Por - Publicado el 25-02-2012

El sociólogo Gonzalo Portocarrero en El Comercio de hace unos días sigue en su discurso de calificar de «resentidos» a quienes se rebelan contra la dominación. Según él de los explotados no surge nada constructivo, sólo rabia y venganza:

“El ideal de blancura implicó someter, a la inmensa mayoría de los peruanos, a la vergüenza y el resentimiento”
(…)
«da que pensar que Mariátegui, Vallejo y Arguedas, los fundadores de la modernidad en el Perú, se hayan casado con mujeres extranjeras.»
(…)
«desde la arrogancia surge el “ninguneo” que produce la rabia donde se anidan los propósitos de venganza. Y desde la humildad obsecuente surge esa reverencia servil que ahueca el cerebro de quien la recibe. »
Cuentos del espejo [el asesor presidencial de Ollanta Humala Luis Favre transcribe este artículo en su blog. Detalle interesante.].

Es lógico y sano que una persona que ha sido humillada se la tenga jurada a quienes abusaron de ella, que lleve en el alma una marca acaso más dolorosa que las marcas con candela que los patrones ponían a sus esclavos en la piel o que las marcas de los latigazos que los gamonales daban a sus yanaconas y pongos, y que busque un resarcimiento moral: que el abusador pague por lo que ha hecho, que finalmente se haga justicia. Y como la justicia no llega y quienes han sufrido abusos no tienen una salida digna y honorable, ahora son ellos el problema siendo además motejados de «resentidos». Al abuso de la opresión histórica se suma el abuso presente de deslegitimar su sentimiento como resentimiento, cuando lo único que hacen es mantener su indignación y rebeldía ante la negación de justicia.

En otros lugares, la gente apoyaría al humillado que se yergue y rebela. En el Perú la casta gobernante gusta de condenar y denigrar esta búsqueda de dignidad como «resentimiento» y a la justicia reparadora como «venganza». Así se quedan tranquilos y evitan problematizarse por todo el sufrimiento que causaron a tanta gente. Y no falta gente derechizada hace décadas que aún funge de «progresista» que secunda esta psicología de opresión.

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Por - Publicado el 23-02-2012

1. La historia oficial
El discurso oficial, el que se escucha en los grandes medios de comunicación, tergiversa la historia del Perú, tanto reciente como más antigua. Presenta un mundo paradisiaco en que no había explotación, en que terratenientes y trabajadores agrícolas vivían en armonía. Y desde luego, la letanía es que ese mundo ideal se vino abajo por la reforma agraria de los militares en los setentas, que habrían sumido al país en una gran crisis de la cual éste sólo habría salido por las reformas fujimoristas de hace dos décadas. Así habría surgido un nuevo mundo armónico y agroexportador que hoy volvería a estar en peligro de destrucción por algún esfuerzo redistributivo o que simplemente limite el poder de los ya poderosos.
La tergiversación llega desde luego a la historia más antigua, en que la explotación, los abusos y la consecuente rebeldía que éstas generaban en los trabajadores agrícolas es borrada, minimizada, relativizada o presentada como perniciosa en la construcción de una identidad nacional. Se teme, y con razón, que la evidente indignación que este conocimiento genere sirva de fermento para nuevas rebeldías.

¿Exagero? Escuchemos lo que tiene que decir este terrateniente:

2. La arcadia prevelasquista1

La entrevista completa puede verse en este video y proviene de este post de agraria.pe.

Notemos:

a mí me sigue molestando que se satanice y se diga que era de explotadores abusivos. Yo el recuerdo que tengo es de una agricultura súper competitiva y un ambiente muy fraterno y cordial entre los trabajadores del campo y los empleadores,
(…)
sigue fastidiando cuando se dice tan libremente que la agricultura en aquel entonces era insostenible, una bomba de tiempo. Yo creo que fue una cosa política y de alguna manera se está repitiendo ahora en el tema de los límites a la propiedad, los transgénicos y la derogación del régimen laboral agrario. Estas son iniciativas de tipo político, y que intentan trabar este proceso que va bien. En ese entonces ocurrió algo parecido. Fernando Cillóniz, aquí

«No eran explotadores abusivos», «era un ambiente muy fraterno», «no era una bomba de tiempo», esto es lo que dice un terrateniente descendiente de los terratenientes de esas épocas.

3. La chacra de los Cillóniz
Esta página sobre la Hacienda San José nos cuenta lo siguiente:

Hoy, entre hileras de árboles añosos y de buganvillas, por un camino polvoriento, se llega al gran portón de lo que fuera en el siglo XVII refugio de la orden jesuítica hasta su expulsión del país en 1767. Las tierras, por mandato de la corona española, se otorgaron a los encomenderos. El primer propietario fue don Agustín Salazar y Muñatones, agraciado con el título de Conde de Montemar. Este buen señor dio realce a la agricultura. Legó la propiedad a su hija, casada con un Carrillo de Albornoz que tuvo un triste destino: fue asesinado en su misma hacienda durante la revuelta de los esclavos negros en plena guerra del Perú con Chile. La viuda traspasó la propiedad al gobierno y éste a su vez la cedió a unos vascos españoles recién llegados al Perú, Manuel y Manuela Cillóniz.

Estos y sus descendientes expandieron sus dominios. Y a la hacienda San José sumaron Viña Vieja, Pinta, Tejada y La Pampa. Los sembríos daban buenos frutos y las viejas casas se modernizaban acordes con los nuevos tiempos. Hasta que en los años sesenta la reforma agraria cercenó la tierra de los Cillóniz quienes, previsiblemente y con anterioridad habían logrado dividirla dentro de los cánones de la nueva ley.

Al partirse el condominio, el casco de la hacienda San José le toca a Augusto Cillóniz Garfias quien en 1948 se había casado con Angelita Benavides de la Quintana. El matrimonio tuvo once hijos (9 hombres y dos mujeres) pero se trunca con la temprana muerte de Augusto, quien fallece en 1968.

En medios como El Comercio, aquí, la memoria sobre esas épocas es la de los terratenientes:

Doña Ángela Benavides es recordada como la mujer que defendió ardorosamente su propiedad cuando el gobierno militar aplicó la Reforma Agraria. Habían pasado pocos meses de la muerte de su esposo y ella, con once hijos, resistió los embates legales y mantuvo la casona, más 110 de las tres mil hectáreas que tenía la hacienda.

Ángela Benavides de la Quintana es viuda de Augusto Cillóniz Garfias, aquí, dueños desde 1913 de la Hacienda San José en Chincha. La señora es hermana de Ismael Benavides de la Quintana, padre de Ismael Benavides Ferreyros, agroexportador, co-director del grupo Interbank, ex-ministro de pesquería y de economía, y hermana también de Alberto Benavides de la Quintana, empresario minero, ex-funcionario de la Cerro de Pasco Corporation, propietario de Minera Buenaventura y co-propietario de Minera Yanacocha. Los once hijos Cillóniz Benavides, Fernando, Aurelio, Teresa, Gonzalo y otros, de alguna u otra manera siguen dedicados a la agroexportación. El más provocador y lenguaraz de todos es definitivamente Fernando Cillóniz Benavides quien sale regularmente en los medios defendiendo las políticas pro-agroexportadoras, pro-empresariales y particularmente pro-megamineras.

Y sí, los terratientes tienen su propio discurso, pero, ¿qué es lo que dicen los trabajadores agrícolas descendientes de los trabajadores agrícolas de esas épocas?

4. Trabajando de 4am a 6pm por 14 soles al día
El especial de 2011 «Black in Latin America» conducido por el profesor Henry Louis Gates nos cuenta cómo los trabajadores agrícolas en Chincha ganan 14 soles al día por trabajar desde las 4am hasta las 6pm.

«Despues de la abolición de la esclavitud, no mucho cambió. Al igual que en los estados confederados de los EEUU después de la guerra civil, la mayoría de los esclavos se convirtió en trabajadores agrícolas en las mismas tierras que siempre trabajaron. Ciento cincuenta años todavía hay mucha gente viviendo en el mismo lugar y haciendo el mismo trabajo que sus ancestros esclavos hicieron».

Es interesante que este profesor afroamericano compara la situación de los trabajadores afrodescendientes peruanos con la de los afroamericanos de los estados confederados. En Abraham Lincoln y el liberalismo esclavista algo comenté sobre este paralelo.

5. Viviendo en toque de queda
En el filme de Alfredo Béjar «Imagining Mina» sobre la vida del más grande boxeador peruano, Mauro Mina, aparecen estas imágenes:

En las tan «armoniosas» haciendas se vivía una situación de toque de queda que se remontaba a la sublevación de los trabajadores afros de 1879. Los trabajadores se quedaban en la hacienda. No podían salir de ahí. Los hacendados, los Cillóniz, mantuvieron este toque de queda como hasta el año 1960.

Andrés «Cóndor» Mendoza, ver aquí. Su abuelo tuvo que pasar su luna de miel en el calabozo por no pedrirle permiso a los Cillóniz para celebrar su casamiento.
Imagen tomada de aquí.

6. No hay vida sin permiso del hacendado
[Las siguientes líneas las puedo escribir gracias a la generosidad de Mónica Carrillo y su señor padre Felipe Carrillo que me brindaron el privilegio y la confianza de compartir estos datos conmigo para que los comparta a su vez con los lectores.]
Felipe Carillo nos cuenta:

A inicios de los años 30 el abuelo del afamado futbolista «Cóndor Mendoza» se casó. En esa epoca existía la campana del silencio que se tocaba todos los dias a las 8 de la noche. Era el toque de queda que prohibía el tránsito y cualquier actividad sin permiso. Por este motivo era común que las personas se casen a mediodía para así tener la tarde para la fiesta. Pero pasada las 8 de la noche Félix Mendoza continuó con la fiesta, desafiando a los hacendados. La policía lo apresó y pasó toda la noche de luna de miel preso, mientras todos los familiares estaban en la casa.
Esto era ilegal, pero era una práctica que venia desde la esclavitud.

Se abolió la esclavitud, pero no tener que pedirle permiso al amo.

7. La abastecedora
Era una especie de tienda donde daban fiado-crédito por dos motivos, la falta de dinero efectivo y la distancia lejana para ir a hacer compras a la ciudad, a donde se tenían que movilizar en burro o caballo. «Este sistema generaba una dependencia ya que los trabajadores eran descontados directamente por las deudas que tenian con la abastecedora. Este sistema fortaleció el poder de la casa hacienda», dice Felipe Carrillo.

8. Escuela de hacienda
«Por ley toda hacienda o ranchería debía tener escuela hasta tercero de primaria – la escuela era manejada por ellos, ellos contraban a los profesores y enseñaban lo que les convenia que era finalmente hacer que la gente sea sumisa y seguir validando la explotación. Al tercero de primaria llegabas con once años, al menos sabías escribir tu nombre y firmar. Eso era lo mas importante porque así tenían mano de obra barata. Además era casi imposible que alguien vaya a la ciudad a seguir la primaria porque era muy caro movilizarse y además muy lejos. Se debía usar un burro o caballo, es decir todo el sistema funcionaba en favor de ellos», señala Felipe Carrillo,

9. Democracia de hacienda
Los mecanismos usados eran los mismos que en los sistemas asistencialistas. «En el año 1956 eran candidatos a la presidencia Manuel Prado y Hernando de Lavalle. Cillóniz llegó a El Carmen a una cantina a eso de las 8 de la noche. Compró trago y mandó a hacer escabeche tratando de convencer a la gente de que vote por Lavalle» , dice Felipe Carrillo.

10. La rebelión de 1879 en la tradición oral
Felipe Carrillo comenta que escuchó de la sublevación de 1879 en su niñez. Se reconocía la «exitosa manera en que los esclavos se organizaron». Sotomayor y Aranda en 1978 recogen testimonios sobre ese hecho, que quedó en la memoria colectiva de los afrodescendientes.

A continuación va un recuento de esa sublevación, tomando como fuente principal el trabajo de Carmen Sotomayor Roggero y Ramón Aranda de los Ríos. Ver también al respecto algo aquí, Wikipedia y aquí, Afroperuanos.

11. La gran propiedad: ¿y cómo lo hacen?
La hacienda San José perteneció a los jesuitas desde 1692 hasta 1767 en que la orden es expulsada del Perú. Sus trabajadores eran esclavos. Luego pasó a manos del Conde Montemar y Monteblanco, cuya familia la conservó hasta fines del siglo XIX. Esta familia extendió su propiedad, según refieren Sotomayor y Aranda

mediante la usurpación de tierras vecinas a la suya, recurriendo al empleo de mejoreros y al robo de cosechas de sus yanaconas.
(…)
Así mismo, los hacendados utilizaron bandas armadas [que] asaltaban las casas de los campesinos sustrayendo en estas acciones los títulos de propiedad. En otros casos, eran los mismos campesinos quienes, temerosos de los asaltos, ingenuamente se los daban a guardar a sus patrones; éstos les hacían firmar un recibo de contra-entrega que en realidad era un documento de compra-venta.

Otra modalidad fue la del endeudamiento: el campesino recibía artículos de los almacenes de la hacienda mediante la firma de facturas adulteradas que se convertían luego en elevadas sumas imposibles de cancelar ni con las propias cosechas; sólo les quedaba como única salida hipotecar sus tierras.

Posteriormente esta modalidad fue practicada por los bodegueros italianos.

Cuando se escucha hablar de los terratenientes «legítimos propietarios» de las tierras, ¿de qué legitimidad se está hablando?

12. La esclavitud que no acaba
La propiedad de los Montemar y Monteblanco era básicamente las haciendas San José y San Regis, que producía caña de azúcar y cultivos de panllevar, bajo relaciones fundamentalmente esclavistas, pero también serviles, recurriendo a yanaconas y mejoreros. Sotomayor y Aranda recuentan los «activos» de las haciendas de Chincha Baja.

  • Hoja Redonda: 50 criados que valen 14,570 pesos
  • Hacienda San José : 305 hombres que valen 32,099 pesos
  • 212 mujeres que valen 68,168 pesos
  • Hacienda San Regis: 264 hombres que valen 91,240 pesos
  • 189 mujeres que valen 56,518 pesos
  • Hacienda La Playa: 19 criados que valen 14,130 pesos

Los esclavos trabajaban en duras condiciones, bajo la vigilancia de los capataces siempre dispuestos a aplicarles látigo, grilletes, calabozo, o menos comida. Dormían en galpones antihigiénicos. Las condiciones de trabajo no cambiaron sustancialmente con la independencia ni con la libertad de los esclavos dada por Castilla. La esclavitud continuó en forma disfrazada. El estado peruano compensó a los terratenientes por la libertad de los esclavos, una forma de transferirles los recursos generados por la explotación del guano. Los terratenientes seguían teniendo mano de obra formalmente libre con una transferencia del estado más.

En 1876, la población de Chincha era 39% indios, 25% negros, 19% mestizos, 14% asiáticos y 4% blancos.

En la sublevación de 1879 participan casi sólo los trabajadores negros. No hay indicios de participación masiva de ningún otro grupo.


Trabajo de Carmela Sotomayor Roggero y Ramón Aranda de los Ríos, publicado 100 años después de la sublevación afro en Chincha.

13. «¡A matar hacendados! ¡Viva Piérola!»
La sublevación ocurre en diciembre de 1879 a meses de iniciada la guerra con Chile, cuando el Perú ya había perdido la guerra en el mar y en el sur, pero todavía no había presencia chilena en la zona (luego los terratenientes serían abiertamente colaboracionistas con el invasor). Los terratenientes eran partidarios del presidente Mariano Ignacio Prado. Al irse este señor del país, Nicolás de Piérola le da un golpe de estado. Al parecer los pierolistas habían hecho trabajo proselitista entre los campesinos negros, que se partidarizan con Piérola. Los trabajadores también estaban preocupados pues «los terratenientes habían dado muestras de regresar abiertamente a las antiguas usanzas de la esclavitud».

Sotomayor y Aranda lo cuentan así:

Nada hacía prever los acontecimientos. Los hacendados confiaban en la supuesta lealtad de «sus» negros, pero éstos ya tenían preparada la revuelta.

Alrededor de trescientos sublevados asaltaron el 23 de diciembre las tres haciendas más grandes del valle: San José, Hoja Redonda y Larán. Los rebeldes las atacaron teniendo cuidado de no participar en la hacienda que era su centro de trabajo; así, por ejemplo, los de Larán irían a San José, los de éstas a su vez observarían la misma regla.

Se trataba de una rebelión bien preparada. Los sublevados no atacarían su propia hacienda, sino la vecina para, posiblemente, evitar vérselas con un hacendado que individualmente podía tener un poder simbólico sobre ellos.

Los sublevados al grito de «¡A matar hacendados! ¡Viva Piérola!» toman y saquean Hoja Redonda y matan al administrador Claudio Iturralde.

14. «No somos de esta hacienda»
Sotomayor y Aranda:

otro grupo de sublevados llegó a San José. Su propietario, Julio Carrillo de Albornoz – Conde de Montemar y Monteblanco -, quedó sorprendido pero creyendo que se trataba de sus trabajadores no huyó: suponía contar con el respeto y hasta el cariño de «sus» negros: «fue prevenido de lo que sucedía pero confiado en las simpatías de que gozaba y en el gran cariño que le profesaban sus peones no trató de ocultarse.»

Lo anterior muestra el sentimiento paternalista de los terratenientes; por ello, cuando lo rodearon los sublevados, pidió a uno de ellos que lo protegiese pero el campesino negro le respondió «nosotros no somos de esta hacienda, somos de Hoja Redonda.»

Hasta hoy hay terratenientes que están creyendo que «sus» trabajadores los quieren mucho.

Hacienda San José, foto tomada de aquí.

<--Al hacendado lo matan en la escalera que se aprecia en la foto. Después de la toma y saqueo los sublevados se reagruparon y prepararon el ataque sobre Chincha Alta. 15. Emboscada en Chincha Alta y contraataque de las autoridades
Un comerciante italiano escapa de San José hacia Chincha Alta donde advierte de la sublevación. Autoridades y vecinos organizan la defensa, a la cual se suman los pierolistas, acusados después de haber instigado la revuelta. Se parapetan en los techos de las casas. Los dejarían entrar a la plaza de armas y allí los emboscarían. Cuando llegaron los rebeldes gritando «¡Abajo la argolla! ¡Mueran los ricos!» les dispararían matando a algunos y capturando a otros, que serían fusilados días después. Los rebeldes se retiran a los montes de San José.

En Pisco también esperarían a los rebeldes pero éstos no atacarían. Se enteran de lo ocurrido en Chincha Alta y se suman a la persecusión de los rebeldes.

Para entonces el prefecto de Ica había logrado movilizar a los militares, una centena de soldados, que marchan sobre los rebeldes y chocan con ellos en los cañaverales de San José. La superioridad militar de las autoridades era ya muy clara. Los rebeldes resisten por una hora, y mueren tres de ellos, sin saberse sus nombres, pero luego se baten en retirada. Desde entonces la organización de los rebeldes se destruye y se trata de una huída de grupos dispersos.

16. «¡Uuuu! Y mataron dos meses de negros. Negro que veían, negro muerto»
Testimonio oral de un campesino de la hacienda San José, recogido en 1978, tomado de
Sotomayor y Aranda, quienes nos cuentan:

la represión que se produjo fue atroz, sin contemplaciones. Las fuerzas del gobierno asolaron el valle; no importó si un negro hubiese o no participado en los sucesos para acabar con él. Inclusive exterminaron a todos los negros que permanecieron fieles a sus amos.

Hubo pocos prisioneros, pero entre ellos se señala a uno llamado Barahola, sindicado como uno de los líderes de la rebelión. Es llevado a Lima para ser juzgado.

Con la invasión chilena los terratenientes se alían al invasor, temerosos de nuevos levantamientos.

El escritor y hacendado azucarero Pedro Paz Soldán y Unanue, conocido también como Juan de Arona, en su libro de 1891 sobre la inmigración en el Perú, aquí califica a esta sublevación como

los levantamientos en masa sin causa justificada, de las plebes de Chincha en 1879, con el objeto de matar blancos y que ocasionaron la carnicería de los hacendados de Larán y San José.

Paz Soldán se referíría a «la torpe negrada» que en forma artera habría ultimado a hacendados tan buenos. Igualmente la prensa de la época condenaría una rebelión contra unos hacendados que tanto habían amado a «sus» negros.

17. «No eran explotadores».
Muchos discursos que se siguen escuchando en la actualidad no parecen distar mucho de lo que se manejaba en 1879. Casi siglo y medio después los terratenientes no parecen, al menos públicamente, haberse dado cuenta que los trabajadores no los querían. Siguen en una actitud negadora y negacionista, viniendo a decir que vivían en armonía con «sus» trabajadores y que a su vez sus padres vivían en armonía con los suyos. Parece que van camino a repetir los mismos errores de sus ancestros.

Acabo este post con este panalivio del gran Nicomedes Santa Cruz:

  1. Este es un concepto que procede de Sebastián Salazar Bondy, quien hablaba de «La Arcadia Colonial» en «Lima, La horrible». []
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Por - Publicado el 20-02-2012

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Por - Publicado el 19-02-2012

En el Perú se pelean los vivos y se pelean los muertos. Los vivos se pelean por todo; si no es por el presente, es por el pasado, y si no es por el pasado, es por el futuro. Se ha dicho que los muertos no dejan en paz a los vivos; los muertos se les aparecen en pesadillas y los oprimen frustrándoles cualquier transformación que estaban a punto de realizar. Pero en el Perú las cosas ocurren al revés que en otras partes: las últimas etapas de otros son nuestras primeras etapas. En el Perú son los vivos los que oprimen a los muertos: como necesitan refuerzos en sus peleas, bajan a las catacumbas a evitar que los muertos se transformen en un único barro y puedan descansar en paz. Los muertos, alborotados por los vivos, se pelean también. Como no se pueden matar más de lo que ya están, se meten codazos en las tumbas, se acusan unos a otros, se sacan viejas rencillas, se hacen cargamontones.

Los vivos no dejan que ni las piedras que llevan los nombres de los muertos comulguen. Los vivos se matan con esas piedras.

Y hay quien dice que lo que hubo en el Perú no fue una guerra.

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Por - Publicado el 13-02-2012

Los vanos intentos del gobierno y los grandes medios por hacerla invisible.

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Por - Publicado el 11-02-2012

El Perú fue el primer país no sólo en América del Sur, sino al sur de la línea ecuatorial en donde se realizó un viaje aéreo, en 1928 con Leguía. Con el surgimiento de la aviación se reconfiguró todo el panorama nacional. En un país accidentado y de zonas muy altas como el Perú, los aviones permitían llegar a lugares antes poco accesibles. La aviación también permitió que el Perú se afirme en la Amazonía y pudiera defender su territorio de la presión de Ecuador y Colombia. Igualmente, como vimos en este post sobre los bombardeos a Trujillo en 1932, la aviación marcó un cambio en cómo se debelarían las rebeliones internas. Si a esto se suma la apertura del Canal de Panamá y el surgimiento de los Estados Unidos como potencia alternativa a Europa, en el segundo cuarto del siglo pasado el Perú pasaba de ser un país lejano de los centros de poder europeos a ser un país más cercano al centro de poder ahora estadounidense. (Y una nueva reconfiguración geopolítica vendría ahora con el surgimiento de los países asiáticos como potencias económicas mundiales).

Por buena parte del siglo pasado el Perú tuvo compañías aéreas nacionales como Faucett y luego como Aeroperú, que con sus problemas funcionaron. Durante el fujimorismo la política omniprivatizadora y dos accidentes aéreos acabaron de liquidar a estas dos compañías aéreas, ya golpeadas por la crisis en la década del ochenta.

Hoy en día la empresa chilena Lan tiene una participación mayoritaria y creciente en el tráfico aéreo nacional:

  • 2006: 58%
  • 2008: 73%
  • 2009: 83%

Ver: aquí y aquí.
Será difícil sustentar que esta concentración sea una muestra de «libre competencia», o que este es el resultado de la aplicación de una política «liberal».1

Ya va un par de décadas en que se machaca mediáticamente un discurso pseudo-liberal con el cual no sólo se ha creado la imagen que el estado es un mal empresario si es peruano. También se ha creado la imagen que en el Perú no puede y sobre todo que no debe tener líneas aéreas nacionales. La manipulación lobbista, obviamente a favor de la compañía incumbent, llega al extremo de atemorizar a la gente colando la idea que la aviación comercial peruana es sinónimo de accidentes aéreos y de narcotráfico.

El grupo Miró Quesada, vinculado al grupo Lan Chile, aplasta mediáticamente a quien sugiera que el Perú deba impulsar aerolíneas nacionales. Acusa muy fácilmente de narcotraficantes a las agencias competidoras de Lan Chile, pero si le encuentran droga a Lan Chile, que claro que ocurre:

Policía peruana decomisa cocaína en depósito de LanChile en Callao
Afirma que, con la ayuda de agentes de la DEA, decomisó en el recinto tubos de aluminio con 200 kilos de esa droga. Fue detenido el chileno Máximo Requena.

Encuentran seis kilos de cocaína en el baño de un avión de LAN en Guayaquil
El fiscal antinarcóticos Jorge Solórzano, confirmó que este sábado se hallaron seis kilos de cocaína en el baño de un avión de la aerolínea LAN que cubría la ruta Lima – Guayaquil – Nueva York.

El Comercio simplemente lo ignora:

DIARIO EL COMERCIO IGNORA DROGA DESCUBIERTA EN LAN PERU

La industria exportadora de narcóticos necesita del transporte aéreo. Lan no es la excepción en esta cadena.

Humala asumió el mando con un anuncio

Presidente Ollanta Humala: ´El Perú tendrá su línea aérea de bandera´

pero desde entonces no se ha visto mucho avance en este propósito. Los medios lo han atacado duramente y lo han hecho retroceder en cosas que antes decía. Aldo Mariátegui desde Correo, Jaime de Althaus desde Canal N y desde El Comercio y particularmente el periodista de «América Economía» y antes de El Comercio Luis Felipe Gamarra2 están dale que dale en una furibunda campaña contra una línea de bandera peruana. Ver El Condor pasa de nuevo o Aerolíneas peruanas esperan que el Estado las apoye para seguir volando.

Y claro, una vez que los lobbistas establecen algo en «una página de economía», sólo hay que rebotar, hacer un resumen, citar como si fuera una fuente muy autorizada, como hace Hans Rothgiesser, asimilado precisamente a El Comercio, en Empresas estatales otra vez (5): Volaremos con tu plata.

Al respecto, recomiendo la lectura de este artículo de la revista Aeronoticias en que se debaten con estas ideas. No siempre se tiene acceso a argumentos diferentes a los que predominan en los grandes medios.

Lobbys de America Economía a favor de LAN y TACA en contra de línea aérea de bandera peruana
(Aeronoticias).- El artículo del autor Luis Felipe Gamarra de la revista digital America Economía es un monumento a la improvisación en post de un escandaloso lobby a favor de LAN Airlines y TACA PERÚ en el mercado aéreo peruano opinó el periodista Raymundo Hurtado Martínez director de Aeronoticias.

Y destaco esta respuesta:

Luis Felipe Gamarra dice
Accidentes, con decenas de muertos y heridos, centenares de pasajeros varados por vuelos suspendidos debido a fallas técnicas. Así fueron los últimos meses de TANS Perú, aerolínea estatal creada en 1963 y que el gobierno de Alan García decidió cerrar en 2005 por motivos financieros.

Y no fue la única aerolínea estatal en desbarrancar. Seis años antes había cerrado Aeroperú, fundada por el general populista Juan Velasco Alvarado. Un fatal accidente en el océano Pacífico, un confuso proceso de privatización y pérdidas que alcanzaron los US$ 174 millones anuales terminaron por sacarla de los aires.

Al respecto el periodista Gamarra está desinformado, Alan García Pérez no gobernaba el Perú en el 2005 y el cierre de TANS se debió al fuerte lobby chileno en el espacio aéreo peruano. Respecto a Aeroperú se trataba de una empresa privada a cargo de Mexicana de Aviación, su cierre estuvo vinculado al lobbys de TACA en 1999 para quedarse con los derechos de tráfico de Aeroperu, inclusive el representante de esta empresa fue dos veces condenado por la Corte Suprema de Justicia.

Efectivamente, cuando se habla de Aeroperú muchos de los lobbistas la asocian con velasquismo y accidentes aéreos, pero evitan mencionar que la aerolínea ya era privada cuando se produjo el terrible accidente aéreos de 1996 en el Oceano Pacífico, así como el lobby chileno que quería devorarse sus rutas.

Y más aún, escuchemos el debate entre un especialista como Julián Palacín y un economista textbook (al menos en este debate) como Pablo Secada:

Sigue aquí, 2da parte, aquí, 3ra parte y aquí, 4ta parte.

  1. Los lobbistas suelen decir que la institución estatal que debería velar por la defensa del consumidor y la competencia es INDECOPI. Mi experiencia es que alguna vez que LAN se retrasó en un vuelo nacional me quejé a través de INDECOPI, que se puso de parte de la empresa. De hecho no fue Lan sino INDECOPI quien me comunicó el rechazo de la empresa a atender mi reclamo, dando el caso por cerrado. []
  2. Este periodista parece ser alguien muy cercano a Aldo M (quien también está metido en la misma campaña anti-linea de bandera), con trayectoria similar: en Correo, Frecuencia Latina, y antes en la página de economía de El Comercio, ver aquí.
    Sin embargo, no parece que su especialidad es la economía, sino más bien (salvo que sea un homónimo) el manejar información algo privilegiada, como el manejo del periodismo durante el fujimontesinismo y los fotógrafos durante la violencia. []
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Por - Publicado el 10-02-2012

[Un post corto con unos enlaces que pueden ser de interés]

Hace 30 años Brian T. Brady, geólogo que trabajaba para el US Bureau of Mines, predijo un gran terremoto que afectaría al Perú y a Chile.

Estos días se ha hablado de un gran sismo en Lima:

Alertan sobre posibilidad de un gran sismo en Lima

Y justamente ha evocado inmediatamente la predicción de Brady:

¿Vuelve Brady otra vez?

Bueno, pues la Office of U.S. Foreign Disaster Assistance de USAID hizo hace tres décadas un gran seguimiento a las reacciones que provocó el anuncio de Brady, el «Lima Disaster Preparedness Peport». Verlos en estos extensos volúmenes: 1, 2 y 3.

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Por - Publicado el 05-02-2012

Va la novena transmisión grabada. La Marcha por el agua. El continuismo macro y micro, general y sectorial. La retención de las izquierdas en el gobierno. El disgusto derechista. El MOVADEF como movimiento particularista, temático, caudillista que distrae la acumulación de fuerzas para un cambio social.

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Por - Publicado el 04-02-2012

[Continúa de 1965: guerrilla en el campo, terrorismo en la ciudad]

[Si no se me ha quedado nada en el teclado, con este post acabo la serie de posts sobre las guerrillas de 1965. En este post veremos los epílogos de esta insurgencia y algunas similitudes y continuidades entre ésta y la insurgencia de 1980 en adelante, en contraste con el enfoque usual de analizar estos dos procesos en forma desligada.]

1. Militares en alerta
Lo más parecido a un «Informe Final» de una «Comisión de la Verdad» que produjera el estado peruano después de las guerrillas de 1965 fue el documento Las Guerrillas en el Perú y su represión. Fue publicado en 1966 por el Ministerio de Guerra.1 Da la visión oficial de los militares que derrotaron ese intento insurgente.

2. Las atrocidades de los guerrilleros según los militares
En la página 78 del libro citado, los militares hablan de policías, hacendados y campesinos masacrados por las guerrillas:

sencillos campesinos asesinados por querer ejercer su derecho a la libertad y no comulgar con una causa insensata; policías y hacendados masacrados con sádico refinamiento; niños inocentes (como SOFIA GUTIERREZ FLORES, de nueve años de edad, sobreviviente de la masacre de YANANYAPATA, en el centro el país), consumiéndose y perdiendo la razón de pena y tristeza por los espectáculos macabros que presenciaron; haciendas prósperas que sufrieron las consecuencias del pillaje y saqueo de las guerrillas; puentes destruídos por los saboteadores; edificios malogrados por las ondas expansivas de los cocteles «MOLOTOV», etc.

Una descripción que suena muy parecida a cómo se describe usualmente la insurgencia de los ochentas y noventas.

3. Militares: «El peligro está latente»
En su informe los militares advierten que el peligro insurgente sigue latente.

el «virus» de la subversión está latente y ha penetrado subrepticiamente en las Universidades y en los colegios, en los sindicatos y en las oficinas, en los clubes y en los hogares. p. 80.

Y que el Perú necesita «dejar atrás el subdesarrollo», llegar a los pueblos alejados, dar créditos de vivienda, y

Por otro lado, la puesta en marcha del Programa de Reforma Agraria, es un acto de efectiva transformación del antiguo sistema de tenencia y explotación de la tierra, permitiendo esperar un incremento de la producción y una mejor distribución de la riqueza. p. 81

Y más aún

En esta tarea de superación integral, en que se ataca el sub-desarrollo en todos los frentes, la Fuerza Armada en estrecho enlace con otros organismos del Estado, ocupa su puesto de lucha. p. 81.

Un mensaje que sería retomado un par de años después y llevaría a los militares nada menos que a retomar el programa de las guerrillas, principalmente nacionalizaciones y reforma agraria.

4. Militares: «Las guerrillas nos hicieron pensar»
En el libro de María del Pilar Tello, «Golpe o Revolución?. Hablan los militares del 68». Editorial Sagca, 1983, varios militares cuentan sobre el gobierno militar de los setentas.

General de División EP. Aníbal Meza Cuadra:

Un militar no puede estar de acuerdo con guerrillas del tipo de las que se organizan en 1965, porque encierran caos y destrucción, pero deseo ser sincero, estoy seguro que esos hombres equivocaron el procedimiento, pero tenían razón en sus demandas. Los motivos que los impulsaron a llevarlas a cabo se sustentaban en tristes realidades ¿no es explotado el campesino?, ¿no hay hambre y miseria, mientras unos pocos acaparan la riqueza y poder para un derroche que indigna? ¿no es inhumana la vida que sufre nuestra mayoría en la miseria, ignorancia, enfermedad, desesperanza?….Al combatir las guerrillas llegamos a lugares como Púcuta, Andamarca, Satipo, el río Ene, etc. donde las condiciones de explotación rayan en lo demencial y el hombre ha dejado de ser hombre para ser transformado en bestia por la explotación y el abuso.. Sí, estoy seguro que las guerrillas nos hicieron pensar a muchos con la mayor seriedad. Era necesario suprimir esta situación de abuso y explotación sino queríamos que en el Perú ocurrieran, con las mismas banderas, peores cosas que esas guerrillas, comprometiendo quizás su futuro y su existencia misma. Los conceptos revolucionarios prenden cuando hay terreno favorable, de lo contrario no prosperan. Tan responsables son entonces los guerrilleros alucinados, como los que se aferran a mantener un orden inhumano si mañana se produce el caos y la violencia. p. 327.

Proféticas palabras. Una insurgencia mucho más violenta y generalizada estaba latente en el Perú.

Pero más aún, el propio Juan Velasco Alvarado hablaría de las guerrillas de 1965 en términos similares. En el libro «Los últimos días del general Velasco» de Augusto Zimmermann, que vimos en Velasco Alvarado, Vietnam y los Estados Unidos, se expresaría así:

los «boinas verdes» vinieron de Panamá por decisión del gobierno, pero el Ejército no los necesitaba. Nosotros estábamos de sobra preparados para terminar con el problema. Si apenas eran un puñado de idealistas, mal armados, no podían contra el Ejército. Los «boinas verdes» entrenaron más bien a la policía. Pero eso nos hizo pensar. Yo creo que la guerrilla le hizo mucho bien al Perú. Nos hizo pensar en que debían venir soluciones. Una guerrilla es una guerra interna, entre peruanos. Un país no está seguro cuando está dividido. Por eso yo quise unir a los peruanos, a la Fuerza Armada con el pueblo. Eso era un símbolo.

5. La «comisión de la verdad» de la conciencia
Nadie juzgó a los militares por las ejecuciones extrajudiciales, por los bombardeos con napalm contra los campesinos más pobres. Nada. Siempre se comentó sobre el lanzamiento de los líderes guerrilleros desde helicópteros, como un trascendido impreciso, pero nadie fue al banquillo de los acusados por eso. Desde luego que ningún civil del gobierno de Belaúnde fue acusado judicialmente por estas violaciones a los derechos humanos. Todo quedó impune. Sin embargo, al parecer hubo un lugar donde toda esta represión y las causas de la insurgencia siguieron activas: la mente de los militares, y la mente de la población en general. Acaso fue una «comisión de la verdad» en sí misma, que les ayudó descubrir la verdad de las injusticias sociales

6. Los juicios a los campesinos
Quienes sí resultaron enjuiciados fueron los campesinos que apoyaron las guerrillas. Sara Beatriz Guardia en Proceso a campesinos de la guerrilla «Tupac Amaru» de 1972 nos cuenta al respecto.2 Los juicios se realizan en febrero de 1969, ya bajo el gobierno de Velasco Alvarado.

Acusan a los campesinos de complicidad con la guerrilla «Túpac Amaru» y en las emboscadas en que los guerrillos matan a los policías comandados por el Mayor Horacio Patiño.

Acusación del Fiscal Comandante EP. Juan Quiñe Arista:
(…)
Es evidente que la responsabilidad es grande y que los acusados han tratado de eludirla en todo momento.

No pueden ser jamás aceptadas las declaraciones de los inculpados sino carecería de objeto la instrucción. Gran parte de los acusados han declarado que han sido maltratados por los policías, pero ese es un argumento manido. Anteriormente han rendido una instructiva donde no han dicho eso.

Uno ha declarado que la policía ha matado a su esposa pero él no vio eso. La bomba es decir aquí, que la policía mató a su esposa. Juan de Dios Córdova ha declaradado que su hijita está ciega, la causa se la han contado a él pero no tiene pruebas en contra de la policía. Otro acusado dice que han violado a sus primas pero carece de testigos.(…)

La defensa a los campesinos la realizan diversos abogados. Jorge Parodi, abogado de oficio declara:

Cirilo Campos Alania.- Colaboró con los guerrilleros y conocía sus actividades. Participó en el ataque a Lima-Lima donde murieron 7 policías. Podríamos pensar si no lo hubiésemos conocido de que se trataba de un guerrillero culto y enérgico; pero a través de sus declaraciones vemos que es un campesino semi-analfabeto, que se ha encontrado en el lugar de los hechos por casualidad y que no ha disparado. Este hombre no tiene el concepto de lo que es un guerrillero. El Sr. Fiscal ha pedido 20 años de petitenciaría para él, me parece una pena exagerada. (…)

Guillermo Loardo Avendaño.- Acusado de ser militante del MIR y de participar con los guerrilleros en el ataque del 9 de Junio, y del 15 de Junio en Tetacruz.
Loardo conoció a Vleando que le habló de Reforma Agraria. Viendo la desigualdad de la distribución de la riqueza, él aceptó las sugerencias de Velando. El acusado ha manifestado no ser militante del MIR sino simpatizante. El ha estado en las guerrillas como peón y ha recibido instrucción teórica pero no práctica, no utilizó armas.
El se ha adhenrido a los guerrilleros por un ideal, es un idealista que ha mostrado buena conducta y disciplina (…)

Luego siguen las defensas de Laura Caller, Arroyo Posadas, Ledesma Izquieta, Díaz Chávez y Castro Lavarello, quienes se expresan también en términos políticos.

Laura Caller:

Se tenía confianza en el gobierno de Belaúnde, que había viajado por todo el Perú con poncho y hablando en quechua. Pero la miseria y las masacres continuaron durante esos años.
(..)
Los campesinos presentes no son guerrilleros. Los guerrilleros han muerto, es sabido que a todo campesino que se le encontraba cerca a la zona se le acusaba de guerrillero.

Los problemas de los campesinos deben solucionarse. Los jóvenes que han dado su vida quisieron hacerlo. La revolución, queramos o no, continúa su marcha de día y de noche.

Ledesma Izquieta:

Se ha tratado de presentar a Lobatón y Velando como criminales, incluso los campesinos, han tenido miedo de decir que los conocieron. Y respetando las creencias del Tribunal quiero decir que estos guerrilleros no fueron de ninguna manera criminales sino que amaron profundamente nuestra Patria.

Si no hubiere habido violencia en Francia no hubiese nacido la República. Si no hubiese habido la rebelión de Túpac Amaru símbolo de la rebeldía campesina, no se hubiese conseguido la emancipación.

Estos jóvenes pensaron que no había otro camino que la violencia por eso se levantaron en armas, para luchar; pero no contra la República sino contra la explotación.

Para llegar hasta Púcuta tenemos que partir desde la plaza San Martín, donde en una manifestación, el MIR proclamó tomar las armas; por los campesinos, por la tierra, por la nacionalización de las riquezas naturales. El tiempo les ha dado la razón, el tiempo y los militares.

Los militares han tomado Talara porque poseían las armas, luego los guerrilleros no estaban tan equivocados. El Tribunal tiene que tener en cuenta que el mundo entero le da la razón al General Velasco Alvarado. Le da la razón a los peruanos, a los guerrilleros.

El Tribunal da condenas que van de un año a 15 años en prisión, siendo la más alta para Guillermo Loardo (15 años) y para Cirilo Campos (12 años). Sin embargo

El 22 de Diciembre de 1970, el Gobierno Revolucionario de la Fuerza Armada que preside el General Juan Velasco Alvarado decretó amnistía general.
Además de los sentenciados en este juicio, salieron en libertad presos políticos vinculados al movimiento guerrillero de 1965, entre ellos: Antonio Meza, Ricardo Gadea, Héctor Béjar, Elio Portocarrero, etc. Así como también presos políticos vinculados a otras acciones revolucionarias.

7. De 1965 a 1979 y en adelante.
En su libro «Sendero. Historia de la guerra milenaria en el Perú» Gustavo Gorriti cuenta que la abogada Laura Caller también defendió a los arrestados y procesados por los sucesos de Ayacucho y Huanta de 1969. En enero de 1979 Abimael Guzmán es detenido en las redadas previas a un paro nacional. «yo no estoy en estas cosas. ¿Qué vamos a sacar nosotros con paros?» le diría Guzmán a un policía. La familia de Guzmán busca entonces a la abogada Laura Caller, quien los asesora en conseguir la libertad de Guzmán.

Gorriti cuenta en el Capítulo III cómo entre marzo y mayo de 1980 Guzmán dirige «el Segundo Pleno (o la Segunda Sesión Plenaria) del Comité Central.

El 24 de marzo, la reunión se centró en analizar los antecedentes de la insurrección armada en el Perú, en el pasado cercano. Luego de una «Visión General de las guerrillas de la década del ’60. Perú: insurrección, revolución, guerrillas», se pasó a estudiarlos en detalle. El movimiento de Hugo Blanco en La Convención fue analizado bajo el epígrafe «El camino de nuestra revolución y «Tierra o Muerte».» Las movilizaciones campesinas de 1963-64 fueron examinadas utilizando el libro de Hugo Neyra «Los Andes: Tierra o Muerte». Y finalmente, la parte más importante de la discusión se dedicó a examinar las fallas de las «guerrillas del MIR». En otro volumen de eta obra se examinarán las diferencias entre el modelo básicamente maoísta de insurrección que Sendero desarrolló, y las estrategias que se utilizaron en los movimientos mencionados arriba. En la circunstancia de esa reunión, el propósito que tuvo para los senderistas el análisis comparativo fue el de resaltar los defectos de esos otros movimientos, relacionarlos con taras ideológicas básicas, y explicar su derrota como consecuencia necesaria de éstas, antes que de las virtudes de sus enemigos. p 36.

Los lineamientos aprobados en este evento senderista luego serían repetidos en la «I Escuela Militar del Partido» iniciada el 2 de abril de 1980, donde estaban los futuros dirigentes de Sendero Luminoso. Allí nuevamente se mencionan a las guerrillas de 1965 y sus antecedentes:

El 18 de abril se examinaron los antecedentes de la inminente lucha armada. Se volvieron a revisar, en orden, la «Lucha en la Convención, 1962-63»; el «Movimiento Campesino de 1963-64»; las «guerrillas del 65»; la «lucha popular en la actualidad»; y finalmente, «el sistema orgánico (del Partido) y el inicio de la Lucha Armada». p.65-66

Si bien Sendero no se asumía como continuador de las guerrillas de 1965, es claro que sí realizó un análisis de esa insurgencia, una «revisión bibliográfica» para hacer luego algo mejor según sus estándares. El MRTA sí se consideró continuador histórico de las guerrillas del MIR y el ELN y también realizaría un análisis de esa insurgencia.3

8. Antítesis de 1965
La subversión senderista en muchos aspectos era una clara antítesis a la subversión mirista y elenista.
En 1982: Belaúnde deja escapar a Guzmán señalaba que «la organización guzmanista estaba más cerca de Monge que de Guevara». Según Guzmán, siguiendo a Mao-Zedong, el partido manda al fusil. Es decir, la jefatura no estaría como ocurrió con De la Puente y Lobatón, siguiendo a Guevara, en el teatro de operaciones. Como adelantó el siempre bien informado Gorriti a comienzos de 1990 “doquiera esté habitualmente Guzmán, ese lugar no es la Sierra”, afirmación que se comprobó como correcta en 1992. Esta diferencia significaría que la jefatura estaría en un lugar más seguro que las expuestas columnas guerrilleras o los «comandos de aniquilamiento», con lo cual la insurgencia podría durar mucho más que las guerrillas de 1965. Pero también, una vez detenido Guzmán la insurgencia no podría continuar, como se vio en los noventas, «por problemas de dirección».

Las guerrillas de 1965 serían duramente reprimidas y en parte derrotadas por la cooperación de ex-militantes y campesinos que alguna vez las apoyaron, bajo la violenta presión de las fuerzas contra-insurgentes. A los insurgentes los rematarían de un tiro, los lanzarían de helicópteros (como a Lobatón), les cortarían la cabeza (como a De la Puente). A los campesinos que apoyaban las guerrillas los torturarían para que colaboren con la contrainsurgencia. No habría lucha «caballerosa» a la Miguel Grau. Los seguidores de Guzmán no sólo estaban preparados para aceptarla en lo que se llamó «la cuota de sangre», sino al parecer a algo más: a dar el primer golpe, violento y sorpresivo, y responder violentamente a cualquier rechazo de parte de la población. Lucanamarca y otras masaces serían la aplicación de este lineamiento. El MRTA, de menor fuerza militar que Sendero, llegaría hacer cosas similares, por ejemplo, la ejecución del líder asháninka Alejandro Calderón, acusado de haber entregado a Máximo Velando a los militares en 1965.

Como comentaba en 1963: Heraud y el rechazo del pueblo:

Evidentemente, Abimael Guzmán estudió la insurgencia de los sesentas y al parecer diagnosticó que ésta fue conducida por grupos llenos de desviaciones ideológicas, que esperaban que la gente los apoye por la sola presencia del foco guerrillero. Su conclusión fue resolver el rechazo del pueblo mediante la intimidación y la violencia extrema. Las acciones de Sendero Luminoso son brutales. Se basan en el factor sorpresa y la muerte de policías y métodos aberrantes como arrojarles ácido en la cara. Inicialmente, esta conducta les da credibilidad, de que van en serio, y no serán aniquilados rápidamente, como la insurgencia de los sesentas. También sirve para que sus integrantes asuman que son “homicidas-suicidas”, que tienen que dar una “cuota” de sangre (Gorriti 1990).

Si se ve la historia de la insurgencia de los 80s y 90s, parece que les dio algún resultado, pero luego esa violencia se volvería contra ellos y generaría el rechazo manifestado en la organización de «rondas», decisivas en la derrota de Sendero y el MRTA.

9. 1965 y las izquierdas.
Las izquierdas legales de los ochentas tendrían un discurso que por un lado exaltaba a los guerrilleros de 1965 a la vez que rechazaba a los terroristas de 1980. Por ejemplo, Carlos Tapia, quien décadas después sería comisionado de la CVR y luego asesor de Ollanta Humala, en 1982 en el Diario de Marka se pronuncia contra la lucha armada de Sendero Luminoso, aunque no la rechaza por principio. La crítica a Sendero Luminoso era por su aislamiento de las masas: hacían la «lucha armada», pero no legitimaban la «violencia revolucionaria» ante las masas.


Carlos Tapia sobre las guerrillas de 1965 y sobre Sendero Luminoso.
Hacer click en la imagen para ampliarla.

10. Epílogo. Memoria y memoria
Las guerrillas de 1965 parecen haber quedado en el imaginario peruano como un hecho positivo, que contribuyó al país, a diferencia del terrorismo de los ochentas y noventas. Curiosamente incluso las derechas consideran que el término «guerrillero» tiene una valoración positiva y se niegan a aplicarlo a los senderistas y emerretistas de hace dos décadas. Las guerrillas de 1965 perdieron militarmente, pero triunfaron políticamente, al menos por algunos años. Sendero y el MRTA tuvieron un mayor desarrollo militar, extensión y duraron mucho más, pero fueron derrotados políticamente, al menos hasta ahora. Son dos memorias y dos efectos contrapuestos. Ambas fueron seguidas por dos dictaduras militares, pero si la insurgencia sesentera contribuyó a que los militares pensaran en nacionalizaciones y reformas redistributivas progresivas, la insurgencia ochentera contribuyó a que los militares pensaran en privatizaciones y reformas redistributivas regresivas.


Luis de la Puente Uceda presentado utilizando a menores en las guerrillas, por el Ministerio de Guerra del Perú.
En este material, los militares no consideraban a estos «guerrilleros» tan diferentes a lo que años después considerarían a Sendero Luminoso y al MRTA.


Relación de víctimas de las guerrillas de 1965 según el Ministerio de Guerra.
No hubo CVR para esta insurgencia. El mayor Victor Villanueva señala que hubo en total una masacre de 8 mil campesinos y 56 bajas de las fuerzas armadas, aunque el informe oficial sólo consignó 32.

  1. Agradezco a MR por pasarme el enlace a este documento. []
  2. Agradezco a RC por llamar mi atención sobre este texto. []
  3. En el informe final de la CVR se menciona un documento del MRTA en que esta agrupación subversiva analiza la derrota de las guerrillas de 1965. []
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Por - Publicado el 01-02-2012

La actual ministra de «inclusión social» hace una década (con Tanaka más) advertía sobre las trampas de la «focalización». En

Las trampas de la focalización y la participación. Pobreza y políticas sociales en el Perú durante la década de Fujimori

señalaba que la «focalización» era insuficiente, particularmente si era geográfica, sin una reformulación de la política macroeconómica y sectorial y que la «focalización» se prestaba a manejos clientelares.

Hoy el caballito de batalla de la actual ministra es precisamente la «focalización», en la cual se centra, sin haber reformulado la política macroeconómica, que es la misma de los últimos veinte años, y la «focalización» se sigue prestando al clientelismo, sólo que ahora es mega-clientelismo, pues, por ejemplo, se chantajea a Cajamarca para que acepte un proyecto megaminero, incluyendo sólo a las comunidades que aceptan sentarse con la ministra y el premier Valdés. Es «la ministra de la focalización».

Algunos párrafos del texto de Trivelli-Tanaka (2002) que se oponen frontalmente a la práctica de Trivelli (2012):

«Es claro que se hace necesario mejorar la focalización de los programas para llegar a los pobres extremos. Sin embargo, no creemos que el reto principal sea cómo evitar el acceso de los «no pobres». Ello porque, primero, como ya se demostró, la definición estadística de pobreza es sumamente estrecha y pasa por alto la gran precariedad de gran parte de esa población «no pobre».»

«Creemos que dada la magnitud y subestimación del problema de la pobreza, no se trata tanto de manejar programas con mejores criterios de focalización, evitando una filtración a favor de una población no pobre, sino de pensar en implementar estrategias integrales de desarrollo, que permitan su viabilidad y sostenibilidad, y estimulen el desarrollo de capacidades en la población, sobre todo en las áreas rurales, evitando que se concentren en algunos grupos.»

«Como hemos visto, cuando se siguen criterios de focalización en un contexto como el peruano, en el que la pobreza es un hecho tan generalizado, el acceso a la ayuda del Estado siempre es materia de negociación y de control.»

«Hemos visto que el criterio de focalización es un criterio insuficiente dadas las magnitudes de la pobreza, y porque además, se presta a manejos clientelares, dado que por lo general entregan bienes de consumo de apropiación privada. Lo ideal sería buscar formas de reorientar la ayuda de modo que el acceso sea universal para capas específicas de la población, y que esa ayuda permita de algún modo el desarrollo de capacidades en las comunidades; ya sea por la naturaleza de los bienes a proporcionar, como por los mecanismos participativos a los que da lugar.»

«El concepto de programas focalizados acaso se justificó en el momento de la emergencia inicial consecuencia del lanzamiento de los programas de ajuste estructural, pero a estas alturas urge una reformulación y fortaleciendo de las instituciones permanentes del Estado, los sectores sociales y los gobiernos locales.»

Estas críticas son definitivamente correctas y se esperaría que sean tomadas en cuenta en los nuevos diseños de lucha contra la pobreza, pero ¿cómo podrían ser tomadas en cuenta si la orientación económica del país es la misma que la de Fujimori? Finalmente, las políticas anti-pobreza siguen demostrando las mismas falencias evidenciadas por Trivelli y Tanaka.

Efectivamente, en la actualidad la ministra de «inclusión social» centra sus mayores esfuerzos en lo que antes señalaba como no prioritario y hasta tramposo.

– Ideeleradio: Midis: Estamos revisando los sistemas de focalización para evitar filtraciones
Ideeleradio.- Estamos trabajando en la revisión de los sistemas de focalización para evitar filtraciones dentro de los programas sociales, anunció Carolina Trivelli, titular del Ministerio de Desarrollo y de Inclusión Social (Midis).

– ANDINA: Permitirá adecuada focalización de ayuda del Estado y evitará filtraciones
15:58 En junio estará lista primera relación de usuarios de programas sociales, anuncia Midis

– Video: Ministra de Inclusión Social anuncia mayor focalización de programas sociales

Ver también este reciente documento del MIDIS:

MIDIS 100 DÍAS
Rendición de Cuentas y Lineamientos Básicos de la Política de Desarrollo e Inclusión Social

Y claro, el problema no es que la ministra cambie de opinión o se contradiga, sino que las críticas que hizo hace una década siguen siendo totalmente válidas, con la ironía que hoy esas críticas se hacen extensivas a las políticas que ella misma continúa aplicando: no hay reorientación de la política macroeconómica, no se incide en la formación de capacidades productivas, «el acceso a la ayuda del Estado siempre es materia de negociación y de control» (chantaje a Cajamarca para que acepte proyecto megaminero), etc.

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