Por - Publicado el 23-02-2012

1. La historia oficial
El discurso oficial, el que se escucha en los grandes medios de comunicación, tergiversa la historia del Perú, tanto reciente como más antigua. Presenta un mundo paradisiaco en que no había explotación, en que terratenientes y trabajadores agrícolas vivían en armonía. Y desde luego, la letanía es que ese mundo ideal se vino abajo por la reforma agraria de los militares en los setentas, que habrían sumido al país en una gran crisis de la cual éste sólo habría salido por las reformas fujimoristas de hace dos décadas. Así habría surgido un nuevo mundo armónico y agroexportador que hoy volvería a estar en peligro de destrucción por algún esfuerzo redistributivo o que simplemente limite el poder de los ya poderosos.
La tergiversación llega desde luego a la historia más antigua, en que la explotación, los abusos y la consecuente rebeldía que éstas generaban en los trabajadores agrícolas es borrada, minimizada, relativizada o presentada como perniciosa en la construcción de una identidad nacional. Se teme, y con razón, que la evidente indignación que este conocimiento genere sirva de fermento para nuevas rebeldías.

¿Exagero? Escuchemos lo que tiene que decir este terrateniente:

2. La arcadia prevelasquista1

La entrevista completa puede verse en este video y proviene de este post de agraria.pe.

Notemos:

a mí me sigue molestando que se satanice y se diga que era de explotadores abusivos. Yo el recuerdo que tengo es de una agricultura súper competitiva y un ambiente muy fraterno y cordial entre los trabajadores del campo y los empleadores,
(…)
sigue fastidiando cuando se dice tan libremente que la agricultura en aquel entonces era insostenible, una bomba de tiempo. Yo creo que fue una cosa política y de alguna manera se está repitiendo ahora en el tema de los límites a la propiedad, los transgénicos y la derogación del régimen laboral agrario. Estas son iniciativas de tipo político, y que intentan trabar este proceso que va bien. En ese entonces ocurrió algo parecido. Fernando Cillóniz, aquí

«No eran explotadores abusivos», «era un ambiente muy fraterno», «no era una bomba de tiempo», esto es lo que dice un terrateniente descendiente de los terratenientes de esas épocas.

3. La chacra de los Cillóniz
Esta página sobre la Hacienda San José nos cuenta lo siguiente:

Hoy, entre hileras de árboles añosos y de buganvillas, por un camino polvoriento, se llega al gran portón de lo que fuera en el siglo XVII refugio de la orden jesuítica hasta su expulsión del país en 1767. Las tierras, por mandato de la corona española, se otorgaron a los encomenderos. El primer propietario fue don Agustín Salazar y Muñatones, agraciado con el título de Conde de Montemar. Este buen señor dio realce a la agricultura. Legó la propiedad a su hija, casada con un Carrillo de Albornoz que tuvo un triste destino: fue asesinado en su misma hacienda durante la revuelta de los esclavos negros en plena guerra del Perú con Chile. La viuda traspasó la propiedad al gobierno y éste a su vez la cedió a unos vascos españoles recién llegados al Perú, Manuel y Manuela Cillóniz.

Estos y sus descendientes expandieron sus dominios. Y a la hacienda San José sumaron Viña Vieja, Pinta, Tejada y La Pampa. Los sembríos daban buenos frutos y las viejas casas se modernizaban acordes con los nuevos tiempos. Hasta que en los años sesenta la reforma agraria cercenó la tierra de los Cillóniz quienes, previsiblemente y con anterioridad habían logrado dividirla dentro de los cánones de la nueva ley.

Al partirse el condominio, el casco de la hacienda San José le toca a Augusto Cillóniz Garfias quien en 1948 se había casado con Angelita Benavides de la Quintana. El matrimonio tuvo once hijos (9 hombres y dos mujeres) pero se trunca con la temprana muerte de Augusto, quien fallece en 1968.

En medios como El Comercio, aquí, la memoria sobre esas épocas es la de los terratenientes:

Doña Ángela Benavides es recordada como la mujer que defendió ardorosamente su propiedad cuando el gobierno militar aplicó la Reforma Agraria. Habían pasado pocos meses de la muerte de su esposo y ella, con once hijos, resistió los embates legales y mantuvo la casona, más 110 de las tres mil hectáreas que tenía la hacienda.

Ángela Benavides de la Quintana es viuda de Augusto Cillóniz Garfias, aquí, dueños desde 1913 de la Hacienda San José en Chincha. La señora es hermana de Ismael Benavides de la Quintana, padre de Ismael Benavides Ferreyros, agroexportador, co-director del grupo Interbank, ex-ministro de pesquería y de economía, y hermana también de Alberto Benavides de la Quintana, empresario minero, ex-funcionario de la Cerro de Pasco Corporation, propietario de Minera Buenaventura y co-propietario de Minera Yanacocha. Los once hijos Cillóniz Benavides, Fernando, Aurelio, Teresa, Gonzalo y otros, de alguna u otra manera siguen dedicados a la agroexportación. El más provocador y lenguaraz de todos es definitivamente Fernando Cillóniz Benavides quien sale regularmente en los medios defendiendo las políticas pro-agroexportadoras, pro-empresariales y particularmente pro-megamineras.

Y sí, los terratientes tienen su propio discurso, pero, ¿qué es lo que dicen los trabajadores agrícolas descendientes de los trabajadores agrícolas de esas épocas?

4. Trabajando de 4am a 6pm por 14 soles al día
El especial de 2011 «Black in Latin America» conducido por el profesor Henry Louis Gates nos cuenta cómo los trabajadores agrícolas en Chincha ganan 14 soles al día por trabajar desde las 4am hasta las 6pm.

«Despues de la abolición de la esclavitud, no mucho cambió. Al igual que en los estados confederados de los EEUU después de la guerra civil, la mayoría de los esclavos se convirtió en trabajadores agrícolas en las mismas tierras que siempre trabajaron. Ciento cincuenta años todavía hay mucha gente viviendo en el mismo lugar y haciendo el mismo trabajo que sus ancestros esclavos hicieron».

Es interesante que este profesor afroamericano compara la situación de los trabajadores afrodescendientes peruanos con la de los afroamericanos de los estados confederados. En Abraham Lincoln y el liberalismo esclavista algo comenté sobre este paralelo.

5. Viviendo en toque de queda
En el filme de Alfredo Béjar «Imagining Mina» sobre la vida del más grande boxeador peruano, Mauro Mina, aparecen estas imágenes:

En las tan «armoniosas» haciendas se vivía una situación de toque de queda que se remontaba a la sublevación de los trabajadores afros de 1879. Los trabajadores se quedaban en la hacienda. No podían salir de ahí. Los hacendados, los Cillóniz, mantuvieron este toque de queda como hasta el año 1960.

Andrés «Cóndor» Mendoza, ver aquí. Su abuelo tuvo que pasar su luna de miel en el calabozo por no pedrirle permiso a los Cillóniz para celebrar su casamiento.
Imagen tomada de aquí.

6. No hay vida sin permiso del hacendado
[Las siguientes líneas las puedo escribir gracias a la generosidad de Mónica Carrillo y su señor padre Felipe Carrillo que me brindaron el privilegio y la confianza de compartir estos datos conmigo para que los comparta a su vez con los lectores.]
Felipe Carillo nos cuenta:

A inicios de los años 30 el abuelo del afamado futbolista «Cóndor Mendoza» se casó. En esa epoca existía la campana del silencio que se tocaba todos los dias a las 8 de la noche. Era el toque de queda que prohibía el tránsito y cualquier actividad sin permiso. Por este motivo era común que las personas se casen a mediodía para así tener la tarde para la fiesta. Pero pasada las 8 de la noche Félix Mendoza continuó con la fiesta, desafiando a los hacendados. La policía lo apresó y pasó toda la noche de luna de miel preso, mientras todos los familiares estaban en la casa.
Esto era ilegal, pero era una práctica que venia desde la esclavitud.

Se abolió la esclavitud, pero no tener que pedirle permiso al amo.

7. La abastecedora
Era una especie de tienda donde daban fiado-crédito por dos motivos, la falta de dinero efectivo y la distancia lejana para ir a hacer compras a la ciudad, a donde se tenían que movilizar en burro o caballo. «Este sistema generaba una dependencia ya que los trabajadores eran descontados directamente por las deudas que tenian con la abastecedora. Este sistema fortaleció el poder de la casa hacienda», dice Felipe Carrillo.

8. Escuela de hacienda
«Por ley toda hacienda o ranchería debía tener escuela hasta tercero de primaria – la escuela era manejada por ellos, ellos contraban a los profesores y enseñaban lo que les convenia que era finalmente hacer que la gente sea sumisa y seguir validando la explotación. Al tercero de primaria llegabas con once años, al menos sabías escribir tu nombre y firmar. Eso era lo mas importante porque así tenían mano de obra barata. Además era casi imposible que alguien vaya a la ciudad a seguir la primaria porque era muy caro movilizarse y además muy lejos. Se debía usar un burro o caballo, es decir todo el sistema funcionaba en favor de ellos», señala Felipe Carrillo,

9. Democracia de hacienda
Los mecanismos usados eran los mismos que en los sistemas asistencialistas. «En el año 1956 eran candidatos a la presidencia Manuel Prado y Hernando de Lavalle. Cillóniz llegó a El Carmen a una cantina a eso de las 8 de la noche. Compró trago y mandó a hacer escabeche tratando de convencer a la gente de que vote por Lavalle» , dice Felipe Carrillo.

10. La rebelión de 1879 en la tradición oral
Felipe Carrillo comenta que escuchó de la sublevación de 1879 en su niñez. Se reconocía la «exitosa manera en que los esclavos se organizaron». Sotomayor y Aranda en 1978 recogen testimonios sobre ese hecho, que quedó en la memoria colectiva de los afrodescendientes.

A continuación va un recuento de esa sublevación, tomando como fuente principal el trabajo de Carmen Sotomayor Roggero y Ramón Aranda de los Ríos. Ver también al respecto algo aquí, Wikipedia y aquí, Afroperuanos.

11. La gran propiedad: ¿y cómo lo hacen?
La hacienda San José perteneció a los jesuitas desde 1692 hasta 1767 en que la orden es expulsada del Perú. Sus trabajadores eran esclavos. Luego pasó a manos del Conde Montemar y Monteblanco, cuya familia la conservó hasta fines del siglo XIX. Esta familia extendió su propiedad, según refieren Sotomayor y Aranda

mediante la usurpación de tierras vecinas a la suya, recurriendo al empleo de mejoreros y al robo de cosechas de sus yanaconas.
(…)
Así mismo, los hacendados utilizaron bandas armadas [que] asaltaban las casas de los campesinos sustrayendo en estas acciones los títulos de propiedad. En otros casos, eran los mismos campesinos quienes, temerosos de los asaltos, ingenuamente se los daban a guardar a sus patrones; éstos les hacían firmar un recibo de contra-entrega que en realidad era un documento de compra-venta.

Otra modalidad fue la del endeudamiento: el campesino recibía artículos de los almacenes de la hacienda mediante la firma de facturas adulteradas que se convertían luego en elevadas sumas imposibles de cancelar ni con las propias cosechas; sólo les quedaba como única salida hipotecar sus tierras.

Posteriormente esta modalidad fue practicada por los bodegueros italianos.

Cuando se escucha hablar de los terratenientes «legítimos propietarios» de las tierras, ¿de qué legitimidad se está hablando?

12. La esclavitud que no acaba
La propiedad de los Montemar y Monteblanco era básicamente las haciendas San José y San Regis, que producía caña de azúcar y cultivos de panllevar, bajo relaciones fundamentalmente esclavistas, pero también serviles, recurriendo a yanaconas y mejoreros. Sotomayor y Aranda recuentan los «activos» de las haciendas de Chincha Baja.

  • Hoja Redonda: 50 criados que valen 14,570 pesos
  • Hacienda San José : 305 hombres que valen 32,099 pesos
  • 212 mujeres que valen 68,168 pesos
  • Hacienda San Regis: 264 hombres que valen 91,240 pesos
  • 189 mujeres que valen 56,518 pesos
  • Hacienda La Playa: 19 criados que valen 14,130 pesos

Los esclavos trabajaban en duras condiciones, bajo la vigilancia de los capataces siempre dispuestos a aplicarles látigo, grilletes, calabozo, o menos comida. Dormían en galpones antihigiénicos. Las condiciones de trabajo no cambiaron sustancialmente con la independencia ni con la libertad de los esclavos dada por Castilla. La esclavitud continuó en forma disfrazada. El estado peruano compensó a los terratenientes por la libertad de los esclavos, una forma de transferirles los recursos generados por la explotación del guano. Los terratenientes seguían teniendo mano de obra formalmente libre con una transferencia del estado más.

En 1876, la población de Chincha era 39% indios, 25% negros, 19% mestizos, 14% asiáticos y 4% blancos.

En la sublevación de 1879 participan casi sólo los trabajadores negros. No hay indicios de participación masiva de ningún otro grupo.


Trabajo de Carmela Sotomayor Roggero y Ramón Aranda de los Ríos, publicado 100 años después de la sublevación afro en Chincha.

13. «¡A matar hacendados! ¡Viva Piérola!»
La sublevación ocurre en diciembre de 1879 a meses de iniciada la guerra con Chile, cuando el Perú ya había perdido la guerra en el mar y en el sur, pero todavía no había presencia chilena en la zona (luego los terratenientes serían abiertamente colaboracionistas con el invasor). Los terratenientes eran partidarios del presidente Mariano Ignacio Prado. Al irse este señor del país, Nicolás de Piérola le da un golpe de estado. Al parecer los pierolistas habían hecho trabajo proselitista entre los campesinos negros, que se partidarizan con Piérola. Los trabajadores también estaban preocupados pues «los terratenientes habían dado muestras de regresar abiertamente a las antiguas usanzas de la esclavitud».

Sotomayor y Aranda lo cuentan así:

Nada hacía prever los acontecimientos. Los hacendados confiaban en la supuesta lealtad de «sus» negros, pero éstos ya tenían preparada la revuelta.

Alrededor de trescientos sublevados asaltaron el 23 de diciembre las tres haciendas más grandes del valle: San José, Hoja Redonda y Larán. Los rebeldes las atacaron teniendo cuidado de no participar en la hacienda que era su centro de trabajo; así, por ejemplo, los de Larán irían a San José, los de éstas a su vez observarían la misma regla.

Se trataba de una rebelión bien preparada. Los sublevados no atacarían su propia hacienda, sino la vecina para, posiblemente, evitar vérselas con un hacendado que individualmente podía tener un poder simbólico sobre ellos.

Los sublevados al grito de «¡A matar hacendados! ¡Viva Piérola!» toman y saquean Hoja Redonda y matan al administrador Claudio Iturralde.

14. «No somos de esta hacienda»
Sotomayor y Aranda:

otro grupo de sublevados llegó a San José. Su propietario, Julio Carrillo de Albornoz – Conde de Montemar y Monteblanco -, quedó sorprendido pero creyendo que se trataba de sus trabajadores no huyó: suponía contar con el respeto y hasta el cariño de «sus» negros: «fue prevenido de lo que sucedía pero confiado en las simpatías de que gozaba y en el gran cariño que le profesaban sus peones no trató de ocultarse.»

Lo anterior muestra el sentimiento paternalista de los terratenientes; por ello, cuando lo rodearon los sublevados, pidió a uno de ellos que lo protegiese pero el campesino negro le respondió «nosotros no somos de esta hacienda, somos de Hoja Redonda.»

Hasta hoy hay terratenientes que están creyendo que «sus» trabajadores los quieren mucho.

Hacienda San José, foto tomada de aquí.

<--Al hacendado lo matan en la escalera que se aprecia en la foto. Después de la toma y saqueo los sublevados se reagruparon y prepararon el ataque sobre Chincha Alta. 15. Emboscada en Chincha Alta y contraataque de las autoridades
Un comerciante italiano escapa de San José hacia Chincha Alta donde advierte de la sublevación. Autoridades y vecinos organizan la defensa, a la cual se suman los pierolistas, acusados después de haber instigado la revuelta. Se parapetan en los techos de las casas. Los dejarían entrar a la plaza de armas y allí los emboscarían. Cuando llegaron los rebeldes gritando «¡Abajo la argolla! ¡Mueran los ricos!» les dispararían matando a algunos y capturando a otros, que serían fusilados días después. Los rebeldes se retiran a los montes de San José.

En Pisco también esperarían a los rebeldes pero éstos no atacarían. Se enteran de lo ocurrido en Chincha Alta y se suman a la persecusión de los rebeldes.

Para entonces el prefecto de Ica había logrado movilizar a los militares, una centena de soldados, que marchan sobre los rebeldes y chocan con ellos en los cañaverales de San José. La superioridad militar de las autoridades era ya muy clara. Los rebeldes resisten por una hora, y mueren tres de ellos, sin saberse sus nombres, pero luego se baten en retirada. Desde entonces la organización de los rebeldes se destruye y se trata de una huída de grupos dispersos.

16. «¡Uuuu! Y mataron dos meses de negros. Negro que veían, negro muerto»
Testimonio oral de un campesino de la hacienda San José, recogido en 1978, tomado de
Sotomayor y Aranda, quienes nos cuentan:

la represión que se produjo fue atroz, sin contemplaciones. Las fuerzas del gobierno asolaron el valle; no importó si un negro hubiese o no participado en los sucesos para acabar con él. Inclusive exterminaron a todos los negros que permanecieron fieles a sus amos.

Hubo pocos prisioneros, pero entre ellos se señala a uno llamado Barahola, sindicado como uno de los líderes de la rebelión. Es llevado a Lima para ser juzgado.

Con la invasión chilena los terratenientes se alían al invasor, temerosos de nuevos levantamientos.

El escritor y hacendado azucarero Pedro Paz Soldán y Unanue, conocido también como Juan de Arona, en su libro de 1891 sobre la inmigración en el Perú, aquí califica a esta sublevación como

los levantamientos en masa sin causa justificada, de las plebes de Chincha en 1879, con el objeto de matar blancos y que ocasionaron la carnicería de los hacendados de Larán y San José.

Paz Soldán se referíría a «la torpe negrada» que en forma artera habría ultimado a hacendados tan buenos. Igualmente la prensa de la época condenaría una rebelión contra unos hacendados que tanto habían amado a «sus» negros.

17. «No eran explotadores».
Muchos discursos que se siguen escuchando en la actualidad no parecen distar mucho de lo que se manejaba en 1879. Casi siglo y medio después los terratenientes no parecen, al menos públicamente, haberse dado cuenta que los trabajadores no los querían. Siguen en una actitud negadora y negacionista, viniendo a decir que vivían en armonía con «sus» trabajadores y que a su vez sus padres vivían en armonía con los suyos. Parece que van camino a repetir los mismos errores de sus ancestros.

Acabo este post con este panalivio del gran Nicomedes Santa Cruz:

  1. Este es un concepto que procede de Sebastián Salazar Bondy, quien hablaba de «La Arcadia Colonial» en «Lima, La horrible». []
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Enlaces a este artículo

  1. 1924: la masacre de Parcona » Gran Combo Club
    04-04-2014 - 23:13
  2. 12 Things You Might Not Know About Peru | Xpatnation
    17-11-2015 - 12:11
  3. A must see South of Lima; El Carmen , its folklore and history – PeruStep1 Tours & Travel Advisor
    20-05-2018 - 2:17

Comentarios a este artículo

  1. Ricardo Alvarado dijo:

    GranComboClub – Chincha: terratenientes, trabajadores y la sublevación de 1879 http://t.co/nOwJjGuj

  2. Ricardo Alvarado dijo:

    GranComboClub – Chincha: terratenientes, trabajadores y la sublevación de 1879 http://t.co/nOwJjGuj

  3. Gran Combo Club dijo:

    GCC: Chincha: terratenientes, trabajadores y la sublevación de 1879 http://t.co/Kfyed3sn

  4. Gran Combo Club dijo:

    GCC: Chincha: terratenientes, trabajadores y la sublevación de 1879 http://t.co/Kfyed3sn

  5. Izquierda Perú dijo:

    Chincha: terratenientes, trabajadores y la sublevación de 1879: 1. La historia oficial El discurso oficial, el q… http://t.co/4WlYiScC

  6. Erich Luna dijo:

    Chincha: terratenientes, trabajadores y la sublevación de 1879 http://t.co/W5tcKeKK

  7. Julio Gómez dijo:

    Historia del Perú = "@rensilvio Chincha: terratenientes, trabajadores y la sublevación de 1879 http://t.co/JEWpWzSY

  8. Raul clemente AstoL dijo:

    Mis felicitaciones por este trabajo. Es un desenmascaramiento a estos terratenientes que despues de hacerse a los muertitos, reaparecen con fuerza pretendiendo retomar prerrogativas que el Estado peruano siempre les otorgo. Me gustaria conocer, como este sistema se expreso en la zona andina. Muchas gracias.

  9. Silvio Rendon dijo:

    Hola Raúl,
    Algo he escrito en estos post:
    http://grancomboclub.com/2008/10/1960s-el-per-feudal.html
    http://grancomboclub.com/2008/10/1960s-las-barreras-la-acumulacin-de.html
    y esto otro
    http://grancomboclub.com/2008/03/volver-al-peru-pre-velasquista.html
    En ellos hay además varios enlaces a otros posts
    Saludos,
    SR.

  10. JotaC dijo:

    Documentado post de GCC, sobre racismo en el Perú: Chincha: terratenientes, trabajadores y la sublevación de 1879 http://t.co/wQyTM6vQ

  11. Aysa Cordova dijo:

    Documentado post de GCC, sobre racismo en el Perú: Chincha: terratenientes, trabajadores y la sublevación de 1879 http://t.co/wQyTM6vQ

  12. Monica Carrillo dijo:

    Para quien recuerda la cancion de los Santa Cruz de la cual recuerdo algo de la letra: «El Negro Manuel Antonio, abandono la molienda, se fue pa la casa hacienda y ahora esta de mayordomo, usa sombrero y corbata que le regalo el patron, sueña que ya no es esclavo… »

    Esto refleja un mecanismo que el señor Cilloniz califica como fraterno: el sojuzgar y manipular a algunos miembros del grupo esclavizado, que bajo la humana condicion de tener una mejor vida dentro de un sistema violento y esclavista deben establecer relaciones «fraternas» como estrategia de resistencia.

    Esto por supuesto puede llevar a los esclavizados a ser ejecutores de las mas grandes atrocidades en nombre de sus amos ( podemos recordar la matanza entre los hutus y tutsis promovidos por los Belgas).

    Reflexione sobre esta perversa relacion , que finalmente era uno de los tantos mecanismos que tuvieron los esclavizados para no escupir en la cara o matar a quien violaba a sus hijas, a quien abusaba de las mujeres. La fraternidad hacia los esclavistas y sus descendientes nunca existio. Era una estrategia de resistencia y sobrevivencia porque finalmente 20 azotes; ser atado a «la escalera» (castigo tradicional en Chincha recogido por Jose Luciano», una penetracion forzada en un acto de violacion sexual; son experiencias peores que el dar de lactar a los hijos de los amos en desmedro del alimento de los propios hijos, o el abrir las piernas fingiendo placer y sumision.

    En mi poema Interseccional exploré estos sentimientos http://www.oruperu.com

    » ‘Tu eres la deidad, le digo’
    No se cuando deje de ser como mi madre
    una cosa que trajeron en el bodegon
    y me converti en humana,
    no recuerdo en que momento
    mi virginidad corrompida
    por esos dientes partidos
    atorados en su cara rosada
    se volvio en algo parecido al cariño,
    tampoco cuando me volvi calculadora
    y se me olvidaron las nauseas
    al ver a esa piel casposa
    y sin tonalidad alguna,
    encima de mis noches»

    Pues las diversas investigaciones describen ampliamente esta situacion : un expediente de 1792 narra la historia de Natividad, quien reclama la libertad por el utilizando como argumento judicial la violencia del amo y la promesa de libertad apor el concubinato (Rivoldi:2002) “… aunque no pocos días me resistí no condescender impureza tan detestable, por fin compelida por la violencia de un amo empelado y justamente deseosa de conseguir la libertad que el mismo licenciado me prometió reiteradas ocasiones,… tuve de admitir su inoportuna solicitud” (folio 1)(pp163). El amo la castiga “…para mandarme presa a una panadería donde me trasquilo la cabeza, creyendo quizás vencer a mi constancia y desengañado que esas conminaciones y castigos no podían conquistar mi justa repulsa y temor, deliberó mi amo trasladarme y aprisionarme en su hacienda que tiene nombrada Manchay”. (pp 164)

    Aun queda por cometar sobre lo que significa la «supercompetitivad» de dicho sistema
    y los castigos,
    excelente articulo Silvio!!

    Monica Carrillo Zegarra

  13. Gran Combo Club dijo:

    Mónica Carrillo sobre "Chincha: terratenientes, trabajadores y la sublevación de 1879" http://t.co/PZKJbjtQ

  14. Javier Ciurlizza dijo:

    Disfruté mucho esta lectura. Muy buena. Gracias.

  15. Carlos Cabanillas dijo:

    Más sobre la historia de la Hacienda San José
    http://t.co/TyNOG0nK

  16. Poco Vicio dijo:

    Más sobre la historia de la Hacienda San José
    http://t.co/TyNOG0nK

  17. Jorge J. Koechlin von Stein dijo:

    Estimados, en mi opinión, la reforma agraria, como otras era necesaria y justa. La reforma agraria original venia de un excelente ensayo ‘Surcos de Paz’ del Cachorro Seoane; la reforma agraria original de la dictadura militar era genial: máximo 150Has por propietario. Con 50 de cítricos; 50 de panllevar; y 50 de algodón había mas que suficiente para irte a europa una vez al año. y creaba competencia de empleo. Vale leer el otro buenísimo ensayo ‘La historia de un fracaso’ de Charlotte Burenius.
    La venganza social de un energumeno es lo peor que puede haber para justicia. si permitian dividir la hacienda entre los hijos, por ejemplo los Cilloniz; fijo solo 3 a 4 se quedaban de agricultores y los otros vendian (no se permitia vender entre hermanos o parientes) y asi habia distribución de tierras y riqueza porque le daban oportunidad a muchos a comprar tierras, miles de miles. y el Perú sería hoy hoy uno de los mas ricos del planeta.
    Pero el sianamos y los comunistoides azusados por un fracasado como Castro cayeron en la trampa de la imbecilidad en contra del desarrollo justo para distribución de riqueza. El comunismo no distribuye riqueza; crrea miseria como la que viven hoy los comuneros con 1 Ha que viven 10 hijos; ahi fué el error; brutos. Con la reforma agraria original hubiesen hecho las cosas como gente de primer mundo, y ahi estariámos hoy en el Perú viviendo como país de primer mundo.
    Reforma Agraria ¡sí! pero inteligente, ald ia siguiente no tenian con que tener crédito para cultivar; laas azucarreras pasaron a ser la caja chica del Apra (lucho alva): por eso señores que Andahuasi se ‘salvó’ y es el mejor ejemplo: porque estaba fuera del sólido norte. y aún así siguen peleandose entre ellos y los que quieren aporvecharse.
    Mal, mal, mal de parte de los militares. y una pena que no siguieron el brillante plan original.
    Para los que los defienden y son muchos a los Diez Canseco Cisneros: ¿porqué¿ ¿porqué no hicieron la reformas urbana de no mas de 1 casa por habitante? ¿porqué? Porque los militares viven de las rentas de sus casas construidas con ladrillos y cemento que era para cuarteles.
    Nadie se salva.
    El Huachano.

  18. Manuel ferrand dijo:

    En cuanto a la atquisicion de la hacienda por parte de la senora Manuela Cilloniz Eguren y despues manejada por sus descendientes, diviciones, propiedades y demas, la historia tiene muchisimas equivocaciones.