Por - Publicado el 21-12-2010

«las rebeliones, los conflictos o, para emplear un término más preciso, la lucha de clases». Alberto Flores Galindo

El juraméntico jamás cumplídico
es el causántico del desconténtico.
Violeta Parra, aquí

1. La conflictologia de hoy
Me imagino a los conflictólogos del presente transportados a la época de Manuel Scorza, Ciro Alegría, Gamaliel Churata, César Vallejo, Luis Valcárcel y José María Arguedas. Irían a investigar la realidad y no verían despojos, abusos, contaminación, complicidad de los poderosos, sean éstos gamonales o grandes empresas transnacionales, con los funcionarios del estado y las fuerzas del orden. Nada de eso. Verían «fragmentación», «dispersión de las protestas», predominio de «intereses particularistas», falta de «espacios de concertación», falta de una «adecuada política de relación comunitaria», «una relativa ausencia del Estado», etc.

No les constaría que las empresas tienen un comportamiento prebendario en relación al estado y al poder local. Nunca tendrían pruebas suficientes de corrupción (incluso ante la existencia de un «vladivideo» que involucra a Lucchetti o a Yanacocha). No se enterarían del conflicto de intereses que implica que la empresa minera tenga como accionista al Banco Mundial, el mismo que levanta al Perú como ejemplo de crecimiento por seguir sus recomendaciones. Sería un mero rumor que funcionarios de empresas mineras actúan de asesores en los ministerios que aprueban los «Estudios de Impacto Ambiental», ver aquí. Sería completamente irrelevante en un análisis serio mencionar que los empresarios de todo tipo entran y salen de diversos puestos clave en el aparato del estado, que sistemáticamente los avala y apoya. Y desde luego, si estas inocultables realidades quedan fuera de su análisis, también sería porque no son parte de su «mandato» o de los «términos de referencia» de su investigación.

Ver: Contribución a la crítica de la conflictología apolítica

2. Un libro conflictológico
Al respecto, he leído con interés el siguiente libro:

Entre el crecimiento económico y la insatisfacción social. Las protestas sociales en el Perú actual/ Romeo Grompone, Martín Tanaka, eds. Lima, IEP, 2009.

El libro consta de una extensa introducción teórica a cargo de Romeo Grompone, de un estudio cuantitativo por Carolina Garay y Martín Tanaka y diversos estudios de casos de conflictos: municipal en Asillo (Elisa Wiener), magisterial en Ayacucho (Julio Vargas), cocalero en el valle de Apurímac (Anahí Durand) y minero en Yanacocha (Carlos Meléndez). El libro concluye con un ensayo a cargo de Grompone y Tanaka.

Lo más interesante del libro es el material fáctico que aporta, en particular en los estudios de casos. Por lo demás, las conclusiones de los editores del libro no emergen espontáneamente del material presentado. Esto es en particular visible en el primer capítulo, cuantitativo, de Garay y Tanaka que quisiera comentar a continuación.

3. Describiendo los datos de las protestas
En este capítulo los autores anuncian su presentación descriptiva de información cuantitativa de protestas sociales de 1995 a 2006. «Retomaremos el análisis de esta información en la conclusiones de este libro», anuncian Garay y Tanaka en la segunda frase del capítulo, que es el único capítulo del libro que no concluye con una sección de «conclusiones». Efectivamente, en las «conclusiones» del libro, a cargo de Grompone y Tanaka se intenta hacer conclusiones de este capítulo; sin embargo, estas conclusiones no se desprenden de la presentación descriptiva del capítulo. Veamoslo.

Garay y Tanaka usan una base de datos elaborada usando información sobre protestas publicada en tres periódicos: La República, Expreso y El Comercio, entre el 1 de enero de 1995 y el 31 de diciembre de 2006, contabilizándose en total 5443 protestas. Los autores presentan unos 54 gráficos que van comentando, según año, gobierno, región, tipo de demanda (laboral, política, administrativa, presupuestal, social, otros), actores sociales (trabajadores del sector privado, trabajadores del sector público, trabajadores independientes, estudiantes, federaciones/frentes, agricultores, pobladores, ciudadanía en general, autoridades, partidos políticos, organizaciones de derechos humanos, otros actores sociales), modalidades (movilizaciones/marchas, paros, plantones, bloqueos, huelgas, toma de locales, huelgas de hambre, enfrentamientos, invasiones, otras modalidades), entidades responsables (ministerios, gobierno central, gobiernos locales, congreso, poder judicial, onpe/jne, universidades, empresas privadas, gobiernos regionales, otras entidades), niveles de violencia (bajo, medio, alto), ámbito de las protestas (local, regional, nacional), naturaleza (gobierno local, magisterio, minero, cocalero). El capitulo incluye un anexo con un glosario para estos términos.

El texto de este capítulo, caracterizado por su minimalismo analítico, repite y complementa la información presentada en los gráficos (que no siempre son referidos ni explicados directamente en el texto). Por ejemplo, el Gráfico 1 es el siguiente:

Número de protestas según gobierno y por año.
(Reproducido por Tanaka y Vera (2010) en La dinámica “neodualista” de una democracia sin sistema de partidos: La situación de la democracia en el Perú)
Hacer click en las imágenes para ampliarlas.

Con meridiana claridad se aprecia un salto en el número de conflictos, del año 1999 al 2000. Hay un «antes» y un «después». El número de conflictos, bajo de 1996 a 1999, aumenta para quedarse en un nivel alto, en los años posteriores. Los autores se refieren a este hecho así:

[El 2000] se trata de un año de grandes protestas de carácter político que expresaban un fuerte rechazo al autoritarismo y a la segunda reelección de Fujimori.

Este hecho es importante, pues documenta una fuerte movilización contra el regimen de Fujimori que acabaría por caer, con el presidente renunciando por fax.

El 48% de las protestas se centralizan en Lima, pero hay un fuerte incremento de los conflictos en las regiones, en particular en Ucayali, Puno, Ayacucho y Pasco.

Sobre el carácter de las protestas, bien señalan los autores que durante el gobierno de Fujimori predominan de 1995 a 1996 las protestas de carácter laboral. A partir de 1997 predominan las de carácter politico, disparándose éstas en el 2000. Y ya con Paniagua y Toledo predominan las demandas de carácter laboral. El gráfico 5 de su capítulo ilustra este hecho:

Los principales actores de las protestas han sido los trabajadores del sector público, frentes/federaciones, pobladores y la ciudadanía en general, en particular a partir de 1997. Las modalidades de lucha son fundamentalmente las movilizaciones y marchas, seguidas de los paros, plantones, bloqueos, huelgas y tomas.

Gráfico 25a del capítulo 1 de Garay y Tanaka.

La entidad responsable de atender estas demandas son principalmente los ministerios, el gobierno central, los municipios, el congreso, el poder judicial. Los ministerios concentran las demandas laborales, presupuestales y administrativas. El gobierno central acumula las demandas de carácter político, seguidas de las laborales y administrativas. Aquí también queda ilustrada la importancia de las protestas contra Fujimori. En palabras de los autores:

Las demandas al gobierno de Fujimori se han concentrado en el año 2000, que como sabemos fue un año de convulsión política.

Las protestas tienen un nivel de violencia bajo en un 89% de los casos. El ámbito de las protestas de 1995 a 2006 es fundamentalmente local, 66%, nacional en un 27% y regional en un 6%.1

El gráfico 49 de Garay y Tanaka, sobre el ámbito de las protestas en el tiempo, es el siguiente:

citado por Tanaka y Vera (op. cit).

El comentario en el texto (p. 111) de Garay y Tanaka es el siguiente:

Si bien entre 1995 y el 2000 prevalece el ámbito local, a partir de 1996 el carácter nacional de las protestas fue incrementándose hasta llegar en el 2000 a su pico más alto. Por otro lado, recién desde 1999 las protestas en el ámbito regional aumentaron ligeramente. Entre el 2001 y 2006 las protestas en el ámbito nacional aumentaron considerablemente, y en el 2003 no están muy lejos del número de protestas locales.

La naturaleza de los conflictos es mayoritariamente de gobierno local, que salta en números partir del 2000, magisterial, con un pico en el año 2003, luego minero, que salta en número a partir de 2001 y cocalero que salta en 2003.

El capítulo de Garay y Tanaka, como ya señalé, concluye sin conclusiones.

4. ¿Qué se puede concluir de estos datos?
La descripción de los datos de protestas de Garay y Tanaka nos podría dar pistas sobre la caída de Fujimori, el cambio del escenario político y social del fujimorismo a los regímenes de Paniagua y Toledo, la importancia de las protestas políticas, nacionales y laborales en el escenario de caída de fujimori y en el postfujimorismo. Sería lo que se desprende de los datos analizados. Sin embargo, las conclusiones del trabajo, postergadas hasta las conclusiones finales del libro resultan ser muy diferentes.

«Conclusiones. Las nuevas relaciones entre protestas sociales y política» es el ensayo de cierre del libro de Grompone y Tanaka en que ya en la introducción aseguran que:

«Las protestas sociales, como se ha podido advertir en el estudio de los distintoscasos expuestos, son por lo general de carácter local y fragmentado (…).

La palabra «fragmentado» no apareció por ningun lugar en el estudio de Garay y Tanaka, ni siquiera como comentario a la evidencia cuantitativa.

Grompone y Tanaka dedican una sección de su ensayo a «Las protestas en el Perú, 1995-2006», en que se refieren directamente al estudio de Garay y Tanaka. Para evaluar el aumento de las protestas, dicen, pueden confrontarlas con la capacidad de los gobiernos para darles respuesta o pueden compararlas con la dinámica de la protesta en los países vecinos. Según el primer criterio:

Fujimori enfrentó serios cuestionamientos a la legitimidad de su segunda reelección, por lo que las protestas fueron importantes, aunque no decisivas para entender su caída.

Y sigue una cita que refiere a Tanaka (2001) «¿Crónica de una muerte anunciada? determinismo, voluntarismo, actores y poderes estructurales en el Perú, 1980-2000?» (ver algo al respecto aquí). Este es un trabajo en que Tanaka atribuye la caída del fujimorismo a la intervención de los EEUU, sin la cual asegura que Fujimori hubiera podido durar. Las movilizaciones, afirma allí, no tuvieron ningún efecto decisivo en la caída de Fujimori. En tiempo real, en el 2000, cuando mucha gente veía a un Fujimori desfalleciente, cuando ya varios de sus colaboradores se le habían volteado, Tanaka veía a un Fujimori con capacidad de continuar en el poder (no así Grompone, coautor del ensayo-conclusión). Garay y Tanaka sí muestran un aumento sustancial de las protestas, de carácter político y triplicándose el número de protestas de ámbito nacional. ¿Por qué negar que éstas pudieron ser decisivas para la caída de Fujimori?

Según el segundo critero, comparativo con otros países,

«las protestas en el Perú no alcanzan la extensión ni el radicalismo que remecieron a otros países de la región en los mismos años»

Nada como la caída de presidentes en Ecuador, Bolivia o Argentina. Sin embargo, esta comparación con otros países resulta ser heurística, nada cuantitativa. En particular no se citan estudios cuantitativos análogos en esos países, sobre números de protestas, composición o tendencias. En realidad, no se cita ningún estudio o ninguna métrica para hablar de «extensión» o «radicalismo»; sólo se menciona las caídas de regímenes en otros países.

En el caso del Perú, antes del 2000, ellas se dirigen contra un régimen autoritario que hasta ese periodo había mostrado notorios signos de estabilidad.
Como hemos mostrado en el artículo respectivo, las demandas de alcance local en el Perú son de lejos las más importantes, lo que sugiere una dificultad para articularlas y darles un sentido político, algo que ocurrió en el marco de las luchas contra la reelección de Fujimori, pero que se perdió después.

En Garay y Tanaka en ningún momento se sugiere que el régimen fujimorista tenga «notorios signos de estabilidad». Estamos en otra discusión. Tampoco en ese capítulo se frasea el análisis del ámbito de las protestas diciendo que las protestas locales sean «de lejos las más importantes, lo que sugiere una dificultad para articularlas y darles un sentido político». Como si en algún lugar del mundo las protestas nacionales fueran más numerosas que las protestas locales. Y ante eso, 27% de protestas nacionales no parece ser un número tan bajo (tendría que mostrarse el porcentaje en otros países). Y si algo muestran Garay y Tanaka, como ya vimos arriba, es cómo se produce un aumento de las protestas de carácter nacional y cómo las protestas políticas se mantienen a un nivel alto después de la caída de Fujimori: contra la erradicación de la coca, contra las privatizaciones, contra el TLC, etc. (p. 69). Incluso se dice: «Finalmente, se expresaba también el rechazo a la política general propuesta por el gobierno de Alejandro Toledo». No es que lo politico «se perdió después».

Y en la página 386 de las «conclusiones» de Grompone y Tanaka se vuelve a decir

«El nivel de las protestas fue relativamente importante, pero tuvieron un carácter local, disperso, fragmentado».

Como si estas tres últimas palabras fueran sinónimas.

En suma, Garay y Tanaka hacen un estudio sin conclusiones y luego Grompone y Tanaka le adhieren conclusiones que no se desprenden del estudio, en base a una elaboración de Tanaka (2001) y a una visión fragmentalista de las cosas, ausente en Garay y Tanaka, que ni siquiera es respaldada por los datos analizados, que sí muestran un importante incremento relativo de las demandas en el ámbito nacional.

Quedaría por ver estudios similares al de Garay y Tanaka en otros países para verificar si es cierto que en esos países hay una proporción sustancialmente menor de protestas en el ámbito local y mayor en el ámbito nacional.

Las conclusiones que se podrían desprender del estudio de Garay y Tanaka son muy sencillas y por lo mismo se echa de menos un transparente recuento de los hallazgos descriptivos, o «hechos estilizados» como solemos denominarlos los economistas, sobre los cuales puedan basarse las hipótesis de carácter teórico que a posteriori se puedan generar. Lo que se ve en el libro editado por Grompone y Tanaka es una exposición descriptiva sin un mínimo análisis posterior y luego un análisis sin base descriptiva anclado en trabajos e ideas previas de los autores, excluyentes de visiones alternativas compatibles con la evidencia descriptiva (como aquellas que sí ven a las protestas como decisivas en la caída de Fujimori).

5. Las secuelas
Como epílogo señalaré que esta falla metodológica no queda ahí, pues luego vienen trabajos posteriores que invocan lo que este trabajo ha establecido como «hallazgo». Tanaka y Vera (2010) La dinámica “neodualista” de una democracia sin sistema de partidos: La situación de la democracia en el Perú afirman lo siguiente:

Una consecuencia de esta situación son las protestas sociales que se desarrollan en todo el país con reclamos muy particulares y variados (Gráficos 1 y 2). Sin embargo, las protestas sociales están muy desarticuladas y debilitadas. Las múltiples manifestaciones de descontento social, ya sea a través de la confrontación o del diálogo, también padecen fragmentación y localismo. Las reivindicaciones son muy diferentes, los contextos sociales y los actores envueltos en la acción colectiva varían entre sí y pocas veces comparten elementos comunes.3

El gráfico 1 puede verse arriba, en el presente post. Otra cita de Tanaka y Vera:

Estas protestas muestran una gran fragmentación y localismo (Gráfico 9), por lo que, si bien ponen en aprietos al gobierno en coyunturas específicas, no se acumulan ni convergen bajo liderazgos o banderas más grandes.

El gráfico 9 (que ya comenté) puede verse arriba. Que el lector lo vea de nuevo y preste atención a cómo aumentan las demandas de «ámbito nacional».

Poco queda del sugerente e incompleto estudio descriptivo de Garay y Tanaka. Tanaka y Vera presentan ahora una sinfonía de respaldo a la visión fragmentalista del Perú, sin tendencias, sin variaciones, sin atenuantes. Ya quedó como si los números respaldaran tal visión.

  1. La definición de ámbitos es la siguiente:

    Local: si la protesta se circunscribe a un centro poblado o un distrito.

    Regional: si la protesta se desarrolla en más de un distrito o involucra a actores de varios distritos o provincias de una región.

    Nacional: si la protesta ocurre e involucra a actores de varias regiones.

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  1. Tweets that mention Las protestas en el Perú entre 1995 y 2006 » Gran Combo Club -- Topsy.com
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Comentarios a este artículo

  1. Silvio Rendon dijo:

    GCC: Las protestas en el Perú entre 1995 y 2006 http://bit.ly/fdovOf

  2. Ciencia PolíticaPERÚ dijo:

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  3. JAIME DEL CASTILLO dijo:

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  4. Juan Arellano dijo:

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  5. Harry Pizarro dijo:

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  7. Martin Valencia dijo:

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  8. Aysa Cordova dijo:

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  9. Izquierda Perú dijo:

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  10. berti braun dijo:

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  11. Carlos dijo:

    Hola Silvio, No estoy seguro de mencionar en la lista inicial a Scorza que era 17 años menor que Arguedas, por ejemplo. Por otro lado, el ilustre arequipeño que todos creen que fue puneño, era conocido como GamaLiel Churata, seudónimo de Arturo Peralta.

    saludos

  12. Silvio Rendon dijo:

    La mención a Scorza fue en tanto cuenta magistralmente sobre las luchas de Rancas contra la Cerro de Pasco en los 1960s, época que también cubre Arguedas.
    He visto de las dos denominaciones «Gamaliel» y «Gamaniel». Lo corregiré.