ni en los «intelectuales de izquierda» que son tu muñeco de paja, ni en el Apra que controla el aparato estatal, ni en nadie): que se deje hablar y expresarse a las víctimas, los testigos, e incluso los victimarios del proceso.

    Yo no creo que haya una memoria «errada». Pero sí creo que no hay una memoria colectiva en el sentido más fructífero del término, sino una serie de memorias individuales o faccionales que actúan como fuerzas centrífugas en la sociedad civil. Memorias que no nos unen, que no construyen nada.

    Reclamas que los comentaristas se pongan «en los zapatos» de los demás actores, y yo te preguntaría, ¿cuáles son esos zapatos? ¿Los que dices tú? ¿Cómo vamos a identificar la mirada y la subjetividad de esos actores, su memoria, sin algo como un archivo de sus voces? Mientras eso no exista, nos quedamos nomás en conversaciones baldías entre «intelectuales de izquierda» e «intelectuales de derecha», sin llegar nunca a ninguna parte.

  8. Gonzalo Gamio dijo:

    La última encuesta de la Universidad de Lima – difícilmente catalogada como “caviar” – señala que el 74 % de las personas informadas sobre el Museo de la Memoria están de acuerdo con su construcción. Sólo el 25.1% está en contra. Esto tendría que llevarnos a revisar (o por lo memos matizar) las lapidarias conclusiones “empíricas” de CM sobre el parecer del “hombre de la calle”.

    Saludos,
    Gonzalo.

  9. Javier dijo:

    ¿»Intelectuales de derecha» no es un oximorón?

    Pregunto para enterarme, sin cachita.

    Algunos quieren que pase el tiempo para mejorar el análisis. Fíjense en el desconocimiento de una figura histórica como Gabriel Condorcanqui.

    El tiempo siempre es ahora.

  10. Daniel Salas dijo:

    Hay que ser un fanático para creer que no hay intelectuales de derecha. Más bien yo veo a la izquierda intelectualmente debilitada, manejando un discurso vacuo, conservador y carente de apoyo empírico.
    En realidad, la diferencia derecha / izquierda me parece cada vez más innecesaria.

  11. Carlos Eduardo dijo:

    Hola,

    Me parece que las críticas a la idea de un «median voter» han sido metodológicamente correctas, pues desde las ciencias sociales esto no es algo «empírico», sino ciertamente «ideal».

    Lo que sí existen en las ciencias sociales son «el X según Y». Es decir, «el museo de la memoria según el NSE A, B, C o D». En ese sentido, creo que es en los sectores C y D donde estos temas de la memoria son delicados, son su importancia es comprendida desde las demandas sobre asuntos como empleo, seguridad, etc; mas no sobre una demanda por la «memoria». Yusuke Murakami ha demostrado también cómo es que la concepción de la democracia según los sectores C y D son distintos a la democracia según A y B.

    Si tomamos en cuenta las cosas en este sentido, el problema no es que al «pueblo» no le interese el museo de la memoria, sino que los sectores C y D ven el problema de manera distinta (no desde una entrada ética, por ejemplo), lo cual no significa que no les importe.

    Creí necesaria esa atingencia en la observación de los datos de la opinión pública.

    Un cordial saludo,

    ATTE.
    Carlos Eduardo Pérez Crespo

  12. marcayuq dijo:

    HOla Fabber!

    Permíteme ser un poco sarcástico: ¿de qué izquierda estás hablando? ¿Los maoístas? ¿LOs pro soviéticos? ¿Los velasquistas? ¿Los de SL? ¿Los del MRTA? ¿La izquierda marxista en general? ¿La social democráta? Me parece que te has dejado llevar por un discurso conspirativo que carece de sustento, porque la izquierda militante y partidarizada no defiende a la CVR ni está de acuerdo con su Informe.

  13. marcayuq dijo:

    Uy, me olvide de los trotskistas…

  14. Alfredo P. dijo:

    «…¿de qué izquierda estás hablando? ¿Los maoístas? ¿LOs pro soviéticos? ¿Los velasquistas? ¿Los de SL? ¿Los del MRTA? ¿La izquierda marxista en general? ¿La social democráta? Me parece que te has dejado llevar por un discurso conspirativo que carece de sustento…»
    Fabber claramente se refiere a la izquierda no-gubernamental integrada por muchos que en los 70s hacían llamados a la lucha armada y que en los 80s guardaron un silencio cómplice frente al terrorismo comunista y nunca deslindaron del todo con él. Son esos mismos que hoy en día se niegan a condenar a las FARC de Colombia como grupo terrorista y se refugian bajo enrevesados malabarismos verbales.
    Y la CVR estaba repleta de ellos, tanto que al momento de evaluar el accionar de la izquierda peruana durante los 80s, cumplieron con «pasarla por agüita tibia».

  15. Alfredo P. dijo:

    «…el 74 % de las personas informadas sobre el Museo de la Memoria están de acuerdo con su construcción. Sólo el 25.1% está en contra.»
    Las personas informadas son las menos en Lima y Callao, según esta encuesta de la U. de Lima.
    «Sin embargo, la referida encuesta, realizada en 38 distritos de Lima y Callao los días 7 y 8 de marzo, revela que el tema no es de conocimiento de la mayoría de limeños y chalacos. Solo el 4% de encuestados reveló estar “muy informado” del tema, mientras que el 18.5% refirió estar “informado” del caso.
    El 41.2% admitió estar “poco informado” y el 36.3% reconoció no saber nada.»

    http://peru21.pe/noticia/257031/limenos-chalacos-si-quieren-museo-memoria

    A la gran mayoría de limeños y chalacos, este tema del museo ni les va ni les viene.

  16. Julio dijo:

    ingrid betancourt apoya «salida politica» para guerrilla de las farcs: http://tvbruto.blogspot.com/2008/12/ingrid-betancourt-apuesta-por-salida.html

    ¿por qué no se propone aquí una salida política para los remanentes senderista?

    porque le conviene al fujimontesinismo mantener el cuco del «terror» para réditos políticos.

  17. Gonzalo Gamio dijo:

    Me parece que el post de Carlos Pérez hace muy buenas precisiones desde el campo de la ciencia política, que relativizan algunas tesis de Carlos M. y de Alfredo P. sobre el supuesto desinterés popular por la memoria.

    Saludos,
    Gonzalo.

  18. Sílvio Rendon dijo:

    Es un tanto ….. ¿cuál sería la palabra? ¿cándido?….. de parte del Sr. Meléndez (y más lo es de sus auspiciadores y reforzadores) suponer que nadie se dio cuenta de su remedo de la carta arguediana. Una vez más, subestima a sus interlocutores. En este mismo post hice un comentario al respecto. A falta de argumentos, ya no son sólo buenas las falacias o la indolencia, sino la inimputabilidad. Es decir, ahora resulta que el Sr. Meléndez no era quien escribió lo que escribió, sino Arguedas (¿?). Arguedas será responsable de la carta original, pero la volteada, adaptación, y aplicación al contexto del debate sobre el «museo de la memoria» es del Sr. Meléndez. No es la primera vez que este señor disfraza su orfandad de argumentos diciendo que sólo estaba burlándose (o, para que lo entiendan sus auspiciadores, diciendo «just kidding»).

    Es como si Carlos Álvarez imitara al general Donayre, y si se le critica por alguna idea que transmita a través de su parodia dijera «no era yo, era el general Donayre. Todos cayeron. Vayan y quésense con él por lo que yo he dicho». Las parodias también transmiten ideas, también destruyen adversarios de debate, también desprestigian gente. No por gusto Carlos Álvarez tuvo que comparecer ante el poder judicial por diversas parodias de la época de Montesinos. En el país hace rato que los humoristas y caricaturistas venales dejaron de estar por encima del bien y el mal. Un intelectual metido a comediante no es la excepción.

    Claro, se puede construir un mundo virtual, de ficción, donde no rijan las leyes de la lógica y las falacias pasen por argumentos, un debate punto por punto resulte ser un «cargamontón» o una «pelea», y las expresiones de «solidaridad» y aplausos de una collera de simpatizantes reemplacen cualquier intento de razonar con coherencia. Un gran cambalache. No sólo se puede, sino que lo están haciendo. Paradójicamente, todo comenzó porque el Sr. Meléndez reclamaba ver bien la realidad y los otros no.

  19. Jorge dijo:

    Me sigue provocando curiosidad la postura de algunos comentaristas que asumen arbitrariamente que a la mayoría de peruanos este tema no les va ni les viene.Creo que por andar tan confundidos no se han dado cuenta del inmenso cargamontón que desde el sector oficial se viene realizando contra la idea del museo.Porque tanto ruido si el suelo esta parejo? Porque precisamente se quiere desviar la atención de un tema que requiere atención urgente del gobierno?

    Porque SL sigue activo?No es precisamente por la misma miopía estatal que sigue ignorando la realidad del interior del país y le deja la mesa servida a grupos extremistas y de toda laya para fertilizar discursos violentistas o separatistas? No se dan cuenta acaso que las unicas politicas consecuentes a lo largo de todos los gobiernos son el centralismo,la exclusión y la inexistencia del estado como entidad integradora territorial y social?

    A partir de lo que enuncia Silvio respecto al median voter pienso que los politicos en nuestro pais mas que gobernar en función al interés de dicho grupo actúan más bien en función de la simpatía popular inmediata.Magaly es famosa? La condecoro pues! El presidente dice que hay que mejorar la Costa Verde en pleno verano? Salgo como alcalde distrital y un bulldozer para decir que yo también quiero mi playita limpia! Los vecinos de Barranco protestaron contra una via cerrada? La abro de inmediato pues!
    Lo unico válido entonces es la rapidez de reflejos para sintonizar con el tema del día,que se vayan al carajo la construcción de la ciudadanía,el beneficio colectivo y el puto largo plazo,el unico horizonte válido son los años de mandato político.

    Para algunos debemos esperar (como en España por ejemplo) a que todos se mueran y se olviden para poder volver a discutir el tema.Mientras tanto las indemnizaciones se siguen sin cancelar,los muertos en Ayacucho siguen desenterrandose todos los días y el narco-senderismo sigue creando zonas liberadas gracias a la ineficiencia del estado.Eso debe ser muy difícil de apreciar desde una terracita del Starbucks no?No hagan olas caracho que Lima ya esta moderna y en un par de años seremos más modernos que los chilenos.

    Lo más paradójico de esto-detalle que se les ha chispoteado a todos- es que el portavoz indignado de la negativa gubernamental ha sido el embajador en Alemania, el arqueólogo Federico Kauffman Doig.El mismo que llora por dinero para sus afiebradas expediciones y que toda su vida ha reclamado museos de sitio a lo largo y ancho del país.

    En otras palabras,museo para recordar a los que ya no nos pueden responder y nada para los que aún tienen a alguien a quien llorar.Peor aún,no construír nada para que todos puedan antes que cualquier otra cosa…olvidar.

    Saludos

    Jorge

  20. Carlos Del Carpio dijo:

    Fabber:

    Ni yo ni nadie entre los comentaristas (que yo sepa) ha dicho hasta el momento que el museo en discusión debería de tener una u otra «visión» en particular. Se está discutiendo si debería haber un museo o no. Nótese por favor que se está desviando la discusión.

    Además, nótese también el cambio de argumento. Se esta pasando de un argumento del tipo «todavía no es el momento»/»la mayoría no lo quiere» al de «memoria no, porque sería el de las izquierda». Aclaremos qué justificación es la que queda entonces.

    Según los argumentos iniciales tuyos y de Meléndez, dados los resultados de la última encuesta de la U. de Lima, sí debería construirse un museo, y éste sería el momento de hacerlo… pero ahora se dice que “no, porque tendría una visión de izquierdas”. Pregunto entonces:

    Si el museo de la memoria se limitara a recordar hechos (como las matanzas y los atentados) y su evidencia (como las fotos y testimonios); de tal forma que no se cuente ninguna historia, sino que la construcción de esta sea dejada al juicio y perspectiva de cada persona, ¿se estaría en contra de construir un museo de esta naturaleza?

    ¿Qué matiz político “aprista” o “de izquierda” se le puede imprimir a unas fotos, unos testimonios o una cronología de los hechos?

    Cuando leo el titulo del post del Jorobado, “tu memoria no es la mía”, me parece que involuntariamente refleja muy bien la situación actual entre los peruanos. La memoria del ayacuchano que sufrió los años del terror no es la mía ni la de la mayoría de los peruanos. Pero es justamente por eso que creo que un museo que recoja la evidencia de esos años es necesario para ayudarnos a estar concientes y nunca olvidar lo que atravesó un sector de nuestra población. Si no es así, ¿como haremos nuestra su memoria?

  21. José Luis dijo:

    Hola Fabber

    Asumiendo que el Informe de la CVR haya recogido la visión de la izquierda peruana (cosa de que dudo, pues Vargas Llosa no es de izquierda y endosa las conclusiones del Informe; yo veo más bien una distinción entre liberales/conservadores en vez de izquierda/derecha), todavía no veo concretamente qué cosas del Informe no te cuadran: para que el debate aterrice, habría que centrarse más en los contenidos. Es un contrasentido discutir a qué grupo corresponde la visión de un documento sin hacer referencia a lo éste plantea.

    Por otro lado, dices:

    «El ejemplo más contundente de testigos y víctimas en primera línea de la guerra está en Ayacucho y su posición lejana de lo que la izquierda quisiera que “deba ser”. […] Por respeto a las víctimas y al coste que tuvo esta victoria para el país, no confío en dejarlo en manos de los actuales aspirantes al monopolio del “deber ser”.»

    ¿Cuál es este «deber ser» que la izquierda, según dices, exige a las víctimas? Si se trata del ejemplo «más contundente» de lo que argumentas, podemos exigir un poco más de claridad. ¿A qué te refieres concretamente y cómo lo documentamos?

    Saludos

  22. Stanislao Maldonado dijo:

    Creo que hay un punto que menciono Gonzalo Gamio y que no ha sido tomado con suficiente enfasis en la discusion. En su argumentacion original, Carlos Melendez mencionaba el data de que el median voter peruano aparentemente estaria ubicado a la centro derecha y de ahi concluia que el museo de la memoria no era una causa popular. En realidad, el que el peruano promedio pueda estar efectivamente a la centro derecha nada tiene que ver con el apoyo que un tema como el museo de la memoria pueda tener y es precisamente eso lo que termina mostrando los resultados de la encuesta de la Universidad de Lima. Y es lo que explica porque gente que no puede ser considerada de izquierda como Vargas Llosa o el mismo Daniel apoyen la construccion del museo. Carlos Melendez no solo incurrio en la falacia ad populum, si no tambien la falacia «non sequitur», o en cristiano, falacia de no relacion entra la conclusion y la afirmacion utilizada para soportarla.

    Por otro lado, la carencia de consistencia logica en el argumento de Melendez no significa que teorias como el median voter no sean utiles, como algun comentarista del post anterior sugirio. La critica debe ser para el analista que no sabe usar la teoria, y no para la teoria en cuestion.

    Finalmente, yo comparto en muchos sentidos las criticas de Melendez a la izquierda, como pueden leer en mi blog. Sin embargo, mi critica a la izquierda no deberia llevarme a rechazar todo lo que ella defiende. Hay que rechazar la pretension de algunos sectores de la izquierda de pretender erigirse como la reserva moral e intelectual del pais, mas aun cuando su ideologia totalitaria fue el insumo ideologico que alimento la insania de Sendero Luminoso. De ahi que me parezca una limitacion del informe de la CVR el que no haya una condena explicita al marxismo-leninismo-maoismo, que con sus diversas variantes compartia toda la izquierda. Noten que la CVR solo critica con dureza el «Pensamiento Gonzalo» en las conclusiones finales, pero lo aisla y no incluye en el paquete al marxismo-leninismo-maoismo que de acuerdo con Sendero es parte su ideologia.

    Un punto final para la agenda de investigacion de los sociologos: un punto resalta por Fabber es el tema de la victoria sobre Sendero. Creo que eso es claro en las ciudades, pero seria interesante estudiar como perciben las victimas directas del conflicto este asunto. Tal vez para los que sufrieron el conflicto compartan la misma percepcion.

    Saludos,

  23. Stanislao Maldonado dijo:

    Me olvidaba.Daniel, felicitaciones por tus dos excelentes entradas sobre el tema.

    Saludos,

  24. Fabber dijo:

    Esto me ha salido extenso en el ánimo de ofrecer una respuesta a cada cuestionamiento, pues todos me parecen importantes y coherentes, y me he extendido exageradamente, por lo que debo partir este comentario.

    Hola Marcayuq, hablo de casi todos los actores que mencionas, que no sería adecuado relegar como simples componentes de una «conspiranoia». Alfredo P. acierta en señalar cual es la izquierda pertinente a este debate que menciono.

    Jorge Frisancho,

    Claro que un Museo de la Memoria debería llamar a todos los actores, pero dime ¿existe alguna señal de que eso pueda pasar? lo que entiendes como diálogo civil ¿se entenderá de nuevo como otra mesa mayoritariamente compuesta por intelectuales de las canteras izquierdistas (lo admito, por las 4 razones que mencioné más arriba son mi muñeco porfiado en esta argumentación) y solo con «tokens» representativos de ciertos sectores como fue la CVR?

    Y no estoy en contra de recordar AQUI y AHORA, estoy en contra que se aproveche el pánico para que un grupo minoritario cuele su memoria como LA memoria, que es lo más probable que pasará si ahora se consagra un Museo de LA memoria. Estoy convencido que eso sucederá si se construye un museo con esas pretensiones en este momento.

    Relacionado a esa naturaleza se encuentra mi siguiente respuesta

  25. Fabber dijo:

    Hola José Luis,

    Suscintamente, lo que no me cuadra: si la CVR no hubiera pretendido ser de la Verdad y Reconciliación (porque no logró lo uno ni lo otro) creo que sus investigaciones y meritorios logros hubieran tenido más impacto tanto en la población como en la clase política.

    El problema fue que pusieron en el mismo paquete los crímenes denunciados con las conclusiones con pretensión de verdad final bajo la óptica de una izquierda que, inmerecidamente, dominó dicha comisión. Las comisiones de las que habla Stanislao Maldonado y otras que obedecen a la coyuntura política de la caída del fujimorato, o a las mezquinas conclusiones sobre el papel de las FFAA centrándose en sus crímenes y episodios atroces, obviando de manera infame en esas conclusiones un reconocimiento a los muchos militares que murieron para evitar que SL nos gobernara. Y hay muchas más que dejo por no poder citar el informe de memoria.

    Por eso me tomo la libertad de quedarme con los logros investigatorios de la comisión y separar el cebo que me intentan poner en el paquete completo llamado Informe de la CVR.

    Respondiendo a tu pregunta:

    ¿Cuál es este “deber ser” que la izquierda exige? Me repetiré.

    Que se centren en recordar la tragedia y que se olviden de la victoria que costó mucha sangre sobre un enemigo al que no me equivocaría con calificar como maligno y nefasto como fue SL y los planes que tenían para con el Perú.

    ¿Por qué la mayoría de la población recuerda con alivio que nos libramos de un infierno y en muchas ocasiones no pone por encima de esto el precio pagado por ello? Aventuro a que la razón es que nuestra historia está plagada de tragedias y escasa de triunfos, y las cosas escasas son más valiosas y deseables. Y no aventuro, sino que estoy convencido, también por la naturaleza peculiar del enemigo principal que fue SL que muchos quieren enterrar bañando a todos en el inmenso mar de sangre que caracterizó la guerra interna.

    Carlos del Carpio,

    No es uno sin lo otro. Todavía no es el momento del Museo de la Memoria porque en este momento se impondría un discurso sobre otro. No significa abstenernos de mostrar las masacres y crímenes, pero eso no es únicamente la memoria de la guerra.

    «Si el museo de la memoria se limitara a recordar hechos (como las matanzas y los atentados) y su evidencia (como las fotos y testimonios) de tal forma que no se cuente ninguna historia, sino que la construcción de esta sea dejada al juicio y perspectiva de cada persona, ¿se estaría en contra de construir un museo de esta naturaleza?»

    Sí. Bañar a todas las partes en sangre por igual sin mencionar el contexto despoja de sentido ese episodio histórico, y le hace un favor a SL.

    Si después de la Segunda Guerra se hubiera construído un Museo de la Memoria que solo se limitara a poner fotos de las víctimas y recordar hechos, tendríamos mezclados fotos de civiles alemanes cocidos hasta los huesos en Bremen, japoneses con la piel cayéndose por la radiación al mismo nivel que los judíos, gitanos y comunistas apilados como cadáveres famélicos en los campos de concentración. ¿Cada uno que saque su propia conclusión?

    Como último comentario. Sí es necesario recordar. Es ahora donde debemos recordar y confrontar nuestros recuerdos. Si lo que se quiere es mostrar el costo en víctimas en un museo, es deseable y creo recordar que ya se ha hecho como parte de las actividades de la CVR. Si hace falta, se puede convertir en una muestra permanente.

    Pero el recuerdo no es solo eso, así como la Guerra con Chile no se resume solo a pilas de peruanos y chilenos muertos. Un Museo de la Memoria implica una forma de recordar la historia y sus protagonistas y su desarrollo, no necesariamente coagulada pero al menos con un cierto grado de articulación y tomando en cuenta el recuerdo general de la población y los diversos actores en el conflicto, quizá hasta con una versión de SL. No creo que estemos preparados aún para algo así.

    (De nuevo, mil disculpas por la longitud de las respuestas)

  26. Adrián dijo:

    El problema, Fabber, es que la CVR ni pretende dar una «versión definitiva» (define su labor como perfectible e invita repetidas veces a seguir investigando), que sí reconoce la labor de los militares y su victoria y su sacrificio, que sí contextualiza la violencia al mostrar que los grupos terroristas la desataron y son sus primeros responsables.

    El «baño de sangre» a todos por igual no es una pura invención. Las cantidades de víctimas por cada bando están ahí. Eso no quiere decir que todos tengan la misma responsablilidad. Pero tampoco que solo unos tengan responsabilidad y los otros puedan aspirar a la gloria sin reparar en los medios. La Hybris desmedida opaca la gloria, y es justo que sea así.

    Lo que tú quieres es una versión que ensalce a las FFAA con una nota a pie de página que diga «pese a su heroismo, a tener razón y a haber ganado, las FFAA a veces cometieron alguno que otro exceso». Como 40% de las víctimas, en un cálculo más discutible por bajo que por alto, merecen más que eso. Si tienes otras investigaciones con otras cifras o interpretaciones más sensibles (parece dificil serlo más de lo que fue el IF en cuanto al papel de las FFAA sin caer en la complacencia patriotera estilo Flórez Araóz), muestrálas.

    Propones una memoria basada en investigaciones que no se han hecho y en la impunidad de muchos que han cometido crímenes, además de haber ganado una guerra heroicamente. Al descalificar a la CVR y a un museo que pudiera estar basado en su trabajo, con los argumentos con que lo haces, te encierras en esa esquina.

    ¿Qué visión propones entonces del conflicto? ¿Nos olvidamos de las muertes de las FFAA? ¿Sólo nos acordamos de los héroes uniformados y de los asesinos terroristas? ¿Y las decensas de miles de víctmas de las FFAA? Las FFAA ya tienen un espacio institucional y de facto que aprovechan para promover la impunidad. Y es claro que en gran medida su versión es descaradamente falsa. La CVR y los documentos que ha producido lo demuestran.

  27. Alfredo P. dijo:

    «Si después de la Segunda Guerra se hubiera construído un Museo de la Memoria que solo se limitara a poner fotos de las víctimas y recordar hechos, tendríamos mezclados fotos de civiles alemanes cocidos hasta los huesos en Bremen, japoneses con la piel cayéndose por la radiación al mismo nivel que los judíos, gitanos y comunistas apilados como cadáveres famélicos en los campos de concentración. ¿Cada uno que saque su propia conclusión?»
    El caso es que aquí la «memoria» que nos quieren imponer ha llegado a extremos peores que los ejemplos citados por Fabber: Aquí se ha levantado un monumento en donde se mezclan a terroristas y a víctimas por igual, bajo el malabarismo verbal de que los victimarios se convirtieron en víctimas, aquí se nos ha pedido que cumplamos con una sentencia en donde un juez brasilero -un pésimo imitador de Jorge Amado- sostiene que las senderistas eran como «Juanas de Arco que luchaban por la justicia», aquí una oenegé derechohumanista envió una carta a un parlamento extranjero para que se deje de considerar como terroristas a sus parientes ideológicos.
    Con antecedentes como estos no debería sorprender el rechazo que despierta en un apreciable sector de la población iniciativas como la del famoso «museo».

  28. José Luis dijo:

    Fabber:

    Sencillamente no es verdad que el Informe de la CVR obvie «de manera infame [….] un reconocimiento a los muchos militares que murieron para evitar que SL nos gobernara». Lo hace empleando casi tus mismas palabras:

    «La CVR ha constatado que en diferentes momentos y regiones del país, ocurrieron actos de heroísmo y ejemplos de cumplimiento del deber por parte de policías y militares que arriesgaron o dieron su vida en la lucha contra la subversión armada. A ellos, el Estado y el país les debemos reconocimiento pleno».

    Así concluye el capítulo que trata sobre las víctimas entre las fuerzas del orden (t. I, pp. 189-193). Revisa también la conclusión general n.º 93.

    —————

    El Informe no es un recuento «imparcial» de la guerra, ni puede tomarse, con sus innegables hallazgos, como un libro de historia (como lo argumento aquí). Las «comisiones de la verdad y reconciliación» privilegian DELIBERADAMENTE la perspectiva de la víctimas de violaciones a los derechos humanos, porque advienen a regímenes que sistemáticamente han promovido el olvido de esos crímenes.

    Por ejemplo, el gobierno de Fujimori no sólo legitimó el olvido de los crímenes cometidos por militares (ley de amnistía), sino los cometidos por subversivos (ley de arrepentimiento). Lejos de ser ignorada o rechazada como quieres implicar, en las comunidades de Ayacucho la CVR recogió un mare magnum de testimonios, cuya mayor parte revelaba crímenes de los senderistas hasta entonces desconocidos. ¿Y qué pasó entonces? En una actitud que pinta de cuerpo entero la ABSOLUTA IGNORANCIA que se tiene en Lima de la realidad del país, salieron los rafaeles rey a decir que los testimonios estaban siendo comprados al peso. ¡Los testimonios que recordaban los crímenes de Sendero! Para llorar, hermano…

    Por eso, tu anterior mensaje –que dice que la CVR forzó un deber ser a la gente de «Ayacucho» y las «víctimas»– es sencillamente ofensivo. La realidad es que cuando la CVR fue a Ayacucho miles de personas fueron a rendir su testimonio.

    Un museo de la memoria no es, no debe ser un recuento más de la guerra, sino un desagravio, una forma de impedir que aquellos que fueron asesinados lo sean por segunda vez, simbólica, definitivamente, gracias a los partidarios de la ignorancia. Para lo primero están los tribunales.

    Saludos

  29. eduardo salazar dijo:

    Acabo de ver la película «La teta asustada». Me parece extraordinariamente buena, la trama en lo absoluto es racista y si alguien queda mal o es retratado como personaje negativo, es la dueña de la imposible mansión y personificadora de la clase dominante.

    La compleja red de relaciones que se entabla es muy interesante -el tono desenfadado de los pobladores de Manchay, sus celebraciones locales, su realidad, alejada de oscuros temores o síntomas de estrés postraumático como el personaje de Fausta-, el encuadre de las tomas es espectacular -los labios de Solier cantando bajo el mentón de la dueña de casa, la búsqueda de las perlas, el abandono al que es sometida cuando reconoce que el tema musical tuvo acogida, inocentemente- y el final, para la reflexión, con las amarillas hojas de la flor de papa.

    El personaje del jardinero se torna una especie de eslabón entre el mundo postraumático de Fausta y la realidad, lo que sí es inverosímil es que se entiendan en quechua puesto que la diversificación del idioma es tal que el quechua hablado en la sierra norte no es entendido por los pobladores de la sierra sur.

    Definitivamente, el tono de la película es simbolista, NO es un documental o retrato fiel de la realidad, pero si la representa a través de símbolos bastante precisos.

    No entiendo otro motivo que el prejuicio o la mera envidia de aquellos que critican a la película tildándola de racista.

    Cordialmente,
    Eduardo Salazar