Por - Publicado el 09-10-2008

[Por encontrarme de viaje, sin mis materiales a la mano, interrumpiré la serie de posts sobre el Perú prevelasquista. Aprovecharé para acabar algunos borradores de posts comenzados hace algún tiempo, en la medida en que el tiempo me lo permita.]

En La CIA, García y la contrainsurgencia en el Perú comentaba la tesis de Máster de Russell W. Switzer, Jr. de mayo de 2007 en la Louisiana State University:

SENDERO LUMINOSO AND PERUVIAN COUNTERINSURGENCY

Algo que se me quedó en el teclado de comentar sobre esta tesis fue la parte final, cuando Switzer evalúa cuán posible sería un retorno de la subversión al Perú.

A comienzos de año hubo diversas voces que advirtieron sobre una posible vuelta de la violencia a nuestro país. El ejército y cierta prensa advirió intensamente sobre rebrotes terroristas. Desde las izquierdas, y hoy ya no sólo desde esos sectores, se habló de polarización social a partir de un patrón de crecimiento sesgado, con poca redistribución interna. Algunos comentaristas como Rafael León o César Hildebrandt expresaron que dados los rasgos de nuestra economía y sociedad no debería llamarnos a la sorpresa que nos salgan «tumores» como Sendero Luminoso.

Switzer ve el asunto de esta manera:

Según la actual doctrina del ejército americano, hay tres prerequisitos básicos para el surgimiento de una insurgencia (1) una población vulnerable que tiene esperanza de un cambio, (2) liderazgo, y (3) falta de control gubernamental. Todas estas condiciones existían en el Perú y permitieron el surgimiento de Sendero Luminoso.
p. 5 [United States, Department of the Army, Field Manual No. 90-8 Counterguerrilla Operations, p. 1-2.]

El autor califica a Sendero Luminoso como «uno de los grupos insurgentes más exitosos del hemisferio occidental». El grupo ganó control de porciones sustanciales del Perú a través de la insurgencia violenta.

Los campesinos de las alturas andinas han vivido por siglos en la pobreza. Aún así, ellos nunca se rebelaron [revolted] contra el gobierno. Esta gente [These people] aceptaron su forma de vida y simplemente se dedicaron a sobrevivir [went about their business to survive]. Ellos fueron llanamente ignorados por los sucesivos gobiernos del Perú. Sin embargo, el golpe de Velasco en 1968 y la subsecuente reforma agraria les dio el primer chispazo de esperanza en su mente. El gobierno les prometió atender sus necesidades y cuando el gobierno fracasó en cumplir, los campesinos se volvieron susceptibles a la influencia de Sendero.

Esta es la visión largo-tiempo-el-peruano-oprimido del campesinado peruano. No es cierto que los campesinos nunca se hubiera rebelado contra los sucesivos gobiernos peruanos. Los chispazos de esperanza vinieron desde antes por la propia acción campesina.

Switzer resalta el papel del líder en los movimientos insurgentes.

Guzmán tuvo una visión de una sociedad utópica autosuficiente para el Perú, creía que sólo él podía conducir al Perú a ese objetivo y que sólo a través de la guerra popular podría lograrlo. La visión de Guzmán convirtió a un grupo de estudiantes y campesinos en una de las más letales organizaciones terroristas en el mundo. Fue capaz de motivar a este grupo a renunciar a lo poco que tenían, vivir voluntariamente en condiciones duras, en algunos casos a aprender un nuevo lenguaje, todo para crear un vínculo con la gente que proclamaba que estaba ayudando. Guzmán proveyó de dirección a Sendero, conduciéndolo personalmente de ser una banda de vándalos no capacitados que llevaban hondas a ser una fuerza guerrillera eficiente y bien entrenada. Igualmente significativo fue el hecho que una vez que Guzmán fuera capturado Sendero declinó rápidamente hasta ser una fuerza casi insignificante. El liderazgo de Guzmán fue Sendero Luminoso y sin él Sendero Luminoso dejó de existir.

El autor cuenta que los gobiernos peruanos ignoraron la sierra, con la excepción del gobierno de Velasco. Este espacio dejado le permitió a Guzmán organizar a Sendero.

Hoy los campesinos todavía quieren cambio, pero a pesar de los esfuerzos gubernamentales el gobierno simplemente no tiene los recursos para atender a todas las necesidades en forma oportuna. Existen en estos momentos las condiciones para una movilización campesina, pero no en la medida en que había en 1980.

Los líderes como Guzmán, dice Switzer, no surgen con mucha frecuencia. Fue un líder que pudo imponer su voluntad en la gente de manera que hiciera cosas que, vistas desde afuera, parecen raras o ilógicas. «¿Existe ya el siguiente Guzmán en las alturas andinas?» pregunta Switzer. Y contesta que es improbable, pero esa es una pregunta que sólo se puede responder si Sendero reaparece una vez más como una seria amenaza contra el gobierno.

Como resultado de la insurgencia senderista, el estado tiene hoy presencia en todo el país. No está en condiciones de atender las necesidades de cambio de la gente, pero sí está en contacto con ella y puede expresarle preocupación con sus demandas. Las fuerza policiales, alguna vez las peores de América Latina, hoy es funcional. Los militares mejoraron en gran medida su respeto por los derechos humanos y muchas organizaciones de ayuda operan hoy en el Perú, indica el autor.

En suma, concluye, no hay las condiciones para una insurgencia como las que existían antes de 1980. El gobierno atiende las necesidades y está en contacto con la población. Los militares tratan mejor a la gente, que ve sus condiciones de vida mejorar lentamente. La única variable incógnita es el liderazgo. ¿Anda por ahí el siguiente Abimael Guzmán?

El autor señala que la campaña de contrainsurgencia en el Perú fue exitosa. El método del gobierno fue brutal por momentos con violencia aleatoria contra la gente como contra los insurgentes. Pero así, restingiendo los derechos civiles, atacando a la dirección y con operaciones de contra-guerrilla el gobierno derrotó a Sendero Luminoso. Estas restricciones son toques de queda, controles, revisiones, etc. Cuanto más restricciones se pongan, más rápido cae la insurgencia. Sin embargo, estas restricciones son incómodas para la población por lo que hay un «punto de quiebre», que es cuando la gente hastiada de estas restriciones prefiere pasarse a la insurgencia. En países pobres en que la gente ya está acostumbrada a las condiciones duras y a no gozar de libertades.

Por ejemplo, la gente en los Estados Unidos se queja sobre restricciones leves a sus viajes aéreos, mientras que los peruanos aguantaron restricciones casi totales sobre movimento, derecho de reunión, derecho al justo proceso, e incluso al derecho de vivir donde querían, y muchos sin quejarse.

El segundo factor en la derota de Sendero fue el trabajo de desarrollar información de inteligencia y apuntar a la cabeza de Sendero.

Los militares y la policía usaron también la tortura y la violencia para obtener información sobre los líderes de Sendero, especialmente durante el gobierno de Belaúnde. Se puede decir sin duda que un gran porcentaje de senderistas capturados fueron torturados durante los interrogatorios. Esos métodos duros produjeron resultados, conduciendo a la captura de otros líderes rebeldes, fue indudablemente mucha gente inocente fue perseguida equivocadamente.

El autor continúa describiendo cómo Sendero Luminoso fue derrotado. El ejército con la campaña antiguerrillera contribuyó a la derrota de Sendero. La «guerra sucia» puesta en marcha por Belaúnde en 1982 fue un esfuerzo violento y descontrolado. El ejército no estaba preparado para combatir a una guerrilla, sino una guerra convencional contra los ejércitos de los países vecinos. Al ejército le tomaron tres años desarrollar técnicas anti-guerrilleras más efectivas.

Sendero nunca llegó a la fase 3 de la guerrilla, salvo un par de veces en el valle del Alto Huallaga. El resto de las veces Sendero estuvo entre la fase 1 y la fase 2. La mayoría de campesinos para nada compartía la visión de Guzmán. Inicialmente apoyaron a Sendero porque éste les daba servicios que el estado nunca les dio. Cuando Sendero les dejó de dar esos servicios, la gente dejó de apoyarlos. «La gente quería beneficios como agua potable, electricidad confiable, y ayuda para cultivar sus sembríos, no la guerra popular».

La falta de apoyo externo también detuvo a Sendero. La mayoría de insurgencias cuenta con algún tipo de apoyo exterior. Sendero eligió intencionalmente el rechazo a la ayuda externa. Sólo cuando el movimiento estaba de baja sus líderes comenzaron a soltar su mensaje fuera del país en un futil intento de ganarle apoyo.

Según Switzer, Sendero Luminoso no se adhirió estrictamente a la doctrina de Mao, quien indicó que para que triunfen las guerrillas, éstas tienen que trabajar/funcionar con el pueblo. Si hubieran hecho eso, la gente los hubiera seguido apoyando. Pero Sendero dejó de «trabajar con la gente» una vez que el gobierno envió fuerzas militares a que luchen contra él. Sendero Luminoso destruyó todo lo que no sea Sendero. El grupo dejó de asistir a los campesinos y más bien los coercionó y amenazó, resultado de lo cual el apoyo se les terminó. «Como dice Mao, las guerrillas derivan su existencia y apoyo del pueblo y deben intentar atender las necesidades del pueblo, sino la insurgencia fracasa».

Comentario: Un par:

  1. Switzer tiene una imagen de un campesino y en general del pueblo peruano pasivo, agachado, que no se queja. No es difícil refutar esta imagen documentando las diversas protestas campesinas del siglo XX, en particular a fines de los cincuentas y sesentas. Velasco fue consecuencia, no causa de la movilización campesina.
  2. Se debe analizar a la estrategia contrainsurgente peruana como un proceso de aprendizaje. El Perú tuvo su propio proceso de «comer sopa con un cuchillo» (ver aquí, sobre el aprendizaje inglés en Malasia y el no aprendizaje americano en Vietnam). En todos los procesos insurgentes-contrainsurgentes se da un aprendizaje. Gana el bando más flexible y que pueda adaptarse mejor a las nuevas condiciones de guerra. Pierde el bando que se estanca.
  3. Un corolario de esta conclusión es que no se puede disociar fácilmente las cosas como a veces se hace: «Lo que derrotó a Sendero no fue la violencia, sino el trabajo de inteligencia». Ese punto de vista fragmenta los términos de una guerra. Es como decir que el gol sólo lo metió el delantero que metió la bola en el arco y no el equipo que sacó la bola de atrás y le dio el pase. Las insurgencias no han sido derrotadas solamente con GEINs. El «trabajo sucio» siempre ha sido parte de la guerra contrainsurgente.
  4. A pesar de las mejoras en la atención del gobierno de las necesidades ciudadanas, sigue habiendo el factor 1 y 3: una población vulnerable con esperanzas de cambio y falta de control gubernamental. «El catalizador que falta es otro líder como Abimael Guzmán». Es algo que decía Trotsky usualmente, que las condiciones estaban ahí y lo que faltaba era la vanguardia.

El trabajo da algunas pautas, pero no discute el tema más a fondo. La experiencia insurgente-contrainsurgente involucró a una buena parte de la población peruana. Es cierto que en el VRAE quedan todavía núcleos senderistas en acción, pero que definitivamente no tienen la gravitación que tuvo Sendero Luminoso en los ochentas. Se habló también de un resurgimiento del MRTA a través de la CCB, sin mayores expresiones públicas que corroboraran tal preocupación. Lo que sí hubo fue una rebelión militar encabezada por los hermanos Ollanta y Antauro Humala, en Locumba el 1 de octubre de 2000 y otra en Andahuáylas, más mediática, encabezada por Antauro Humala el 1 de enero de 2005. En 2006 Ollanta Humala obtuvo un tercio de los votos.

La exclusión en el país continúa y fuerte. Incluso abarca a más gente. Los mismos soldados y policías, veteranos de guerra que combatieron a Sendero Luminoso y el MRTA, salieron a manifestarse hace algunos meses por temas salariales y de pensiones. Los gobiernos de esta década en años de crecimiento no han sabido redistribuir, creando un gran descontento en el país. El departamento de mayor crecimiento y supuesto pleno empleo, Ica, no ha podido ser reconstruído.

Hoy se ve que además de la incapacidad y el desinterés gubernamental era la corrupción, la megacorrupción, la que impedía cualquier recanalización eficiente de fondos a las zonas más pobres del país. Es un hecho grave, que acaba por acorralar a un presidente amurallado que gobierna ostensiblemente para una minoría amurallada.

Contrariamente a lo que piensa Switzer considero que el Perú lleva ya un buen tiempo teniendo una sobreoferta de líderes, de todo tipo. En insurgencia, a Sendero Luminoso, de orientación maoísta, le salió la competencia del MRTA, de orientación castrista. En los sesentas una vez capturado Hugo Blanco, de orientación trotskista, De la Puente, de orientación castrista, lanzó diversas guerrillas en el país. En partidos electorales tenemos liderazgos por todos lados. Ese Abimael Guzmán que hoy Switzer considera un gran líder, era un líder más entre tantos que había en las izquierdas. Usando una analogía de la economía, se trató de un líder con «economías de escala» por lo cual convirtió en un «monopolio natural». Es decir, tuvo un talento que los otros no tenían. Sin embargo, esto sería una reflexión ex post, jugando con la ventaja de haber visto el final de la película.

Aparte de lo que podamos especular en base a la historia peruana reciente, lo real es que no se ve ninguna señal insurgente por ese lado. Más realistas, cercanos y frecuentes en la historia peruana han sido los golpes de estado. Podríamos generar un indicador de riesgo de golpe de estado; de seguro que, dadas las recientes revelacionies de corrupción, estaría a un nivel más alto que un indicador de riesgo de rebrote insurgente.

¿Sigue el Perú incubando su propia subversión?

Según un especialista en contrainsurgencia, no hay liderazgo.

Imagen tomada de «El asesino de la ilusión», video de Leusemia.

Actualización: Emboscada en Tintay Puncu, Tayacaja con una veintena de personas muertas. Sendero Luminoso contrataca así al «Plan de Operaciones Excelencia», aquí y aquí, destinado a acabar con el grupo subversivo. Fue después de la negativa de Sendero Luminoso a deponer las armas y de su planteamiento de una solución política, aquí y aquí y aquí.

Estos enfrentamientos recuerdan mucho a las guerrillas de 1965, por la zona y por la forma de operar, columnas que atacan y se repliegan. La diferencia con 1965 parece ser su conocimiento de la zona y su aparente integración con la economía cocalera. En Yahuarina en 1965 murieron nueve policías en una emboscada del MIR; en Tukuy Puncu en 2008 murieron doce militares y siete civiles en una emboscada de Sendero Luminoso, facción Artemio. Es la fase 1 de la insurgencia.

Tintay Puncu: lugar de la reciente emboscada senderista.

Imagen tomada de aquí.

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  1. Sin tetas no hay populismo »
    23-04-2009 - 8:41

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