Por - Publicado el 04-04-2014

[El presente post se inscribe en la serie de posts sobre historia social peruana como 1950: La masacre de Cayaltí, Valle de Chicama 1912: la rebelión de los braceros, Chincha: terratenientes, trabajadores y la sublevación de 1879, entre otros. Son hechos olvidados por una historia oficial que oculta el nunca resarcido sufrimiento de la población peruana causado por sus explotadores.]

1. El fulminante efecto de la masacre de Parcona
La masacre de Parcona se supo inmediatamente en Lima. Impresionó e indignó a toda una generación de obreros, campesinos e intelectuales progresistas. Fue la expresión del abuso terrateniente contra los campesinos peruanos. Mariátegui menciona esta masacre en sus obras, al igual que las masacres en Huancané y La Mar. Ricardo Martínez de la Torre en su «Apuntes para una interpretación marxista de la historia del Perú» lo cuenta así:

Cuando se supo en los centros obreros de Lima, los sangrientos sucesos de Parcona, un unánime sentimiento de horror e indignación sacudio a todos los trabajadores. Las masacres de aborígenes, en la sierra, llegaban muy vagamente, y se carecía casi siempre de informaciones directas. Las noticias más o menos exactas eran obtenidas después de meses o de años.


Portada de «El Obrero Textil» sobre la masacre de Parcona.

Las masacres de Parcona, a las puertas de Lima, se conocieron casi inmediatamente. Los trabajadores recibieron versiones directas y fidedignas llegadas del centro mismo de la tragedia. Como aún no se había organizado el movimiento marxista, no fue posible acusar a la Federación de Campesinos de Ica, como a una organización comunista. Por eso, se utilizó contra ellos los cargos de «subversión», de «motín», de «saqueadores», de «conspiración revolucionaria» para derrocar a Leguía.

Martínez de la Torre escribe sobre esta masacre pensando en el futuro, en el día en que los terratenientes expropiadores de los campesinos sean expropiados:

Pido, desde aquí que el día del triunfo final, el día que en el Perú se instale el libre gobierno de los obreros y campesinos, esta colección sirva como ACTA DE ACUSACIÓN contra los expropiadores, después de ser expropiados por la Revolución.

Bueno, ese día no ha llegado aún. Los terratenientes fueron expropiados, pero nunca pagaron por sus crímenes contra los campesinos. Y más aún, ahora toda la sociedad tiene que pagarles a los terratenientes, redimiéndoles los bonos de la reforma agraria. Menuda justicia histórica.

2. Surge la organización campesina

Jornada de trabajo desde las 5:30 am hasta las 6pm. Con una hora de pausa para comer, de 12m a 1pm. Los capataces podían usar el látigo y azotar a los trabajadores. Y si alguien no aceptaba el castigo, ahí estaba el cepo y la barra y sino las autoridad «que siempre estaba solícita a la voluntad del gamonal».

Los trabajadores comienzan a organizarse después de 1917. En 1918 aparece el «Centro Obrero Iqueño». Los terratenienes y el clero local miran con desconfianza a esta organización. En mayo de 1920 un frayle intenta incendiar la biblioteca del Centro Obrero de Parcona. Como resultado de esta organización los obreros comienzan a obtener mejoras de salarios y condiciones de trabajo, mas no los obreros rurales.

Se efectúa la primera reclamación formal de los campesinos ante la Sección Trabajo del Ministerio de Fomento en provincias. Piden que se cumpla con las ocho horas de trabajo. Se instala una Junta de Conciliación. Los delegados de los terratenientes responden que las ocho horas son sólo para los obreros industriales, no para los del campo. «Que el aparente exceso de tiempo estaba compensado con el tiempo que perdían en ir a beber agua y hacer alguna necesidad corporal».

En cuanto a la existencia de cepos y barras en algunas haciendas, que existían por uso que de ellas habían hecho los antiguos propietarios de estas haciendas, sin que fuera cierto que actualmente se hiciera uso de ellas.

Los delegados campesinos refutan todas estas afirmaciones.

La autoridad emite una sentencia a favor de los campesinos: las ocho horas tambión son para los obreros rurales y se prohibe terminantemente el uso de cepos y barras.

Los trabajadores campesinos, como era natural, celebraron con alegría este primer paso hacia su mejoramiento social. Los gamonales, por su parte, se sintieron indignados, principalmente contra los delegados campesinos, a quienes desde ese momento consideraron como agitadores peligrosos.

En octubre de 1921 la organización da un siguiente paso y se crea la Federación de Campesinos del Valle de Ica, «desde Huamaní hasta Ocucaje, inclusive Yauca», que logra reconocimiento oficial por el Ministerio de Fomento. El prefecto entonces era Miguel V Merino Schroder, quien gozaba de la simpatía de los trabajadores iqueños por su actitud igualitaria y su receptividad ante los reclamos campesinos.

Indudablamente que el gamonalismo se sintió herido en su orgullo y soberbia al sentirse demandados por sus peones, por no decir sus esclavos, denunciándoles sus abusos y arbitrariedades; y les indignaba de que hubiese una autoridad que prestase atención a los «cholos» en sus quejas y se atreviese a dictar sentencias o castigos contra los «señores» demandados; pues nunca se había visto tal cosa.

El prefecto Merino Schroder no dura mucho en el cargo: los terratenientes hacen una maliciosa campaña de calumnias acusándolo de ser tolerante con las casas de juego y cometer abusos contra personas distinguidas. El gamonalismo logra su destitución a través de la acción de un grupo de «iqueños distinguidos» residentes en Lima. El nuevo prefecto se llama Julio Rodríguez, «a quien no dejarían de que se le acercasen los «cholos» campesinos con sus quejas». La Federación Campesina expresa su protesta por la destitución de Merino, pero le da la bienvenida al nuevo prefecto, efectivamente, sin poder acercársele. Este prefecto rápidamente se ganaría la antipatía de los campesinos.

Con el ejemplo iqueño surgen nuevas Federaciones campesinas en Cañete, Chincha y Pisco, con los mismos reclamos salariales y de condiciones de trabajo.

Por esos tiempos la Ley de Conscripción Vial afecta duramente a los campesinos, que son arrancados de sus hogares y propiedades a realizar trabajos forzados, dejando a sus familias en la miseria.

3. 18 de febrero de 1924: comienza la masacre
El 18 de febrero de 1924 se celebra el cumpleaños de Leguía. El prefecto asiste a un banquete en su honor en una hacienda. Regresa a la prefectura y se entera de una reunión de los campesinos de Parcona. Decide asistir acompañado de un contingente armado. Los obreros están en asamblea, acordando un paro general en todo el Valle de Ica hasta que se cumpla el fallo del Tribunal Arbitral sobre el conflicto en la hacienda «Caravedo». Piden que se cumpla la jornada de ocho horas, que les paguen a los yanaconas por el algodón ya entregado a los hacendados, que se nivele el jornal en todas las haciendas

El prefecto Julio Rodríguez aparece entonces en estado de embriaguez y hace amarrar por los soldados a quienes se encuentran fuera del local de la Federación y los pone en un camión para llevárselos a la ciudad, alegando que se trataba de una montonera. Salen varias mujeres de sus casas a suplicarse que se detenga.

Pero la autoridad indiferente a toda súplica y ciega de injusto odio, rechazaba a las infelices mujeres con palabras injuriosas y golpes, hasta que a una de ellas de una feroz trompada la derribó a tierra, privándola del conocimiento. Este cobarde hecho, provocó la protesta de las demás mujeres que aterradas presenciaban tan extraño y ruin proceder de autoridad. Era el prefecto Julio Rodríguez.

El prefecto ordena a los soldados la captura de todas ellas y los soldados las persiguen, intimidándolas con sus carabinas, apuntando a unas y golpeando a otras. El mismo prefecto la emprende a fuetazos contra ellas llevándolas al camión, junto con sus parientes.
Sale el Secretario de la Federación a pedirle al prefecto «que calmara su temeraria imprudencia», pero éste le dispara con revólver a la altura del muslo. Y lo hubiera matado si uno de sus compañeros no interviene oportunamente y coge del brazo al prefecto que ya ejecutaba un segundo disparo. El mismo prefecto acaba herido en el brazo izquierdo.

y fue entonces que en una lluvia de balas de parte de la policía que hacían blanco en la puerta del local, cuando la gente indignada por tan criminal atentado contra la vida de sus indefensos compañeros, que salió en distintas direcciones y emprendió a pedradas contra el carro donde se encontraba la policía, logrando dominarlos después de una encarnizada lucha que trajo como consecuencia la muerte del Prefecto por una pedrada, un policía muerto, y diez y siete compañeros heridos de bala, varias criaturas muertas, dos mujeres heridas de bala, y de lo cual no han dado cuenta los periódicos de esta localidad, ni tampoco dan cuenta de las nuevas tropelías que está cometiendo la fuerza que ha venido de Limaa resguardar el orden y quienes al hacerse cargo de su puesto y constituído en el lugar del suceo o sea en el caserío de Parcona el que se encontraba completamente tranquilo y sin más gente que las pobres mujeres que allí se entregaban entregadas a su habitual constumbre, descargaron sus ametralladoras sobre el local de la Federación, e indenciándolo totalmente junto con su bibilioteca y enseres; además procedieron en esta misma hora a quebrar las puetas de las casas a fuerza de balas, sin respetar que a esa hora se encontraban durmiendo criaturas y mujeres, resultando varias heridas más y muchas niñas con serias contusiones por efectos de los maltratos, principiando enseguida la persecución de los indígenas aún cuando éstos se encontraban en plena labor; se hacían descargas sobre ellos y lo que ha dado lugar a que los moradores del caserío de Parcona hayan huído en distintas direcciones dejando sus hogares abandonados, sus chacras o sus pequeñas propiedades sus animales como aves y otros animales domésticos sin que hasta hoy se les permita su vuelta a sus hogares y lo que es peor todavía es que la misma fuerza mata a balazos a los animales y carga con ellos sin menor escrúpulo, y de lo que tampoco dan cuenta los periódicos locales.

Este pronunciamiento tiene como fecha febrero de 1924 y sale publicado en «El Obrero Textil» y sale en el libro de Martínez de la Torre.

4. 20 de febrero de 1924: saqueo de Parcona
Las cosas no acaban el día 18 de febrero de 1924. Al día siguiente llegan tropas enviadas desde Lima, reforzadas por gendarmes y policías de Ica, que saquean a los campesinos de Parcona el 20 de febrero de 1924 a las cuatro de la mañana. Varios son apresados y varios son muertos. Es entonces que los campesinos son aterrorizados y abandonan sus hogares.

Terminada la segunda faz de la masacre el 20 de febrero, queda en posesión del pueblo de Parcona, una comisión de agentes de policía, para capturar a cuanto ser humano se acercase por esos lugares, mientras numerosas comisiones de policía fueron repartidas por todo el Valle en busca de nuestros compañeros dirigentes de la Central y «Comités Federales». Vivos o muertos era la consigna, principalmente contra nuestros compañerso Pévez y Palacios.

Esa misma noche del 20 comienza el saqueo de Parcona, por los agentes de la policía y gamonales. Animales de toda especie, de propiedad de los moradores del lugar, son cargados, y junto con ellos dinero en efectivo, alhajas, muebles, ropa, útiles de cocina, etc., terminando con las cosechas de uvas y frutas de las huertas.

inquisicion
(Imagen: museo de la inquisición de Lima, tomada de aquí.)
5. Torturas inquisitoriales y persecución a dirigentes

Mientras estos actos vandálicos se llevaban a cabo en estos lugares y en la forma ya descrita; por otro lado se llevaba a cabo la persecución y captura de de hombres y mujeres campesinas.- Encerrados en la Comisaría, a media noche se les desnudaba y colgados de las manos atadas hacia atrás, se les flajelaba y torturaba hasta hacerlos arrojar sangre y dejarlos moribundos.- ¿Y para qué? Para obligarles a hacerse responsables de hechos ignorados por ellos o ellas, o para que hiciesen acusaciones calumniosas contra algunos de nuestros compañeros, que el gamonalismo necesita hacer desaparecer en Ica.

Los tiempos no han cambiado mucho.

6. 10 de marzo de 1924: quema de Parcona
Los gamonales visitan Parcona y insinúan que la van a incendiar, cosa que acaban haciendo:

La criminal promesa ha sido cumplida. Cuando acabaron de desvalijar de todo cuanto había en esos hogares, en la noche del 10 de marzo, llegaron a este lugar dos automóviles con su carga de criminales; el uno llegó por el lado del Caserío de la Tinguiña y el otro por los terrenos de la hacienda «Parcona» y después de rocear efectivamente de gasolina todas las casas que son de madera, les prendieron fuego. y en la mañan sólo amanecieron montones de ruinas cenicientas, humantes aún. ¡Más de cien familias sin hogar y en la más desesperante manera!

Otra persona escribe una carta a un familiar donde también cuenta de este incencio:

el 10 de Marzo se lanzó la fuerza a las cuatro de la mañana, prendiendo fuego a todo el barrio salvándose los ancianos, por su edad no los llevaron a la cárcel; los sobrevivientes cuentan que daba pena ver como ardía los animales y cuando veían que alguien corría y procuraba salvar algo, le disparaban. Lo único que han respetado y ha quedado parado es la capilla, figúrate que la cárcel está llena tanto de hombres como de mujeres y nadie ni siquiera puede ir a saludarlos.

Y la carta prosigue contando cómo los presos son flagelados por el juez militar:

ahora el juez del crimen según instructiva de algunos presos y no ha encontrado culpabilidad alguna optó por ponerlos en libertad y de la puerta de la cárcel el nuevo Prefecto que es el señor Duffó, los hizo formar de nuevo y ponerlos a disposición del juez militar para de esa manera sacarlos de la cárcel a media noche al cuartel de policía y flajelarlos, pues el presidente indígena se presentó en buena salud y ahora está malogrado; él pide que lo lleven a Lima para que lo sentencien, pero no lo mandan hasta borrar las huellas de los maltratos.

A los dirigentes campesinos encarcelados se les extorsiona para que paguen fuertes sumas de dinero para que salgan en libertad.

7. Desapareciendo los cadáveres
Hace noventa años ocurrió algo que ha ocurrido también en años recientes:

Y los cuerpos de nuestros hermanos victimados no han conocido sepultura, sólo fueron devorados por las bandas de cuervos y canes hambrientos que quedaron abandonados por sus dueños (…) Y esos restos óseos que hubiera servido cuanto menos para saber el número de víctimas; cuando los autores de estos crímenes supieron que el señor Agente Fiscal y el Juez del Crimen iban a constatarlos, por denuncia expresa hecha, se apresuraron a ir en automóvil y recogerlos en costales llevándolos no sabemos dónde. Esta labor maliciosa de ocultamiento de esos sagrados restos, la llevaron a cabo el día martes 22 de abril; de tal manera que el jueves 24, que llevaron a cabo la constatación de estos hecho espeluznantes, el señor Fiscal y Juez doctor Isauro Tantalcan, acompañados del escribano Martínez ya no encontraron estos restos(…)

8. Los gamonales
Era mucho atrevimiento que los trabajadores agrícolas se organizaran legalmente y comenzaran a reclamar mejores condiciones laborales. Los gamonales reaccionarían así violentamente.

Victor Elías y Toledo, Oscar Elías Castañeda, César Elías, Manuel Antonio Elías, Dr. Daniel Olaechea, Benavides Canseco, Boza, Mario del Río y otros que sería largo enumerar, estos señores son pues los que han venido provocando la masacre de los infelices labriegos y obreros que con todo respeto a la ley y a las autoridades constituídas nos estábamos reuniendo en el local de la Federación en Parcona con el fin único de acordar definitivamente en qué día se iba a llevar a cabo el PARO GENERAL, y a la vez pasar los oficios correspondientes y para poner en conocimiento de las autoridades respectivas cuáles eran los moviles que nos inducían a llevar a cabo la paralización de nuestras labores en el campo y la ciudad.

Muchos apellidos de «alcurnia».


Tomado de «El Obrero Textil».

9. La impunidad
A los pocos días de caer Leguía, el 2 de septiembre de 1930, la Federación de Campesinos del Valle de Ica le dirige una carta a Sánchez Cerro exigiéndole justicia por la masacre.

Una comisión de estos «caballeros» vinieron hasta el palacio de Pizarro, donde se encontraba el tirano Leguía, capitaneados por nuestro postizo representante Guillermo U. Olaechea, pidiendo el exterminio de todos nosotros, más la inmediata clausura de nuestra Federación , habiendo conseguido todo esto por intermedio de un decreto, el 21 de febrero de 1924.

Todos estos inicuos y vandálicos procedimientos del tirano Leguía que se hacía llamar por sus lacayos «el protector de la raza indígena» hasta ahora han permanecido ignorados por la opinión pública. Ahora pedimos sanción contra todos aquellos que aprovechando de los momentos oportunos nos desalojaron de nuestras tierras, de nuestra casas.

Esperamos, señor Presidente, que nuestra solicitud ha de merecer atención.

Martínez de la Torre califica esta carta como «llamado en el vacío»:

Producido el derrocamiento del tirano Leguía, la Federación se dirigió al «héroe» de la «revolución de Arequipa», en demanda de justicia. Posteriormente, la sangre obrera y campesina derramada por este agente malvado y sanguinario del imperialismo, de los gamonales y terratenientes, demostró que el paso dado por la Federación había sido un «llamado en el vacío».

10. Borrada de la historia oficial
Nunca se hizo justicia por esta masacre de campesinos a manos de los terratenientes, de los Elías, Olaechea, Boza y otros «notables». Más aún, esta masacre quedó olvidada de la historia oficial peruana.

Noventa años después es una masacre más que quedó impune como casi todas las que se hicieron en el Perú. Los poderosos recurrieron a la tortura y a la desaparición de los cadáveres de los trabajadores muertos, criminalizaron y persiguieron a los dirigentes obreros rurales.

¿Y por qué fue esta masacre? Pues porque los gamonales no toleraron que los trabajadores agrícolas defendieran sus derechos (ocho horas de trabajo, salario nivelado y mínimo para todo el valle, que no los azoten ni pongan en cepos) en forma totalmente legal. No toleraron que los trabajadores tuvieran bibliotecas y se organizaran gremialmente. Y no conformes con masacrarlos y torturarlos, procedieron a quemar el pueblo, cual hiciera el general español José Carratalá con el rebelde pueblo de Cangallo, Ayacucho, en diciembre de 1821.

Terrorismo terrateniente

Crimen impune, como la mayoría de violaciones a los derechos humanos en el Perú, hasta ahora.

Masacre, saqueo y finalmente quema de Parcona.

Imágenes tomadas de «El Obrero Textil.

A. En los años ochentas notablemente la socióloga Teresa Oré investigó sobre la historia de Parcona con especial énfasis en la vida del dirigente campesino Juan Péves, el primer secretario general de la Confederación Campesina del Perú. Entonces incluso se publicaron cómics sobre la masacre de Parcona con ilustraciones de Jaime Luna. Aquí seleccionamos tres páginas de esa publicación, aparecida en 1982, editado por Illa, Centro de Educación Popular.

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Este cómic tiene como contratapa la imagen de «El Obrero Textil» que aquí reproducimos «Parcona antes de la Masacre e Incendio» y la siguiente cita:

«Yo he visto en sueños, un mes antes de la masacre, cómo mi pueblo estaba hecho cenizas. Pero después vi que mi pueblo se había levantadao. Había nuevas casas, una alameda de árboles bien fornidos al centro. ¡Todo eso lo vi en sueños y cómo después se hizo realidad!»
JUAN H. PÉVEZ OLIVEROS
(Primer Secretario General de la CCP).

Un comentario

Por - Publicado el 31-03-2014

La llamada «justicia transicional» suele tener criterios probatorios muchos más laxos que la justicia penal. Aquella no se centra en la acusación penal, sino la reparación material y moral a las víctimas y el establecimiento de un discurso de transición hacia una sociedad de post-guerra. En ese contexto, sus criterios de prueba de una violación de derechos humanos son menos estrictos que los de la justicia penal. En el caso de la CVR en el Perú, sus productos principales están en el Consejo de Reparaciones y en el discurso contenido en su Informe Final. Sin embargo, la CVR siempre fue una organización del estado peruano, con un discurso desde este estado que perpetró violaciones a los derechos humanos.

En La “calificación” de la información recogida por la CVR 1 vimos cómo la CVR no trabajó con datos reportados por los testimoniantes tal como fueron expresados, sino que hizo un trabajo de “calificación” de esta información. El el presente post veremos más detalles al respecto.

1. El abandono de las víctimas y la priorización del «relato moral» de la CVR

Juan Carlos Ruiz fue coordinador de investigación en la Oficina Regional Sur Andina de la Comisión de la Verdad y Reconciliación (CVR). Estuvo desde el inicio de su creación en noviembre del año 2001, y renunció a ella en marzo del año 2003, cuatro meses antes de que cierre (julio del mismo año).
Hace poco escribió sobre su experiencia el artículo La CVR a más de 3.600 msnm: ¿Peleando contra molinos de viento? para la Revista del IDL.

Su artículo es muy preciso en señalar las falencias de la CVR, como «abandonar las víctimas a su suerte». Es decir, recabarles el testimonio y luego no volverlas a ver más.

«Dos eran los momentos intensos y de acercamiento a ellas: cuando se les tomaba el testimonio y las audiencias públicas. El primero no duraba más de 2 horas. Sin embargo, si comparamos los 2.000 testimonios que se recogieron en la Oficina Regional Sur Andina con el número de “testimoniantes” en las audiencias públicas, que no pasan de una docena (solo hubo dos audiencias en nuestra sede), concluiremos rápidamente que nunca más volvimos a ver a la inmensa mayoría de víctimas después de que dieron su declaración. Era —y es— duro, pero hay que reconocer que las abandonamos a su suerte, a pesar de que para ellos el proceso apenas comenzaba. Capaz no había otra manera: las víctimas no vivían por lo general en las capitales de provincia, sino en los rincones a los que se tiene poco acceso, y resultaba difícil llegar a ellas. Imposible no sentir impotencia».

En Documentos internos de la CVR: números vs. personas ya vimos que la decisión de los comisionados de priorizar el aspecto cuantitativo, la construcción de la base de datos, por sobre los testimonios, dio lugar a opiniones discrepantes dentro de la CVR.

Pero Ruiz va aún más lejos y señala que la CVR no priorizó usar el recojo de testimonios como material probatorio de graves violaciones a los derechos humanos, sino que priorizó usarlo como insumo para «construir un relato moral». La función de la CVR supuestamente no era la judicialización, la acción concreta contra los violadores de derechos humanos, sino el discurso intelectual, el rollo, la moreleja.

«Recuerdo todavía cuando, en una reunión, luego de abogar en la CVR de Lima por cautelar el material probatorio, se me dijo que ésta no tenía por función la judicialización, sino, otra vez, construir un “relato moral”. Leo con tristeza, en los diarios, cómo muchos procesos penales contra graves violaciones de derechos humanos se están archivando. Creo que si se hubiese adoptado alguna medida para cautelar el material probatorio en relación con algunos casos emblemáticos en cada zona, no con todos, quizá otra sería la realidad».

Es fácil darse cuenta de lo ocurrido: los materiales probatorios ya fueron usados en la construcción del Informe Final, el Hatun Willakuy y todo eso, por lo tanto ya no son importantes. La judicialización no es asunto de la CVR, organización de «justicia transicional», así esta política abone la impunidad y traicione a las víctimas que candorosamente dieron su testimonio a una entidad del estado, buscando justicia.

Prosigue Ruiz contándonos algo verdaderamente grave:

«No es broma: de los casi 2.000 testimonios que recogimos, aproximadamente en menos de 100 se contaba con información para identificar a los victimarios, y, de ésos, en no más de 10 a 15 se disponía de información suficiente para quebrar la presunción de inocencia y abrir un proceso penal. La información que recibíamos era insuficiente. Por lo general, en los testimonios nos decían que eran cuatro encapuchados los que irrumpieron en sus domicilios, que tenían porte militar y que hablaban un quechua de Ayacucho o un castellano de la costa. No era mucho lo que se podía hacer con esa escasa información».

El autor, que conoce muy bien el contenido de los testimonios, señala en el 95% de los casos no era posible identificar al perpetrador.

Sin embargo, en los aproximadamente 25 mil casos que forman parte de la base de datos de la CVR, sólo un 10% son no identificados La obvia pregunta es entonces, ¿cómo hizo la CVR para identificar al perpetrador en la mayoría de casos?

2. La CVR «califica» los testimonios
El grueso del trabajo de recojo de testimonios se desarrolló durante el año 2002. Fue desactivado progresivamente desde fines del 2002. La CVR trató de «pasale la posta» en este trabajo a «instituciones aliadas a nivel regional» (en algunos informes se precisa que estas instituciones serían ONGs de derechos humanos y redes de iglesias, «involucrando en particular a la Defensoría del Pueblo». Pero a comienzos de 2003 el énfasis se trasladó claramente al «procesamiento de testimnios en la base de datos». El grueso del trabajo de calificación de víctimas se hizo entre febrero y junio de 2003, un tanto luchando contra el tiempo. El «area de sistemas de información» tenía que realizar el trabajo de procesamiento de datos. Para esto señaló tres etapas:

«Etapa 1. Registro de las victimns identificadas en los testimonios: En esta etapa se hace una primera revisión de la carpeta del testimonios, se lee el relato y se completan fichas para personas identilicadas que figuran en el relato pero de las cuales los entrevistadores no llenaron fichas sociodemográficas. Luego se realiza una búsqueda para comprobar si no se tiene ya un registro de esas personas en la base de datos. Dependiendo del rcsultado de esa búsqueda, se crea una nueva persona o se consolida y completa la información sobre alguien que ya había sido registrado. Este enlce nos permite relacionar testimonios para el análisis que realizamos en la segunda etapa.

Etapa 2. Reconstrucción de Eventos: Este es el momento del análisis de uno o más testimonios en forma paralela, más la información adicional disponible, que nos pemita reconstruir los hechos. El resultado es un resgistro sistemático de la siguiente información: «quién le hizo qué a quién, dónde, cuándo y cómo». Se registran de esta manera 10 tipos de hechos de violencia, crímenes o violaciones a los derechos humanos. De esta forma podemos ubicar lo más precisamente posible, quién fue víctima de uno de esos hechos, en qué fecha y lugar, qué agentes fueron responsables y cuál fue el modus operandi. Para ellos se utilizan códigos y definiciones que han sido trabajadas conjuntamente con los miembros del equipo jurídico de la CVR. Las violaciones individuales son grupadas en unidades coherentes llamadas «eventos».

Etapa 3. Consolidación y Depuración: Continuamente, el equipo de la base de datos realiza verificaciones para consolidar la información registrada con el fin de evitar duplicidades (la misma persona o violación registrada más de una vez). Realizando esta labor se han hecho hallazgos interesantes acerca de la identidad o la participación de perpetradores en un conjunto de eventos ocurridos en espacios y periodos determinados.»
Informe Final del Consultor David Sulmont del 17 de octubre del 2002

La atribución de responsabilidades fue el resultado de una decisión de los «técnicos» de la CVR en base a indicios. No fue que el testimoniante necesariamente sabía quién fue el perpetrador de un hecho violento. ¿Y cómo se hacía? Pues, la CVR establecía criterios definidos previamente, en base a «análisis del contexto en que se produjeron los hehcos de violencia, los patrones de comportarniento de las diversas partes involucradas en eL conflicto, el proceso histórico regional, entre otros factores»:

«La verificacion realizada por la Unidad se circunscribió, así, al analisis de los testimonios aportados a la CVR así como de las otras Fuentes de informacion que haya podido ser consultada por la propia CVR. Es a partir de este estudio, sobre La base de criterios defmidos previamente, que tienen que ver con el análisis del contexto en que se produjeron los hehcos de violencia, los patrones de comportarniento de las diversas partes involucradas en eL conflicto, el proceso histórico regional, entre otros factores, que se pudo llegar a formar convicción sobre la ocurrencia de un hecho, la individualización de las personas afectadas, es decir, de las víctimas, y la determinacion de las responsabilidades institucionales o grupales.»
INFORME DE LAS ACTIVIDADES Y RESULTADOS DE LA UNIDAD DE CALIFICACION DE EVENTOS Y VICTIMAS

La «formación de convicción» es la esencia de la tarea de verificación:

«4. Formación de convicci6n
Se ha planteado, en todos los documentos elaborados por la Unidad, que la tarea de verificacion debe llevar a formar «conviccion» respecto de la ocurrencia de un hecho, la afectaci6n de un derecho, y la determinacion de la responsabilidad institucional, grupal o individual. Para la declaracion de victimas, la Unidad se formara conviccion. Solo een este caso se propondra la declaracion de victima. Se estima que no puede hablarse de «niveles de certeza», es decir, que, en funcion de la mayor o menor informacion que se tenga de un caso, se «calificará» el grado de credibilidad que produce. No se sigue este criterio puesto que puede llevar a discriminaciones o confusiones cuando se tenga que evaluar reparaciones 0 beneficios a las vlctimas.»
Precisiones y decisiones respecto al trabajo de la Unidad. 11 de diciembre de 2002

Es decir, la CVR en base a una serie de criterios decidía si tal muerte denunciada por tal testigo había sido causada por Sendero, por el MRTA, por la policía, por los militares, por paramilitares, etc. Los funcionarios de la CVR «formaban convicción» sobre quién había sido el perpetrador sobre tal o cual hecho, y esa información era la que se reportaba en la base de datos con la que se hizo el cálculo final de víctimas. Pero hay más.

3. Las guías para la calificación de testimonios
Los criterios usados pueden verse en los siguientes tres documentos: Protocolos y guías para la calificación de datos por la CVR.

El primer documento se llama «PROTOCOLO DE CALIFICACION DE CASOS DE CRIMENES YVlOLACIONES ALOS DERECHOS HUMANOS» y data del 5 de febrero de 2003. El trabajo de calificación de datos consiste básicamente en llenar una ficha en que se reporta la siguiente información:

«i. Fecha y ubicación del caso
ii. Título del evento
iii. Tipo de evento
iv. Sumilla del evento
v. Listado de víctimas con la indicación de los actos sufridos
vi. Indicación de las responsabilidades grupales e individuales de ser el caso.
vii. Indicadores de tipo de información.»

Este documento establece criterios para hacer la calificación. Las fuentes son principalmente los declarantes. Los requisitos para que un caso ingrese al procedimiento de calificación son que por lo menos tenga una víctima identificada, una ubicación geográfica determinada, una «ubicación temporal» con un rango máximo de un año y una fuente identificada de información proveniente de un testimonio o investigación realizada por la CVR.

A continuación se hace la siguiente definición:

»
«Presunción de Veracidad»: Juicio formado por la CVR que nos permite presumir razonablemente y hacer pública la ocurrencia efectiva de un caso de crímenes o violaciones a los derechos humanos, o un hecho de violencia. Esta calificación se basará en el tipo de fuentes de información disponibles, o la acumulación y correlaclón de elementos circunstanciales de juicio como la calidad de la víctima, el modus operandi de los responsables, tiempo, lugar y existencia de casos similares y coetáneos. Por ningun motivo la inexistencia de fuentes documentales escritas (diferentes aI testimonios de un declarante), será motivo suficiente para que no se presuma la veracidad de un caso de la CVR.»

Según esta definición cabe la posibilidad que si un testigo no sabe quién fue el victimario, la CVR deduzca en base al «modus operandi» quién lo fue. Si el «modus operandi» de una muerte era como el de Sendero Luminoso (o las FFOO), entonces la muerte podría se atribuída a Sendero Luminoso (o las FFOO), a pesar de que el testigo no declarara quién fue el perpetrador.

El siguiente documento se llama «INDICACIONES PARA EL TRABAJO DE EVENTOS» tipifica los actos de violación de derechos humanos y da varios ejemplos de cómo hacer el «llenado de los actos».

Un criterio saltante es la omisión de información sobre responsabilidades individuales aportada por los testigos.

«· ¿Quien?: Se refiere a los presuntos responsables de los actos de violación. Se debe indicar el grupo responsable, no los responsables individuales.»

Sólo se responsabiliza a grupos no a individuos, ¿por qué?

El tercer documento se llama «SUMILLAS DE LOS EVENTOS» y es una guía para hacer las sumillas.

Aquí se indica que no se debe particularizar qué cuerpo de las Fuerzas Armadas fue el perpetrador, ni se debe mencionar a las Fuerzas Armadas antes de 1983:

«Hechos ocurridos en la provincia de Huanta (departamento de Ayacucho), o en la ciudad de Pucallpa (provincia de Coronel Portillo, departamento de Ucayali), que involucren a miembros de las Fuerzas Armadas. Se deberá reemplazar cualquier mención específica a soldados del Ejercito Peruano o infantes de la Marina de Guerra, por el nombre genérico «miembros de las Fuerzas Armadas».

Hechos ocurridos en antes de 1983, no pueden mencionar como parte involucrada a ninguno de los cuerpos de las Fuerzas Armadas (Ejercito, Marina o Fuerza Aerea), ya que éstos intervinieron en las acciones sólo a partir del 01 de enero de 1983. Antes de su intervención, fueron cuerpos policiales de la Guardia Civil, la Guardia Republicana y la Policía de Investigaciones del Peru los encargados de la lucha contra-subversiva.»

El vocabulario a usar es interesante. Las muertes causadas por Sendero o el MRTA se llaman «asesinatos», mientras las muertes causadas por las fuerzas del estado se llaman «ejecuciones». Esta es una definición que viene del derecho internacional en derechos humanos. Y cuando la muerte ocurrió en un enfrentamiento o no se sabe quién fue el victimario se llama simplemente «muerte». Se pide evitar usar palabras como «aniquilamiento» o «ajusticiamiento». Tampoco se debe usar «porte militar» en ninguna descripción.

Esta guía pide evitar usar la palabra «terrorista» al parecer a nivel individual, pero sí se permite usar «grupo terrorista»:

«Terrorista : No utilice esta palabra, ya que adjetiva al agente y esta sujeta a una serle de consideraciones juridicas (que no viene al caso mencionar aqui).

Grupo terrorista : Podra emplearse cuando no haya certeza acerca del grupo responsable, pero si este claro que no fue ninguna de las fuerzas del orden a perteneciente al Estado».

Esta definición presenta un evidente problema. Si no se tiene «certeza» sobre quién fue el perpetrador de una muerte, pero se tiene «certeza» de que no fue el estado, entonces el perpetrador es un grupo terrorista. Este criterio de determinación de responsabilidades no se basa en la evidencia, sino en la deducción y equivale a que por defecto el perpetrador sea un grupo terrorista.

No se sigue un criterio similar, en forma simétrica, cuando no se sabe quién fue el perpetrador de una muerte y se tiene la certeza de que el responsable no fue un grupo terrorista.

Este criterio fácilmente podria dar lugar a sesgar la calificación de la información, sobre-calificando casos a manos de grupos terroristas sin la debida evidencia. Si el caso ocurre en una provincia ayacuchana, el grupo terrorista difícilmente va a ser el MRTA. Siguiendo el criterio de complementar la información en atención al «proceso histórico regional»,1 el grupo terrorista será Sendero Luminoso (posiblemente en la zona norte de la región San Martín el grupo terrorista determinado como perpetrador sería el MRTA). Así se habrían calificado varios casos en que el testimoniante no reportaba un perpetrador preciso, sino, por ejemplo, sólo «encapuchados de porte militar hablando quechua ayacuchano». En la CVR se «formaba convicción» de que el perpetrador no había sido el estado y ya tenían al perpetrador.

Esto cuadra con que la CVR calificó a un gran número de víctimas como muertas a manos de Sendero Luminoso, en contraste con la información que se disponía antes de su existencia.

DatosONGsDPyCVR
Porcentaje de responsabilidad según perpetrador según fuente (sólo Estado y SL)

Y estos son sólo los datos, no las estimaciones que hizo la CVR.

4. Hacia una verificación de la verificación
El testimonio del ex-funcionario de la CVR de la región Sur-Andina es muy revelador sobre una calificación de casos hecha de manera muy subjetiva, en base a los criterios reinantes entre los funcionarios de la CVR, una institución del estado, y su lectura de la guerra insurgente-contrainsurgente. Muchos de los testimonios, incluso en casos muy «emblemáticos» que vimos en el post anterior, proporcionaban una información muy borrosa sobre la responsabilidad de esas violaciones de derechos humanos. La CVR se dio el trabajo de completar esta información en base a criterios deductivos asimétricos, llamados «formación de convicción» o «presunción de veracidad», que parecen verse reflejados en los resultados cuantitativos que obtuvieron.

Tendría que hacerse un trabajo de verificación de los casos documentados por la CVR desde los testimonios originales hasta su introducción en la base de datos. ¿Quién tiene los recursos para hacer este enorme trabajo? Lo más probable es que nadie lo haga. Los documentos dejados por la CVR a la Defensoría del Pueblo no establecen al público en general esta necesaria conexión, que han debido hacer internamente. Se quisiera saber si efectivamente el 95% de los testimonios permitían adjudicar responsabilidades y si era así, cómo así la CVR las adjudicó. Es más, debería haber un reporte de la fuente de la información e indicarse los casos en que el/la testimoniante señala un dato, como quién fue el perpetrador, y los casos en que el dato es asignado por un funcionario de la CVR y cómo así realizó esta asignación.

  1. Dentro de la CVR se hicieron diversos «talleres» en que varios comisionados, por ejemplo, Carlos Tapia, Carlos Iván Degregori, Rolando Ames o Enrique Bernales, dieron charlas a los funcionarios de la CVR precisamente sobre cómo había sido guerra insurgente-contrainsurgente. Esto se efectuó ANTES del recojo de datos, ver este documento. []
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Por - Publicado el 23-03-2014

1. Un ejemplo del agotamiento
Veía esta presentación titulada «El liberalismo en el Perú» del abogado Enrique Ghersi en la Universidad Católica:

Sentía que lo que decía este señor ya lo había visto o escuchado en alguna parte. No me tomó mucho tiempo encontrar que lo había visto en la introducción que este mismo señor hizo a las 25 Lecturas sobre la Libertad, una serie de fragmentos de diversos pensadores neoliberales aparecidos en marzo de 1989. Esta publicación procedía de la «Comisión de ideología del Movimiento Libertad» presidida por Enrique Ghersi y editada por una organización llamada «PRODESARROLLO» presidida por Miguel Vega Alvear, entonces presidente de la CONFIEP.MLibertadideologia

Y sí, eran el mismo formato y las mismas ideas: un recuento de las diversas escuelas de pensamiento «liberal». Como se puede apreciar de una comparación entre lo que dice Ghersi en el video de octubre de 2012 y lo que escribió casi un cuarto de siglo antes su mensaje cambió muy poco. Lo único saltante es que añade al «Hall de la fama» de las escuelas «liberales» las reflexiones de Any Rand. Nada más. El resto de su conferencia es el mismo recuento de hace tiempo.

No es un caso aislado. Los neoliberales domésticos llevan tiempo repitiendo su discurso sin alteración alguna. Tienen más difusores y comunicadores, más espacio en los medios de comunicación, más puestos de gobierno que hacen políticas en base a sus postulados, pero no tienen ideas nuevas, diferentes a las que ya emitieron hace un cuarto de siglo. La realidad sigue avanzando, pero los neoliberales no avanzan con ella.1

2. Neoliberalismo cebiche con huevo frito.
El recuento de Ghersi es muy interesante pues diagnóstica que el «colectivismo» tiene la primacía ideológica enel Perú, ante lo cual propone difundir «las ideas de la libertad»:

Cuando hace algún tiempo publicamos la «Bibliografía de la Libertad» nos propusimos editar a continuación una selección de los principales textos sugeridos en ella, a fin de romper el aislamiento ideológico que ha impuesto el colectivismo en nuestro país.

en los colegios, universidades, bibliotecas y demás centros académicos los libros disponibles por lo general han sido seleccionados con prescindencia de las ideas de la libertad.

La penetración marxista ha difundido, adicionalmente, la idea de que no existe nada monerno ni valioso al margen de sus postulados. De esta manera se ha producido una carencia de literatura que ha puesto a los peruanos de vocación democrática en la posición de carecer de fuentes de información y de reflexión indispensables para la defensa de sus principios.

A continuación Ghersi ofrece al lector u oyente una gama de escuelas liberales. Habría una «variante ortodoxa» de «las ideas de la libertad» «integrada por cinco escuelas económicas: autríaca, la monetarista, la de los derechos de propiedad, la del capital humano y la de la elección pública». A su vez la rama heterodoxa estaría integrada por el ordoliberalismo y la economía de la oferta.

Supuestamente «las ideas de la libertad» son una actitud y no una escuela en sí, por lo que varias «escuelas» encontrarían cabida en esta corriente de pensamiento. Es un liberalismo «Rayuela», «hágalo Vd. mismo», un juego de Lego para armar. Dos puntos muy obvios al respecto:

  1. estas «escuelas» económicas presentan contradicciones entre sí. Por ejemplo, los «austríacos» cuestionan los métodos y las conclusiones de las otras escuelas. Cuestionan los aportes de Paul Samuelson y tampoco tienen a Milton Friedman en gran estima. Así también es fácil ver que un teórico de la elección pública rechace los criterios monetaristas o austriacos. Una reunión de economistas de estas escuelas puede tranquilamente llevar a acaloradas discusiones y hasta descalificaciones.
  2. varias de estas «escuelas» no son «liberales». Un economista que suscribe la teoría del capital humano puede ser tranquilamente apoyar una mayor regulación laboral, o una subida del salario mínimo. Lo que hace Ghersi es una grosera confusión entre ciencia e ideología, vendiendo como «liberales» teorías que no necesariamente lo son. Con el agravante que lo ha venido haciendo por casi un cuarto de siglo.

No es que este sector político tenga un pensamiento coherente, a pesar de que lo empaquetan como tal. Es más bien un sancochado de cosas contradictorias, con algunos puntos de énfasis común.

3. La reacción neoliberal
En el Perú, efectivamente, el pensamiento «colectivista» tuvo su momento de auge. Las ideas de Manuel González Prada, José Carlos Mariátegui, José María Arguedas y muchos otros peruanos hicieron carne en el pueblo peruano. El liberalismo era más bien la ideología de una opresiva y excluyente casta oligárquica, de terratenientes dueños de esclavos y explotadores de yanaconas y pongos. En los ochentas, escaldados por las reformas antioligárquicas de los militares, resultado de una gran movilización del pueblo peruano, esta oligarquía buscó su relanzamiento reaccionario, y lo hizo creando un producto ideológico que tuviera alguna opción de influir en las masas.

Así fue que hace tres décadas Hernando de Soto vino a decir que un vendedor ambulante era esencialmente un empresario. Un microbusero ya era un Romero en potencia; un ambulante, un Brescia; habitante de una choza, un terrateniente urbano. La informalidad no era sinónimo de pobreza y marginalidad, sino de una gran creación de riqueza. Sus capítulos y fotos mostraban cómo se evolucionaba desde el comercio itinerante hacia la gran propiedad de mercados; de microbusitos a grandes flotas de omnibuses, de «iglús» de esteras en chacras a grandes inmuebles.

Para lanzar este discurso Hernando de Soto contó con el millonario apoyo económico del estado, a través de las agencias gubernamentales de los Estados Unidos. El gobierno de este país así impulsaba a alguien que muy convenientemente sostenía que «las cosas malas que suceden en América Latina no son mayormente culpa nuestra, sino casi siempre el resultado de alguna imposición externa». ¿El imperialismo? Era un mito inventado por la izquierda. Ver 1984: La NED y Hernando de Soto, USAID le jala las orejas al ILD y El imperialismo está en la mente.

Funcionó.

Lograron crear un discurso reaccionario neoliberal que dio el paso a la política, con Mario Vargas Llosa quedando primero en la primera vuelta de 1990 y luego trasvasando su programa de shock y privatizaciones a Alberto Fujimori. El neoliberalismo en el Perú pasaba así primero de la ideología a la política y luego de la política al gobierno.

4. División de los neoliberales: fujimoristas vs. vargasllosistas
Los neoliberales la hicieron linda, pero tuvieron sus buenas broncas entre ellos.

Hernando de Soto constituye una de las escuelas neoliberales, la otra es la de Felipe Ortiz de Zevallos con APOYO y la tercera es la de Roberto Abusada con el IPE. Todas son organizaciones receptoras de fondos externos con los que se impulsan las reformas neoliberales de Fujimori: privatizaciones, eliminación de derechos laborales, concesiones extractivas, etc. Mario Vargas Llosa se opone a Fujimori, pero la mayoría de sus seguidores del Movimiento de Libertad (Fernando Trazegnies, Alberto Bustamante, Rafael Rey, etc, etc.), casi todos, le dan la espalda y se apuntan con el fujimorismo (hasta Ghersi, supuestamente muy fiel a Vargas Llosa le entra al merengue fungiendo de abogado de los Crousillat).

Aparentemente, Vargas Llosa se queda en su nube ideológica, mientras que los neoliberales fujimoristas están bien aterrizados en las concretas reformas noventeras. Se abre así la división entre neoliberales fujimoristas y neoliberales vargasllosistas, que tendrían, éstos últimos, su momento durante el post-fujimorismo.

De cualquier forma, la reacción neoliberal de los noventas logra por fin desmontar las reformas antiologárquicas de los setentas. El ocaso del poder oligárquico, título de un libro de Henry Pease, se convierte en un nuevo amanecer.

5. Alternancia neoliberal con rechazo popular
Cuando cae el fujimorismo cae, Vargas Llosa recupera acogida en los grupos de poder. El gobierno de los Estados Unidos, que había apoyado a Fujimori en las reformas neoliberales, apoya su caída y una transición que continúa su modelo económico. Como había ocurrido en Chile: los EEUU impulsaron el golpe de Pinochet, pero luego apoyaron su caída y la continuidad de su modelo económico. El neoliberalismo en Chile y en el Perú demostraba una fortaleza tal que pese a la alternancia política sus fundamentos seguían intocables. Las cosas se voltean: Vargas Llosa asume apoya al toledismo y sus seguidores, varios procedentes de la izquierda, pasan a ser funcionarios del gobierno, mientras que los neoliberales fujimoristas pasan a la oposición al toledismo. Con el segundo alanismo se vuelven a voltear (vargasllosistas en la oposición y fujimoristas en el gobierno) y con el humalismo otra vez se alterna (vargasllosistas en el gobierno y fujimoristas en oposición). Hay alternancia entre sectores neoliberales, sin cambiar el modelo en sí. Un bipartidismo sin partidos, un bipartidismo informal.

Sin embargo, en el Perú de la última década y media los electores han venido votando por un cambio. Ya se ha visto que ganan opciones políticas que prometen cambios y llegadas al gobierno no cumplen. Evidentemente hay un desgaste del programa neoliberal. El gobierno de Toledo no pudo privatizar la electricidad en Arequipa en el 2002. El gobierno de García no pudo imponer «las leyes de la selva» en 2009, debido a la gran movilización amazónica, principalmente en Amazonas. El gobierno de Humala encuentra un claro rechazo a la concesiones megamineras, principamente en Cajamarca. Si bien sigue teniendo a sus seguidores en el gobierno y en los medios, el programa neoliberal es rechazado en las urnas y en las calles y carreteras del país. No pueden imponer su programa como lo hicieron hacía una década bajo una dictadura.

Más aún, el neoliberalismo es crecientemente visibilizado como ocurrió en las jornadas de protesta del años pasado, con la consigna «El neoliberalismo mata»:
el neoliberalismo mata

Esta consigna fue adoptada por el Movimiento Homosexual de Lima (MHOL) sacando roncha en algunos sectores neoliberales, asombrados por el cuestionamiento a su doctrina de parte de sectores LGTB, ver aquí. No advierten que una persona discriminada requiere protección del estado. El mercado libre por sí solo no hace nada contra la discriminación. Los neoliberales podrán expresarse en contra de la discriminación, y qué bueno que lo hagan, pero su doctrina no hace nada por quien es discriminado/a.

6. Decadencia neoliberal
Es claro que el neoliberalismo no tiene la fuerza que tuvo a finales de los 80s, que el consenso económico, social y político se ha revertido y que hoy el neoliberalismo está a la defensiva como un lobo asediado por una presión social que ya no sabe cómo contener. El año pasado hicieron todo un despliegue propagandístico contra el relanzamiento de Petroperú mediante la compra de activos de la empresa española Repsol, asustada por las nacionalizaciones en la región. Acaso entienden que lo ocurrido en Argentina y Bolivia les puede ocurrir en el Perú, como hace siglos Francia vendió Luisiana, asustada por la revolución de Haití. Lograron que el gobierno dé marcha atrás en el relanzamiento de la empresa petrolera estatal, pero ¿por cuánto tiempo? Ver Neoliberalismo sin filo contra las empresas públicas peruanas.

Otra campaña fue la que hicieron a favor de la comida chatarra, con sus lobbistas a la defensiva, abusando de su poder mediático, pero sin poder de convencimiento, movilizando incluso al manipulador «líder espiritual» del catolicismo doméstico. Quedó claro que su defensa del mercado libre y su oposición a la defensa del consumidor no agarraba carne en las mayorías. Ver El neoliberalismo contra la defensa del consumidor.

También se los vio argumentar a favor de la concentración de medios, a favor el grupo El Comercio, en nombre de la libertad de expresión y la libertad de empresa. Un argumento «de lujo» fue el de Roque Benavides: «No hay control de los medios en esta época de Internet». Es muy poco creíble defender el monopolio de una familia oligárquica en nombre de la libertad.

En el largo plazo no ha funcionado empaquetar al neoliberalismo como una ideología a favor de los «micro empresarios». La gente se da cuenta que en la práctica es una ideología de los megaempresarios.2

7. Neoliberalismo más-de-lo-mismo.
El neoliberalismo ya no tiene qué proponer. ¿Más privatizaciones? ¿Privatizar el agua como propone Enrique Pasquel de El Comercio?

«¿Se les puede negar a los pobres comprar pan? No. Entonces, ¿por qué se les prohíbe comprar agua?»
Enrique Pasquel

Según él los pobres van a estar mejor comprándole el agua a un dueño (que la compró al estado) que recibiéndola del estado. Uno se imagina a los pobres respondiéndole: «no me defiendas, compadre».

¿Más recortes de derechos laborales? Sí, véase lo que vienen diciendo a partir del debate del salario mínimo.

¿Más concesiones extractivas? Pues sí, «agilizar los permisos», que ya no haya Estudio de Impacto Ambiental, crear el Ministerio del Medio ambiente fue un error, etc, etc.

Estas recetas son las que uno lee y escucha respectivamente en los monocordes columnistas de los diarios y locutores de la radio y televisión. Más de lo mismo que se ha venido haciendo durante casi un cuarto de siglo.

8. Todavía vence, pero ya no convence.
Las presentes generaciones están experimentando algo similar a lo que experimentaron las antiguas generaciones de peruanos durante el Perú prevelasquista: que una minoría rica y poderosa y grupos de poder extranjeros manejan el Perú como si fuera su chacra. Un liberalismo al estilo de Manuel Prado y Pedro Beltrán, que no genera sino rechazo en las grandes mayorías del país.

Desde luego que tienen recursos, pero no tienen ideas. Todavía vence, pero ya no convence. Propagandiza y difunde, y tiene muy bien aceitados pero desgastados voceros, pero todos dicen más de lo mismo y la gente no les cree. El agua popular no se mezcla con el aceite oligárquico. El neoliberalismo no trae ideas nuevas, atractivas a las mayorías sociales del país.

Su caída en el Perú es cuestión de tiempo. A seguirle dando duro.

  1. Para una reflexión sobre la diferencia entre «liberalismo» y «neoliberalismo» ver Liberalismo y neoliberalismo (1) y Liberalismo y neoliberalismo (2) []
  2. Ver más argumentos pueriles en Anti-Editoriales de El Comercio:

    Los editoriales de El Comercio no tienen desperdicio. Son de una combinación de facilismo argumentativo con una gran rigidez intelectual. Mucho dogmatismo neoliberal que ya cae en la ridiculez.

    []

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Por - Publicado el 02-02-2014

El mundo ideal de los neoliberales es que no haya defensa del consumidor. Que las empresas hagan lo que quieren y que los consumidores no tengan con quién quejarse.

¿Cómo hacen para socavar la defensa del consumidor?

El primer mecanismo es infiltrarse en los organismos públicos de defensa del consumidor, sentar sus criterios y siempre optar por defender a los grandes intereses, que son los que mejor les pagan. En el Perú es muy evidente cómo funciona la cosa.

Pero el segundo es más ideológico y consiste en socavar la necesidad en sí de la defensa del consumidor. Primero, calificándola de «populista» o «paternalista»:

para hacer la concesión política, Indecopi entraría en una espiral cada vez más y más intervencionista. Y sería un intervencionismo con una tendencia natural al populismo: darle al consumidor lo que pide, sin importar que al final ello aleje los productos de su alcance y afecte la competencia en el mercado.

Así dice Bullard en Populismo para Pitucos.

Y segundo, descalificándola como algo frívolo, de los privilegiados.

Y basta revisar las propias estadísticas de Indecopi para ver que los bienes y servicios más quejados no son necesariamente los consumidos por los más pobres: servicios bancarios y financieros, transporte (no concentrado en combis asesinas sino en pasajes aéreos), electrodomésticos, seguros y similares. Incluso en segmentos más democráticamente representados como educación, los casos se concentran en colegios privados y no precisamente en los más baratos. En el puesto 10 de quejas atendidas recientemente aparece vestido y calzado (posiblemente de prendas compradas en boutiques de las amigas de la China Tudela). Más abajo aún, en el puesto 15, aparece, cerca de la cola, alimentos.

Y más aún, Bullard introduce términos como «pituquería»:

De lo que sí podemos hacer al Indecopi responsable es de impulsar una espiral de populismo con tendencia a la pituquería.

Que definitivamente no le va a gustar que sean usados contra él.

En primer lugar, la defensa del consumidor no es para nada populista. El consumidor requiere de una intervención pública que contrapese el gran poder de mercado y mediático de las grandes empresas. Es muy fácil de entender.

En segundo lugar, los servicios bancarios y financieros son usados por las grandes mayorías. No es sólo una cuestión de ricos, por favor.

Es un recurso argumentativo muy usual en la derecha contraponer al pobre con el más pobre. Si alguien recurre a un banco, ya es un pituco. El verdadero pobre es el que tiene la plata en el colchón. Y si uno se queja porque el banco abusa de uno con cobros por todos lados, uno ya es una «China Tudela». Y lo más alucinante es que quienes dicen estas cosas son los oligarcas y privilegiados de toda la vida, los más excluyentes del Perú. ¿Quién está más cerca de ser una China Tudela? ¿Alfredo Bullard o el peruano promedio que se queja porque los bancos le cobran comisiones indebidas?

Lo mismo ocurre con los abusos de las aerolíneas, como la monopólica LAN que hace lo que le da la gana. O los electrodomésticos. ¿Es que alguien ya es «pituco» por poder comprarse un electrodoméstico, digamos, una licuadora?

Y ni porque se trate de vestido y calzado el deshonesto Bullard acepta que se trate de reclamos sentidos de los consumidores de a pie. Tiene que venir a insinuar que son boutiques de la China Tudela. Le faltó nomás sugerir que en el rubro alimentos hay sólo restaurantes de lujo.

No hay que equivocarse. Por más que estemos ante un lenguaje agresivo y provocador, los argumentos neoliberales hacen agua por todos lados y sus partidarios saben muy bien que están a la defensiva. Se esmeran inútilmente en justificar lo injustificable con patéticos personajes que no convencen a nadie.

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Por - Publicado el 29-01-2014

1. El reducto ideológico de la oligarquía
El país está listo para desmontar el tinglado neoliberal creado por el fujimorismo: recuperar los derechos laborales, regular y acotar a los grupos de poder, liquidar las prebendas pro-empresariales, defender los derechos ciudadanos de los más pobres. Sin embargo, la oligarquía ha creado un ideología-cuco, cual es que si ésta no gobierna como le da la gana las plagas de Egipto asolarán al Perú.

En el Perú habría existido una idílica «arcadia prevelasquista» de crecimiento acelerado, arruinada de repente por la obra de algunos malvados. En la actualidad el Perú vive otra vez unos «años maravillosos», de crecimiento acelerado. Esta vez no hay que dejar que sean arruinados por los mismos malvados.

Este discurso es una construcción falaz y tiene como centro machacar a las reformas antioligárquicas que se dieron durante el velasquismo (reforma agraria, nacionalización de las transnacionales estadounidenses, derechos laborales, afirmación nacional) las que arruinaron al Perú en los ochentas.1 Por supuesto que evitan decir que esas reformas en su momento fueron sentidos reclamos de las mayorías nacionales, prometidas por TODOS los partidos que compitieron en las elecciones en 1962. Fueron el resultado de una larga lucha que se remonta a la irrupción de figuras como Haya de la Torre y Mariátegui en la vida nacional. Y más interesante aún: las reformas antioligárquicas fueron previamente reclamadas y apoyadas en tiempo real por el grupo El Comercio (que ahora cobija a varios de los ideologos oligárquicos), aquí, como por la revista Caretas de Enrique Zileri, aquí. La reformas no fueron el resultado antojadizo de la voluntad de una persona o de un grupo pequeño. Había un consenso nacional de que éstas eran necesarias.

Para validar esta construcción ideológica recurren a lecturas sesgadas de las evidencias cualitativas y cuantitativas: el «velasquismo» comenzaría en 1963 con Belaúnde (JJ Garrido K), Morales Bermúdez, Belaúnde 2 y García 1 serían también «velasquistas». No sólo eso: en los años 60s, 70s y 80s el Perú habría tenido gobiernos «socialistas». Así de extremista y deshonesta es esta gente.

2. Un discurso contestatario no puede basarse en un discurso histórico reaccionario
El tema de fondo es que la tergiversación derechista apunta a descalificar cualquier propuesta de cambio social en el presente. Tergiversan el pasado para continuar gobernando en el presente.

En tal sentido, una propuesta de cambio social en el Perú requiere de una acertada evaluación de la historia peruana reciente. Un discurso contestatario no puede basarse en el seguidismo al discurso histórico reaccionario. Esto implica esclarecer lo ocurrido y exponer al discurso revisionista de la historia peruana. El tema de fondo no es para nada que haya que defender al gobierno de Velasco, o que haya que ser velasquista. De hecho, ese gobierno fue responsable de muertes en diversas luchas sociales, como en Huanta, Ayacucho, Cobriza, Puno. Sin embargo, sus reformas no se agotan en quienes las realizaron desde arriba, sino que fueron el resultado de una larga lucha del pueblo peruano contra el régimen oligárquico. Cuando esas reformas fueron desmontadas por el fujimorismo en los noventas, quien perdió no fue el «velasquismo», sino el pueblo peruano en su conjunto. Esta claridad es crucial para hacerle frente al discurso oligárquico.

3. El IPE: un ejemplo de falta de rigor intelectual
Un ejemplo de este discurso lo tenemos en esta presentación del IPE y en esta presentación (con olor a plagio, pues no cita la presentación del IPE) de JJ Garrido K.

En estos materiales el discurso oligárquico cacarea que la pobreza aumentó por las reformas antioligárquicas del velasquismo.

El IPE así lo asegura:
IPEVelascopobreza

Y Garrido K (sin citar el trabajo anterior) así lo repite, aunque con diferente énfasis:
GarridoVelascopobreza

Y aquí tenemos una simpática dramatización del asunto:

¿Es cierto esto?

Primero preguntémonos si los datos que nos dan tan animadamente son correctos.

El IPE reporta como fuentes de estos datos a Figueroa y Moncada. El trabajo de Figueroa (1989) puede verse aquí y el de de Moncada (1996) puede verse aquí (cuadros 13 y 14). El IPE tampoco cita la fuente para los datos de 2004, que no pueden estar en el trabajo de Moncada, pues éste data de 1996. Tal vez además de la presentación en Powerpoint exista algún documento más riguroso, pero si fuera así, que no parece, no existe la cita correspondiente en la presentación.

Lo más grave en todo esto es que lo que el IPE reporta como datos de pobreza citando a Figueroa está mal hecho.

El trabajo de Figueroa señala una «pobreza extrema» de 50% en 1970:

Según un conocido estudio de CEPAL (Altimir, 1978), 50% de la población peruana era calificada, en 1970, como grupo de “pobreza extrema”. Este grupo se encontraba por debajo de una “línea de pobreza”, definida como el ingreso necesario para adquirir una canasta de bicncs y servicios considerados esenciales en el Perú.
página 228.

Tampoco es Figueroa la fuente de ese dato, sino la CEPAL: Oscar Altimir (1978). La dimensión de la pobreza en América Latina. CEPAL, Santiago.

En el pie de página 4, p. 229, Figueroa complementa:

Si la línea de pobreza se trazara en referencia al ingreso necesario para satisfacer las necesidades mínimas de alimentación solamcnte, la proporción de familias en pobreza muy extrema, que se podría llamar «indigencia» era de 25% en 1970 y de 32% en 1986.

Si en vez de pobreza «extrema» y «muy extrema» usamos las simples definiciones de «pobreza» y «pobreza extrema», las cifras para 1970 son 50% y 25%, respectivamente, y no 35% y 15%, respectivamente, como reporta el IPE.

Es decir: si el IPE hubiera hecho este mismo ejercicio de mezclar fuentes de pobreza y decir cosas categóricas, citando correctamente los datos señalados por Figueroa, tendríamos una reducción de la pobreza de 1970 a 1985 de 50% a 42% y de la pobreza extrema en el mismo periodo de 25% a 18%.

Y si el IPE hizo algún ajuste a los datos de 1970, éste debe ser debidamente reportado, cosa que no se ve.

En realidad, no es una práctica comúnmente aceptada en economía andar mezclando fuentes tan alegremente. Se tiene al menos que advertir a los lectores, como sí hace Figueroa en su trabajo. Luego de señalar que «la pobreza extrema» en 1986 es de 57% en base a la ENNIV, advierte:

Aunque los datos de 1970 y 1986 no son estrictamente comparables, ellos nos permiten tener una estimación clara del orden de magnitud de la pobrea en el Perú: la pobreza extrema es masiva. Ademrás, como tendencia, la población que sufre de pobreza extrema parece que está en ascenso.

«parece que está en ascenso» dice un cuidadoso Figueroa. Como debe ser.

4. ¿Se redujo o aumentó la pobreza con Velasco?
El ex-director del INEI Farid Matuk calcula la pobreza según gobierno para un largo periodo histórico:

Pobrezagobiernosa

Imagen tomada del libro «Velasco» de Héctor Béjar, quien posiblemente se haya basado en este artículo de Matuk. El cuadro de la imagen no se ve en el artículo de LR, pero sí se ve aquí.

Lamentablemente, Matuk no comenta el cuadro ni aporta detalles metodológicos al respecto. Posiblemente se trate de pobreza monetaria calculada estableciendo alguna línea de corte. El autor tendría que complementar el cuadro con más información.

Según esta fuente, al final del velasquismo la pobreza llegó a su nivel de incidencia más bajo. Luego subiría sustancialmente para recién reducirse en la última década, desde finales del toledismo.

5. Más documentación sobre pobreza y distribución: Escobal, Saavedra y Torero
Pero claro, diversos investigadores tienen diversas medidas de pobreza. Un 17% de pobreza con Velasco suena curioso (no menos curioso que una pobreza no mayor de 27% con Belaúnde, Prado y Odría). Es prudente ver otros estudios.

EscobalSaavedraTorero1999

Imagen tomada de Escobal, Saavedra y Torero (1999) «Los activos de los pobres en el Perú».

Estos dos cuadros son de Javier Escobal, Jaime Saavedra (actual ministro de educación y muy apoyado por la derecha) y Máximo Torero, en base a la ENCA (Encuesta Nacional de Consumo de Alimentos) para 1971-2 y la ENNIV (Encuesta Nacional de Niveles de Vida) para años posteriores.

Muestran una reducción de la pobreza de 64% en 1971-2 a 43% en 1985. La reducción, contrariamente a lo que decían Webb y Figueroa en 1975 en su libro del IEP, ocurre PRINCIPALMENTE EN LA ZONA RURAL: allí la pobreza baja de 85% a 55%.

Esta información lamentablemente no está desagregada por gobiernos, pero es difícil pensar que esta reducción de la pobreza se dio principalmente en los gobiernos de Morales Bermúdez o de Belaúnde. Si bien habría que investigarlo más, esta reducción es consistente con un gran cambio en niveles de vida, principalmente en las zonas rurales y tradicionales del país. Definitivamente una candidata a explicarla es la reforma agraria y la eliminación del poder terrateniente en el campo.

Si bien los niveles de pobreza de Escobal, Saavedra y Torero son mayores que los reportados por Matuk, ambas estadísticas coinciden en señalar una sustancial reducción de la pobreza en la decada del setenta y primera mitad de los ochentas, dando una evidencia que contradice rotundamente la afirmación de un Perú arruinado y empobrecido por las políticas redistributivas, como repiten cual dogma los Du Bois, Abusada, Koechlin, o los Miró Quesada.

Pero hay más, la distribución del ingreso también mejoró sustancialmente esos años. El 50% más pobre del Perú pasó a ganar el 19% del ingreso nacional en 1985, cuando en 1971-2 ganaba el 11% del mismo. En cambio, el 20% más rico que ganaba el 61% del ingreso nacional en 1971-2 pasó a ganar el 51% del mismo.

Es decir, hubo una fuerte redistribución que benefició principalmente a los sectores rurales del país, donde están los más pobres.

Autores como Richard Webb y José Rodríguez señalan que la ENCA y la ENNIV no son comparables y habría mucho margen de error, con lo que habría que tomar con pinzas la reducción de la pobreza y la mejora en la distribución del ingreso en los setentas. Es un comentario aceptable, que de taquito también cuestiona las afirmaciones de los lobbistas del neoliberalismo que aseguran a rajatabla que el Perú se empobreció con la reformas de los setentas. Lo que hay indica más bien una reducción de la pobreza.

6. John Shehan: de 1970 a 1979 se reduce la pobreza
Joen Sheahan en The Persistence of Poverty in Peru: Possible Answers, their Limits and their lmplications for Latin America de 2002, reporta un cuadro basado en la CEPAL sobre la pobreza y la pobreza extrema en el Perú:

Shehan2002

Nótese que se repite el dato citado por Figueroa para 1970: 50% de pobreza y 25% de pobreza extrema en el Perú. Según esta fuente, para el año 1979 la pobreza se había reducido a 46% y la pobreza extrema a 21% según la misma y por lo tanto comparable fuente, la CEPAL.

7. Londoño y Székely (1997) tendencias no monotónicas
Juan Luis Londoño y Miguel Székely en Persistent Poverty and Excess Inequality: Latin America, 1970-1995 (1997), del Banco Interamericano de Desarrollo, señalan tendencias más matizadas. De 1970 a 1973 hay un ligero aumento de la desigualdad acompañado de una ligera reducción de la pobreza y pobreza extrema, mientras que de 1973 a 1986 hay una sustancial reducción tanto de la desigualdad como de la pobreza.

londonoszekely1997

Tanto la desigualdad, medida en el coeficiente Gini, como la pobreza se reducen de 1970 a 1986, contrariamente a lo que señala el Instituto Peruano de Economía.

8. Una discusión: Francisco Verdera (2007)
El economista de la Organización Internacional del Trabajo Francisco Verdera aporta una discusión sobre lo ocurrido de los setentas a los ochentas, en La pobreza en el Perú: un análisis de sus causas y de las políticas para enfrentarla. En el segundo capítulo

Verdera, siguiendo a Richard Webb, cuestiona el trabajo de Escobal, Saavedra y Torero, mencionado arriba. Además de señalar que las encuestas, ENCA y ENNIV, no son comparables y que se podría estar sobrestimando la tasa de pobreza en 1971-72 para luego subestimarla en 1985-86, los resultados no le parecen verosímiles:

Estos resultados son de difícil aceptación. Habría habido entre 1971 y 1985 una extraordinaria bonanza en el área rural, al lado de un virtual estancamiento del gasto en el área urbana. Webb (1989: 107) opinará en contra de la bonanza en el área rural pero a favor de la caída del ingreso urbano: “La homogenización de los ingresos laborales en los últimos veinte años sería consecuencia, no de un aumento en el ingreso real en las áreas más pobres, sino del empobrecimiento de Lima y, en particular, del sector moderno de la economía”.
p. 113.

Igualmente en términos de distribución dle ingreso, en la página 102 señala cómo las diversas fuentes indican una reducción de la desigualdad entre 1971-2 y 1985-6:

En 1993 ya se habían utilizado dos encuestas para evaluar la desigualdad en la distribución del ingreso al nivel nacional. La Encuesta Nacional de Consumo de Alimentos (ENCA) de 1971-72 analizada por Amat y León (1981) y la Encuesta Nacional de Niveles de Vida (ENNIV) de 1985-86, analizada por el INE (1988) y de Habich (1988). Al comparar el grado de concentración de los ingresos familiares entre estas dos encuestas se encuentra que el grado de concentración se habría mantenido según los estimados presentados por de Habich, e incluso que podría haber disminuido de acuerdo al INE. Los coeficientes Gini fueron de 0.55 para 1971-72, y de 0.54 para 1985-86 según de Habich y de 0.49 de acuerdo al INE.

Es decir, en los setentas habría habido una reducción de la desigualdad.

Es la conclusión a la que también llega el economista José Rodríguez :

Entre 1971-72 y 1985-86, asumiendo que la ENCA y la ENNIV son comparables, no existe evidencia de una mayor concentración. O se mantuvo constante o disminuyó.

Sin embargo, tanto Rodríguez como Verdera siguen a Richard Webb, quien recalca que las encuestas no pueden compararse, y por lo tanto «No sería posible sostener que la distribución en 1985-86 habría mejorado respecto a 1971-72.» Es decir, estos autores se alejan de afirmar con cuidado lo que indican los datos, una reducción de la desigualdad, como hizo Figueroa en el trabajo mencionado anteriormente (y la mayoría de autores), y optan por decir que no se puede decir nada, como pregona Webb.

En cambio, según Rodríguez sí habría habido una mejora distributiva a lo largo de los setentas en Lima Metropolitana.

9. Webb y Figueroa
En tiempo real la reducción de la pobreza y de la desigualdad de los setentas fue insuficiente para Webb y Figueroa (1975), pues, decían, la redistribución del ingreso producida por las reformas antioligárquicas sólo se daba dentro del sector más moderno y rico de la economía (de terratenientes a trabajadores rurales de haciendas modernas, de empresarios a trabajadores de industrias modernas), no así del sector moderno al sector tradicional que era y es el más pobre. Esto lo afirmaron en base a datos de 1971 y algunos datos de 1973, cuando las reformas recién se estaban ejecutando. No hicieron un trabajo de campo o se basaron en encuestas evaluativas (que aún no había). Simplemente dedujeron en base a algunas simulaciones de elaboración propia cuál sería el impacto distributivo de las reformas.

Es muy comprensible que en plan de negar la reducción de la pobreza y la desigualdad en los setentas Webb adopte un criterio rígido para este asunto y se esmere en desmerecer del todo algunas tendencias meridianamente discernibles. En un próximo post comentaré algo sobre el nada concluyente y muy apresurado y especulativo trabajo de Webb y Figueroa sobre la distribución del ingreso en el Perú de 1975. Fueron estos dos autores quienes contribuyeron a crear la imagen de que las reformas de los setentas tuvieron, si alguno, un impacto muy limitado en el país, y sin mucha evidencia llevaron agua al molino de la derecha más recalcitrante.

En los ochentas Webb se apuntó con la restauración belaundista mientras Figueroa fue crítico la misma. Después ambos se entusiasmaron con Alan García, quien les compró la idea de las «pirámides» de ingreso, que sirvió de sustento para los créditos chicha en la ciudad y el campo, que para nada superaron a las reformas de los setentas en aliviar la pobreza y mejorar la desigualdad.

Después Webb se apuntó con el «Consenso de Washington», participando de su lanzamiento, mientras Figueroa se apuntó con Fujimori e intentó hacer un ajuste económico sin shock. Fujimori choteó a Figueroa para seguir los consejos de Carlos Rodriguez Pastor y luego Carlos Boloña.

En la actualidad Figueroa insiste en la necesidad de la redistribución, mientras Webb, desde la U . San Martín de Porres, vinculada a Alan García, es un apologista del actual modelo económico y un protector de un agresivo lobbista megaminero como es Miguel Santillana. El mismo Webb se prestó a formar parte del lobby de los notarios que se sintieron atacados por Hernando de Soto, ver Las ganancias de la formalización (con César Martinelli) y Webb-De Soto: ¿el firme vs el chanta?.

Webb dice que ahora, cuando se aplica un modelo neoliberal, sí hay un «despegue rural», una revolución comunicativa y de ingresos en el sector rural (agrario y no agrario) peruano. Ahora sí habría una gran redistribución del sector moderno al sector tradicional, basada en las transferencias públicas vía educación, salud, caminos, etc.

Habrá ocasión de comentar también las falacias y trampas de ese trabajo, pero reflexionemos sobre un par de preguntas muy simples: si fuera cierto, ¿sería posible este «despegue» sin la eliminación del poder gamonal pre-velasquista? ¿Si siguieran mandando los señores de horca y cuchillo como los Romainville en La Convención o los Carrillo en La Mar? ¿Si la gente que hoy maneja combi y usa celular trabajara de pongo, yanacona o mitani de algún patrón como ocurría con sus abuelos y abuelas?

10. Algunas conclusiones
No hay ninguna sólida evidencia que sustente las temerarias y facilistas afirmaciones del discurso oligárquico, que las reformas de los setentas produjeran un empeoramiento de la pobreza en el Perú. El tema está muy manoseado por la necesidad ideológica de la oligarquía de legitimar y conservar el modelo que actualmente se ejecuta en el Perú. Es un cuco que se siembra en la mente de la ciudadanía peruana para asustarla e inculcarle resignación e impotencia. Que no exista el menor asomo de posibilidad de hacer algo diferente en el Perú, no sea que caigamos nuevamente en la hiperrecesión y la hiperinflación alanista o acaso en la insanía terrorista.

Es crucial comprender que tal discurso no tiene ni pies ni cabeza. No está basado en una lectura ciudadosa de la evidencia disponible. Está hecho en forma interesada con fines de manipulación ideológica, con el objetivo de que el poder de la oligarquía nunca sea cuestionado en el Perú. Ojalá que este post haya contribuído a esclarecer este asunto.

  1. Este discurso le debe mucho al fundador de Apoyo. Ver «¿En qué momento se jodió el Perú?» de Ortiz de Zevallos, Felipe. Debate; vol.8, nro.39. Lima 1986. []
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Por - Publicado el 16-01-2014

Hoy en día hasta los ex-velasquistas como Juan Paredes Castro de El Comercio, ver aquí, acusan a otros de velasquismo.

La realidad es que El Comercio apoyó el golpe de Velasco, e incluso participó en la conspiración que lo llevó a cabo (como lo contó el ex-embajador estadounidense Frank Ortiz, ver Velasco: el golpe que la embajada americana no impidió.

Algo similar ocurrió con la revista Caretas de Enrique Zileri Gibson, que, aunque con cierta cautela y una mínima crítica, apoyó diversas reformas velasquistas, como la reforma agraria, la expropiación de la IPC, la ley de minería, la ley de comunidad industrial, el control del tipo de cambio, etc.

Luego las cosas cambiaron, principalmente con la intervención por el gobierno de los medios de prensa. Entonces los dueños de los medios se opusieron en bloque a Velasco. Sin embargo, una cosa es que las cosas cambiaran y otra, muy diferente, es que se cambie la historia y se nieguen los hechos.

Hubo una época en que el país pedía cambios, reformas, redistribución del poder. Y estos cambios llegaron y tuvieron el apoyo de vastos sectores, incluso de los que hoy más niegan que reniegan de haberlos apoyado.

CaretasVelasquista0

Diciembre 1970 – Enero de 1971. Caretas celebrando la comunidad industrial.

CaretasVelasquista-Octubre1970-3

Octubre de 1970 Caretas celebrando el apoyo popular a Velasco.

Pueden verse los archivos completos en pdf (lamentablemente en esa época Caretas era de formato grande y no entra bien en el scanner):

CaretasVelasquista-Octubre1970a1

CaretasVelasquista-Octubre1970a2

CaretasVelasquista-Octubre1970b

CaretasVelasquistaDiciembre1970

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Por - Publicado el 13-01-2014

(o Adam Przeworski en los Andes y pampas, ver aquí)

  • Pacto social-demócrata en Europa: el sistema capitalista se legitima y logra consenso cuando al capitalista no le queda otra que renunciar a parte de la ganancia y concede aumentos de salarios a los trabajadores asalariados.
  • Pacto oligárquico-populista en América Latina: el sistema oligárquico primario-exportador se legitima y logra consenso cuando al oligarca no le queda otra que renunciar a parte de la renta extractiva a través de la imposición estatal (impuestos, canon, etc.) y concede recursos para la inversión y programas sociales de las personas pobres no asalariadas.

Bajo el esquema oligárquico como el que se aplica en el Perú este “pacto” ocurre sin una contraparte social organizada. Por el contrario, la oligarquía desincentiva la organización social y política de las mayorías a través de la estigmatización y represión. Bajo el esquema populista histórico, aplicado en Brasil, Argentina y México, este “pacto” ocurre con el líder populista organizando a los sectores ricos y pobres en una sola entidad.

Bajo el esquema oligárquico no se construye capitalismo, sino rentismo extractivo. Bajo el esquema populista se construye capitalismo.

El esquema populista es hijo antitético del esquema oligárquico, de su caída por un fin de ciclo de exportaciones y de la presión de las mayorías sociales. Ante bajos precios internacionales no queda otra que industrializar.

En la actualidad, hay algún tipo de “síntesis”. Antes la oligarquía no daba canon, ni el populismo incentivaba la exportación primaria. En la actualidad, se puede seguir un esquema oligárquico con programas sociales y se puede hacer populismo basado en expandir la renta extractiva.

Y también ambos esquemas son inherentemente inestables: en ambos, cual el viejo dilema del prisionero, los «pactantes» tienen claros incentivos para almorzarse a su contraparte. La cosa es si pueden.

[Este post salió antes en Facebook, aquí.]

przeworski
Adam Przeworski. El presente post está inspirado en su teorización aplicada a la dinámica del consenso en una economía capitalista y en la relación capital-tabajo. Sin embargo, varias de las economías de América Latina, en particular la economía peruana, se basan en la renta extractiva y en bajas tasas de salarización.
Imagen tomada de aquí, una interesante entrevista en la Argentina, en que dice cosas que los politólogos domésticos levitskistas no suelen decir:

En el prefacio de su último libro usted afirma que sin salarios decentes y sin ciertos niveles de educación mínima, la democracia no es posible. ¿Cuán extendido cree que está el fenómeno de las democracias sin ciudadanías efectivas?

Yo creo que es un fenómeno que nació en varios países con el sufragio universal. Antes de su implementación primaba la idea de que solamente podían votar los ciudadanos que eran capaces de ejercer sus derechos. Con el sufragio universal, ciudadanos que no estaban en condiciones de ejercer sus derechos entraron a la política. Cuando volvió la democracia en América Latina y en Europa del Este en los años 80, había mucho de esto y todavía existe. Sin embargo, creo que con el desarrollo de la democracia y el crecimiento político la situación mejoró considerablemente. La mayor paradoja se da en los Estados Unidos, un país que tiene instituciones representativas hace 200 años pero en el que casi la mitad de su ciudadanía no vota, posee el grado más elevado de desigualdad, la mayor población carcelaria y la mayor penetración abierta del dinero en la política de todo el mundo desarrollado.

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Por - Publicado el 11-01-2014

Informe al congreso de los EEUU, aquí. El crecimiento del Perú se asienta en la exportación de recursos naturales. Con ellos se financian programas sociales que ayudan a reducir la pobreza. Sin embargo, ésta continúa muy alta, 60% en zonas rurales, lo que impulsa las protestas sociales.

A este nivel (información para la toma de decisiones de los congresistas estadounidenses) el panorama está claro. No hay demagogia ni propaganda. No se niega que estamos ante un modelo primario exportador como niega Garrido K. No se discursea sobre una gran reducción de la pobreza en zonas rurales como hace Webb, ni del gran crecimiento de la clase media como hace Arellano, ni se minimiza los conflictos sociales como hace Tanaka. La situación del Perú está lejos de ser estable.

En el Perú podría haber políticas «más radicales», pero éstas son bloqueadas por un fuerte sector empresarial, una élite rica y conservadora, una clase media centrista y un congreso dividido.

El informe es de junio de 2013. Cuando la derecha estaba acusando a Humala de «chavismo» por lo de Petroperú, en EEUU no le daban mucha importancia al asunto y seguían simpatizando con las políticas de Humala.

«Since 2001 Peru’s economy has been stronger than all others in the region, with its growth due mostly to the export of natural resources. High economic growth, along with social programs, has helped to lower Peru’s overall poverty rates. Nonetheless, in some jungle, mountain, and rural areas of the country, over 60% of the population continue to live in poverty. The income distribution gap remains quite large as well. This economic disparity has contributed to rising social unrest. President Humala submitted, and the legislature approved, a bill increasing royalties mining companies must pay. The government estimates the royalties will generate about US$1 billion a year, which it will use to finance social development programs intended to narrow both the social divide and the economic distribution gap.»

«Forces that resist more radical policies include a strong
business sector; a conservative, wealthy elite; a centrist middle class; and a divided Congress. If communities in conflict believe that the Humala administration is ignoring the prior consultation law, those divides may deepen.»

Peru in Brief: Political and Economic Conditions and Relations with the United States
Maureen Taft-Morales
Specialist in Latin American Affairs
June 7, 2013

[Post aparecido antes en FB, aquí]

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Por - Publicado el 02-01-2014

1. Plagio
El artículo La ruptura chino – soviética firmado por Antonio Zapata publicado ayer en La República es un plagio volteado del artículo Ni Pekín ni Moscú: un solo comunismo para el Perú. A medio siglo de la ruptura chino soviética de Ernesto Toledo Brückmann.

Ernesto Toledo:

«En 1960 la URSS retiró a sus técnicos y asesores que trabajaban en China en cooperación internacional. China acusó a los asesores de espías. Jruschov calificó a Mao de irresponsable al supuestamente no querer entender que el planeta estaba dividido en dos campos, cada uno de los cuales estaba armado con un arsenal nuclear capaz de destruir el mundo. Por ello, era necesario encontrar alguna forma de colaboración con Occidente que evite una conflagración mortal.»

Antonio Zapata:

«En 1960 la URSS retiró a sus técnicos que trabajaban en China, mientras que Mao sostuvo que eran espías y que felizmente se iban de regreso a su país. Jruschov replicó que los chinos no entendían que el planeta estaba dividido en dos campos, cada uno de los cuales estaba armado con un arsenal nuclear capaz de destruir el mundo. Por ello, era necesario encontrar alguna forma de colaboración con Occidente que evite una conflagración mortal. Esa fórmula era la coexistencia pacífica y, según el PCUS, los chinos la rechazaban con irresponsabilidad.»

Ernesto Toledo:

«A partir de ese año empezaron a dividirse los partidos comunistas del mundo entero; los partidarios de Moscú expulsaban a los simpatizantes de Pekín o viceversa. La ruptura estaba consumada en 1963 y para 1964 Jruschov fue defenestrado por la nueva cúpula soviética. Con la división del Movimiento Comunista Internacional se concretó el factor de mayor debilidad del comunismo en el curso de la Guerra Fría.»

Antonio Zapata:

«Entonces empezaron a dividirse los partidos comunistas del mundo entero. Los partidarios de Moscú expulsaban a los simpatizantes de Beijing o viceversa. La ruptura terminó de consumarse comenzando 1964, cincuenta años atrás, cuando los comunistas peruanos también se dividieron.»

Ernesto Toledo:

«China rechazaba las duras críticas que Jruschov hacía del desaparecido Stalin y se sentía fastidiada por el hecho que la URSS cobrase por el material de guerra que le había proporcionado durante la guerra de Corea. Le parecía que la URSS no actuaba pensando en el comunismo mundial, que se negaba a entregarle armas nucleares y que actuaba aplicando acuerdos subterráneos con EEUU para evitar la proliferación atómica. Estas tensiones se agravaban al punto de generar esporádicos conflictos limítrofes.»

Antonio Zapata:

«Mao pensaba que la ayuda soviética era insuficiente. Durante la guerra de Corea, Rusia incluso había cobrado el material de guerra que China había empleado para enfrentar a EE.UU. Asimismo, la URSS no había entregado armas nucleares a China, puesto que aplicaba acuerdos con EE.UU. para evitar la proliferación atómica. Por su parte, una larga frontera de miles de kilómetros daba ocasión para disputas limítrofes entre los gigantes comunistas.»

Debo a Andre Ventocilla señalarme la fuente de la «inspiración» de Zapata, en este comentario en Facebook.

2. Mucho mejor es el artículo original
Ya analizando el contenido, a diferencia del artículo fusilado por Zapata, el artículo original de Ernesto Toledo Brückmann sí tiene un balance histórico y autocrítico:

«Como fuera, ya no es tiempo de satélites, “socialimperialismos”, ni “sección peruana” de nadie; nuestras particularidades y los problemas propios del siglo XXI nos hacen poner los pies sobre la tierra, recurrir al marxismo como método para comprender y transformar la sociedad, e identificarnos como comunistas que seguimos los dictados de un solo dirigente: el Perú.»

En cambio el artículo de Zapata va por otro lado.

3. Metiendo cizaña en la izquierda
Antes de percatarme de la deshonestidad intelectual del columnista de La República escribí un comentario crítico a su artículo, aquí, que va a continuación:

Un artículo godoyesco, sin profundidad, lleno de lugares comunes, mañosamente reavivando anacrónicas cizañas en un momento en que la izquierda requiere de unidad, sin balance histórico, que es lo que se supone debería hacer un (buen) historiador.

Tres puntos:

1. En realidad las diferencias entre «prosoviéticos» y «prochinos» en el PC (Partido Comunista) no eran tan insalvables como se sostenía y se sigue sosteniendo. Era un problema de poder, de gerontocracia, de prácticas autoritarias, y de apoyo internacional. Lo disfrazaron y dignificaron poniéndolo como discrepancias ideológicas, al amparo de la proactiva política internacional china y soviética. Finalmente había mucho más en común que de diferente entre ambos sectores, como que varias décadas después se volvieron a juntar. El historiador francés Axel Ranque ha investigado el asunto.1

El PC ya había tenido varias divisiones a lo largo de su historia antes de su división de 1964. La vieja guardia encarcelada chocó más de una vez con la gente más joven. Jorge Del Prado fue prácticamente expulsado por el Comité Regional de Lima, dirigido en parte por Isaac Humala (abogado de sindicatos que rochosamente se voltearía y se convertiría en abogado de la patronal), y se tuvo que establecer en su natal Arequipa. Igualmente, gente como Javier Heraud, Guillermo Lobatón o Héctor Béjar se alejaron del PC antes de la ruptura chino-soviética.

Como diría Mao Tse Tung, las condiciones externas (ruptura chino-soviética) actuaron a través de las internas (contradicciones internas del PC).

2. Se exagera las divisiones en los PCs en el mundo (y no es casual que quien lo haga sea un ex-izquierdista anti-PC derechizado). En realidad, y veamos la evidencia, el Perú fue uno de los pocos países en que el maoísmo tuvo alguna importancia, con Colombia más. En ningún país de América Latina, por ejemplo, hubo una gran división como en el Perú. Menos en Europa en que los PCs eran algo menos seguidistas que en el Perú. El Perú presenta la singularidad histórica de ser el país en que el maoísmo ha tenido una gran influencia. A ver qué algún historiador la explique.

3. «Así, la causa última de la derrota del comunismo fue su incapacidad para mantenerse unido después de Stalin. Los rusos no toleraron la aparición de un nuevo disco solar en su horizonte.»

Nada que ver, pues. El «comunismo» cayó por sus contradicciones internas, señaladas pioneramente por Trotsky en «La revolución traicionada» (que Zapata como ex-trotskista no ignora), como posteriormente por diversos economistas que dieron base intelectual al neoliberalismo. No fue por la desunión internacional.2

China bajo Teng Hsiao Ping hizo algo más que una alianza con los EEUU; dio un viraje pro-capitalista. Esa fue la verdadera «división», el abandono del modelo «comunista» por uno autoritario con grandes inversiones extranjeras. La Unión Soviética no se vio debilitada para nada por este viraje chino. En los 80s su crisis, como la de los países de Europa Central y del Este, fue básicamente interna. Fue el reclamo de apertura política, el ya inocultable atraso económico, los conflictos étnicos y nacionales reprimidos hasta entonces. Motivo de un análisis aparte.

La división de la izquierda peruana, en cambio, sí tuvo y tiene un efecto devastador y sí contribuyó a la instauración del neoliberalismo en el Perú. «Divide y vencerás» es desde siempre la regla de oro de la dominación. Así fue como Pizarro se impuso. Para el opresor es crucial meter cizaña y exacerbar la división de las fuerzas contestatarias.

  1. Ver el artículo de Axel Ranque afortunadamente en línea (en francés), aquí.

    A partir de la polémica ideológica chino-soviética los de la «vieja guardia» del PCP pasan a ser «los revisionistas criollos». Se usa la ruptura internacional para legitimar una diferenciación interna.

    Y este artículo y este comentario del sociólogo Ricardo Caro []

  2. * A pesar de las agrias discrepancias, la Unión Soviética y China se unieron para apoyar a Vietnam en su lucha contra los EEUU a finales de los 60s. Le impusieron una gran derrota a los EEUU. En cambio, en América Latina, China aún bajo Mao fue uno de los primeros países en reconocer al gobierno de Pinochet en 1973 (e incluso habría apoyado a Chile en caso de guerra con el Perú en 1975). Si la Unión Soviética apoyaba a la Argentina videlista, China apoyaba al Chile pinochetista. []
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Por - Publicado el 30-12-2013

SanMartinBolivarBolívar no entró en vainas. Tuvo claro que tenía que derrotar al realismo afincado en Lima. Luchó frontalmente contra los realistas y los derrotó en varias batallas.

San Martín, en cambio, entendió que Lima era un bastión realista, que no estaba por la causa patriota. Por eso propuso que la entidad gobernada por Lima fuera una monarquía. El antirealista San Martín era un «realista» político. ¿Pero cuán realista era un Perú monárquico e independiente a la vez? No suena a que esta estrategia continuista resolviera la cuadratura del círculo de lograr un cambio que la élite limeña no quería, a diferencia de la élite caraqueña o porteña argentina.

En 2006 Humala (y Chávez) siguieron la estrategia de Bolívar. Se fueron con todo contra el poder afincado en Lima. Fue una lucha frontal. No les funcionó. En tiempos de Bolívar no había una embajada de los EEUU que manejara los recursos y la red local que hoy maneja.

En 2011 Humala (¿y Castro?) parece que siguieron la estrategia de San Martín1. Entendieron o creyeron que no había condiciones para derrotar frontalmente al bastión oligárquico limeño más la embajada. En forma «realista» cedieron y dejaron que el Perú siga políticas continuistas, gobernado por un monarca fáctico oligárquico, acaso con la esperanza de hacer cambios pequeños y clave ahora y que con el tiempo las cartas se barajen de nuevo, venga una mejor mano y se puedan hacer cambios mayores. La vieja estrategia de ceder espacio para ganar tiempo.

El problema es que tanto la oligarquía como la embajada desconfían de Humala. Por un relanzamiento de Petroperú se imaginan un autogolpe de estado. Cualquier pequeña desviación de su libreto es una fisura en su férreo sistema de gobierno. Cualquier cambio clave en el aparato estatal es causal de guerra total. El espacio cedido es insuficiente y no hay nada de tiempo a cambio. Ahora se habla abiertamente de golpe de estado, pero impulsado por la ultraderecha. ¿Quién vencerá a quién?

Todas estas estrategias se basan en el juego de cintura, en la política en la alturas y no en la movilización ciudadana. El destino del Perú no debería estar a cargo de ningún Bolívar, San Martín, Chávez, Castro ni la embajada de los Estados Unidos, sino a cargo de la propia ciudadanía peruana. Se sigue bajo la concepción velasquista de hacer cambios desde arriba para los de abajo, que ya demostró su fracaso. Concepción que por supuesto continúa el manejo oligárquico y vertical del país y empata perfectamente con el control tecnocrático de éste desde algunas embajadas y agencias multilaterales. Paradójicamente el manejo desde arriba no es lo que se ve en Venezuela, Bolivia o Ecuador, donde la movilización popular es indispensable para la gobernabilidad con cambios sociales. En el Perú tenemos una seguidilla de gobiernos pseudo-benefactores, no de gobiernos de arraigo popular. A diferencia de los intentos de golpe en Venezuela, Bolivia y Ecuador, la gente no va a sentir que tenga nada que defender si hay alguna intentona contra el gobierno de Humala. Para lo que está haciendo, la oligarquía no lo necesita. Y el pueblo tampoco.

[Esta es una versión corregida de este post aparecido en el muro Facebook del Gran Combo Club. Imagen tomada de aquí.]

  1. Ver La hipótesis de la derechización táctica de Humala []
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