Por - Publicado el 29-01-2012

[Continúa de 1965: insurgencia en las Huaringas]

[Usualmente se desliga a la insurgencia de 1965 de las de los 1980s y 1990s. La primera sería «guerrilla», y la segunda sería «terrorismo». Eso ocurre en el Perú a diferencia de otros países de la región latinoamericana. Parece que en el Perú las palabra «guerrilla» y «guerrillero» tienen connotaciones positivas. Si se llama «guerrillero» y no «terrorista» a un senderista o un emerretista pareciera que se lo estuviera apoyando. No ocurre así en la Argentina, Uruguay o en Colombia, en que la condena a montoneros, tupamaros o de las FARC no se ablanda por llamarlos «guerrilleros». Como se expone a continuación, la insurgencia de 1965 conocida generalmente como «guerrilla» también recurrió a métodos terroristas.]

1. Detonaciones en Lima
El otrora director de Correo Gonzalo Añí Castillo en su libro «Historia secreta de las guerrillas» (ver post citado), refiere lo siguiente:

Cada guerrilla bailaba con su pañuelo.
Los minúsculos grupos terroristas que comenzaron a proliferar en la Capital de la República, tampoco tenían una dirección nacional. Uno o dos de ellos, el 4 de julio, cuando se celebraba un baile de gran frivolidad y gala en el más lujoso club privado (el Nacional), hizo explotar en la sala-entrada una bomba de gran poder. Lo mismo ocurrió minutos más tarde, en la puerta del hotel Crillón, el más moderno de la urbe, donde estaban alojados los nuevos asesores militares enviados por el gobierno de los Estados Unidos de Norteamérica.
A las pocas horas se desató una violenta represión contra la izquierda en general, en todo el ámbito del país, a la vez que eran suspendidas las más elementales garantías constitucionales.

Efectivamente, hubo bombazos en el Hotel Crillón y en el Club Nacional que sonaron internacionalmente. La revista Time cubría así los ataques de los «terroristas castristas»:

Peru: Battling the Castroites
Friday, July 16, 1965

For a month Castroite terrorists have been raising havoc in Peru’s remote central highlands. One band of 60 men invaded two big cattle estates near Concepción, burned homes and barns, destroyed a dairy plant and dynamited two bridges nearby. Other guerrillas raided two police outposts, stole arms and ammunition, killed seven police before disappearing into the dense Andean jungles. Last week the terrorists carried their vicious little war to Lima itself. One night a small bomb exploded in Lima’s fashionable Club Nacional and another erupted outside the nearby Crillon Hotel.

La española agencia EFE lo contaba así:

ABC, Martes, 6 de julio de 1965. Edición Andalucía

Las guerrillas estaban operando en el campo abiertamente desde hacía más de un mes, particularmente en Junín y en Cusco, pero fueron los atentados en la capital del Perú los que hicieron que el gobierno inmediatamente suspendiera las garantías constitucionales.

El actual director de Correo suele recordar estos hechos, aquí: Belaunde, amenazado con un golpe inminente por el Comando Conjunto si no actuaba, decide militarizar la lucha contra las guerrillas. Fue por esos años (y no en el segundo belaundismo) que el primer ministro Miguel Rotalde expresa que no había guerrilleros sino «abigeos». El gobierno de entonces minimizó el asunto ante la opinión pública, concentrada en Lima. Fernando Belaúnde, según Caretas de esos años, diría sobre las guerrillas de Junín que cualquiera puede declararse emperador en un desierto. El atentado del Crillón y del Club Nacional, más sonoro que destructor, inocultable, en plena capital, obligaría al gobierno a tomar medidas más duras contra la insurgencia. Sin embargo, como vimos en post anteriores, mientras Belaúnde minimizaba el asunto ante la opinión pública, los militares, la policía en cooperación con el gobierno de los Estados Unidos, ya al tanto que en el Perú se gestaba una guerrilla, tomaban acciones contrainsurgentes.

2. El apoyo urbano
Añi Castillo prosigue:

En la calle se escuchaban petardos aislados de los grupos terroristas; pero en general el pueblo estaba quieto, sin entender el enfrentamiento de grupos.

A nivel nacional
No era el terrorismo de los cócteles molotov el único apoyo que recibían las guerrillas del MIR. Subterráneamente, la comunicación Lima-Cuzco y Lima-Huancayo era intensa. Elementos jóvenes, estudiantiles y obreros, cooperaban en la Capital de diversas maneras con el objeto de aprovisionar a sus camaradas combatientes.

Añi Castillo cuenta que obreros de construccion civil afiliados al MIR simulan estar enfermos para obtener medicinas del seguro social y luego enviarlas a los focos guerrilleros via Cuzco, Abancay y Huancayo. Labor similar realizan estudiantes de medicina de San Fernando.

En Trujillo, el 6 de julio de 1965, la policía desbarata un plan de sabotaje y terrorismo del Partido Comunista de esa localidad: una bomba en la fábrica de conservas «Liber», otra bomba en el club «Libertad» con el objeto de atraer a las fuerzas policiales mientras el CEU (Círculo de Estudios Universitarios) asaltaba la comisaría de Trujillo con el objeto de pertrecharse de armas. Tres días después la policía anuncia hacer fracasar otro plan de terrorismo desarrollado por el MIR: sabotear los depósitos de gasolina y los oleoductos de Puerto Salaverry, realizar actos de terrorismo en locales importantes de la ciudad, incluyendo locales militares y policiales, indenciar grandes extensiones de cañaverales a fin de reducir la producción azucarera. Las bombas caseras para estas acciones fueron preparadas en la Facultad de Farmacia.

En Lima, el grupo denominado Vanguardia Revolucionaria, asociado a la facción Movimiento 15 de Mayo (M 15 M), célula comunista entrenada en asaltos armados, realizó las siguientes actividades: colocación sistemática de bombas caseras, a partir del mes de julio, en múltiples lugares de la ciudad (instalaciones militares, teatros, hoteles, centros nocturnos); asalto a la agencia del Banco de Crédito ubicada en la Universidad Agrarai «La Molina» (16 de julio) y la oficina de oficina de apuestas del Jockey Club, situada en Lince (18 de abril); huelgas periódicas a cargo del sindicato de Construcción Civil, que agrupa a más de 200,000 obreros; gran despliegue de propaganda subversiva dentro de las Universidades y Colegios de Enseñanza Secundaria, instigando a los alumnos a abandonar la aulas y luchar en las calles.

El relato de Añi Castillo continúa con descripciones de actividades de apoyo a las guerrillas, en Cerro de Pasco, Huancayo, Ayacucho, Arequipa.

3. Bombazos finales
La derrota militar de las guerrillas en Junín, Ayacucho, Cusco y Piura no detuvo inicialmente a las acciones terroristas en Lima.

Manotazos de ahogado
La reacción de los vestigios del MIR tuvo sabor a manotazos de ahogado. La Capital fue presa del terrorismo que esta vez corrió a cargo del MIR, ELN y el PC pro-chino (desertores). Los demás izquierdistas estaban escondidos o prisioneros.
(…)
En todos los niveles el MIR quedó diezmado. Ya no tenia sentido convulsionar el ambiente urbano con el ruido de los petardos caseros. Esto quedó demostrado luego del estallido de una bomba en el Palacio de Justicia, y otra en la residencia de un financista destacado. Lo real era que el 50% de los dirigentes del MIR había sido anulado para la acción. Las dos terceras partes de su Comité Central corrió igual suerte. Era difícil hablar ahora del MIR concierta objetividad.

Estas acciones cesaron, el MIR incluso se dividió y ahí quedó el intento insurreccional.

4. Decisiva infiltración en el aparato urbano
Como vimos en 1963: La CIA infiltra al MIR un mirista se acercó a una dependencia del gobierno de los EEUU en Guayaquil ofreciéndole sus servicios:

El agente de la CIA en el MIR DUHAM-1 es descrito como alguien muy joven y nervioso, capturado como parte de la organización urbana del MIR y especialista en comunicaciones. Sin embargo, este último párrafo es revelador de la importancia del infiltrado y de la CIA en la derrota del MIR. Según Agee el MIR hubiera podido durar mucho más sin esta infiltración.

Al parecer este infiltrado tuvo un rol importante en la derrota militar del MIR en 1965-1966:

La supresión del MIR será vista como un caso clásico de efectividad contra-insurgente cuando se junta buena inteligencia durante el periodo crucial de organización y entrenamiento previo al comienzo de las operaciones guerrilleras. Dado sus grandes números y entrenamiento en Cuba, la supresión habría sido difícil y larga sin un agente de penetración como DUHAM-1.

Los factores que llevaron a la «supresión del MIR» al parecer estuvieron ausentes en 1980 contra Sendero Luminoso y luego contra el MRTA. El Perú de los ochentas no tenía los niveles de colaboración con los EEUU que tuvo en 1965. Sólo a partir de 1989 es que el Perú recupera la colaboración con los EEUU, como vimos en La CIA, García y la contrainsurgencia en el Perú. Sin embargo, en forma inaudita en 1982: Belaúnde deja escapar a Guzmán, cercado en San Felipe por la policía peruana, sin ningún apoyo externo.

Epílogo
1985: “A tu edad yo ya estaba poniendo bombas en el bowling”
En este post había comentado esta anécdota sobre Carlos Tapia ocurrida en la Universidad Católica por el año 1985:

“A tu edad yo ya estaba poniendo bombas en el bowling”, le diría orgulloso y sonriente, mientras le regalaba un calendario de bolsillo, a un cachimbo de letras en un aula del segundo piso de Sociales. El cachimbo le había caído bien al experimentado candidato a senador (o diputado) por la Izquierda Unida. Estaba dando una entusiasta charla de campaña para las elecciones de 1985. Estuve allí. Década y media después este señor tendría un alto cargo en la CVR…

Algunos de los involucrados en los acontecimientos de 1965 renunciaron a la violencia y asumieron métodos pacíficos. Más aún, rechazaron el terrorismo surgido quince años después. Incluso hubo quienes asumieron con todo la agenda de los EEUU en el Perú y apoyaron la contrainsurgencia de los ochentas y noventas.

1986: nuevamente bombazos en el Crillón
En el recuento de la violencia de los años 80s que hace DESCO, verlo aquí, se incluye este atentado del MRTA, ocurrido el 27 de julio de 1986 en Lima, página 198:

En Lima, se produjo un apagón y varios atentados. Tres hoteles de la capital sufrieron el estallido de bombas incendiarias que fueron colocadas en el interior de diferentes habitaciones. El Sheraton Hotel, el Hotel Crillón y el Hotel Bolívar sufrieron las consecuencias de estas acciones. De otro lado, se produjeron más de una decena de estallidos. Fueron afectadas las agencias del Banco Continental ubicadas en Surquillo y El Agustino. Asimismo, la agencia del Banco Wiese en la Av. México y el Banco Mercantil del Callao. También el Centro Comercial Galax ubicado en Chacarilla y un establecimiento de la zapatería Bata Rímac en el jirón Huallaga, cerca de la Plaza de Armas. Igualmente fueron atacadas las casas de un mayor PIP en Comas y la de un dirigente de Villa El Salvador, así como la fachada del museo Víctor Raúl Haya de la Torre, en lo que era Villa Mercedes.

Veintiún años después del atentado del MIR contra el Crillón, el MRTA realizaba atentados terroristas similares, presentándose como la continuación de esa organización subversiva sesentera.

P.S. ¿Cuán diferentes eran los atentados terroristas del MIR y otros grupos en 1965 de los atentados terroristas de SL y del MRTA? En mi opinión, no eran muy diferentes. La insurgencia del MIR y el ELN fue derrotada muy rápidamente y no llegó a extenderse como ocurrió con la insurgencia de SL y el MRTA. En los análisis usuales hay una disociación entre una y otra insurgencia, por las evidentes diferencias ideológicas, las condiciones sociales y el momento histórico de ambos procesos. Y sobre todo hay una disociación valorativa: es más frecuente encontrar que la insurgencia de los 60s tiene valoraciones positivas en relación a la de los 80s y 90s. En menor escala, por su pronta derrota, la insurgencia de los 60s también tiene terrorismo y, más aún, ejecuciones contra civiles, ver los posts anteriores. ¿Qué habría ocurrido de haberse extendido como ocurrió con la insurgencia de los 80s? No lo sabremos, por supuesto, pero vale la pena reflexionarlo. Por cierto, en Mitos que matan me pronuncio contra la idealización de violencia encarnada en personajes como, por ejemplo, Ernesto Guevara. Toca aprender de la historia y buscar mejores caminos de cambio social. Ojalá que estas líneas en algo contribuyan a ese objetivo.

El hotel Crillón en Lima en los años sesentas. En julio de 1965 hubo un atentado terrorista que retumbó internacionalmente. La revista Time habló de «terroristas castristas». Allí se encontraban alojados asesores militares estadounidenses que apoyaban al gobierno peruano en acciones de contrainsurgencia. Fue el detonante que hizo que el gobierno suspenda las garantías constitucionales. Imagen tomada de aquí.

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Por - Publicado el 28-01-2012

Es usual en las argumentaciones pseudoliberales utilizar a los pequeños empresarios para defender a los grandes. No hay propagandista, lobbista o abogado laboralista de las grandes empresas que no recurra a esa argumentación. Lo mismo ocurre con el rol del estado. Usan como ejemplos pollerías para negar la actividad estatal en industrias como la petroquímica en que la norma es que el estado sea empresario1 y, más aún, en la educación.

En este ejemplo la Universidad Nacional del Altiplano crea una pollería; luego una pollería privada llamada «El Rancho» se queja; el Tribunal de Defensa de la Competencia y de la Propiedad Intelectual, presidido por Juan Luis Avendaño Valdez2 quien pertenece a un estudio jurídico que presta servicios a empresas privadas, le da la razón a ésta, ver aquí sobre el caso y aquí la resolución del tribunal. El abogado Alfredo Bullard, funcionario de INDECOPI durante el fujimorismo, como vimos aquí, usa el caso para defender el rol subsidiario del estado.

POLLERÍA ESTATAL
El cuento del pollo a la brasa
Por: Alfredo Bullard Abogado
Sábado 28 de Enero del 2012
(…)
«El caso es real, ocurrió en Puno y quien lo perpetró fue la Universidad del Altiplano.

Cuando el Estado rompe el principio de subsidiariedad se presentan dos efectos nocivos: (1) deja de gastar en lo que debe (seguridad pública, educación, infraestructura, salud) y, (2) compite deslealmente con las empresas privadas que asumen riesgos y costos que la empresa pública no asume. Si a la pollería universitaria le va mal, siempre puede echar mano de nuestros impuestos para cubrir sus pérdidas. En síntesis nos roba nuestra plata dos veces: se agarra nuestros impuestos y le quita deslealmente a sus competidores privados sus legítimas ganancias.

Allí están TANS (y la intención de reflotar una línea de bandera), Petro-Perú, Enapu, SIMA y hasta la Marina de Guerra o varios ministerios vendiendo bienes y servicios en ilegítima competencia con los privados.»

Ya he señalado que es falaz saltar de la pollería a grandes empresas petroleras como PetroPerú u otras. Es muy usual que en forma propagandística se dé el salto con garrocha de un caso a otro, como si no hubiera una problemática propia en cada caso.

Pero incluso en el caso de la pollería se deben considerar más cosas.

i) Las universidades públicas, especialmente en provincias, son pobres. No es que el gran estado les brinda «nuestros impuestos» a chorros. Las universidades suelen buscar formas de recursearse por sí mismas.3 No es que «gastan» el dinero a fondo perdido en una pollería. Lo hacen como una inversión, para tener más recursos. De hecho, cuando se privatizaron los grifos de Petroperú durante el fujimorismo la UNI compró uno, y nadie dijo que estaba mal. Por el contrario la UNI fue elogiada por los medios mainstream por su «espíritu emprendedor» (era un contexto en que se lanzaban las privatizaciones fujimoristas). El grifo era muy rentable y relajaba las restricciones presupuestales de la universidad. Era un actividad económica que poco tenía que ver con los estudios universitarios de ingeniería; era sólo para recursearse. Nadie dijo que era competencia desleal con los grifos que sí eran privados. No se puede jugar a decirles a las universidades, por un lado, «arreglenselas como puedan» para luego decirles «ah, eso no puedes hacer y eso tampoco».

ii) ¿En qué momento se usará «el principio de subsidiaridad del estado» para simplemente acabar con la educación pública y que todas las instituciones educativas sean instituciones con fines de lucro, empresas? A una universidad privada INDECOPI no la va a molestar por tener pollerías o vender panetones, porque las pollerías o panaderías privadas se vengan a quejar. Son privadas. Pero entonces, ¿quién sufre la «competencia desleal», sino la universidad pública, que está atada de manos en generar sus propios recursos, compitiendo con instituciones privadas favorecidas por las leyes? A este paso, tarde o temprano las universidades públicas se verán obligadas a privatizarse. Precisamente, durante el fujimorismo se dieron leyes que favorecían el surgimiento no sólo de universidades privadas, sino de universidades-empresa. Al parecer las protestas en Chile y el temor de verlas también en el Perú han hecho dar marcha atrás a los intentos privatistas en la educación, que se filtraban vía la municipalización, pero esto es hasta nuevo aviso. La campaña por la privatización continúa.

iii) Nótese que es muy usual que quienes se oponen a la actividad empresarial del estado contrabandeen el argumento que toda inversión que hagan entes estatales es a pérdida, nunca es con ganancia. Dice Bullard:

«mientras que la pollería universitaria vivía del dinero gratis que las autoridades tomaban de nuestros impuestos, los privados tenían que asumir los costos de financiarse.»

Esta es una manipulación usual. Otra es presentar a los impuestos como un robo y hacernos creer que los intereses de algunos empresarios son NUESTROS intereses: «nos roba nuestra plata dos veces: se agarra nuestros impuestos y le quita deslealmente a sus competidores privados sus legítimas ganancias.» Lo que «le quita a sus competidores» no «nos roba» a nosotros, salvo que nosotros seamos la pollería «El Rancho» o pertenezcamos al estudio jurídico que la defiende. La mayoría de lectores seguramente no tiene por qué hablar en primera persona de tales intereses particulares.

Epílogo: Quien a subsidiaridad mata, a subsidiaridad muere
El abogado Enrique Bardales en NO MIRES LA PAJA EN EL OJO AJENO….: COMENTARIOS A LA RESOLUCION Nº 3134-2010/SC1-INDECOPI – PRECEDENTE DE OBSERVANCIA OBLIGATORIA comenta que INDECOPI creó la «Escuela Nacional de Defensa de la Competencia y de la Propiedad Intelectual». Al hacer esto cae en la «competencia desleal» con las instituciones educativas privadas, pues INDECOPI es del estado:

Como es de público conocimiento, existe en el mercado una oferta de capacitación especializada en temas de derecho de la competencia y derecho de la propiedad industrial, razón por la cual resulta claro que INDECOPI mediante la oferta de los denominados cursos de especialización compite con dichos servicios, principalmente a cargo de universidades privadas.

Y para sustentar esta posición invoca como antecedente …..la resolución de INDECOPI sobre la pollería universitaria. Por un lado «a casa de herrero, cuchillo de palo», pero por el otro ya vemos cómo el caso de la pollería sirve de antecedente para tratar de limitar que instituciones públicas presten servicios educativos. ¿Qué sigue?

A. Alfredo Bullard, como vimos hace tiempo en este post, es tan extremo que está contra la comúnmente aceptada regulación anti-tabaco. Al más puro estilo Cipriani, la considera una «idiotez»: En «Regular idioteces, dañino para la salud» afirma

“No fumo ni he fumado y me molesta que fumen a mi lado. Pero debo respetar los derechos de los que fuman.»

Es irónico que alguien que no entiende lo que es una externalidad esté metido en temas de regulación.


«Esta historia, que podría parecer fruto de la imaginación de un neoliberal o acaso el sueño de un emprendedor a la brasa, es real, es verdad; usted la tiene que creer.» dice la arequipeña «Revista Vista Libre, fuente de la imagen.


¿Chau Panetón UNSA?
UNSA: Universidad Nacional San Agustín de Arequipa
Imagen tomada de aquí.

  1. De las 20 petroleras más grandes en el mundo (sea que se mida por producción, por reservas, por inversión o por ingresos o utilidades), 16 son estatales; y de las 50 lo son 40, y de las 100 más grandes estatales lo son 70. Estas empresas estatales se suelen llamar NOCs (National Oil Companies). []
  2. Quienes emitieron esta resolución fueron los señores Juan Luis Avendaño Valdez, Raúl Francisco Andrade Ciudad, Juan Ángel Candela Gómez de la Torre y Alfredo Ferrero Diez Canseco. []
  3. Al respecto:

    La UNA tiene además un grifo, una panadería y un restaurante, a parte de los «verdaderos» centros de investigación y experimentales.
    La razón es clara: generar RDR (recursos directamente recaudados), mediante actividades comerciales. Me parece inapropiado, pero es la consecuencia del pobre presupuesto asignado por el MEF y el desinterés del Estado en la educación universitaria pública. Es cierto que se desnaturaliza la función universitaria, pues vemos que se dedican esfuerzos a actividades lucrativas y enteramente comerciales.
    Otra cosa sería si las universidades públicas podrían ofrecer otro tipo de servicios al sector industrial o empresarial (como consultorías, experimentación científica o asistencia técnica).
    Viéndolo desde otro ángulo, se trata de uno de los tristes retratos de nuestra condición nacional de subdesarrollo y pobreza.

    Eland Vera. Periodista.
    Vista Libre. []

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Por - Publicado el 26-01-2012

Juan Carlos «cambiar de modelo es traición a la Patria» Tafur se manda una de las suyas en La izquierda también es culpable:

no se le puede cuestionar a Humala que, desde el poder, haya entendido que mantener a la izquierda a su lado no es sostenible solo por un afán decorativo. La presencia de cualquier grupo ideológico en el poder se gana a pulso día a día, no por merecimientos históricos ni lealtades pasadas. Si la izquierda moderada es desechable es por responsabilidad suya, principalmente. No es, tampoco, culpa de la derecha todopoderosa. Humala ya demostró que no la necesita para llegar al poder y no es que esté capturado por ella. Simplemente, ante las falencias políticas de la izquierda, se ha visto obligado a utilizar las herramientas que le son más útiles para gobernar.

Humala no demostró que no necesita a la izquierda para llegar al poder. La necesitó como ésta necesitó a un líder. A ver qué tal le hubiera ido en las elecciones si en vez de tener a Jiménez, Iguiñiz y Burneo tenía a Castilla, Trivelli y Pulgar Vidal en el debate técnico. Llegado al poder, Humala se volteó y se fue con la derecha, en una nada original jugada.

Tafur repite por vez ene más uno el estereotipo que la derecha aporta eficacia y la izquierda no. Sobre este punto dos cosas:

i) ¿Es mucho mejor el ministerio de la mujer con Ana Jara que con Aída García? No parece. ¿Es mucho mejor la PCM con Valdés que con Lerner? Tampoco. Si algo, es más confrontacional. ¿Pulgar Vidal lo hace mejor en el MINAM que Giesecke? Para Yanacocha muchísimo mejor, claro está. Nunca se sabrá si Trivelli es mejor de lo que hubiera sido Burneo, de quedarse. La evaluación negativa de las izquierdas está muy contaminada por prejuicios y estereotipos reforzados a diario por la prensa, no por un análisis concreto.

ii) La «eficacia» no es independiente de quién sea el cuadro y cuál sea la política. La derecha tal vez le aporte eficacia a Humala…. dado que éste hace políticas de derecha. La orientación que Humala ha adoptado, desdiciéndose de sus promesas, llama a la gente para el cargo. Si la política es de imposición, un dialogante como Lerner es ineficaz y un mandón como Valdés es el hombre. Si la política es oscurantista, una Ana Jara resulta definitivamente más eficaz que una Aída García. En cambio, si la agenda fuera de cambios, una derecha que lleva décadas gobernando quedaría malparada como ineficaz e inadecuada, pues su inercia continuista sería más costosa que la inexperiencia de una izquierda que recién estaría gobernando. La curva de aprendizaje de nuevos cuadros con decisión de cambio aportaría más beneficios sociales que la poco transferible experiencia de cuadros reacios a cambiar las cosas en el país.

Pero bueno, Tafur está por que no haya cambios en el país, de ahí que en este punto coincida plenamente con su rival Aldo M. Tardó varias semanas en decir lo mismo.

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Por - Publicado el 22-01-2012

1. La credibilidad cuestionada de las encuestas
El 2011 ha debido ser el año en las encuestas de opinión en el Perú estuvieron en el punto más bajo de su credibilidad.1

  • La gente no les cree a las encuestas. Un ejemplo: Lectores creen en manipulación de encuestas de Apoyo
  • Los políticos no les creen. Un ejemplo:

  • La gente sabe de los antecedentes de los encuestadores y sus reuniones en la salita del SIN, casos de CPI, DATUM y Apoyo. Un encuestador en la salita del SIN.
  • Incluso ocurre que los números no cuadran. La cocina de Ipsos-Apoyo.
  • Hay manipulación y se habla abiertamente del tema, pero dado que las empresas de comunicación son socias comerciales o clientes de las encuestadoras, no lo publican. Fuera el Perú sí sale:

    El Clarín: El juego de las encuestadoras de “acomodar” los números
    Al igual que en las elecciones presidenciales de 2006, las encuestas han estado en el centro de las críticas, por sus resultados poco confiables y, en muchos casos, sospechadas de manipular los números en favor de un candidato, en este caso de la aspirante de Fuerza 2011, Keiko Fujimori.

    (…)Empresas al fin, llegado el momento de la verdad, deben “acomodar” sus números para no quedar fuera de foco en relación a los resultados y, claro, no perder futuros negocios.

2. ¿Cuán bueno puede ser un análisis basado en mala información?
Parece que sólo algunos analistas que salen en los medios que contratan a las encuestadoras sí les creen a las encuestas como si fuera una verdad muy sólida y basan sus discursos en lo que éstas dicen. El resultado es que se exponen a patinar con ellas y a compartir el desprestigio generado por los cocineros de números.

3. Encuestas de aprobación presidencial: las más fáciles de manipular
Y la manipulación no sólo se daría en época electoral. De hecho, a una encuestadora le es más fácil manipular la aprobación presidencial que la intención de voto previa a las elecciones. Pueden hacer lo que quieran antes de la elección con tal que acomoden el resultado el día anterior de la elección. En el caso de la aprobación presidencial no hay nada a qué «acomodar» las cifras. Las encuestas pueden ser utilizadas por los grupos de poder como parte de una campaña de obtener concesiones del presidente de turno, preocupado éste por su aprobación. Desde luego que las encuestas no van solas: juegan en pared con los medios de comunicación y las exigencias de los grupos empresariales.

Hoy el Perú ve cómo las encuestadoras reportan una subida de la aprobación presidencial que valida el viraje derechista de Humala y el desacato de sus promesas electorales, aquellas por las que votó la ciudadanía. ¿Son creíbles estas encuestas? ¿O son tal vez los aplausos transmutados en números de los poderes fácticos y de las derechas a un presidente que les da gusto? No lo sabemos, pero sí sería muy prudente tener en cuenta la pregunta y tomar a las encuestas con pinzas.

Demos un paso más. ¿Qué tal revisar las encuestas de aprobación presidencial históricas? En este post le damos una mirada a las encuestas previas al golpe de Fujimori, sobre las cuales varios cientistas sociales basaron sus análisis. Tal vez en tiempo real estas encuestas sonaron muy creíbles, visión desde luego reforzada por la gran prensa, pero ¿cómo debería cambiar esta visión sabiéndose que varios encuestadores se reunían con Montesinos?

4. La importancia de las encuestas en la legitimación del golpe de Fujimori
Algunos autores, particularmente Martín Tanaka en Los espejismos de la democracia, sostienen que «el éxito de las reformas implementadas por Fujimori», expresado fundamentalmente en la caída de la inflación, se manifestó en el último trimestre de 1991. Según Tanaka

Ello tuvo un claro correlato sobre el nivel de aprobación presidencial, que pasó de un promedio de 38.5% entre enero y septiembre de 1991 a uno de 60% entre octubre de 1991 y febrero de 1991.

Este aumento del «respaldo popular» de Fujimori habría contribuído decisivamente al éxito de su autogolpe:

Fue la estabilidad económica lo que legitimó el autogolpe de abril de 1992, y no al revés.

Otros autores, como Cameron, ver aquí y aquí, parecen coincidir con Tanaka en esta apreciación.

Toda esta percepción sobre «éxito» de las reformas traducida en respaldo popular para Fujimori, como todo el análisis, está basada en no otra cosa que en los números reportados por la empresa Apoyo. Poderosas consecuencias políticas y analíticas las de sus encuestas.

5. Apoyo repentino
Revisitemos la evolución de la aprobación de Fujimori entre 1990 y 1992:

Fuente: Martín Tanaka Los espejismos de la democracia, Cuadro 8.2: «Aprobación de Fujimori como presidente de la República (porcentaje de respuestas favorables)».

Apreciamos cómo un Fujimori que acaba de romper su promesa electoral y acaba de decretar un fuerte aumento de precios controlados golpeando económicamente a los sectores más pobres del país comienza a gobernar con una aprobación presidencial al alza por varios meses, hasta superar el 60%. A comienzos de 1991 esta aprobación cae fuertemente hasta estar ligeramente por encima del 30%. Luego, de septiembre a octubre de 1991 salta repentinamente 22 puntos porcentuales.

Posteriormente, la aprobación de Fujimori vuelve a saltar, cuando da el autogolpe en abril de 1992. En Apoyo del fujimorismo vimos cómo Apoyo tuvo el sospechoso privilegio de salir a hacer encuestas cuando los canales y diarios estaban tomados por los militares. En base a esa peculiar encuesta se dijo que la población apoyaba masivamente el golpe. Y en general, en base a las encuestas de Apoyo se creó la imagen de popularidad del régimen de Fujimori. El salto de marzo a abril de 1992 tendría una explicación clara, el golpe, como el salto de agosto a septiembre de 1992, por la caída de Guzmán, pero ¿cómo explicar el salto de septiembre a octubre de 1991? ¿Por la caída de la inflación?

Veamos esos datos:

Fuente: BCRP.

Si bien hay una caída tendencial de la tasa de inflación, no se aprecia una caída tan dramática de septiembre a octubre de 1991 que explique un salto de 22 puntos en la aprobación presidencial.

Y más aún, ese salto implica que la mayoría de la gente pasa de desaprobar a aprobar a Fujimori.

En el libro Implementación de políticas públicas en el Perú de Augusto Alvarez Rodrich y Gabriel Ortiz de Zevallos, publicado por Apoyo en 1995,2 también se muestran estas encuestas: de aprobación del congreso, presidente, política económica y ministro de economía.

Hacer click en las imágenes para ampliarlas.

De septiembre a octubre de 1991 el congreso no muestra casi variación en su aprobación, pero sí el presidente, la política económica y el ministro de economía, que pasan de una mayoritaria desaprobación, a una mayoritaria aprobación. Un cambio repentino y fuerte en solo un mes. ¿Por qué?

El discurso de la encuestadora Apoyo, como se aprecia en los mismos cuadros, es que este viraje se debería a «las exitosas gestiones para la reincorporación del país al sistema financiero internacional». Es decir, según Apoyo este brusco viraje se debería no a un cambio material en las condiciones de vida de la población, como es la caída de la inflación, sino a «buenas noticias». Es muy creíble que los grupos empresariales celebraran muy rápidamente tales anuncios, pero ¿los sectores medios y pobres, la vasta mayoría de la población? Estos últimos no vivían precisamente un boom económico. La economía seguía deprimida, había poco empleo, precariedad laboral, precios altos. No suena una explicación muy convincente que estos sectores cambiaran rápidamente desaprobación por aprobación a Fujimori como respuesta a unas «exitosas» negociaciones internacionales.

De octubre de 1991 en adelante ocurrirían hechos que no impidieron el aumento de la aprobación presidencial según Apoyo: en octubre el atentado con sobre bomba a la revista Cambio que mataría a la periodista Melissa Alfaro, en Lima, y en noviembre la matanza de Barrios Altos contra gente de sectores pobres de Lima, ambos hechos fuertemente publicitados en el país.3 Y la aprobación presidencial sigue subiendo. ¿Es creíble?

6. Fujimori con Apoyo
Fujimori no estuvo solo en su autogolpe, sino que lo preparó con mucho tiempo de anticipación, con el decisivo apoyo de Montesinos, «el espía imperfecto» según Sally Bowen y Jane Holligan. El manejo de la información pública fue crucial no sólo en justificar el golpe con oportunas como sospechosas encuestas, sino en preparar el terreno para el golpe. La evolución de las encuestas de aprobación presidencial más que estar relacionadas a la caída de la inflación parecen estar relacionadas a la aprobación de Fujimori por parte de los grupos empresariales, que creíblemente aprobaron tanto el llamado shock, como las negociaciones con los organismos internacionales y luego el autogolpe.

Y claro, la empresa Apoyo estuvo apoyando al fujimorismo, defendiendo al régimen en el congreso de los EEUU, haciendo consultorías casi monopólicas (las muy favorables evaluaciones a Foncodes), cabildeando para la reforma de la constitución (entre julio de 1990 y fines de 1992, es decir, en el periodo de los saltos de aprobación de Fujimori, Apoyo recibió US$150,000 del CIPE, es decir del gobierno de los EEUU, para «apoyar al congreso» peruano en el cambio del régimen económico en la constitución peruana4 ), justificando las reformas nada transparentes, «de perfil bajo». La empresa resultó muy beneficiada de un autogolpe cuyas condiciones contribuyó a crear a través de la producción de una información que formaba percepciones.

7. Las encuestadoras también juegan
En el presente parece repetirse que las encuestas reflejarían más la aprobación al gobernantes de parte de los grupos de poder y sus empresas encuestadoras, que la opinión prevaleciente en el país. Las encuestas son esencialmente información. No sólo, ni fundamentalmente, información para conocer, sino información que genera y modifica conductas de los agentes socio-económicos. Una empresa encuestadora tiene que ser considerada como un agente adicional en un análisis político. Un agente con sus propios intereses (maximizar ganancia, no conocimiento público, una externalidad), que necesita clientes (satisfechos), contratos (que se renueven), que diversifica (son consultoras para el gobierno y empresas, asesoran en manejo de crisis, tienen influencia en los medios, etc.) y que definitivamente está metido con todo en el juego político.

Así, los analistas citados sostienen que Fujimori esperó a que las condiciones estén dadas para dar su autogolpe. Pero si uno considera a los productores de información como coadyuvantes en la creación de estas condiciones, no es que Fujimori y sus colaboradores sólo «esperaron», sino que remaron en la misma dirección. Cada quien tuvo su rol específico en una jugada muy compatible con sus incentivos individuales y a posteriori muy redituable para todos ellos.


Caretas: 23 de septiembre de 1991. (Hacer click en las imágenes para ampliarlas).
Celebraciones por una «reinserción» marcada por una reunión entre Fujimori y Bush.
Heduardo exalta la imagen de Fujimori y Boloña, en contraste con un investigado García.
Fernando Rospigliosi, allegado a la embajda de los EEUU, en «Reinserción» exalta a Hernando de Soto, al ILD, y sus contactos en los Estados Unidos que permitieron la firma del Convenio Antidrogas con ese país, «importantísimos en este proceso». Es claro que el tema político precedida al tema económico: un acuerdo político con los EEUU abría las puertas para una reinserción económica con las multilaterales.
Al mes siguiente, según Apoyo (institución financiada por el gobierno de los EEUU en un cabildeo para reformar la constitución de 1979) Fujimori pasaría bruscamente de la gran desaprobación a la gran aprobación, que crecería en los meses siguientes, inmune a hechos como violaciones a los derechos humanos, tipo la matanza de Barrios Altos.

encuestas
<------La manipulación de las encuestas durante el fujimorismo. Imagen ya posteada en Encuestas no creíbles. Hacerle click para ampliarla.

  1. En el post Encuestas no creíbles comentaba sobre la manipulación de encuestas. Otros posts en que toqué el tema fueron Campaña disfrazada de análisis, Combitos SIN encuestadoras, Combitos de underdogs a punteros. []
  2. Este libro es una suerte de apología institucional de parte de Apoyo a las «reformas» de Fujimori, en particular a las realizadas después de su autogolpe. []
  3. Si bien la revista Cambio dirigida por Yehude Simon tenía un aura emerretista, el hecho que se matara a una periodista en un atentado similar al hecho contra Antonio Zúñiga de Comisedh en marzo de 1991, generó algún tipo de solidaridad de parte de la prensa, informándose del hecho en las primeras planas de los diarios y en la televisión. La opinión pública estaba al tanto. Luego se sabría quién estaba detrás de todo esto: Asesino de los ‘sobres-bomba’ confesó que actuaba por orden de Montesinos. []
  4. Sobre cabildeos legislativos para introducir reformas legales en América Latina, ver a Mashek sobre asesoría legislativa del CIPE en América Latina y el estudio de Minella sobre la NED y el CIPE en América Latina, particularmente en el caso del ILD y APOYO el Perú []
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Por - Publicado el 17-01-2012

Yo soñé con aviones
que nublaban el día,
justo cuando la gente
más cantaba y reía.

Silvio Rodríguez

[Este post sobre la insurrección de Trujillo de 1932 está basado en la correspondencia de la embajada estadounidense en Lima: United States Department of State / Foreign relations of the United States diplomatic papers, 1932. The American Republics (1932) page 944. Peru.]

1. «La insurrección no es anti-extranjera, es anti-Sánchez Cerro».
Estalla la insurrección aprista en Trujillo. Los rebeldes controlan la ciudad y el Valle del Chicama. Están dirigidos por el coronel Rubén del Castillo y Augustín Haya de la Torre, hermano de Víctor Raúl. Agustín telegrafía a Lima amenazando con matar a los rehenes militares a menos que su hermano sea liberado.

El gobierno responde rápida y duramente con bombardeos aéreos que parten de la base de Chimbote. Los seis aviones militares lanzan 26 bombas de fabricación estadounidense, de 25 libras cada una, que más impacto causan en destruir la vida y la propiedad de los no combatientes, pero con el efecto militar decisivo de horrorizar a la población y destruir la moral de los insurrectos. Éstos se dispersan, pero antes matan a los militares que tienen como rehenes. El ejército toma Salaverry y avanza sobre Trujillo Se combate en las calles de Trujillo. Los insurrectos se concentran en Laredo, pero los militares al final los derrotan totalmente. Todo lo que sale en la prensa, incluyendo las informaciones de Associated Press y United Press, está censurado por el gobierno. La embajada le advierte al Departamento de Estado que debe desconfiar de la precisión de tales informaciones.

El embajador Dearing considera que la insurrección de Trujillo no es «anti-extranjera», sino «anti-Sánchez Cerro».1 Los 35 ciudadanos estadounidenses en el Valle del Chicama, básicamente de Cartavio y Grace, se encuentran bien. Los intereses estadounidenses en la zona son Grace y Northern Peru Mining and Smelting Company.

Sin embargo, el gobierno de Sánchez Cerro, para seguir con los bombardeos, por un lado, quiere recurrir a los aviones comerciales estadounidenses, propiedad de la compañía estadounidense Panagra (Pan American-Grace Airways) dirigida por el capitán Harold R. Harris, y a a sus pilotos para que vuelen un tri-motor Ford. No hay pilotos peruanos que puedan pilotearlo. Los necesita para llevar municiones a sus tropas y abastecer a los aviones de combustible, como para según el gobierno llevar cigarros y avituallamiento a las tropas y trasladar de regreso a Lima a los heridos. En pleno bombardeo a Trujillo la Panagra había llevado combustible a la base Chimbote para abastecer a los aviones militares, cosa considerada por la embajada, y por la Panagra, como una transacción puramente comercial. Por otro lado, el gobierno agota todas sus bombas en los ataques a Trujillo, por lo que le pide a los EEUU que le envié más desde la Zona del Canal de Panamá.

2. «No more bombs for you»
Se inicia un conflicto diplomático entre los EEUU y el Perú. Los EEUU consideran que los bombardeos aéreos son excesivos para reprimir la insurrección norteña. Tampoco quiere verse involucrado en la represión a una rebelión que no va contra sus intereses. El gobierno peruano considera que la empresa aérea estadounidense debe poner sus equipos y personal a disposición del gobierno en su respuesta militar a la rebelión.

El gobierno estadounidense protesta ante el gobierno de Sánchez Cerro por la presión a su compañía aérea, pero éste insiste, amenazando con suspenderle los contratos. Según el gobierno peruano, la compañía privada estadounidense debe apoyar al gobierno peruano en su represión contra cualquier revolución que surja. Finalmente, la compañía aérea, con la informal y desmarcada luz verde de la embajada estadounidense, accede al pedido del gobierno peruano. El piloto estadounidense Thomas Jardine, bajo órdenes de militares peruanos, vuela de la base militar de Chimbote hacia Casagrande, y de ahí a Trujillo, llevando paquetes que cree que son municiones. El piloto estadounidense cuenta a su embajada que sintió las balas de los rebeldes disparando a su nave. La población trujillana que acaba de sufrir los bombardeos está indignada con los aviadores. La embajada rechaza seguir apoyando las operaciones militares represivas. El gobierno peruano insiste y pide que la Panagra capacite a pilotos peruanos para volar las naves. La embajada rechaza el pedido.

El gobierno peruano vuelve a insistir invocando un artículo de un contrato, que estipula que en casos de «desórdenes internos graves» la empresa aérea debe poner a disposición del gobierno peruano sus equipos y su personal. El gobierno peruano le recuerda a la embajada que está reestableciendo el orden en un territorio donde hay intereses de ciudadanos estadounidenses, que corrieron peligro con los disturbios alli ocurridos. Al respecto el embajador Dearing recibe una comunicación del Secretario de Estado Stimson en que le dice que desde un punto de vista estrictamente legal el gobierno peruano tendría la razón, pero que puede continuar negándole la razón al gobierno peruano.

Los EEUU también rechazan la solicitud del gobierno de Sánchez Cerro de que le envié más bombas desde su base de Colón, en la zona del Canal de Panamá, para reprimir a los rebeldes. El gobierno peruano, sin poder reabastecerse de bombas de fabricación estadounidense, recurre a bombas «hechizas», fabricadas localmente usando dinamita.

3. «Los bombardeos en Trujillo fueron inspirados en el cine»
El embajador Fred M. Dearing le escribe la siguiente carta al Secretario de Estado:

Señor: tengo el honor de reportar al Departmento [de Estado] cómo una película americana ejerció un efecto marcado en la forma aceptada de conducir operaciones militares en el Perú. En los últimos días de mayo una película americana titulada «Hell Divers» fue exhibida por primera vez en Lima. La película muestra vistas excelentes sobre aviadores navales americanos lanzando bombas sobre objetivos estacionarios. Como es costumbre en las primeras noches de las nuevas películas en Lima, los exhibidores se propusieron hacer la primera muestra de «Hell Divers» una función de gala. El jefe de la Misión Naval Americana en el Perú había visto esta película y comprendió su valor en promover el interés en la aviación americana haciendo que las principales autoridades militares asistan a la proyección. Asistió el presidente, acompañado por sus principales asesores y las autoridades militares y navales. Todos los aviadores en servicio activo fueron así mismo invitados y la audiencia estuvo compuesta exclusivamente por oficiales peruanos. Se afirma que el presidente quedó muy impresionado por la increíble precisión de los bombardeos navales y los militares peruanos estuvieron igualmente muy impresionados por la película.

Dos semanas después estalló la revolución de Trujillo. Normalmente, los revolucionarios hubieran podido tener tiempo para consolidarse, mientras esperaban que el ejército peruano se ponga en posición de atacar. En este caso, sin embargo, el presidente hizo que sus asesores militares movilicen inmediatamente todos los aviones militares y navales, seis en número, y los ubiquen en un pueblo cerca de Trujillo. Los aviones estaban equipados con todas las bombas disponibles en el Perú. Parece evidente que la influencia de la película de bombardeos causó este rápido empleo de los aviones bombarderos peruanos.

4. «Indios ignorantes»
El embajador Dearing prosigue su informe al Departamento de Estado. Los ataques aéreos quiebran la voluntad de resistencia y desmoralizan a los revolucionarios apristas trujillanos. El efecto en la moral de los militares es el contrario:

El efecto moral de un ataque repentino desde los cielos en los indios ignorantes, que componen la mayoría del ejército peruano, es impresionante y abrumador. Las historias del daño causado por estas bombas aéreas, ninguna de las cuales acertó siquiera en algún lugar cercano de sus objetivos, son grandemente exageradas y usuales en todo el Perú.

Sin embargo, para el embajador Dearing este hecho marca un hito en la forma de reprimir a insurgentes en toda América Latina. Si antes los grupos insurgentes podían mantenerse por largo tiempo en regiones remotas, ahora serían destruídos en algunas horas.

Los aviones bombarderos pueden aplastar a las fuerzas de oposición y o bien deshabilitarlas físicamente o ejercer tal efecto moral en los indios que los deje indefensos.

Pocos aviones y algunas docenas de bombas son más eficientes que varios miles de soldados. En América Latina, y en particular en el Perú, la aviación sería el arma más importante, teniendo una mayor influencia en el gobierno, según el embajador Dearing.2

Epílogo
El embajador presenta a los aviones como una suerte de nuevos caballos de los conquistadores que aterrorizarían y desmoralizarían a los «indios» en las contiendas del futuro.

Para entonces la aviación ya es un arma importante, también en la región latinoamericana. Años antes, en 1927 en Ocotal, Nicaragua, se realiza el primer bombardeo aéreo en la región. Las tropas de Sandino arrinconan a las tropas estadounidenses en las dos manzanas centrales de la ciudad. El único modo que encuentran los estadounidenses para romper el cerco es mediante un bombardeo aéreo. Verlo en este artículo sobre la revolución de Trujillo. Poco después de la revolución de Trujillo, se ve la importancia de la aviación en la guerra con Colombia y en la guerra del Chaco, entre Bolivia y el Paraguay.

Décadas después, en 1965, el gobierno peruano solicita napalm para reprimir a las guerrillas y el gobierno de los EEUU le rechaza el pedido, aunque sí le daría asistencia contrasubversiva. El gobierno peruano recurriría a fabricar su propio napalm, al parecer, con ayuda de la IPC, de la Standard Oil. También realizaría bombardeos aéreos, particulamente en Junín, 1965. insurgencia en el Gran Pajonal:

Hay documentos de la embajada estadounidense en que se afirma que para el 25 de agosto se habrían arrojado doce de las dieciséis bombas de napalm en su posesión. Un testigo afirma que vio un gran fuego, terrible, que sólo mató a campesinos que estaban refugiándose en sus hogares.

y Cusco, 1965: insurgencia en Mesa Pelada:

Primero pasaban aviones con altoparlantes hablando en quechua avisando a los campesinos a que escapasen porque iban a bombardear. Las bombas NAPALM arrasaban y quemaban hasta los árboles, era como una gelatina que se esparcía y todo lo que agarraba lo hacia arder.

Efectivamente, como avizora el embajador Dearing, los aviones son un arma letal en reprimir las insurrecciones en América Latina, particularmente en el Perú, pero también son un arma letal para los mismos Estados Unidos, victimando trágicamente a su diversa población civil en septiembre de 2001.

Y en cuanto a películas, se había pasado de «Hell Divers» a «Apocalypse Now».


Afiche, medio naïf medio kitsch, de «Hell Divers», película exhibida en Lima por iniciativa de un agregado militar de la embajada estadounidense ante militares de alta jerarquía. Sánchez Cerro va a la función de gala de esta película y queda impresionado por la precisión de los bombardeos. Dos semanas después estalla la insurrección de Trujillo y Sánchez Cerro recurre a todo el poder militar aáreo del que dispone. El embajador de los Estados Unidos Dearing está convencido de que es por influencia de esta película que Sánchez Cerro recurre tan rápidamente a los bombardeos aéreos

Imagen tomada de aquí.

El trailer de esta película puede verse a continuación:

Harold R. Harris (izq.), ver aquí, aquí y aquí. Fundador de la Panagra, compañia de aviación surgida en el Perú de la alianza de la Panam con la Grace. Sánchez Cerro quiso usar sus aviones para reprimir la revolución de Trujillo. De algo le sirvieron.
Fred M. Dearing (der.), embajador de los Estados Unidos en Lima. Le tocó manejar la revolución de Trujillo, negándose a reabastecer a Sánchez Cerro de bombas. Imagen tomada de aquí.


El Ford trimotor de la Panagra que Sánchez Cerro quería usar en los operativos contra los insurrectos en Trujillo. No había pilotos peruanos capacitados para volarlo. Imagen tomada de aquí.


Los revolucionarios norteños fueron duramente reprimidos por los bombardeos aéreos.
“Barreto” de Mariano Alcántara (1934), tomado de este trabajo de Iñigo García-Bryce.

A. Sobre la revolución de Trujillo he escrito algo, en este post: El bárbaro es el otro.

  1. Meses antes, en septiembre de 1931, como vimos en este post, el embajador Dearing había sostenido una entrevista con Víctor Raúl Haya de la Torre en que éste le manifiesta a aquél que los intereses americanos en el Perú no tienen nada que temer y que por el contrario pueden esperar un gobierno excelente y beneficioso.
    Cuando los intereses estadounidenses estan en juego, como en las huelgas en el centro del Perú o en la detención de José Carlos Mariátegui, la embajada no duda en intervenir y pedir represión, verlo en
    1927: la embajada americana presiona a Leguía para el cierre de Amauta.
    EEUU: “¡Detengan a Mariátegui”
    Sandino en el Perú
    1930: Sánchez Cerro disuelve la CGTP
    []
  2. La actitud racista del embajador es compartida por la prensa estadounidense: Racismo en el arbitraje estadounidense sobre Tacna y Arica []
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Por - Publicado el 16-01-2012

Va la octava transmisión grabada. Entretiempo del conflicto por Conga. El contraataque mediático pro Susana Villarán. La gran semana de la embajada: vuelve USAID a DEVIDA y Humala cede a presiones y veta ley que limita la publicación de chuponeos. La exclusión electoral del MOVADEF y sus posibilidades electorales.

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Por - Publicado el 10-01-2012

La ex ministra de economía, producción y comercio exterior y turismo escribe en este artículo ¿Impuesto a la comida chatarra?:

«Para que el impuesto selectivo tenga impacto, la demanda debe ser bastante inelástica, pero en el mercado de comida chatarra tenemos mucho de donde elegir. Por consiguiente, el impuesto no podría ser trasladado al consumidor y el único que pagaría sería el productor (fabricantes, cocineros, restaurantes). Así no se lograría reducir de manera significativa la demanda y su único impacto sería fiscal, aunque mínimo.»

La microeconomía de Mercedez Aráoz no va bien. Cuanto más elástica es la demanda, por la razón que sea, menor será el aumento de precio causado por el impuesto, pero mayor será la reducción de la cantidad demandada (al contrario de lo que piensa la ex-ministra y que es supuestamente lo que quiere el gobierno, reducir el consumo del bien). Además, habrá mayor pérdida de eficiencia social y una mayor parte del impuesto la pagará el productor. Lo que el gobierno se supone que quiere es precisamente reducir el consumo de un bien y que la gente consuma los sustitutos, la comida no chatarra (o al menos las comidas menos chatarra).

La sustitución «intra-chatarra» es menos relevante si el impuesto es para toda la comida chatarra. Si el impuesto deja fuera a algunas comidas chatarra, se reduce el consumo de las comidas chatarra afectadas por el impuesto, pero es improbable que haya sustitución perfecta por las comidas chatarra no afectadas por el impuesto. Dependería de la elasticidad cruzada. Pero tampoco todas las comidas chatarra son igual de perniciosas. Si el impuesto afecta a las peores comidas, la sustitución «intra-chatarra» será por comidas chatarra menos malas.

En cualquier escenario el análisis económico de la ex-ministra está equivocado.

A. Si queremos entrar a la discusión económica, convendría documentarse con algunos artículos sobre este tema. Una búsqueda rápida da estos dos, que están interesantes:
THE ‘FAT TAX’: ECONOMIC INCENTIVES TO REDUCE OBESITY de Leicester y Windmeijer.
Optimal Taxation and Junk Food de Gahvari y Tsang,
An Evaluation of the Snack Tax on the Obesity Rate of Maine de Oaks.
Y un post interesante de Joel Campbell: THE ‘FAT TAX’ IS NOT A SOLUTION TO THE HIGH SOCIAL COSTS OF FAST FOOD CONSUMPTION.

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Por - Publicado el 08-01-2012

Va la septima transmisión, esta vez grabada. Hablo sobre la confrontación entre el gobierno regional de Cajamarca y el gobierno central, que recupera en algo la división de poderes necesaria en una democracia. También sobre la consolidación del gobierno de Humala luego de la crisis por el cambio de gabinete, la capacidad del gobierno de retener a cierto sector izquierdista en el gobierno, sobre la polarización que las derechas están trayendo a Lima en un contexto de polarización del país.

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Por - Publicado el 01-01-2012

José Carlos Mariátegui explicaba los procesos sociales a partir de lo económico.

La cuestión indígena arranca de nuestra economía. Tiene sus raíces en el régimen de propiedad de la tierra. Cualquier intento de resolverla con medidas de administración o policía, con métodos de enseñanza o con obras de vialidad, constituye un trabajo superficial o adjetivo, mientras subsista la feudalidad de los «gamonales».
Siete ensayos.

Era la tradición marxista, entonces novedosa en las ciencias sociales en el Perú, de explicar la superestructura por la infraestructura, la conciencia social a partir del ser social. Desde entonces generaciones de peruanos y peruanas se dedicaron a luchar por reformas sociales antioligárquicas, notablemente «expropiación inmediata sin indemnización a los terratenientes» (según rezaba el programa del Partido Socialista de Mariátegui) y «nacionalización de tierras e industrias» (según rezaba el programa de la APRA). Había que ir al meollo del asunto, y éste estaba en la «base» económica (sin que Mariátegui sea reduccionista a la economía o insensible a otros aspectos de la vida social).

Esta visión fue sometida a crítica en los setentas y ochentas. Fue declarada «determinista» y «mecanicista». En las ciencias sociales en vez de hablar de clases sociales surgidas de la producción material se tenía que hablar de «actores sociales», siguiendo las elaboraciones de los sociólogos franceses.1 Era la teoría de los «movimientos sociales». La clase obrera, creadora de la plusvalía según Marx, perdía sus centralidad y pasaba a ser un movimiento más, el movimiento obrero. Los diversos actores sociales quedaban homogenizados en diversos movimientos: movimiento campesino, movimiento de mujeres, movimiento de jóvenes, movimiento de pobladores, etc. Un gobierno militar ya había hecho las reformas económicas propugnadas por socialistas y apristas aurorales, con el apoyo y la oposición activas de varios de sus seguidores crepusculares.

Los ochentas eran tiempos de una entonces poco perceptible restauración ideológica oligárquica. Las reformas estructurales impulsadas en los sesentas por los Estados Unidos de Kennedy, con su agenda de reforma agraria, planificación económica e industrialización, daban lugar a otras reformas estructurales impulsadas en los ochentas por los Estados Unidos de Reagan, con su agenda de privatización, cambio de constitución y tratados comerciales.

La visión sociológica predominante en las izquierdas vino aparejada del surgimiento de la Izquierda Unida como fuerza política de izquierdas basada en las organizaciones sociales. La expectativa era ganar las elecciones generales a partir de la influencia en estas organizaciones, supuestamente emulando lo ocurrido en varias municipalidades. Sin embargo, no acabaron de percatarse que el fracaso económico de Alan García de alguna manera también era su fracaso. Eso más el terrorismo que los socavó en el movimiento social a la vez que derechizaba al electorado. La división y derrota de la IU en las elecciones de 1990 acabó por desinflar estas expectativas. Una cosa era tener influencia en los movimientos sociales y otra cosa, muy diferente, era ganar las elecciones. Los «grandes» movimientos sociales, ya golpeados por la hiperinflación y recesión alanista, quedaban minimizados frente a la dinámica electoral, definivamente más mediática. Finalmente, no había mucha conexión entre una cosa y otra y esta constatación evidente llevó a un nuevo cambio de énfasis.

Los otrora vitales movimientos sociales quedaban fuera del lente académico. Tampoco había mucho que mirar, pues durante el fujimorismo estos movimientos fueron reprimidos, descabezados, cooptados.2 Si antes se pasaba de la economía a la sociología, esta vez se pasaba de la sociología a la politología. El interés ya no estaba en los movimientos sociales, sino en el sistema de partidos, la división de poderes, el voto preferencial, la «intermediación política», si el sistema era presidencialista o parlamentarista, etc. Era la superestructura de la superestructura, el penthouse de las ciencias sociales.3 Todo esto tuvo mucho sentido como parte de la «transición» peruana: pasar del fujimorismo al toledismo continuando con la agenda económica del fujimorismo. El fujimorismo era sólo criticable por lo político, por su irrespeto al estado de derecho, no por lo económico. Esté la economía en la base o en el techo, un análisis político «aeconómico» venía bien para tan selectivo cuestionamiento.

Hoy en día la politología en el Perú ya no es tan nueva, ya lleva su década y media. Más aún, en las últimas elecciones generales parece que se ha producido una nueva elevación, del penthouse al palomar de las ciencias sociales. El análisis político ahora es cosa de nuevos hombres del tiempo, metidos más en la propaganda política y la formación de opinión que en el análisis científico social, con trabajos arbitrados no por académicos, sino por periodistas conservadores, que han dejado de lado el bisturí analítico a cambio del chavetazo retórico, basados en encuestas tan no creíbles como incuestionadas, y con muchas ganas de notoriedad. Han fundado la patinología, la ciencia de disparar a todos lados con afirmaciones categóricas que luego, por supuesto, no se cumplen. Ocurrió en el primer semestre del año pasado, durante la campaña electoral, en que los politólogos más connotados desahuciarion muy doctamente a Ollanta Humala. Fue un estrepitoso fracaso analítico, su golpe en la polla, del cual no quieren hablar pues pone en entredicho sus teorías y métodos.

Pero su patinada continuó en la segunda mitad del año, ya con Humala gobernando y torciéndose, planteando las cosas al revés: «el gobierno no tiene operadores políticos en la sociedad», dicen, cuando en una democracia es la sociedad la que tiene que tener «operadores políticos» en el gobierno; «la radicalización del movimiento social lleva a la derechización del gobierno», dicen, cuando es exactamente al revés: es la derechización del gobierno la que lleva a la radicalización del movimiento social. Analizan la sociedad desde la escena política en la que están ellos mismos metidos, no la escena política desde la sociedad. Y si así es su «despegue» de la sociedad, peor lo es de la economía.

Pero bueno, la dinámica social es mucho más amplia que los figuretismos rebotados por los medios de comunicación, que más bien excluyen y satanizan lo que no les conviene. El país sí quería algún cambio en el modelo económico y votó con ese espíritu, pero tal mandato ha sido desacatado una vez más por el gobernante electo. Las protestas contra las extractivas, clasificadas por el estado como «conflictos socio-ambientales», incluyendo «arequipazos», «baguazos» y «cajamarcazos», cuestionan la base misma del modelo económico, las privatizaciones y las concesiones extractivas. Queda atrás lo de hace diez años, de continuar con el modelo económico «corrigiendo» el irrespeto al estado de derecho. La conflictividad actual requiere una acción y un análisis de los temas económicos en juego con los temas políticos.

Los patinólogos seguirán patinando si no cuestionan el modelo económico; pero claro, si cuestionan el modelo económico, a ver quién en los medios los vuelve a llamar. Allá ellos. Antes hubo en el Perú gente que se dejó seducir por el poder oligárquico y entró en convivencias, para luego ser desbordada por otra gente que las rechazó para contribuir en algo a una sociedad más democrática. El desafío hoy es para toda la gente dedicada a las ciencias sociales en el Perú que sí sintoniza con las protestas sociales y que no tiene nada que perder por cuestionar el modelo económico actual.

  1. Alain Touraine, profesor de Alan García, se expresaría en tal sentido muy ardorosamente en el J-101 de la Universidad Católica. []
  2. Hubo sí algunos breves rezagos sociológicos, particularmente quienes se dedicaban a analizar las «mentalidades populares» o la estilizada prosa de los émulos del mexicano Octavio Paz. []
  3. Curiosamente, en la economía incluso más mainstream se mantiene la idea, compartida con el marxismo, de la determinación de la acción social y política por el comportamiento económico. Hay toda una producción académica contenida en una subdisciplina llamada «economía política». No es lo que los clásicos del pensamiento económico consideraban «economía política», pero sí admite interacción entre economía y política. De hecho, varios científicos sociales economistas de formación tienen sus diversos aportes a las ciencias políticas. En la economía en general se asume con mucho más naturalidad lo que en ciencias políticas es sólo un enfoque, el del «rational choice». []
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Por - Publicado el 25-12-2011

Protesta estudiantil en Chile contra la educación privatizada. La prensa derechista repite estruendosamente que la principal dirigente de la protesta, Camila Vallejo, es comunista.

Protesta campesina y regional en el Perú contra la minería contaminante. La prensa derechista repite estruendosamente que los principales dirigentes de la protesta, Gregorio Santos y Wilfredo Saavedra, son de Patria Roja y del MRTA, respectivamente.

No es nuevo que las derechas resalten que son «comunistas» quienes dirigen protestas, pero sí cabe la pregunta ¿por qué en ambos casos tenemos dirigiendo las protestas a gente de izquierdas, y en particular tan «tradicional» y «radical», y no al menos a gente de izquierdas más «renovadas»?

Tanto Chile como el Perú vivieron procesos de reformas pro-empresariales en que algunos sectores de izquierdas, o que antes fueron de izquierdas, adoptaron con entusiasmo el nuevo modelo económico, político y social.

En el caso de Chile, Marco Enriquez Ominami en su documental (verlo obligatoriamente) Chile: Los héroes están fatigados, cuenta cómo varios de los antiguos dirigentes de izquierdas se asimilaron a los gobiernos de «la concertación». En el caso del Perú, diversas personas de identificación izquierdista también se asimilaron a los diferentes gobiernos, desde Fujimori hasta Humala.

Y claro, tales «renovaciones» significaron que estas personas abrieran los ojos a apreciar las virtudes del sistema, en particular para sí mismas al acabar siendo beneficiarias del mismo, pero por igual razón significaron también que estas mismas personas cerraran los ojos a reconocer los defectos del sistema, para otras personas, para quienes quedaban perjudicados por el mismo.

En el Perú es muy evidente que hay todo un sector «no gubernamental» que no es para nada crítico del sistema, sino que vive en él, de él y para él. De importancia sobredimensionada, acapara mucho de la notoriedad social y política en el país. Entonces, ¿quién se queda en la acción crítica al sistema? No son otros que los «radicales», «los que sobran» de «Los Prisioneros», los que no se han «renovado». Son ellos los que están contra la educación privatizada en Chile o la contaminación de las extractivas en el Perú. Y más bien varios de los «renovados» están con los gobiernos privatistas o con las grandes empresas. En ambos países.

Y más aún, cuando el sistema va bien, los «renovados» parecen tener momentum, pero cuando el sistema va mal, queda claro que son éstos los que no la ven, y quienes tienen más visión, paradójicamente, son los que NO se «renovaron», los que siguen en una línea izquierdista más clásica, y por lo tanto, también más fácilmente desmerecida por las derechas mediáticas.

En teoría las cosas no tendrían por qué ser así. Se podría intentar una síntesis entre renovación y opción preferencial consecuente con quienes se ven perjudicados por el sistema. Sin embargo, la «renovación realmente existente» ha ocurrido de la manera ya señalada, fuertemente correlacionada con la desnaturalización del pensamiento y la acción crítica. Esto se ha visto no sólo en el Perú o en Chile, sino en el mundo. Pongamos como ejemplo a la «tercera vía» de Blair, alambicada por Giddens, que acabó secundando a Bush; o recientemente, a Obama que acabó siendo el «segundo piso» de Bush.

Acaso las izquierdas puedan conectar más con el actual ánimo ciudadano si ponen menos énfasis en una trillada y no creíble «renovación», que han intentado ya sin éxito, y afirman con más decisión y entusiasmo sus banderas clásicas de defensa de los derechos de los trabajadores asalariados, de los campesinos indígenas perjudicados por las extractivas, se pronuncian a favor de la educación universal y pública, por defender a la ciudadanía de las grandes empresas cabilderas, por la defensa abierta de la economía mixta (por definición incluyendo intervención estatal y actividad empresarial), de la redistribución vía impuestos progresivos, y tantas otras banderas que nunca debieron abandonar.

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