Por - Publicado el 04-04-2016
«La historia no se repite; rima»
Mark Twain

Verónika Mendoza pasaría a la segunda vuelta.1

1. Si es así, ¿podría ganarle a Keiko Fujimori?
2. Y si es así, ¿cómo sería su gobierno?
3. Y si es así, ¿cuán deseable sería desde un punto de vista contestatario que Mendoza gane la segunda vuelta y gobierne?

1. Viendo lo ocurrido en las elecciones del 2011, y luego en su rol opositor desde entonces, en que logró formar una alianza para quitarle al humalismo la directiva del congreso, está claro que el fujimorismo tuvo y tiene una mayor capacidad de formar amplias alianzas. Humala en la segunda vuelta de 2011 sólo pudo conseguir el apoyo de un todavía alguien Toledo, a nivel partidario. La mayoría de partidos apoyó a Fujimori. El apoyo importante de Humala fue el de Vargas Llosa, que lo potabilizó con la clase media limeña, sacrificando en algo el voto del Perú no limeño, como vimos en este post.

En una segunda vuelta, no está en duda que Mendoza, en su afán de ganar, tendría que anunciar una suerte de Hoja de Ruta.

Lo que estaría por verse son los términos de la misma. Para comenzar tendría que recurrir al apoyo partidario de Acción Popular, sucedáneo del toledismo (a su vez sucedáneo de Acción Popular), partido con el cual ya existe una alianza en el congreso. A esto se sumaría el apoyo del humalismo, definitivamente interesado en que no gane el fujimorismo, acaso un apoyo gubernamental sin influencia electoral.

Eso no le sería suficiente a Mendoza. La derecha apretaría sus tenazas sobre ella, acusándola por un lado de terruco-chavista y por el otro de corrupta-lavadora de dinero chavista. Ante eso, Mendoza necesitaría algo similar a lo que necesitó Humala en 2011. ¿Aceptaría Vargas Llosa apoyar a Mendoza? Pues, depende de las condiciones. A Vargas Llosa no le interesa que gane el fujimorismo, pero no otorgará su acreditación de aceptable a Mendoza, si no tiene las garantías de que Mendoza no va a hacer chavismo. Y para tener esas garantías pedirá cosas muy concretas, comenzando por la política económica. Lo primero que pedirá será la cabeza de Dancourt y su gente. Si no le dan eso, Vargas Llosa verá la elección entre Mendoza y Fujimori como elegir entre el cáncer y el sida y no se quemará a apoyar nada. Es decir, para ganar las elecciones, Mendoza tendría que repetir lo que hizo Humala en 2011 (una volteada temprana, que por cierto, fue aprobada y apoyada por Mendoza).

Desde luego que la cúpula del Frente Amplio podría no aceptar estos términos. Al fin y al cabo, ya no se trata de izquierdistas empotrados en el humalismo, sino de izquierdistas que dirigen su propio frente. Deberían obtener algo más de lo que obtuvieron como aliados de Humala. Ellos podrían contraproponer que su gente se quede, pero que lleve a cabo políticas neoliberales. Al fin y al cabo, varios de los de su equipo ya lo han hecho, Dancourt en el toledismo a comienzos de los 2000 (y en el 2011 Dancourt fue economista del equipo de Toledo y sólo en la segunda vuelta se incorporó al equipo de Humala) o Campodónico, que fue el economista de Castañeda o Francke, quien fue alto cargo en el fujimorismo. Total, más importante, para ellos, es su gente que las políticas. Quedaría por ver si Vargas Llosa aceptaría esos términos. Probablemente no. También es cierto que Vargas Llosa tiene menos influencia a nivel social que antes, pero también conserva alguna influencia clave en el sector caviar, centrista, macartista de la clase media y alta limeña. Y también es cierto que a nivel de equipos técnicos hay una mayor diversificación. Para hacer neoliberalismo, no es necesario gente de apellido Berckemeyer, Miró Quesada o Garrido, pues hay gente de apellido Carranza, Castilla o Segura.

Pero aquí también hay que considerar que quien manda no es precisamente Vargas Llosa, sino directamente el Departamento de Estado. Los Wikileaks sugieren que ni bien Mendoza pase a la segunda vuelta, tendría su reunión con la gente de la embajada de los EEUU (si no la ha tenido ya), que querría despejar dudas sobre lo que implicaría un gobierno de Mendoza.2 Ahí vendrían las verdaderas negociaciones y Mendoza tendría que dar garantías muy concretas, acotando su programa. Mendoza podría insistir en que Conga y Tía María no van (con lo de Espinar más). Al fin y al cabo, se puede hacer neoliberalismo sin Conga y sin Tía María. Pero, ¿por qué la embajada atracaría algo así, si puede sacar más en términos netos auspiciando a Fujimori? Como en los noventas, este también es un tema de lucha de tendencias en el seno de las agencias de los EEUU. Algunas están más interesadas en soluciones militares y prohibicionistas al narcotráfico y en los intereses mega empresariales; otras agencias inciden más sobre los formalismos democráticos. Suelen ganar las primeras, si la hacen bien, como cuando apañaron a Fujimori a comienzos de los noventas, pero si hacen mucho escándalo, acaban por ganar las segundas, como cuando hicieron caer a Fujimori a fines del los noventas y el 2000. A ver cuál gana esta vez.

2. El humalismo ha demostrado que una hoja de ruta es una total concesión al neoliberalismo, pero que aún así la derecha oligárquica ataca y demuele con todo. No por concederles algo, o todo, dejan de sentirse que están ante un gobierno comunista (ver el reciente artículo del numerario del Opus Dei y ex mano derecha de Pedro Beltrán, Arturo Salazar Larraín, quien asegura que el gobierno de Humala es un «segundo socialismo castrense»).

Ninguna hoja de ruta que conceda Mendoza evitaría la total y diaria demolición de El Comercio, P21, Correo y sus canales de television. Le caerían con todo y más fuerte que a Humala, Heredia y Villarán juntas. En el Frente Amplio, ya podrían preguntarse cuál es su incentivo para dar concesiones, aparte de ganar, si igual los van a demoler. Ante eso, tal vez sería mejor no dar concesiones y chocar con los poderes fácticos en serio, arrebatándoles al menos parte del poder. Así valdría la pena que se quejen igual, pues se redistribuiría en alguito el poder.

Esta situación colocaría a un posible gobierno de Mendoza en una situación similar a la del gobierno Humala: cercado por todos lados, en jaque permanente, llevando a cabo las políticas que vegetativamente van siendo diseñadas para la región desde las multilaterales, atacado por la derecha oligárquica, en una situación de una izquierda organizativamente débil. Sería en buena cuenta una continuación del humalismo con otros personajes.

3. Definitivamente una cierta continuación del humalismo sería mejor, menos peor, desde un punto de vista contestatario que el regreso del fujimorismo, con Alberto Fujimori presenciando libre, entre vítores, la toma de mando de su hija. Sería menos peor como opción que gane la segunda vuelta y como gobierno.

En todo esto hay un tema de fondo. No se pueden hacer cambios sociales sin un apoyo mayoritario y una mayor organizacion del movimiento social. En América Latina los gobiernos de izquierda han necesitado de una sólida organización social para hacer cambios sociales venciendo la resistencia del poder fáctico, es decir, de la clase dominante oligárquica. En su defecto, han necesitado crear esta organización desde el poder, un empoderamiento de las clases trabajadoras. Pero en el Perú la oligarquía sabe muy bien de qué va todo esto, e históricamente ha bloqueado cualquier fortalecimiento social que eventualmente le fuera a arrebatar el poder. Nunca ha dejado que se le escape ninguna rendija que deje entrar la luz en su mundo oscurantista y retardatario.

En el Perú, el postfujimorismo está quedando como una etapa histórica en la cual el voto se va radicalizando y logra elegir gobiernos, pero éstos hacen más de lo mismo y más bien resulta siendo el fujimorismo el fortalecido. La oligarquía, particularmente con el humalismo, entró en una dinámica de microdemolición a cada paso que daba el gobierno, que no dejó que se haga ya no digamos un cambio grande, sino al menos un cambio pequeño que permita hacer eventualmente un cambio grande. Lo que sí es claro es que la demanda de cambios sociales sigue ahí, acumulándose, embalsándose para reventar furibundamente en algún momento.

  1. Este post salió ayer en FB, aquí. []
  2. Cuando este texto fue escrito, Mendoza ya había tenido su reunión con el embajador de los EEUU Brian Nichols, aquí. []
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Comentarios a este artículo

  1. pepe mejia c. dijo:

    Mañana domingo 10 de abril, se despejan las dudas, quien gana las elecciones presidenciales, en mi opinion debe ser Veronica, la unica que reinvindica politicas nacionalistas en salud, vivienda, educacion, luz, agua, gas, petroleo. Los demas estan a los intereses de las transnacionales.
    Los segundos pueden ser fujimori,Kunszki, se haran unas alianzas, solo para tumbarse a la izquierda.