Por - Publicado el 10-01-2012

La ex ministra de economía, producción y comercio exterior y turismo escribe en este artículo ¿Impuesto a la comida chatarra?:

«Para que el impuesto selectivo tenga impacto, la demanda debe ser bastante inelástica, pero en el mercado de comida chatarra tenemos mucho de donde elegir. Por consiguiente, el impuesto no podría ser trasladado al consumidor y el único que pagaría sería el productor (fabricantes, cocineros, restaurantes). Así no se lograría reducir de manera significativa la demanda y su único impacto sería fiscal, aunque mínimo.»

La microeconomía de Mercedez Aráoz no va bien. Cuanto más elástica es la demanda, por la razón que sea, menor será el aumento de precio causado por el impuesto, pero mayor será la reducción de la cantidad demandada (al contrario de lo que piensa la ex-ministra y que es supuestamente lo que quiere el gobierno, reducir el consumo del bien). Además, habrá mayor pérdida de eficiencia social y una mayor parte del impuesto la pagará el productor. Lo que el gobierno se supone que quiere es precisamente reducir el consumo de un bien y que la gente consuma los sustitutos, la comida no chatarra (o al menos las comidas menos chatarra).

La sustitución «intra-chatarra» es menos relevante si el impuesto es para toda la comida chatarra. Si el impuesto deja fuera a algunas comidas chatarra, se reduce el consumo de las comidas chatarra afectadas por el impuesto, pero es improbable que haya sustitución perfecta por las comidas chatarra no afectadas por el impuesto. Dependería de la elasticidad cruzada. Pero tampoco todas las comidas chatarra son igual de perniciosas. Si el impuesto afecta a las peores comidas, la sustitución «intra-chatarra» será por comidas chatarra menos malas.

En cualquier escenario el análisis económico de la ex-ministra está equivocado.

A. Si queremos entrar a la discusión económica, convendría documentarse con algunos artículos sobre este tema. Una búsqueda rápida da estos dos, que están interesantes:
THE ‘FAT TAX’: ECONOMIC INCENTIVES TO REDUCE OBESITY de Leicester y Windmeijer.
Optimal Taxation and Junk Food de Gahvari y Tsang,
An Evaluation of the Snack Tax on the Obesity Rate of Maine de Oaks.
Y un post interesante de Joel Campbell: THE ‘FAT TAX’ IS NOT A SOLUTION TO THE HIGH SOCIAL COSTS OF FAST FOOD CONSUMPTION.

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Comentarios a este artículo

  1. Silvio Rendon dijo:

    GCC: Microeconomía chatarra http://t.co/8SCmveqM

  2. Gran Combo Club dijo:

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