Por - Publicado el 17-07-2019

Breve reflexión sobre la homofobia, la discriminación de género y el rol de Sunedu

Colaboración

[Hemos recibido la presente colaboración. Es una voz que merece ser escuchada.]

Hace cinco años, decidimos crear la Superintendencia Nacional de Educación Superior Universitaria (Sunedu) para reformar un sistema universitario peruano que se encontraba en una situación preocupante de informalidad y baja calidad – características principales de las “universidades chifa”; queríamos reformar un sistema que no aún no puede garantizar niveles adecuados de acceso a la educación superior y que promueve la privatización y elitización de la universidad. Sin embargo, en el camino nos topamos con “nuevos” problemas y caímos en la cuenta de que la universidad no es un espacio seguro, pues salieron a la luz casos en los que docentes, alumnos, y/o cualquier otro miembro de la comunidad universitaria, habían acosado y hostigado alumnas, compañeros, maestras, etc. Además, “descubrimos”, también, que la comunidad universitaria es diversa, pero en su diversidad no se reconoce a los, las y les alumnes de la comunidad LTGBIQ+ y, al negar su existencia, la universidad pasa a formar parte y reproduce un sistema que violenta, oprime y sanciona a personas por su derecho a expresar libre y abiertamente su identidad.

Ante esto, dedicaremos las próximas líneas a los siguientes dos argumentos: (i) el sistema universitario peruano reproduce condiciones de acoso, hostigamiento y agresión para las mujeres y la comunidad LGTBIQ+, especialmente las universidades “evangelizadas”[1]; y (ii) la Sunedu, a través de las Condiciones Básicas de Calidad (CBC), solo contempla la nivelación de condiciones materiales y de investigación entre las universidades, esto en consonancia con la lógica capitalista y neoliberal que subsume internacionalmente a la universidad como institución, lo que (in)directamente termina por reproducir estas condiciones aquí denunciadas.

Espada habéis temido, y espada traeré sobre vosotros

Consideramos que es preciso comenzar reconociendo que un craso y muy común error que se comete al analizar el “neo”consevadurismo en el Perú es considerar que estos grupos actúan solo en contraposición y como reacción a los movimientos progresistas; por ejemplo, de ahí la trillada y errada frase de que no eran antiaborto o no estaban en contra de la “ideología de género”, sino hasta que el debate irrumpió en Latinoamérica. Así, es preciso reconocer que la irrupción de estos grupos en la educación peruana, básica, secundaria, técnica y/o superior, como la de ConMisHijosNoTeMetas, no es reciente, sino data de una serie de proyectos confesionales de inicios y mediados de S.XX, los cuales, a pesar de las diferencias, la descentralización y la tendencia a la proliferación, tienen como discurso y arquetipo común “la defensa de la familia cristiana”, lo que se traduce en la idea biologizante y bipartita de que solo existe hombre/papá-mujer/mamá cristianos como sostén y fundamento de la sociedad. Teniendo en cuenta esto, prosigamos con un breve recuento de la institucionalización de la homofobia y discriminación hacia la comunidad LGTBIQ+ en la universidad peruana.

Como primer caso, tenemos al rector de la Universidad Católica San José, exFacultad de Teología Pontificia y Civil, el P. Carlos Rosell de Almeida, quien en una serie de videos institucionales de la UCSJ expresa abiertamente que la “ideología de género” es “la peor de todas las ideologías”, incluso por encima de otras tales como el nazismo (Video Ideología de Género – Cap.1: ¿Qué es una ideología?) –cabe agregar que he descargado todos los videos en caso de que los borren de su canal en Youtube.

Además, afirma en el Cap.3 y Cap.4 que la “ideología de género” sería un “Conjunto de ideas donde se afirma que se puede escoger el género independientemente del sexo biológico”, la cual “atenta contra la persona humana” y estaría basada en cuatro principios i) ruptura entre sexo biológico y género, ii) libertad absoluta para elegir el género, iii) validez de todo tipo de relaciones sexuales, iv) ataque contra la diferenciación sexual. Además, esta debe contrarrestarse mediante “acompañamiento a personas con desorientación sexual”, siendo estas “homosexuales y bisexuales”. No olvidemos que el rector de la Universidad Católica San José ha despotricado en contra de la reivindicación de género en cuanta ocasión ha podido. Por ejemplo, para el año 2017, se pronunciaba de la siguiente manera:

«Cuánto daño está causando la ideología de género, que promueve lo antinatural, lo anormal, lo irracional, destruyendo así a la persona humana, al matrimonio y a la familia.”

Como segundo caso, tenemos a la Universidad Peruana Unión, universidad licenciada por Sunedu que cumple 100 años de vida institucional este 2019. Como decía líneas arriba, la irrupción del adventismo y otras confesiones en la educación no es reciente y la UPeU es prueba de ello. Comenzó en 1919 como un Instituto Industrial en Miraflores, luego en 1946 pasó a ser Colegio y consiguió el título de universidad en 1983 bajo la denominación de Universidad Unión Incaica – el nombre alude a la visión arcaizante de inicios del s. XX que tenían personalidades adventistas como Manuel Zúñiga Camacho y Fernando A. Stahl[2].

En el Reglamento del Estudiante Unionista, aprobado por la Resolución N°2268-2016/UPeU-CU del 24-11-16, es decir, ya con Sunedu en dos años de funcionamiento, se dictaminan los siguientes artículos. (También prohíben los memes y las sesiones de espiritismo, magia y ocultismo).

Artículo 46.22: Insinuar o inducir o publicar la práctica de sexo libre o la liberalidad en las relaciones sexuales contrario a los principios y valores de la UPeU.

Artículo 47.8: Manifestar conductas antifemeninas o antimasculinas […], para obligar o inducir a mantener una relación sentimental y otras conductas análogas en el contexto de una preexistente o finalizada.

Artículo 46.3: Usar ropas, reiteradamente, que mantenga descubiertas partes del cuerpo inapropiadamente, tales como: ropas transparentes, escotes pronunciados, minipolos, “bodys”, minifaldas, “hotpants”, “putishort” y pantalones ceñidos.

Sobre el primero, independientemente de lo que se entienda por “sexo libre” o “liberalidad en las relaciones sexuales”, estas dos frases hay que interpretarlas en el marco de lo “contrario a los principios y valores de la UPeU”. Es decir, los estudiantes LGTBIQ+, además de enfrentarse día a día a una institución que reprime su identidad, serán castigados por el hecho de ser con 36 horas de trabajo formativo (pp. 36-37); y, sobre el segundo, en caso un estudiante manifieste conductas “antifemeninas o antimasculinas”, será suspendido hasta dos semestres académicos (cometer plagio amerita menor castigo para la UPeU). Por último, el tercer artículo, aunque más general para la discusión de este artículo, nos recuerda que la represión y el rechazo no se limitan al acto sexual, sino a la identidad en sí, siendo esta construida también a través de la vestimenta. Cabe agregar que disposiciones como esta no son única de la UPeU, y, por el contrario, son más comunes de lo que podríamos imaginar. Por ejemplo, en los últimos dos años, la Universidad Tecnológica de los Andes y la Universidad Nacional Amazónica han sido cuestionadas e investigadas por Sunedu, debido a la prohibición de ingreso a sus estudiantes por motivos de vestimenta. Estos decretos afectan derechos fundamentales como la no discriminación, la libre circulación, y contravienen al artículo 100.9 de la Ley Universitaria.

100.9 Ingresar libremente a las instalaciones universitarias y a las actividades académicas y de investigación programadas.

Regresando a la UPeU, se encuentra la maestría en “Ciencias de la familia” con mención en terapia familiar. Este programa tiene un corte mucho más “profesional”, ya que es dirigido a psicólogos, trabajadores sociales, médicos (también a ministros religiosos) y mantiene estar “enfocado en el desarrollo de competencias terapéuticas sistémicas con alto nivel académico y profesional”; destacan en el plan de estudios el curso obligatorio de “Fundamentos Teológicos, Éticos y Culturales de la Vida Familiar”

Por otro lado, la Católica Santo Toribio de Mogrovejo (USAT) tiene su propia versión en la “Maestría en Persona, matrimonio y familia”, creada en colaboración con la “Comisión de Familia y Defensa de la Vida” y presentada de este modo:

“la familia (…) es la revelación al hombre de la identidad del hombre.(…) El Estado, como ocurre en la mayoría de países, tiene la labor de proteger y resguardar a la familia como la base de la sociedad dándole una protección especial; sin embargo, hoy en día podemos apreciar cómo el debate sobre la trascendencia de la familia y el matrimonio ha ido aumentando en razón de políticas públicas y nuevos discursos que no hacen sino atentar contra éstas instituciones, poniendo en riesgo no solo su status jurídico, sino la misma esencia de la persona. Intentando contribuir a la institucionalidad de la familia, lanzamos como universidad una Maestría con enfoque interdisciplinario a nivel del Perú y de Latinoamérica”

Este programa es incluso más explícito en su retórica sobre la supuesta crisis en la institucionalidad de la familia en la actualidad, y en su misión activista defensora. Asimismo, el énfasis en el perfil del egresado se basa más en la intervención social (proyectos sociales, políticas públicas, investigación) que los ejemplos anteriores. Tal como las otras maestrías, también utiliza conceptos antropológicos, psicológicos, etc., que entremezcla con cursos tales como “Teología del cuerpo y de la familia” y “Moral matrimonial”.

Para finalizar, tenemos a la Universidad de Piura, la cual posee un instituto especializado llamado Ciencias para la familia, con programas de cursos de extensión, e incluso una maestría en “matrimonio y familia”, aprobada por Sunedu, la cual presenta a la familia como una institución en crisis:

“La familia no solo es la célula básica de la sociedad, sino la escuela de humanidad más importante, la fuente y origen del amor incondicional. (…) Sin embargo, muchas de las actuales fuerzas sociales, económicas y culturales vienen debilitando un adecuado entendimiento de su valor y fundamentos.”

Las principales salidas profesionales que mencionan son la investigación en ciencias de la familia, la docencia, el diseño de políticas familiares y la formulación de proyectos sociales; un perfil sumamente académico y orientado al activismo. Su currículo cuenta con cursos tales como “Biomedicina de la sexualidad conyugal y de la concepción” o “Antropología de la persona y la condición sexuada”, entre otros; además, utilizan lenguaje antropológico, psicológicos, biomédico, etc. dentro de su plan de estudios. Asimismo, esta universidad es mucho más “recatada” que las dos previamente discutidas, en su Reglamento de Medidas Disciplinarias para Alumnos no contempla casos como la UPeU ni tampoco tiene un espacio en las redes sociales para proferir discursos de odio.

Algunas ideas finales

Como hemos visto, estos programas sirven así un doble propósito: por un lado, se forman activistas/investigadores abnegados a una agenda religiosa y, por otro, el ámbito académico en el que operan funciona como una forma de validar socialmente estas visiones. Así, la academia como la legitimadora social de valores puede prestarse claramente como una herramienta en una “guerra cultural”, un contexto en el que el Perú claramente se encuentra sumergido.

De esta manera, la reforma universitaria y las CBC no pueden solo basarse en tratar de nivelar el sistema universitario peruano y denegar el funcionamiento de las universidades que incumplan o no alcancen dicho piso común. La Sunedu (conjunto con Minedu), no puede declararse en contra de violencia de género al aprobar disposiciones tales como la Resolución Ministerial N° 380-2018-MINEDU, la cual establece los lineamientos obligatorios para la atención de quejas por hostigamiento sexual, pero, al mismo tiempo, no hacer nada en contra de la homofobia institucionalizada en la universidad peruana y aprobar la creación de maestrías que atentan contra el derecho humano básico a no ser discriminado. La autonomía universitaria no puede ser utilizada para seguir reproduciendo discursos de odio.

No basta con Resoluciones y defensores universitarios, la reforma universitaria debe buscar también la eliminación de toda forma de opresión y discriminación en la universidad; caso contrario, la tan ansiada “educación de calidad”, no es, sino homofóbica. Es necesario un compromiso cabal con una cultura de igualdad y respeto a las diferencias en todo el sistema universitario peruano.

Links de referencia:

https://larepublica.pe/sociedad/1260224-madre-dios-sunedu-pronuncia-prohibicion-prendas-provocaticas-universidad

https://www.upeu.edu.pe/archivos/reglamento_estudiante_unionista.pdf

https://manoalzada.pe/feminismos/abancay-universidad-tecnologica-de-los-andes-discrimina-a-estudiantes-por-vestimenta

http://cybertesis.unmsm.edu.pe/bitstream/handle/cybertesis/3113/Nu%C3%B1ez_nh.pdf?sequence=1

https://www.upeu.edu.pe/archivos/planes-posgrado/Maestria-ciencias-de-familia-mencion-terapia-familiar.pdf

http://www.usat.edu.pe/posgrado/mpmf_chiclayo/

http://www.usat.edu.pe/posgrado/mpmf_chiclayo/

http://udep.edu.pe/icf/

http://udep.edu.pe/posgrado/lista/?t=posgrados

http://udep.edu.pe/icf/mmf/

[1] Entiendo por universidad “evangelizada” a toda universidad nacional cuyo rector, personal administrativo, docente, o cualquier puesto con la suficiente capacidad, promueve o dictamina reglamentos y conductas afines al conservadurismo católico, adventista y/o de otras confesiones.

[2] Para mayor información, recomiendo la siguiente tesis.
http://cybertesis.unmsm.edu.pe/bitstream/handle/cybertesis/3113/Nu%C3%B1ez_nh.pdf?sequence=1

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