Por - Publicado el 14-04-2013

Supongamos por un momento que la derechización de Humala viene con sorpresa y que ésta tiene algo de táctico, es decir, que conserva alguito de su pensamiento primigenio. Démosle una oportunidad a esta lógica, que podría ser la que siguen algunas personas de identidad izquierdista que todavía lo apoyan (las que creen que Humala es una suerte de Lenin aplicando la NEP, o aceptando la paz de Brest-Litovsk, dando un paso atrás para dar dos adelante). Viaja a Cuba, elogia a Chávez, apoya Petroperú, etc. Según esto Humala habría sacrificado su prometida agenda anti-extractiva (a la Lula y Mujica, pero también a la Chávez, Correa y Morales, a la TIPNIS), pero habría conservado su lógica de “compensación social”, asociada desde luego a la crucial “reelección” de Nadine Heredia, que sería un rasgo que lo emparentaría con el “chavismo” latinoamericano. Es decir, se derechiza como Lula y Mujica, porque busca reelegirse como Chávez, Correa y Morales. Acaso esta lógica se complemente con la esperanza de que un segundo gobierno humalista sí atienda las demandas sociales postergadas. Humala instrumentalizaría su gobierno de “izquierda buena” porque luego habría una siguiente etapa de “izquierda mala” (según la clasificación del mexicano Jorge Castañeda).

El problema de esta lógica está en su credibilidad y en su viabilidad. Es difícil creerle algo a Humala, pero también hay que ver cuáles son sus incentivos y posibilidades. Nadine Heredia no está lista para prescindir del apoyo vargasllosista y, por lo tanto, toledista como de la izquierda oenegista. Y eso sólo se logra, por un lado, con Humala derechizándose, y, por el otro, con el escenario acaparado por algo peor que Nadine Heredia, como Fujimori o tal vez García.

Nadine no puede hacer la izquierdización de Chávez, Correa o Morales sin un apoyo tipo Chávez, Correa o Morales. Eso implica ganar en primera vuelta, y por lo tanto, sin compromisos que la derechicen (seguimos bajo el supuesto de un humalismo derechizado sólo por táctica) ¿Puede hacerla? Veamos. Heredia podría llegar a captar un 30 ó 35% del voto en primera vuelta, pero ir más allá requiere disputarle la base social al fujimorismo y al toledismo. Heredia tendría que desmantelar el tejido social construido por el fujimorismo en los 90s, en forma similar a cómo el fujimorismo desmanteló el tejido social construido antes por Barrantes, en los 80s. De ahí que haya sido crucial quebrar el antiguo PRONAA y su cambio por Qali Warma, y de ahí también la resistencia fujimorista a ese cambio en medios como Expreso, P21, El Comercio, Correo, etc. Nadine Heredia necesita ser ella, y no Keiko, la benefactora que dé el combo. La gente tiene que abandonar el mito de un Inkarri fujimorista retornando a gobernar y cambiarlo por el mito de una dadivosa Nadine-Evita-Cristina. Sólo de esta manera Heredia podría conseguir el 15% que le falta a su 35% esperado, que afanosamente viene monitoreando con la ayuda de la encuestadora Giovanna Peñaflor. Tiene que cargar harto niño, salir en harta foto y usar harto traje típico todavía.

El asunto es que tener algo que repartir es una condición necesaria, pero no suficiente. El voto contestatario en el Perú es una realidad, por lo que el humalismo necesita también canibalizarlo. Hasta el momento la apuesta, más nadinista que humalista, ha sido dar por sentado que al voto contestatario no le quede otra que apoyar a Humala (De ahí ha venido el 30% conseguido hasta ahora en las primeras vueltas de 2006 y 2011). No queda claro que esta lógica sirva después del desacato de sus promesas electorales. Al estilo Perón-Evita, el humalismo apostaría a una silenciosa demolición social de las izquierdas y de las derechas. Supuestamente este sería el camino para en una segunda etapa hacer un viraje de timón a la izquierda.

La otra posibilidad para Humala-Heredia es que no le funcione la estrategia izquierdista-primeravueltista y se resigne a una estrategia de negociación con algún sector derechista moderado, como el vargasllosista-toledista (últimamente llamado paniagüista) y continúe con su llamada “hoja de ruta” a ninguna parte. Es decir, si Heredia la hace en primera vuelta, se convierte en Chávez, y si no la hace, sigue siendo Lula. Todo sería cuestión de cuánto apoyo pueda tener.

Pero claro, eso depende también de qué alternativas tenga el sector “paniagüista”. Si el adversario es Fujimori, el escenario sería similar al del 2011: “todos con Humala”. Pero si el adversario es García o PPK, el escenario podría ser más similar al del 2006: “todos contra Humala”. La estrategia humalista de encabezar la “coalición paniagüista” pasaría entonces por mantener viva la amenaza de un retorno de Fujimori.

En cualquier escenario, primera o segundavueltista, en el supuesto de un humalismo derechizado en forma meramente táctica no hay una representación política consecuente del voto contestatario, que busca un cambio social y que no se va a someter a las posibilidades electorales del humalismo. Es un sistema taponado, sujeto a cubileteos políticos que hasta el momento sólo han servido para hacer continuismo económico del sistema montado por el fujimorismo. El movimiento social sigue al alza, pero sin representación política, por lo que en el país hay condiciones para un outsider contestatario. Que estas condiciones sean aprovechadas por alguien, ya es harina de otro costal.

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  1. Programas sociales y aprobación presidencial » Gran Combo Club
    03-10-2013 - 14:59
  2. Bolívar, San Martín y el Perú de hoy » Gran Combo Club
    30-12-2013 - 20:38

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