Por - Publicado el 02-02-2014

El mundo ideal de los neoliberales es que no haya defensa del consumidor. Que las empresas hagan lo que quieren y que los consumidores no tengan con quién quejarse.

¿Cómo hacen para socavar la defensa del consumidor?

El primer mecanismo es infiltrarse en los organismos públicos de defensa del consumidor, sentar sus criterios y siempre optar por defender a los grandes intereses, que son los que mejor les pagan. En el Perú es muy evidente cómo funciona la cosa.

Pero el segundo es más ideológico y consiste en socavar la necesidad en sí de la defensa del consumidor. Primero, calificándola de «populista» o «paternalista»:

para hacer la concesión política, Indecopi entraría en una espiral cada vez más y más intervencionista. Y sería un intervencionismo con una tendencia natural al populismo: darle al consumidor lo que pide, sin importar que al final ello aleje los productos de su alcance y afecte la competencia en el mercado.

Así dice Bullard en Populismo para Pitucos.

Y segundo, descalificándola como algo frívolo, de los privilegiados.

Y basta revisar las propias estadísticas de Indecopi para ver que los bienes y servicios más quejados no son necesariamente los consumidos por los más pobres: servicios bancarios y financieros, transporte (no concentrado en combis asesinas sino en pasajes aéreos), electrodomésticos, seguros y similares. Incluso en segmentos más democráticamente representados como educación, los casos se concentran en colegios privados y no precisamente en los más baratos. En el puesto 10 de quejas atendidas recientemente aparece vestido y calzado (posiblemente de prendas compradas en boutiques de las amigas de la China Tudela). Más abajo aún, en el puesto 15, aparece, cerca de la cola, alimentos.

Y más aún, Bullard introduce términos como «pituquería»:

De lo que sí podemos hacer al Indecopi responsable es de impulsar una espiral de populismo con tendencia a la pituquería.

Que definitivamente no le va a gustar que sean usados contra él.

En primer lugar, la defensa del consumidor no es para nada populista. El consumidor requiere de una intervención pública que contrapese el gran poder de mercado y mediático de las grandes empresas. Es muy fácil de entender.

En segundo lugar, los servicios bancarios y financieros son usados por las grandes mayorías. No es sólo una cuestión de ricos, por favor.

Es un recurso argumentativo muy usual en la derecha contraponer al pobre con el más pobre. Si alguien recurre a un banco, ya es un pituco. El verdadero pobre es el que tiene la plata en el colchón. Y si uno se queja porque el banco abusa de uno con cobros por todos lados, uno ya es una «China Tudela». Y lo más alucinante es que quienes dicen estas cosas son los oligarcas y privilegiados de toda la vida, los más excluyentes del Perú. ¿Quién está más cerca de ser una China Tudela? ¿Alfredo Bullard o el peruano promedio que se queja porque los bancos le cobran comisiones indebidas?

Lo mismo ocurre con los abusos de las aerolíneas, como la monopólica LAN que hace lo que le da la gana. O los electrodomésticos. ¿Es que alguien ya es «pituco» por poder comprarse un electrodoméstico, digamos, una licuadora?

Y ni porque se trate de vestido y calzado el deshonesto Bullard acepta que se trate de reclamos sentidos de los consumidores de a pie. Tiene que venir a insinuar que son boutiques de la China Tudela. Le faltó nomás sugerir que en el rubro alimentos hay sólo restaurantes de lujo.

No hay que equivocarse. Por más que estemos ante un lenguaje agresivo y provocador, los argumentos neoliberales hacen agua por todos lados y sus partidarios saben muy bien que están a la defensiva. Se esmeran inútilmente en justificar lo injustificable con patéticos personajes que no convencen a nadie.

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Enlaces a este artículo

  1. Apogeo y decadencia del neoliberalismo en el Perú » Gran Combo Club
    24-03-2014 - 11:24

Comentarios a este artículo

  1. Arturo Zevallos dijo:

    Esto más la ayudita de la FCC a OSIPTEL (en pleno escándalo de espionaje en EUA) da varios indicios sobre como se han inutilizado a los organismos reguladores.

    Una pena que ese sector (telecomunicaciones) no sea ni mencionado por los pocos bastiones de izquierda que quedan, que en la otra parte también evaden parte del problema.

  2. Yagyu Retsudo dijo:

    Es cierto. Las comisiones bancarias en el Perú, así como las tasas, son desmedidamente altas. Vivo ahora mismo en España, y el interés medio de tarjeta de crédito, cuando se saca dinero al contado, es de 3%. En el Perú está alrededor de 20%.

  3. Mario Augusto Puga Valera dijo:

    Es interesante notar que ese razonamiento contra la defensa del consumidor se encuentre arraigado en la «cultura combi» o la mentalidad del «bully», del bravucón.
    Bajo esta mentalidad, los derechos que protejen a las personas y las defensas contra el abuso son «mariconerías», cosas de «quejones» y «llorones». La actitud correcta sería ser «hombre», aceptar el abuso como parte necesaria para formarse bien. En una combi no reclamas ni exiges trato justo, solo aceptas ser un «subordinado» extremo. Esa clase de mentalidad es la que se quiere imponer entre los negocios y el estado.
    Curioso que gente con pensamiento tan retrógrado y antisocial se crea paragón de la modernidad y el capitalismo primermundista, ¿cierto?