Por - Publicado el 09-02-2011

[Continúa de 1965: insurgencia en el Gran Pajonal.]

En el años 1965 dos organizaciones, el «Movimiento de Izquierda Revolucionaria» (MIR) y el «Ejército de Liberación Nacional» (ELN), establecieron «focos» guerrilleros en diversas zonas del Perú. La guerrilla «Javier Heraud» del ELN operó en el ángulo agudo formado por los ríos Pampas y Apurímac, en la zona llamada «Oreja de Perro». El poeta Javier Heraud pertenecía al ELN. Esta guerrilla fue cercada y aniquilada por fuerzas combinadas del ejército y la policía.

1. Las discrepancias heredadas
Las organizaciones insurgentes estaban conformadas por disidentes de APRA y el Partido Comunista, alentados por la revolución cubana. Ahora todos eran «fidelistas» (o castristas). Sin embargo, las cosas no eran tan fáciles, pues estos disidentes heredaron las discrepancias de sus ex-organizaciones matrices y no pudieron establecer una organización unificada. Si bien, (ex)comunistas como Guillermo Lobatón y Máximo Velando se integraron al MIR, de raigambre aprista, hubo un grupo de (ex)comunistas, notablemente Héctor Béjar, que tuvo problemas, y más aún fuertes confrontaciones, con los ex-apristas. Este grupo prefirió conformar su organización propia, cual fue el ELN. En este artículo, José Luis Rénique, de simpatías miristas, comenta sobre el rechazo de Béjar y otros, incluso miristas, al liderazgo de Gonzalo Fernández Gasco, propuesto como coordinador general del grupo por los cubanos. Este rechazo se debía al aura «bufalesca» que según ellos tenía Fernández Gasco. Nelson Manrique en su reciente libro «¡Usted fue aprista!» evoca también la supuesta imagen «bufalesca» de algunos miristas, incluyendo al propio Luis de la Puente Uceda. Las cosas se dieron de tal manera que el propio Ernesto «Che» Guevara optaría por apoyar al ELN, como que fue esta la organización con la que desarrollo su guerrilla en Bolivia. Por cierto, la opción de Guevara no era sólo organizativa, sino también ideológica, dando prioridad a la constitución de un «foco» guerrillero, muy móvil, esperanzado en que su mera presencia, sin un gran trabajo político previo, haría insurgir al campesinado pobre.

2. El poder terrateniente
El propio Héctor Béjar ha dado su versión sobre la «guerrilla Javier Heraud» en un libro de amplia difusión.1 Es claro, que los insurgentes estaban muy al tanto de los abusos de los terratenientes en la zona elegida como foco guerrillero. Era una zona que tenía una tradición de levantamientos. En 1922 ocurrió un levantamiento indígena durante el gobierno de Leguía, en Ancco y Chungui. El 12 de diciembre de 1922 las comunidades de Llachuapampa, Illaura, Pampahuasi, Retama-pampa y otras cercaron la casa de los señores Añaños y los pueblos de San Miguel y Tambo durante varios días. El gobierno les mandó 150 soldados que dejaron como saldo 430 bajas indígenas, entre muertos y heridos, y más de 1400 hogares destruídos por el incendio en muchos pueblos y caseríos. El padre español Fray José Pacífico Jorge, jefe de la misión franciscana en La Mar relata:

En el caserió de Llacchuapampa, poblado por más de dos mil indios, he presenciado el incendio de más de 200 chozas; sus desgraciados habitantes que huían despavoridos a los cerros y quebradas vecinas, caían muertos, atravesados por los proyectiles certeros de los incendiarios quienes, después de prender fuego a las chozas, se dedicaban a cazar a los pobres indios como si fueran venados o animales silvestres.

La hacienda más grande de la provincia era Chapi, de propiedad de los Carrillo, abusivos terratenientes de la zona. Chapi está cerca del río Apurímac, en límite con la provincia cusqueña de La Convención. A los peones de la hacienda sólo les bastaba, cuenta Béjar, cruzar el río para enterarse que al otro lado había sindicatos y que la gente exigía aumentos de salarios. Pero la respuesta de los Carrillo ante los reclamos de sus peones era siempre violenta: los peones reclamones eran colgados, azotados y encerrados con grilletes en la casa hacienda.

En enero de 1963 Carrillo estranguló personalmente y luego degolló a Julián Huamán, colono de Oronjoy, uno de los «pagos» de la hacienda; éste había cometido el atrevimiento de reclamarle un toro que Carrillo había vendido sin pertenecerle. No contento con eso, amenazó con hacer lo mismo a cualquier futuro quejoso.

El crimen sublevó a los campesinos. El 8 de enero de 1963, las mujeres de Oronjoy apresaron y ataron a Miguel Carrillo y lo condujeron sin hacerle ningún daño adonde el juez de paz de Chungui, en cuyo despacho hicieron una larga lista de quejas.

Se mencionaba que los Carrillo habían abusado sexualmente de las campesinas (citadas con nombre propio). Los Carrillo no sólo salieron libres, sino que sus denunciantes, los campesinos, fueron encarcelados por cuatro años.

3. Insurgencia desde afuera
Así estaban las cosas en la zona cuando llegan los insurgentes, que se movilizan sólo de noche para evitar su encuentro con los campesinos. Hasta que se les acaban las provisiones. No tienen otra opción que buscar contacto con los campesinos. Pero surgen las barreras. Los ven como extranjeros, no hablan el idioma.

En junio de 1965 comienzan a romper el hielo, a través de compartir las medicinas que tienen. Muchos comparten ya sus objetivos, otros se callan y algunos desconfían, pero van avanzando: «Ya no nos temen y podemos llegar a cualquier casa seguros de encontrar alimento y ayuda«, señala Béjar.

No necesitamos convencerlo de que el patrón, el «gamonalista» es su enemigo; él lo sabe de sobra y lo odia cordialmente. Muchos habían intentado formar sindicatos o construir escuelas. Castigo: unos cuantos latigazos, prisión en la misma casa hacienda, o denuncia ante las autoridades por agitación comunista. El hacendado increpa: «¿quieres ir a la escuela para aprender a robar?»

Toda esta realidad ya la vimos en El Perú feudal y en 1960s: las barreras a la acumulación de capital humano.

El 23 de septiembre de 1965 el ELN toma la hacienda Chapi y ejecuta al hacendado, Gonzalo Carrillo Rocha (que además era Mayor EP), y su sobrino Miguel Carrillo Cazorla. Distribuyen ganado, víveres y mercancías entre los campesinos.

Gonzalo Añí Castillo, basado en fuentes militares,2 afirma que las localidades de Chungui, San Miguel y Ayna habían sido adoctrinadas fuertemente por brigadas de estudiantes ayacuchanos, de la Universidad Nacional San Cristóbal de Huamanga. «La agitación entre los comuneros infunde temor entre los hacendados».

Efectivamente, según Béjar, la toma de Chapi refuerza el apoyo de los campesions a la insurgencia, y provoca una huída de parte de los hacendados:

Ha bastado poco tiempo para expulsar al latifundismo de esos lugares. Muchos terratenientes han huído sin esperar a que lleguemos a ellos. Los trabajadores empiezan a darse cuenta de lo diferente que es vivir sin patrón. Todas nuestras acciones cuentan con su respaldo.

Hasta les cantan huaynos: «los guerrilleros cosecharon papa en Chapi». Hay entusiasmo entre los campesinos, según Béjar. :

Después de la toma de Chapi muchos bailan de gusto. Hasta han aprendido a levantar el puño derecho: «¡Comunista!» Los guardias civiles que, en gran número, han ocupado la casa hacienda después de nuestra retirada, increpan a algunos llorosos: «¿no te da vergüenza lamentarte por esos desgraciados?» (…)

Los colaboradores de la guerrilla aumentan. Se incorporan los primeros campesinos. En Soyos, Muyoj, Palljas y Chapi, prometen hacerlo muchos más. Por primera vez y emocionadamente nos cercioramos de que va forjándose un poderoso vínculo entre el campesinado y la guerrilla. Ausentes los terratenientes, desorientado el ejército que no acierta a ubicarnos, quedamos convertidos en la única autoridad en la zona.
(…)
Inolvidable el gesto de muchos que, al hablar a sus hermanos en su propio idioma decían alzando el fusil en sus manos recias y trabajadoras: «Hermanos, los gamonalistas se acabaron. ¡Esto es respeto!».

Este triunfo de los insurgentes sería sólo temporal.

4. Cerco y aniquilamiento de la guerrilla “Javier Heraud”
En octubre de 1965 aparecen las primeras patrullas del ejército, pequeños grupos que aparentan ser subversivos. Así logran capturar a los lugareños que apoyan a los insurgentes. Cuenta Béjar:

Cuando la invasión se produce, todos nuestros colaboradores son torturados, fusilados, masacrados. La terrible venganza abarca a los familiares más cercanos, a sus parientes, a los cultivos, a las casas mismas, que son incendiadas sin piedad. Han regresado los días de 1922.

Y todavía hoy, 45 años después, quedan los testimonios de estos hechos.3

El ejército detecta el foco guerrillero entre los rios Torobambas, Pampas y Apurimac. Cuenta Añi Castillo:

«Sota» del Ejército y «Potro» de la Guardia Civil toman sus emplazamientos 60 días después del asalto a Chapi. De Teresita, Apurímac y Pampa intentan presionar (de Este a Oeste) a los contrarios, en dirección del río Torobamba. Al comenzar diciembre el grueso de las tropas se moviliza dentro de la mayor discresión, por aire y tierra, hasta completar el consabido cerco de tierra y agua. (…) A mediados de aquel mes navideño las áreas para los destacamentos ya han sido prefijadas: «Torpedo» y «Ronco» en Luisiana y San Miguel, respectivamente; «Rodillo» en Occobamba (Andahuaylas); «Rombo» y «Topo» en las confluencias de los ríos Pampas y Apurímac. Cada conglomerado de comandos marcha al mismo tiempo que los demás estrechando el cinturón. Experimentaron los momentos más terribles cuando se hallaban en las proximidades de los desfiladeros que conducían a las inhospitas alturas de Chungui, Anko y Punki. Los intentos de emboscadas menudeaban por doquier. El 17 la patrulla «Potro» choca con un grupo de guerrilleros que se abrían paso al Norte. Zapata Bodero y Ricardo León, lugartenientes de Héctor Béjar, pieden la vida. Dos días más tarde, «Sota» enfrenta y sobrevive a un golpe de mano de sus contrarios. La sangre ha vuelto a remojar la tierra de Chapi: tres extremistas perecen, cinco son capturados. En una rauda maniobra, «Rodillo» logra avanzar y apoderarse de bases organizadas en Socos y Moyoc. Una nueva escaramuza y …. nuevas cruces quedan clavadas en la vera del sendero».

Béjar cuenta que en sus peores momento el grupo llegó a tener apenas 13 personas. El grupo está cercado y es finalmente sorprendido por el ejército, el 17 de diciembre de 1965 en Tincoj. Mueren en combate tres insurgentes, entre ellos Edgardo Tello, según refiere Béjar.

Béjar cuenta que el resto del grupo es capturado, apresado y luego fusilado por los servicios de inteligencia del ejército. Según Añi Castillo, el ELN intenta evitar el aniquilamiento final de la guerrilla «Javier Heraud»: abren otro «frente» en Vilcabamba entre octubre y noviembre de 1965. Su misión era atraer a los efectivos militares que combatían en La Mar. Las Fuerzas Armadas «no arriesgan su ventaja» y envían refuerzos a Vilcabamba, pero de Huancané y Juliaca.

Los últimos encuentros entre insurgentes y las FFOO se dan en los primeros días de enero de 1966, en que apresan a una gran cantidad de insurgentes, que confirman la fuga de Héctor Béjar (según Añí Castillo).

5. Del campo a la ciudad
Béjar logra romper el cerco y escapar a Lima, donde consigue refugio donde una persona amiga. Al parecer sólo logra pernoctar una noche en ese lugar, pues las FFOO lo detienen al día siguiente. Circulan diversas versiones sobre esta detención.4 Una versión afirma que las FFOO habían montado un gran operativo de seguridad y tenían vigilados a los posibles contactos en Lima a los cuales pudieran recurrir los insurgentes en fuga. Otra versión afirma que el anfitrión simplemente entrega a Béjar ante las autoridades, en un acto de traición a su protegido. Una tercera versión, variante de esta última, afirma que el protector llama a a un ministro de Belaúnde, su amigo, y le indica que Béjar estaba en su casa, después de lograr el compromiso que su vida sea respetada. Evaluando que tarde o temprano sería descubierto, la intención de su protector era defenderlo, no perjudicarlo. La consigna, atribuída al ministro Javier Alva Orlandini, es que no se tomaba prisioneros: todo guerrillero capturado sería muerto. Efectivamente, Béjar fue capturado y su vida fue respetada. Incluso posteriormente, durante el gobierno de Velasco, trabajó codo a codo con los militares que antes lo persiguieron para matarlo. Algunos militares e insurgentes llegaron a coincidir en que el Perú necesitaba hacer algunas reformas, principalmente en el campo peruano, para ser viable como país.

6. La Mar: hambre y esperanza
El ingeniero Antonio Diaz Martínez en 1969 publicaría el libro «Ayacucho: hambre y esperanza».5 Es un recorrido hecho en 1967 por el autor, con algunos estudiantes de la Universidad San Cristóbal de Huamanga, por el departamento de Ayacucho en que se encuentra con un panorama desolador, de pobreza y explotación. Pasan por la provincia La Mar y el valle del río Apurímac. En San Miguel, que dos años antes había sido teatro de operaciones de la insurgencia y de la contrainsurgencia, el grupo académico tiene un incidente. Son detenidos por la PIP.

[Al «jefe del servicio de investigaciones policiales»] le sorprende que hayamos escogido para nuestro estudio un pueblo tan «miserable» y , que yo lleve puesto un poncho y un sombrero de paja (serán guerrilleros u otros elementos subversivos?). El jefe vocifera: «El país será grande y fuerte cuando hayan desaparecido todos los indios, ellos son el atraso del Perú». p. 220.

Forma parte del grupo un estudiante estadounidense, becado, llamado James M. Wallace, que escribe algunos apéndices al libro de Díaz Martínez, datados de octubre de 1967:

En fin, el jefe, un hombre bajo, rubio, costeño, comenzó a hablarnos acerca de las guerrillas y nos informó que él había visto al «Che» Guevara pasar por San Miguel en su camino hacia Bolivia, e incluso que le había tomado una foto, aunque en aquel momento no sabía quien era.
Parece que durante las guerrillas de 1965 había un campamento guerrillero cerca de Ayacucho. Parece también que este mismo jefe había sido asignado durante esa época a combatir a los guerrilleros como su castigo por haberse insolentado con sus superiores. Admitía que había tenido mucho miedo y que varias veces escapó de ser cogido o muerto, aunque él nunca en realidad había visto ningún guerrillero. En 1965, durante esta corta revolución, los hacendados de San Miguel estaban muy asustados por la guerrilla, y varios policías fueron muertos.

(Cuando el estudiante hace esta visita, octubre de 1967, Guevara acaba de caer en Bolivia). El jefe policial tenía sospechas de TODOS los extraños que llegaran a la zona y estaba ansioso, según Wallace, por apuntarse el mérito de haber capturado a algún guerrillero. El estudiante estadounidense es hostigado por este jefe, que lo confunde con un cubano, y le dice que no vino al Perú a estudiar, sino para evadirse de ir al Vietnam, lo que le molesta extremamente a aquél. Escribe indignado por la forma como el jefe policial se expresa de sus compatriotas indígenas.6 Quedaba la secuela de la insurgencia de 1965. Como se sabe, el ingeniero Antonio Díaz Martínez se convertiría en un connotado dirigente de Sendero Luminoso. Fue detenido en 1983 y muerto en el motín de El Sexto en 1986.

7. En la actualidad
La zona de Chungui, aquí, fue escenario de la guerra insurgente-contrainsurgente de los ochentas y noventas y es parte de lo que hoy se denomina «el VRAE», el valle de los rios Apurímac y Ene, zona cocalera y donde persisten las acciones armadas contra el estado peruano. Lo ocurrido hace 45 años es muy indicativo de algunas persistencias en la historia peruana reciente.

Los campesinos sí pueden apoyar a la insurgencia. El sistema no sólo no los defiende, sino que los perjudica y sólo consolida el abuso de los terratenientes y, en general, del poder local.

Los insurgentes matan, no sólo en combate, sino que ejecutan a una persona vencida. Esta acción no sólo no es condenada en la evaluación posterior a los hechos, sino que es reivindicada, como algo que les consigue el apoyo campesino, que fuerza a los terratenientes a irse de la zona y a liberar así a los campesinos. Quince años después, a partir de 1980 la insurgencia senderista recurriría también a las ejecuciones, varias de las cuales en ciertos casos les granjearían también el apoyo campesino.

La universidad de Huamanga es vista por las FFOO como una fuente de agitación a los campesinos.

La represión logra socavar el inicial apoyo a la insurgencia. Los métodos violentos les funcionan también a las FFOO. En 1965 ante un grupo móvil y sin apoyo campesino no necesitan constituir «Comandos de Autodefensa» ni nada por el estilo. Lo cercan y aniquilan. Tal vez pensaron que pasaría algo similar cuando el general Cisneros anunció en 1982 que el ejército aniquilaría rápidamente a la insurgencia senderista en Ayacucho. Pero ya era tarde.

La intervención del ejército y la guardia civil en 1965 es muy rápida. Al mes de la toma de Chapi, ya está el ejército en la zona. Como vimos en un post anterior, aquí, las FFOO contaban con una decisiva ventaja informativa gracias a la CIA: dos años antes ya sabían que vendría un intento insurgente (1963: la CIA infiltra al MIR). En los ochentas, en cambio, el ejército se demora casi dos años y medio en intervenir, cuando la insurgencia ya había vencido a la policía. ¿Cuánto habría podido avanzar la insurgencia en dos años y medio, si el ejército sólo hubiera intervenido recián a partir de 1967? Sin la rápida intervención, incluso en «oreja de perro» donde el ELN tenía un precario trabajo político, la insurgencia habría podido extenderse rápidamente por el país.

Algunos ex-insurgentes, notoriamente Héctor Béjar que había liderado este «foco» guerrillero, se reinsertan socialmente. Casi no hay insurgentes sobrevivientes de 1965 que se sumen a la insurgencia de los ochentas y noventas. Toda su actividad posterior es pacífica. Recientemente, Héctor Béjar, coordinador del Comité Peruano del Llamado mundial de Acción Contra la Pobreza, cuestionó las cifras de la pobreza del gobierno de Alan García, verlo aquí, La Primera, octubre de 2009:

“Las pocas mujeres que ingresaron a laborar están siendo explotadas, pues sus empleadores no respetan sus derechos”, aseguró Bejar.

Y como ya vimos en 1965: insurgencia en el Gran Pajonal, en 1965 no hubo «comisión de la verdad» ni juicios a militares, ni acusaciones, ni nada por el estilo. Ahí quedó la cosa.

[Continuará en «1965: insurgencia en Mesa Pelada»].

La guerrilla «Javier Heraud» del ELN. Mapa tomado del libro de Richard Gott «Guerrilla Movements in Latin America». Acciones añadidas en base al libro citado de Héctor Béjar y al de Gonzalo Añi Castillo.


El cineasta boliviano Jorge Sanjinés dirigió la película «El enemigo principal» basada en la «guerrilla Javier Heraud» que operó en la provincia de La Mar, según el relato de Héctor Béjar, su líder. Ver más al respecto aquí y aquí. Imagen tomada de aquí.

Héctor Béjar, logró romper el cerco en La Mar. Sería capturado en Lima. Imagen tomada del libro de Richard Gott «Guerrilla Movements in Latin America». Hacer click en la imagen para ampliarla.

A.
Michael L. Smith del blog Peruvian Graffiti, aquí, cuenta que en julio de 1965 el arqueólogo Luis Guillermo Lumbreras fue arrestado y acusado de ser un líder de las guerrillas. El mismo rector de la universidad Efraín Morote fue arrestado por 24 horas, para luego ser liberado. Los campesinos de Pomacocha también fueron encarcelados. La Universidad San Cristóbal de Huamanga era vista como un foco de subversión por las FFOO.

A2.
Algunas fotos de los miembros del ELN (tomados de la versión cubana del libro de Héctor Béjar)

Columna del ELN.
Edgardo Tello con Javier Heraud eran los poetas de la guerrilla. Muere en La Mar. Más sobre él, en este enlace.
y en este otro


Luis Zapata Bodero, dirigente de construcción civil del Cusco, y Guillermo Mercado.


Edgardo Tello y Hugo Ricra, colegial.
Moisés Valiente, trabajador de construcción civil.

A3. Béjar también comenta las relaciones de los insurgentes con los asháninkas de la zona.

Aproximarse y hacer amistad con los campas rebeldes, liberar a los esclavos, expulsar al latifundista opresor, serán tareas inmediatas para la guerrilla y su mejor propagandista. Pero eso no será fácil. Si hay un visible desnivel entre el campsino quechua y el guerrillero criollo, es todavía mayor entre él y el selvícola. Para que ambos se entiendan, será necesario un largo proceso de adaptación en que el guerrillero aprenderá nuevas lenguas y costumbres.

Al parecer el ELN ve un gran potencial insurgente en los asháninkas rebeldes, pero no logra comulgar en una acción conjunta con ellos, como sí ocurre con la guerrilla «Túpac Amaru» en el Gran Pajonal.

A4. En P21, gente de letras, Gregorio Martínez y Rodolfo Hinostroza, se trenzó en un debate de acusaciones, del primero, y de respuestas, del segundo, sobre una supuesta deserción de Hinostroza del ELN:

Al respecto hay también este post, Javier, Edgardo, Rodolfo, los otros, y yo, de José Rosas Ribeyro. Este agrio debate alguna información nos aporta sobre cómo se formó el grupo insurgente que operó en Oreja de Perro.

A5. Trailer de «El enemigo principal», película del boliviano Jorge Sanjinés.

  1. Béjar, Héctor (1973) «Las guerrillas de 1965: Balance y Perspectiva». Ediciones Peisa. Lima. []
  2. Una interesante fuente sobre la insurgencia de 1965 es el libro de Rogger Mercado (1967) «Las guerrillas del Perú. El MIR: De la prédica ideológica a la acción armada». Fondo de Cultura Popular. Es una compilación de documentos y volantes publicados por el MIR. Lo interesante y tal vez no tan paradójico es que su autor habría estado vinculado a la policía peruana. Al parecer se cachueleó muy bien publicando literatura izquierdista. []
  3. Efectivamente, leemos este comentario anónimo:

    pablo
    Miércoles, 26 mayo 2010
    por los comentarios hacia el cmdte luis de la puente uceda me alegran mucho al valorar como tal,que lucho por sus idiales en favor del explotado,gracias a el que los pueblos de la zona de chungui ,son dueños de sus tierras sin explotadores,yo fui testigo en el campamento militar cuando tenia 6 años recuerdo que mataron a un guerrillero en la zona de huaydor en la selva de chungui muy cerca a la hacienda de chapi.para mayor informacion soy netamente de chungui la mar, gracias

    Tomado de aquí. []

  4. También circulan versiones sobre la desaparición de algunos insurgentes, que no habrían muerto por acción de las FFOO, sino de los propios insurgentes, por las discrepancias señaladas anteriormente, entre ex-apristas y ex-comunistas. Estas versiones señalan que este habría sido el caso del ex-aprista Guillermo Mercado. Las ejecuciones no habrían sido sólo de terratenientes. []
  5. Díaz Martínez, Antonio (1969) «Ayacucho: hambre y esperanza». Ayacucho: Waman Puma. []
  6. Este mismo estudiante escribe sobre su visita a Pichari, en el departamento del Cusco, cruzando el río Apurímac, a una colonización planeada por el estado peruano y fundada en 1961 para realizar «la reforma agraria», entendida como la expansión de la frontera agrícola, no como redistribución de la tierra. Diaz Martínez cuenta que «Apresuradamente se abrió un frente de colonización en el Apurímac, en una región cercana a una zona convulsionada: el valle de La Convención». El estudiante lo cuenta así:

    Yo, natural de Estados Unidos, tenía más interés que los estudiantes peruanos en ver esta colonización porque el dinero para el poryecto se obtuvo de la Agencia para el Desarrollo Internacional (A.I.D) de los EE.UU. Iba a ser mi primera experiencia con el resultado de «nuestra» asistencia extranjera. Fue una experiencia – un choque – ver Pichari por primera vez. Parecía a una pequeña comunidad de empleados estatales de los Estados Unidos! Aunque había unos edificios de madera adaptados al clima de la selva, habían también una oficina, una escuela, un hospital, y cuatro casas «ranch style» construídos de cemento.

    En Pichari años después se establecería una base militar para combatir a la insurgencia, con diversos enfrentamientos y acciones violentas, ver por ejemplo aquí. []

-

Enlaces a este artículo

  1. Perú: Asesinato del comando "Javier Heraud" del ELN y de campesinos que ayudaron a la guerrilla - Iniciativa Debate Público
    29-12-2013 - 11:38

Comentarios a este artículo

  1. Silvio Rendon dijo:

    Mañana Miércoles a las 10:30am en el GCC: "1965: insurgencia en Oreja de Perro" http://bit.ly/ftEQcV

  2. Silvio Rendon dijo:

    Salió el post GCC: "1965: insurgencia en Oreja de Perro" http://bit.ly/ftEQcV

  3. Aysa Cordova dijo:

    RT @rensilvio: Salió el post GCC: "1965: insurgencia en Oreja de Perro" http://bit.ly/ftEQcV

  4. Daniel A.Juffre Vega dijo:

    RT @rensilvio: Salió el post GCC: "1965: insurgencia en Oreja de Perro" http://bit.ly/ftEQcV

  5. jose mercado dijo:

    interesante. Me gustaria saber mas de mi tio Guillermo MERCADO LEON. Cuando tenia 7 años lo vi por ultima vez.Su hermano, osea mi padre, todavia vive.

  6. Moises dijo:

    1965: insurgencia en Oreja de Perro » Gran Combo Club – http://t.co/5ZVZwoSA

  7. Inocente Mercado L dijo:

    Guillermo Mercado Leon , murio en un enfrentamiento , en la orilla de un rio, una guerrillera lo vio caer . Esa mujer hoy es una promotora de Educacion. Ella me lo conto. RML

  8. juan cristobal dijo:

    hay un articulo de hector bejar en un numero de su organización, el ELN, tres meses antes de ser amnistiado, donde decia que la reforma graria de velasco era reformista, y catalogaba al gobierno como reformista burgues, después que salio amnistiado dijo que lo de velasco era un revolución. me gustaria saber si pueden conseguirme ese articulo y mandarmelo a mi correo..gracias.

  9. juan cristobal dijo:

    hay un articulo de hector bejar en un numero de su organización, el ELN, tres meses antes de ser amnistiado, donde decia que la reforma graria de velasco era reformista, y catalogaba al gobierno como reformista burgues, después que salio amnistiado dijo que lo de velasco era un revolución. me gustaria saber si pueden conseguirme ese articulo y mandarmelo a mi correo..gracias. (primera vez que envio este comentario)