Por - Publicado el 06-07-2010

Tengo 20 años y trabajo en la agroindustria. Cada fin de mes me preocupa saber si mi contrato será renovado o si me quedaré en la calle. Gano menos del mínimo, trabajo diez horas.

Soy una obrera de confecciones, tengo 25 años y dos hijos. No tengo esposo. Hace siete años trabajo en una empresa que me renueva el contrato cada mes.

Tratamos de formar un sindicato, nos despidieron…
Hicimos un reclamo, nos despidieron…
Hicimos una huelga, nos despidieron…

Hace casi veinte años fue derrotado Sendero Luminoso. Hace casi veinte años que un trabajador en el sector de confecciones y agroindustria puede trabajar en contratos mensuales. Hace casi veinte años que la dictadura cambio las relaciones colectivas de trabajo.

Desde hace dos décadas, la legislación laboral ha trastocado las relaciones laborales. Es la legislación de Fujimori, dictada en plena dictadura, mediante decretos leyes. Ningún presidente desde entonces se ha atrevido a cambiarla.

¿Puede alguien imaginar lo que es vivir con un horizonte de futuro de 30 días? Probablemente un enfermo terminal pueda entenderlo. En el Perú, cientos de miles de trabajadores viven así. No pueden imaginar su futuro más allá del fin de mes, pues sus contratos, que son la vida, tienen esa duración.

-Pero por lo menos pueden quejarse.
-No, tampoco.

La actual legislación -que es la de Fujimori- limita toda forma de presión de los trabajadores frente a los empleadores. En los años 80s, la legislación laboral permitía diversos tipos de huelga, entre seis y siete tipos. Hoy solamente reconoce un tipo de huelga, en un momento determinado, con un objetivo determinado. Nada más. Antes siete tipos de huelga, hoy sólo uno. Antes podías hacer una huelga legal ante una injusticia o atropello. Hoy solamente cuando has iniciado un proceso de negociación colectiva y ya cancelaste el trato directo, conciliación y mediación. La ley limita hasta el absurdo las formas legales y pacíficas de protesta y disenso.

El 2008 se tramitaron alrededor de 50 procedimientos de huelga en la ciudad de Lima. ¿Cuántos fueron declarados legales? Sólo cuatro. Todas las demás huelgas fueron declaradas improcedentes y luego ilegales. Cuatro huelgas legales para una ciudad de ocho millones de habitantes.

Mi hipótesis es bien sencilla. Hay una relación directa entre la precarización de las condiciones de trabajo y las relaciones laborales con las posibilidades de una nueva espiral de violencia política. ¿Ó acaso creemos que la gente es idiota?

Gustavo Faverón y Eduardo González han iniciado un intercambio sobre la agenda de la izquierda y el lugar de la lucha contra sendero en la misma. Son dos lecturas interesantes y necesarias. Entre otras ideas señalan la necesidad de un discurso político que distinga y condene a Sendero desde la izquierda. González agrega además la necesidad de definir un «discurso de seguridad» frente a la amenaza senderista. ¿Seguridad frente a sendero para quién? Para las clases medias limeñas debe ser, pues la gente que cae dentro de esa gran etiqueta denominada «sectores populares» hace más de dos décadas que vive y sobrevive en la más completa violencia pero frente al estado y los empresarios.

La sociedad peruana esta atravesada por estas fracturas estructurales, para usar un viejo término. La élite política -es un decir- no ha hecho prácticamente nada por cambiar esta situación. Lo real es que hoy más que nunca un pequeño grupo de empresas y empresarios locales y foráneos desarrollan un poder casi ilimitado dentro de las fábricas y en todas las relaciones laborales. La democracia, la ética, la justicia, las leyes y las formas civilizadas de comunicarse no ingresan al coto cerrado de la empresa. Allí impera el poder omnímodo del patrón. La guerra interna no ha terminado, continua dentro de las empresas. El enemigo es la posibilidad que los trabajadores se conviertan no en senderistas, sino en ciudadanos.

El gobierno de turno, el actual tanto como los anteriores, tiene la voluntad de servir a este poder económico en la certeza que así se garantiza una continuidad social. La impunidad es total. Hace unos meses cerca de mil quinientos trabajadores, es decir mil quinientas familias, se quedaron sin trabajo en una empresa agroindustrial en el valle de Virú en La Libertad. No ha pasado nada. Una nota aislada en la prensa. A nadie le importa. A Lima, no le importa. La idea es que mientras más familias sean lanzadas a la calle, más posibilidades tenemos de reiniciar una guerra política.

La presencia de un grupo de jóvenes senderistas en San Marcos así como en la ciudad de Lima, es parte de un proceso de radicalismo político en los sectores populares menos estructurados. Hace buen tiempo que he señalado el surgimiento de una «izquierda plebeya» que reclamaba la lucha armada como parte de la estrategia futura.

Sin embargo, debemos entender que Sendero como propuesta política en Lima, va a correr la misma suerte que todos los movimientos que giran alrededor de un líder. Basta mirar a su otrora poderoso cabecilla para entender que es un movimiento derrotado. Que nuevamente aparezca reagrupado solamente es síntoma de procesos más complejos y profundos en la sociedad peruana. Es un reflejo de otras cosas.

La idea es simple. La sociedad peruana genera violencia. Supura intolerancia y violencia. Entonces, el problema de un sector de la izquierda no es como señala Gustavo Faverón, luchar contra Sendero. El senderismo crece porque nuevamente presenta un discurso radical, total y diferente a un sector social que necesita precisamente un cambio radical, total y diferente.

A diferencia de lo que señala Eduardo González, no podemos mirarnos en el ejemplo colombiano por que aquí las clases medias urbanas -cuando existen más allá de la estadística- son ajenas a la idea de una comunidad nacional. Esta ausencia de un sujeto social, mesocrático y democrático fue parte de los problemas que enfrentó la CVR y del debate posterior sobre su informe.

La ausencia de una mirada más social, hace que Eduardo González entienda la recurrencia a la violencia política como un asunto doctrinario de viejas izquierdas reducidas. Ojalá fuera así.

Si tuviera nuevamente 25 años y viviera estos tiempos, sin conocer lo que fue la insania del terror senderista y del terror del estado en los 80s, si tuviera 25 años y ganara 550 soles y mirara la televisión llena de corrupción, impunidad y mentiras, si tuviera 25 años y el patrón fuera mi enemigo y dios cada fin de mes; bueno, si fuera así, es muy probable que pensara en la violencia como solución política. ¿Quién podría culparme?

Por eso, la izquierda necesita ser nuevamente revolucionaria. Aspirar a cambios realmente radicales. Obviamente radicalismo no significa violentismo. Se trata de señalar con claridad el cambio en las relaciones de poder que aspiramos. Solo unos ejemplos en el mundo del trabajo: estabilidad laboral como norma. Sindicatos de rama para todos. Negociación colectiva por rama de manera obligatoria. Más tipos de huelgas legales. Libertad sindical garantizada y con procedimientos eficaces. Ningún despido a un dirigente sindical.

También se trata de señalar con claridad los limites e incongruencias de la actual democracia en su relación con el estado, los ciudadanos y la globalización. De esta línea se desprenden más temas que ameritan otro post.

Como vemos la agenda de la izquierda, no puede ser simplemente la de vigilar a Sendero. Se trata de construir un discurso radical y democrático que refleje los sueños y esperanzas de tanta gente ninguneada por el actual orden.

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Enlaces a este artículo

  1. Precariedad social y política » Apuntes Peruanos
    06-07-2010 - 14:04
  2. Tweets that mention Mundo del trabajo y agenda de la izquierda » Gran Combo Club -- Topsy.com
    06-07-2010 - 19:41

Comentarios a este artículo

  1. juan carrillo dijo:

    estimado carlos, por ahora sólo quería felicitarte por la nota, que me parece realmente relevante. espero poder comentar pronto. saludos.

  2. Silvio Rendon dijo:

    GCC: Mundo del trabajo y agenda de la izquierda http://tinyurl.com/25rfeaj

  3. Carlos Mejía dijo:

    Gracias por tus palabras y espero tu comentario.
    saludos

  4. Susana dijo:

    Lo mismo digo. Muy buen artículo, que con sus matices y salvando las distancias, podría aplicarse a trabajadores del sector público, por ejemplo los maestros.

  5. juan carrillo dijo:

    de los artículos de GF y EG me parece entender que el problema de sendero luminoso es únicamente de la izquierda.

    si bien me queda claro que deslindar con las opciones violentistas es una de las tareas fundamentales en el «relanzamiento» de la izquierda peruana, creo que, si realmente fuésemos consecuentes con el informe de la CVR, el problema de la violencia no se debería reducir a un solo actor sino que tendría que extenderse a la dinámica de toda la sociedad.

    es por esto que me parece muy importante la llamada de atención que hace carlos: en nuestro país, tan peligrosa como el «rebrote violentista» es la precarización de las formas de reproducción de la vida (material, social, cultural y política). «aprender de la experiencia» o «recordar y no repetir», en este sentido, no es solamente «deslindar» y «asegurar» sino procurar un programa de transformaciones urgentes, posibles, que permitan aliviar/ revertir/ controlar los procesos de deshumanización que estamos viviendo y que carlos ejemplifica bien arriba.

    como EG, creo que un nuevo programa de la izquierda debe contener una política de seguridad. sin embargo, centrar ésta en el «desenmascarar a SL» o el miedo al rebrote es, de algún modo, pisar el palito del fascismo (y su afán de hacer un «enemigo interno» de la izquierda y en general de todo pensamiento crítico) así como el abandono de aspiraciones fundamentales de justicia.

    finalmente, a diferencia de EG y de carlos, yo creo que es hora de que la izquierda se deje de mirar el ombligo y no se crea la dueña de la pelota de la democracia y los derechos huamnos, civiles y sociales. tiene que salir de su cascarón y esto es comunicar sus aspiraciones y su radicalismo a toda la sociedad, confluyendo con otros actores en frentes amplios, quizás organizados a través de problemáticas en vez de «posiciones».

  6. Rafael Euribe dijo:

    1. Empiezas tu post con un testimonio que explica bien por que existe la pobreza extrema en el peru. Por que esa muchacha ya tiene dos hijos a los 20 años?. Eso es ser irresponsable. Y los comunistas avalan eso. La persona procrea dos seres humanos a los cuales no les puede brindar un futuro y ahora el responsable de esas criaturas es la sociedad. Esa muchacha pudo haber escogido estudiar y esperar, pero no. Ahora la sociedad se chanta el guante. Los empresarios son los culpables de la pobreza en el peru.

    2. Durante la dictadura de Velazco y Morales bermudez si habia estabilidad laboral, sin embargo fueron los años en que se incubo sendero.

  7. Jesús Cossio dijo:

    Cierto y bien dicho, no sólo los reaccionarios sino mucha gente de clase media y alta cree que la violencia política es una «insania» que viene del aire o de una veleidosidad juvenil y no de las brutales condiciones de vida de millones de personas. Así, creen que «eliminando» a los portadores del virus se aseguraría un país pacífico…

  8. carmen ilizarbe dijo:

    Muy buen artículo Carlos. Felicitaciones por levantar un tema fundamental que, como bien señalas, ya no es parte de ninguna agenda, no sólo de la agenda de la «izquierda». Comparto además tu llamado de atención sobre el hecho de que con la radicalización de la exclusión social y económica (legalizada en el Perú desde la época de Fujimori!) y el recorte de derechos políticos (que se ha incrementado durante el gobierno de García)se generan las condiciones para que un fenómeno violentista se produzca nuevamente. Cuando discutimos sobre el posible retorno de Sendero Luminoso a la escena política en el Perú, no podemos obviar la pregunta de si hemos podido cambiar para mejor las condiciones que hicieron posible su emergencia en 1980. Obviamente esas condiciones se refieren no tanto a la capacidad y estrategias represivas del Estado sino principalmente a la perpetuación de mecanismos de exclusión e institucionalización de la pobreza que luego son los alicientes principales para adoptar discursos violentistas que ofrecen un cambio radical.

    Tengo un par de comentarios a propósito de tu artículo. Una se refiere al sujeto político al que le demandamos mayor coherencia, es decir, «la izquierda». ¿De qué izquierda estamos hablando? ¿Quiénes serían de izquierda y qué significa ser de izquierda hoy? Parte del problema para mi radica en que la palabra no designa hoy ni un proyecto claro, ni un grupo articulado visible, ni siquiera líderes de grupos sociales amplios. Con esto no quiero decir que no hay intentos de desarrollar alternativas en la línea de lo que en el siglo pasado se entendía como «ser de izquierda», sino que quiero más bien sugerir que la etiqueta no ayuda si queremos pensar en alternativas políticas viables y ajustadas a las demandas del momento actual. No podemos simplemente asumir una continuidad ideológica y programática con los años 80 y eso es lo que la etiqueta sugiere.

    Mi segundo comentario es sobre la necesidad de desarrollar tanto crítica como contenido en el proceso de recomponer un proyecto político alternativo (de izquierda? progresista? social-demócrata? no lo sé, toda etiqueta merece definición concreta y deberíamos discutir otras más). En esta línea, tu post es muy bueno porque denuncia una realidad concreta y ofrece elementos de crítica tanto como de propuesta. Pero un proyecto político tiene que considerar todo el espectro nacional, en su contexto regional y mundial, mientras incorpora distintas voces, realidades y propuestas. Es pues, tarea fundamental de largo aliento que no puede asumirse como dada al inicio del proceso y que debe además asumirse en sentido afirmativo. Es decir, tiene que tener contenido propio y no puede ser sólo reacción a discursos que se consideran opuestos (neoliberalismo o senderismo). No se puede pues definir un proyecto por negación.

    Felicitaciones de nuevo y espero con interés tu post sobre «los limites e incongruencias de la actual democracia en su relación con el estado, los ciudadanos y la globalización».

    Carmen

  9. Susana dijo:

    Señor Rafael Euribe: ¿no sabe usted que hay muchisima gente en el Perú que no tiene opción de «escoger» absolutamente nada? Ni estudiar, ni dónde vivir, ni qué comprar, ni qué comer, nada de nada. Su reflexión es patética.

  10. carmen ilizarbe dijo:

    Reveladora la opinión de Rafael Euribe de la ignorancia que abunda sobre las características y causas de la pobreza extrema. Y el recurso a los estereotipos también es revelador de cómo la intolerancia se sustenta justamente en la ignorancia y en la pobreza análitica extrema. ¿Qué comunistas? ¿Cómo se puede inferir irresponsabilidad en alguien sin conocer la historia de su vida y de sus decisiones? ¿Cómo sabe Euribe que podía haber «escogido» estudiar? ¿Cómo sabe que no estudió? etc. Hay mucho trabajo de desestereotipamiento que hacer…

  11. Lucio dijo:

    Saludos y felicitaciones a Carlos por este post, que yo definiría como indispensable
    Rafael Euribe, coincido en que alguna responsabilidad tienen, tenemos los ciudadanos. Pero, eso pasa por que la sociedad considere como ciudadana, a esta joven por ejemplo, para que tu crítica valga. Segundo, cualquier eventual irresponsabilidad de los pobres, de esta muchacha, no absuelve de responsabilidad a los gestores del sistema, por las condiciones que hoy ofrecen a los trabajadores.
    Finalmente, Carlos, creo que precisamente en tiempos de globalización, hay que vincular más estrechamente las causas económico-reivindicativas, con otras causas, como los medioambientales, los de identidad, los de la cultura, etc. Sobre sL, no hay que engañarse de nuevo. En los setentas, al que Euribe alude, los más optimistas de la izquierda, soñaban con una reedición de alguna guerrilla a la manera de De la Puente o del Che. Y, como sabemos, la ttragedia vino desde otra dirección. Hoy, los más intolerantes y paranoicos, alucinan que la cosa podría venir nuevamente desde la universidad de Huamanga, o de San Marcos. el problema, nuestra tragedia, es que podría eventualmente, toco madera, desde otra dirección que hoy nisiquiera nos imaginamos.
    Por eso, y por todo lo vivido, es indispensable no contribuuir por desidia o por negligencia, (el empresariado), con nuevas condiciones para el irracionalismo, o el violentismo irracional. En eso está, creo, el valor de tu post.
    Saludos.

  12. Gustavo O. dijo:

    A pesar de algunos lugares comunes, me parece muy interesante su articulo y por eso me animé a escribir. Sin embargo, no tuve que detener más bien en esto:

    «Si tuviera nuevamente 25 años y viviera estos tiempos, sin conocer lo que fue la insania del terror senderista y del terror del estado en los 80s, si tuviera 25 años y ganara 550 soles y mirara la televisión llena de corrupción, impunidad y mentiras, si tuviera 25 años y el patrón fuera mi enemigo y dios cada fin de mes; bueno, si fuera así, es muy probable que pensara en la violencia como solución política. ¿Quién podría culparme?»

    Yo lo culparía, porque el hecho de ser pobre y sentir la frustración no le da derecho a matar inocentes. Es simple. La mayoría siente la pobreza y la frustración, no solo los «sectores populares». Yo vi morir gente atacada en un carro por terroristas (era un empresario que ayudaba a un equipo en el que yo jugaba futbol de niño) y mi madre perdio su trabajo durante el fujimorismo. Yo tomaba leche enci con gorgojos y cuando iba a los mercados del pueblo con las justas encontrabamos una bolsa de arroz para toda la semana. Comia salichicamotes en vez de salchipapas. Conmigo no funcionaron ni el estado ni los senderistas ni los emerretista ni los izquierdistas ni los fujimoristas, nadie me dio ni a mi ni a mis padres ni a mis amigos una respuesta; pero sentirme frustrado y pobre (yo soy de clase media baja), no me da derecho a salir con dos metrallas y bombas molotov a matar gente en Huancavelica ir descuartizando perros para colgarlos en la Colmena. Asi como yo hay muchos casos. He sido amigos de gente pobre y rica. Jugaba futbol con chicos de ventanilla que veian morir gente en las esquinas, y también con gente pudiente cuyos padres eran secuestrados por el MRTA y sendero. La familia de mi mejor amigo, que es de Tarma, perdio su negocio alla en provincias porque los terroristas venian y se llevaban los carros que usaban para transporte. Gente muy humilde y muy inteligente. Y era una familia como 8 hijos -7 mujeres y 1 hombre-, la mama no trabajaba. Nadie eligio la violencia. Hoy todos ellos son profesionales, con familia, y estabilidad. Eligieron estudiar y trabajar duro.
    Le digo la verdad: esa actitud de falsa «comprensión de la violencia», de pasar por alto el terrorismo en nombre de la pobreza es lo que a mi me frustra más todavía. Y más viniendo de alguien que supuestamente quiere proponer un «cambio radical». Por que no habria de culparlo si usted elige meter bombas? Usted sería tan terrorista como Abimael. La violencia generó todavía más pobreza a mi país, destruyó miles de hogares, e hizo que la represión del estado se volviera -también- terrorista. Y yo no vi ni izquierdas ni derechas acertar una. Si no fuera por un grupo de policias, quien sabe donde estariamos ahora, a lo mejor todos los participantes de este blog estariamos muertos. Lo siento, una cosa es comprender y estudiar el terrorismo y la violencia, que es unt ema apasionante y doloroso para todos, y otra es justificarlo. Cambio radical? Le digo cual sería un cambio radical: decir «No hay manera de justificar el terrorismo». Hasta ahora no encuentro una izquierda que diga eso. Ni izquierda ni derecha han hecho nada para cambiar las cosas en el Perú, simplemente porque nuestra clase política es mediocre. Y el verdadero cambio en este país no es en los gremios ni en que se decrete más derechos para huelga, sino en el sector educativo. (No le parece extraño que todos hablen de denuncias, de huelgas, de petroaudios, de cortinas de humos, de sendero, y que nadie hable de educación?). Y, bueno para terminar, lamentablemente no hay actualmente en el país un hombre -mucho menos un programa y un sistema- de izquierda que pueda liderar un cambio radical. Y mi temor es que precisamente por el fracaso del estado primero y de la izquierda en segundo término, es que se está levantando la ultraderecha y el fujimorismo. Y peor, el nacionalismo. Si nos damos cuenta, todas estas son radicalismos de una u otra vertiente.

  13. Carlos Mejía dijo:

    Estimado Juan Carrillo:
    Muy de acuerdo con lo que señalas. Tengo esa misma impresión del tono «reduccionista» de lo planteado por Gustavo y Eduardo en sus respectivos post.

    Lo de la integralidad del discurso de izquierda, siempre es un tema complicado para mi, en parte por que trato de escribir sobre lo que conozco y dejar lo demás a aquellos que saben más.

    Pero también por que es necesario definir un centro, un eje articulador, un núcleo interpretativo. Vamos, un punto de partida.

    Tengo la impresión que la izquierda «renovadora» se ha limitado a amontonar, juntar, arrimar temas unos detrás de otros. Derechos humanos, ecología, identidades, subalternidades, derechos digitales, etc, etc, etc. Y no basta acumular. Hay que ordenar.

    saludos,

    carlos

  14. Carlos Mejía dijo:

    Muchas gracias Susana por tus palabras y efectivamente, si pensamos en el sector público la situación es deplorable. A los profesores se les exige y arrincona, pero nadie dice nada acerca de la sostenida pérdida de poder adquisitivo entre los años 70s y el presente. Un profesor prácticamente gana un tercio de lo que recibía en aquella época. Y ahora les exigimos más. Este detalle, también permite explicar la crisis del sindicalismo magisterial, por supuesto.

    saludos
    carlos

  15. Carlos Mejía dijo:

    Estimada Carmen:
    Muy de acuerdo con tus preocupaciones y cuestionamientos. En verdad, antes de pensar en el discurso social trato de ubicar al agente social que requiere o construye un discurso de cambio. Nos guste o no hay una continuidad ya sea de personas, siglas y costumbres en la izquierda local. Digamos que eso es el piso, el basamento desde donde podemos partir. Pues tampoco se trata de imaginarnos los inventores de la pólvora.

    Tengo la impresión que en los asalariados urbanos y rurales, hay un sujeto social con capacidad de articular una acción política colectiva desde una perspectiva de cambio. No es lo único pero si me parece central. En todo caso, me parece más sólido que los otros actores, como estudiantes, élites regionales, comunidades nativas, campesinos parceleros, trabajadores autónomos, intelectuales, etc.
    Sé que es una hipótesis que requiere de mucha más argumentación y evidencia empírica, pero metodológicamente es necesario pues si no estamos hablando de entelequias que existen en libros, seminarios y foros, pero no encarnan en gente con intereses reales.
    Lo de la integralidad del discurso es ciertamente un punto pendiente que en el comentario a Lucio espero explicar un poco más. Muchas gracias por tus palabras y comentarios.
    saludos
    carlos

  16. Carlos Mejía dijo:

    Muy de acuerdo y efectivamente, una de las ideas que trato de explicar frente a Eduardo y Gustavo, es precisamente eso. La violencia política se esta creando desde hace veinte años y probablemente tome forma en un lugar y bajo una denominación que ahora nos es imposible de conocer. Priorizar Sendero ahora, es tan desubicado como cuando Belaunde imagino que los primeros atentados en los 80s eran apoyados por Cuba o la URSS.

    Lo de vincular lo económico laboral a otros elementos, ciertamente lo comparto. pero como señale con Juan Carrillo, me es necesario explicitar lo que significa «articular». tengo claro que no se trata simplemente de incorporar nuevos temas en paralelo a los viejos temas. No se trata de abandonar conceptos y poner otros nuevos. No es un cambio de camiseta ni simplemente estético.

    El discurso de la izquierda, puede en Europa o EEUU darse el lujo de ser multicéntrico en tanto las sociedades de allá son de una complejidad diversa y densa.
    Pero, vamos, vamos, el Perú es en muchos aspectos feudal. El mercado laboral es casi medieval en la costa y esclavista en varias provincias. Entonces, aqui la izquierda no puede asumirse postmoderna y avant garde asi nomás.

    La izquierda requiere un eje articulador y para mi es la economía, es la relación laboral. Desde allí, podemos articular todo lo que se quiera.

    Ahora que esta de moda la gastronomía, podemos imaginar esto como una receta. En el arroz con pollo, hay muchos ingredientes, pero sin arroz y pollo, todo lo demás pierde sentido. Los demás ingredientes se articulan para darle realce al arroz, al pollo. Las arverjitas no se anulan sino se ubican en función del plato principal.

    Mi impresión es que en la «receta izquierda», hemos perdido de vista el plato que preparamos y simplemente echamos mano de cualquier ingrediente sin ton ni son. Y todo da igual.

    Bueno, es un ejemplo un poco bizarro, pero debe ser la hora, más aún cuando por el fútbol no almorcé.

    saludos
    carlos

  17. Lucio dijo:

    OK Carlos. Estamos de acuerdo en la necesidad de articulación, y de fijar un núcleo, un hilo conductor en una propuesta alternativa. Tú identificas en lo económico, ese núcleo.
    Siguiendo con la propuesta de tu post, radicalicemos el análisis y la indagación. ¿No te parece que en un país como el peruano, con los recursos de que dispone, en realidad, lo que se precisa es trabajar más bien a nivel de idiosincrasia?. ¿A nivel de cultura?.
    Mi impresión, estimado Carlos, es que centrar una propuesta alternativa en lo económico, y sobre todo en los términos tradicionales, es en el fondo, retroalimentar un orden que de por sí ya se va mostrando inviable. Creo que una debilidad contumaz en la izquierda, es esto de subestimar el escenario de los «imaginarios». Recuerda que el socialismo, tanto el ruso como el chino, pierden, en el momento mismo en que internalizan el imaginario capitalista. A saber: «el productivismo industrial.
    Creo que la ética del trabajo, esa que Weber identificó tan lúcidamente, está agotándose, (hoy,, sicológicamente todos mueren por acceder a un puesto estable, pero una vez lo tienen, huyen del trabajo, todos piensan en el fin de semana), hay que encontrar en una apuesta cultural, o mejor, civilizatorio, esa salida que tantos están buscando. Para eso, no se necesitan armas ni violencia. Sí una ruptura radical con el sistema. Recuerda que nuestro nexo con el sistema, ante todo, está en el imaginario, en la «cosmovisión» que nos mueve. El burgués, anhela llegar a granburgués. El mestizo, busca que blanquearse. El de izquierdas, el tradicional me refiero, sueña con alguna cuota de poder.
    Con todo eso es que hay que romper, o, desconectarse.
    Mi tesis, estimado Carlos, es que el sistema actual, el orden vigente, precisa ser transformado, no ya solo por injusto. Sinó, sobre todo, por inviable y autodestructivo. No solo por razones ecológicas o medioambientales el modo de producir que tiene el sistema actual es inviable. La automatización, eso que llamamos robótica, a medida que se asiente como proceso estándar, va a hacer cada vez mas, innecesaria la mano humana. Ya ni como masa explotable valdremos. Fíjate lo que le pasó a la comunidad afroamericana, que tanto buscó su emancipación de los campos agrícolas yanquis, y hoy tienen que vivir con bonos del estado. El sisttema va a prescindir crecientemente de seres humanos. Y, la lucha no es, no puede ser, tratar de mantenernos en dicho sistema. No. Hay que construir un modelo civilizatorio éticamente superior, y a la vez, atractiva. Esto es lo que atañe a lo de los imaginarios. Una alternativa, no puede ser forzada, apretando los dientes, como querían los marxistas clásicos. No necesitamos banderas rojas, grandes marchas populares, ni grandes epopeyas sangrientas. Esa imagen, estimado Carlos, hay que abandonarlas. pues, por cosmovisiones como esas, gentes como Abimael o cualquier otro marxista puro, puede producir tragedias como la que conocimos ya por estos lares.
    No, lo que necesitamos es una ruptura radical, incluso de esas cosmovisiones. Claro, construir un proyecto civilizatorio alternativo, tampoco va a ser una juerga o un disfuerzo hippie. No, tampoco nos engañemos al respecto. Será una creación heroica, yo creo que sí. Tiene que serlo. pero, tiene que serlo claramente despojada de dos nociones puntuales: el poder, y las gratificaciones inmediatas.
    Sin la noción de poder, no hay riesgos de «centralismos democráticos», ni de adhesiones artificiales. Y, sin la noción de las «gratificaciones inmediatas», no hay el peligro del «disolvente del dinero», ni de debilidades frívolas.
    Lo más interesante de esto, Carlos, es que si indagamos adecuadamente, la cultura latinoamericana, guarda un potencial cultural extraordinario. Posee una imaginación y una alegría, inconcebibles aún con toda su trágica historia. Obviamente, requerimos sacudirnos de lastres reales. Frente a la modernidad occidental, esta que ya se agota con su capitalismo, estos elementos de nuestra cultura, de nuestro temperamento, se han mostrado irreductibles. Como irreductible es el arte frente al cálculo, o el amor, frente al dinero.
    Esa irreductibilidad, es un potencial que vien trabajado, y allí está el reto, puede servir de insumo en la formulación, de un proyecto realmente alternativo.

  18. Lucio dijo:

    Para Gustavo O.:
    Es obvio que lo que Carlos está tratando de hacer, es alertarnos frente al peligro de no cambiar las condiciones actuales.
    Una ingenuidad como la tuya, la de atribuirle a un puñado de policías tu estabilidad actual, junto con el cinismo de quienes se desgarran por un par de marchas públicas, y no decir nada de cosas como el daño que las inversiones mineras o petroleras están provocando, son las que pueden engendrar situaciones realmente peligrosas.
    Leerte decir esas cosas, pero no decir o no ver la violencia delincuencial, esta ola criminal que va creciendo, deslegitima cualquier desgarramiento tuyo. Como si no supiéramos que una economía, un sistema como el vigente, que privilegia las ganancias histéricas, no iban a producir, como están produciendo, una criminalización del entorno en el que se desenvuelve esta economía irracional que tan bien ha descrito Carlos.
    Hoy, Gustavo, disculpa la torpeza, pero, muerto por muerto, hay más víctimas por accidentes automovilísticos y por crimen, que los que hubieron en ´los años de la violencia interna.
    Dinos: ¿a quién le atribuimos todas esas muertes de hoy?. ¿De quién o quienes deberíamos espantarnos hoy?. ¿A qué ideología o insanía debemos hecharle la culpa de la mortandad que se acumula todos los días?.

  19. Tierra y Libertad dijo:

    http://grancomboclub.com/2010/07/mundo-del-trabajo-y-agenda-de-la-izquierda.html

  20. Durán dijo:

    Euribe siempre dando verguenza con sus comentarios estereotipados.

    La gente pobre ve en sus hijos su único capital social: a falta de propiedades y privilegios, cuentan precisamente con el desarrollo, aunque sea precario, de su prole para su subsistencia.

    Los pequeño burgueses clasemedieros, al tener acceso a otros privilegios, como educación o vivienda familiar propia, podemos darnos el lujo de planificar nuestra descendencia.

    Euribe tampoco tiene en cuenta que la falta de cultura e información está muy relacionada con el sistema de explotación que él, por lo visto, defiende, pues no cuestiona en nada el sistema de abuso laboral que Carlos ha expuesto. Pareciera que lo justifica y creyera que en verdad la culpa de la pobreza en el Perú la tienen los desempleados que tienen hijos y no las políticas de remuneración. Ridículo.

    En cuanto a Gustavo O., a pesar de tener mucho más criterio en sus argumentos, basa su discurso en una experiencia personal válida, pero no tiene en cuenta que el proceso de violencia política al que se refiere Carlos no es una experiencia personal, sino un método para obtener el poder y transformar las estructuras de la nación.

    Un individuo puede, con su esfuerzo, lograr lo que logró Gustavo O, pero no cambiará la nación. Quienes se organizan para tomar el poder por la vía violenta no solo quieren progresar en la vida, sino que desarrollan un proyecto (equivocado talvez) de país. Y la única manera de hacerlo es (o era en los ochentas) enfrentando al poder institucional, las fuerzas del orden.

    Es cierto, nadie tiene derecho a matar a inocente. Pero para entender por qué sendero mataba inocentes hay q ponerse en los zapatos de un combatiente (que es como muchos de ellos se consideraban), sentir que existe una guerra contra un estado explotador y opresor, un estado que permite las injusticias que Carlos ha expuesto en este post.

    Para justificar la muerte de esos inocentes, hay que estar ideologizado y no ver en el soldado a un compatriota, sino a un agente de la reacción; no ver en un funcionario a un semejante, sino a un intermediario de la burguesía. Por eso es que el análisis de Gustavo O cojea, aunque tenga razón en su premisa central -nada justifica matar inocentes- porque no tiene en cuenta todas esas categorías que adopta el que emprende una lucha (supuestamente) revolucionaria.

    Ahora, la guerra popular o lucha revolucionaria no tiene por qué ser necesariamente igual a como la vivimos acá en el Perú. Somos tan piñas que nos tocó el grupo más estúpido de maoistas mesiánicos, una suerte de jesuitas del pacto universal pero comunistas. No todas las luchas son así, Gustavo O. Le sugiero que revise cómo se llevó a cabo la guerra popular maoista en Nepal, dirigida por Prachanda.

    El enfrentamiento será necesario, inevitablemente, porque los grupos económicos que se benefician de estas políticas no cederán alegremente. El grado de conflicto depende de la voluntad política de quienes toman decisiones de estado. Si no queremos que haya radicales que se aprovechen de la miseria, los patrones deben reconocer más derechos a los trabajadores.

    ¿O creen Euribe y Gustavo O que las condiciones de explotación se justifican?

    Saludos

    PD: Un deslinde claro contra el terrorismo, desde un punto de vista marxista, lo pueden ver en el blog de Dante Castro.

    http://cercadoajeno.blogspot.com/2010/06/mi-deslinde-actualizado-con-el.html

  21. carmen ilizarbe dijo:

    Estimado Carlos,

    Permíteme que insista en la importancia del discurso social y que concuerde con Lucio en la importancia que los imaginarios tienen para el quehacer político en el terreno de la articulación de demandas y formación de actores colectivos. Por supuesto que hay una continuidad entre la izquierda y las demandas y luchas actuales, pero no podemos asumir que esta continuidad es lineal. Eso significaría asumir ciegamente, sin capacidad de auto-crítica que las propuestas y estrategias que fueron válidas antes lo siguen siendo hoy. Después del fracaso histórico de la Izquierda en los 80 y todos los cambios que hemos visto en el mundo, no se puede simplemente establecer dicha continuidad sin consecuencias graves.

    Esta es por supuesto una tarea grande y compleja que debería pasar también por foros, libros y seminarios, pero principalmente por los “agentes sociales”. Es imprescindible desarrollar crítica actualizada (como la que tú ofreces en tu artículo) y analizar la problemática particular de grupos excluidos. Pero es también fundamental generar espacios para la elaboración de discursos de los propios agentes sociales, sean estos obreros, asalariados rurales y urbanos, comunidades andinas o pueblos indígenas. Si no apuntamos a generar nuevos discursos sociales de manera colectiva (y de ahí mi crítica al supuesto de que “la izquierda” es el interlocutor “natural”) corremos el riesgo de seguir antiguos discursos sociales como si fueran recetas. Tu hipótesis sobre la centralidad de los asalariados urbanos y rurales es interesante pero como tú mismo indicas, debe ser sustentada y contrastada, y no puede validarse con argumentos metodológicos (¿o quieres decir de praxis?). El pensamiento Marxista clásico estableció la centralidad de los obreros en la lucha revolucionaria, y les otorgó un lugar predominante en la formación de alianzas políticas en detrimento por ejemplo de los campesinos. Esta tesis y muchas otras más que organizan la práctica política de la izquierda, merecen ser revisadas y evaluadas críticamente y no deben ser asumidas como ejes naturalmente orientadoras de la lucha actual.
    Saludos,

    Carmen

  22. Hector Ñaupari dijo:

    Es sencillamente sorprendente como la izquierda recurre a los mismos tópicos y propuestas de hace siglo y medio, que fracasaron de modo rotundo en todos los países en los cuales se aplicaron. Ya sea por la vía violenta o democrática, intervenir en la economía y hacerla centralmente planificada, o corporativizarla a través de sindicatos, conduce a la pobreza, la hiperinflación y el desabastecimiento. El único modo de implementar esto desde la política es a través de una dictadura del proletariado. Sea por medio de una revolución o de ganar las elecciones (Hitler y Prachanda las ganaron, pero eso no los hace demócratas), lo que supone atentar contra la propiedad privada de todos los demás. El verdadero patetismo es llegar a extremos como el considerar a otros seres humanos como agentes de la reacción e intermediarios de la burguesía, como hacen los dos senderistas en sus comentarios. Bien, este agente de la reacción e intermediario de la burguesía defenderá su vida y la de su familia, con coraje y resolución, de este nuevo sendero resurrecto a través de los blogs.

  23. Lucio dijo:

    Patético el alegato de Hector Ñaupari.
    Para ofrecer una perspectiva o posición, si quiere, no tiene que asumir tal grado de intolerancia, como hace en su comentario.
    Si para explicar la perspectiva del nazi, uso la terminología que usaron para señalar a sus víctimas, no tengo por qué ser considerado un nazi.
    Un ejemplo mejor estimado Héctor Ñaupari:
    Sería intolerante catalogarte a tí de informante policial, o soplón, por el tipo de comentarios que haces, ¿no crees?. Argumenta, no etiquetes.

  24. Hector Ñaupari dijo:

    Yo no estoy justificando los asesinatos de sendero como tus amigos, Lucio. Ni soy informante de la policía ni soplón. Combatí a Sendero en San Marcos ideológicamente. Y la tolerancia sólo se puede ejercer con los tolerantes, no con los que, cegados por su ideología, identifican a los demás sólo para matarlos.

  25. Carlos Mejia dijo:

    Estimado Lucio:

    Sobre tu comentario Nº 16.

    Evidentemente se pueden construir discursos críticos desde diferentes teorías. Entiendo que tu aspiras a una crítica no solo al modelo de acumulación capitalista sino al propio proyecto de la modernidad.

    Me permito recordar que la crítica marxista al capitalismo poco tiene que ver con un fundamento ético o moral (si el capitalismo es justo o no) sino precisamente con la irracionalidad del mercado y el caracter alienante del trabajo asalariado.

    Tengo mis dudas acerca de la viabilidad económica de una robotización absoluta en los actuales términos capitalistas y de prescindencia de la fuerza de trabajo humana.

    Lo otro, una estrategia de cambio que no sea política me resulta siempre dificil de entender, pero puede ser un sesgo profesional. En todo caso, ¿cómo le haces para no terminar enarbolando una utopía, es decir, un discurso de movilización hacia un destino inviable?. ¿Los militantes y seguidores de tu propuesta que pueden ir haciendo si renuncian al poder y las «gratificaciones inmediatas»?

    El cambio espiritual y personal no creo que sea tu perspectiva, ya los crisitianos lo vienen intentando hace más de dos mil años con escaso, muy escaso éxito.

  26. Rafael Euribe dijo:

    Duran:
    Los comunistas no creen en la responsabilidad individual, por que ellos no creen en el individuo. Solo cren en la persona como parte de la masa social. Si lo que define a la persona es su clase social, entonces ideas como que los hijos son «el capital social de los pobres» son defendidas.
    Para los comunistas lo que es bueno para la masa, es bueno para el individuo y este debe acatarlo. No hay autentica nocion de libertad, por que libertad entraña responsabilidad.

    Los comunistas en su lucha por una sociedad dominada por una burocracia, tienden a librar la individuo de sus responsabilidades para la sociedad, pues es la sociedad (la burocracia) quien cuidara de ellos.

  27. jaime dijo:

    La verdad que suelo discrepar de la gente del SUTEP pero hace poco me llego este articulo con el cual estoy de acuerdo y que pertenece a un ex secretario de esta organizacion asi que solo lo pego.

    saludos a todos

    A Juan Corilloclla, dirigente magisterial que fue asesinado por Sendero Luminoso en Huancavelica; a Esteban Flores, dirigente magisterial asesinado por el Ejército en Tingo María)

    radio latinos Actualite international – Sendero luminoso y la frustración de la revolución en el Perú – Actualite de nuestra america

    Luego de la movilización senderista en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos y en otros dos lugares de Lima, una serie de opiniones y análisis se vienen difundiendo, los cuales son de tres clases: por un lado, de quienes han reaccionado con objetivos políticos de indudable carácter oportunista; por otro, los que, buscando una explicación y una perspectiva ajustadas a la sociología y la ciencia política, le sitúan en el plano de la lucha por el poder en el Perú. Y un tercer tipo de reacción es la de marcada posición fujimorista.

    Ambas posiciones pueden tener coincidencias, lo fundamental está en las diferencias de enfoque y de objetivos. La coincidencia general radica en su rechazo a las manifestaciones senderistas, tanto de los acuerdistas de las movilizaciones recientes y su desesperado afán de subirse al carro electoral del momento para sobrevivir; como de los del grupo «proseguir» que actúan en las zonas rurales de la producción de narcóticos provenientes del cultivo de la coca.

    El fenómeno senderista y sus acciones armadas de tipo terrorista del pasado y de hoy no puede entenderse al margen de la situación del país, de la estructura de clases y de las relaciones sociales que la formación económico –social del Perú han engendrado en el plano de la ideología y de la política.

    PRIMERO, EL LUGAR DE SL EN LA HISTORIA DEL PERÚ

    En el siglo XX el Perú ha sido escenario de algunos intentos y procesos de lucha revolucionaria para su transformación en una sociedad diferente a la capitalista. Cada vez que surgió un movimiento con esa perspectiva, las clases dominantes la han combatido, como es la lógica de la defensa de un sistema, con todas las armas a su servicio, incluyendo las ilegales e inhumanas, sin importar que aquellas luchas hayan sido justas o no.

    Primero fue la lucha de José Carlos Mariátegui por dar al Perú un rumbo socialista. El gobierno de Leguía trató de anular su lúcida y paciente acción revolucionaria, pero el Amauta dejó uno de los legados ideológicos más importantes de América Latina.

    El primer movimiento revolucionario del tipo de lucha armada urbana fue el de 1932 en Trujillo y otras zonas del entorno norteño, cuyo estallido sobrepasó la capacidad y hasta la decisión política de la máxima dirigencia aprista de aquellos momentos: fue una auténtica lucha de los de abajo que fue sangrientamente doblegada por el dictador Sánchez Cerro. El grueso de los combatientes procedía del proletariado cañero del norte, y su principal figura emblemática fue el «Búfalo» Barreto, un líder anarquista muy cercado al socialismo, circunstancialmente aprista.

    Después vinieron los movimientos guerrilleros de los años 60, principalmente la comandada por Luis de la Puente Uceda como máximo dirigente del MIR. Fue el movimiento de mayor claridad revolucionaria para la toma del poder y la construcción del socialismo, pero también una lucha guerrillera que se alejaba del aventurerismo y del simple terrorismo, aplicando la concepción y los métodos de los procesos revolucionarios de otros países, principalmente de la revolución cubana que había triunfado en 1959. Su derrota constituyó un gran alivio para la vieja oligarquía conformada, fundamentalmente, por los terratenientes, y también para todos los partidos de la derecha de aquellos años, incluido el APRA, de cuyas filas salieron, precisamente, los fundadores del MIR ante el convencimiento de que «la gran transformación» de la que hablaba Haya de la Torre no significaba más que una pose demagógica.

    Los otros movimientos de aquella década no tuvieron la misma fuerza ni la misma importancia, pero correspondían también a la misma tendencia de la lucha por un nuevo sistema social.

    Derrotados aquellos movimientos, un sector de las clases dominantes ligado al gamonalismo, se negó a realizar, por lo menos, algunos cambios que amenguaran la opresión y la miseria de las poblaciones campesinas y urbano-marginales, pese a que la administración norteamericana bajo la orientación de la Alianza para el Progreso había trazado un plan hemisférico para América Latina consistente en una serie de reformas que redistribuyera la riqueza para hacer frente al creciente descontento de las masas y al avance del comunismo y de las revoluciones tipo la Revolución Cubana, China, Vietnamita, Angoleña, etc. De ese letargo oligárquico fueron sacudidos por el golpe militar del 3 de octubre de 1968 bajo el comando institucional de las Fuerzas Armadas y su máximo jefe, el General Juan Velasco Alvarado. Par los barones del Azúcar y los viejos banqueros y grandes exportadores, la «revolución de las Fuerzas Armadas» no era sino el comunismo, sin darse cuenta de que el Perú ingresaba a un proceso de nueva modernización basada en los intereses de la burguesía industrial-financiera. De esta miopía de clase parasitaria, sólo escaparon algunos empresarios que se acomodaron al nuevo modelo desarrollista para hacer fortuna hasta consolidar su dominio de clase.

    Muchos de ellos formaron parte de los denominados «12 apóstoles» que se beneficiaron largamente con los dólares que el primer gobierno del APRA (1985-1990) les entregó para generar, supuestamente, el crecimiento económico del Perú.
    Por supuesto que el desarrollismo burgués de la Fuerza Armada no pudo resolver los problemas del Perú, ya que no se salía de la órbita de la hegemonía del capitalismo internacional, no obstante algunas escaramuzas con el capital norteamericano por las políticas de las nacionalizaciones realizadas por el gobierno militar de la primera fase.

    Tales frustraciones de transformación del país se dieron hasta la década de los 70 del siglo pasado. Las tres primeras, de indudable raigambre popular y revolucionaria. La tercera, de raíz reformista que hubiese permitido un proceso de modernización bajo la batuta de la burguesía industrial-financiera.

    La frustración reformista dio paso al resurgimiento del movimiento revolucionario en el Perú bajo la presión del nuevo movimiento obrero y popular de las grandes ciudades, las huelgas de los trabajadores del campo y la ciudad, la influencia del avance del socialismo en el mundo y los nuevos movimientos guerrilleros en América Latina, más el aumento del descontento de las masas oprimidas, tanto de los obreros como de los campesinos y de la pequeña burguesía empobrecida. Al margen de estos hechos no se puede explicar el surgimiento de nuevos partidos revolucionarios, muchos de los cuales de abierta ideología marxista-leninista orientados a tomar el poder del Estado por la vía revolucionaria con la guerra popular como forma principal de lucha. En este contexto aparece SL y su preparación para el estallido de «su» revolución. Su aparición no puede ser vista como el mero producto de una «mente criminal», la de Abimael Guzmán, aun cuando este jefe senderista haya utilizado el terror para subyugar a quienes no pensaban como él, concepción y método ajenos al de todas las luchas revolucionarias del mundo, incluida la de Mao, su pretendido modelo de inspiración. El mismo hecho que SL no haya practicado ninguna política de alianzas con otros partidos de la izquierda peruana, dice mucho de su concepción dogmática y sectaria, el violentismo (no la violencia revolucionaria) de su línea y su metafísica del endiosamiento del líder, hasta convertirlo en «presidente Gonzalo» por anticipado, una diferencia abismal de concepción con otros jefes revolucionarios que solamente fueron considerados como comandantes de la lucha.

    Si las condiciones en que se desenvuelve la sociedad peruana no cambian, como lo está indicado el propio Julio Cótler, de cuya ideología liberal no se puede dudar, si las desigualdades sociales van en aumento, ni no hay un horizonte de justicia futura en el marco de la actual democracia burguesa en el Perú, nuevos movimientos surgirán, incluso similares a SL. Entonces, los ideólogos de la burguesía volverían a dar explicaciones ajenas a nuestra realidad, enfilando sus acusaciones contra «fuerzas externas», como ya lo han hecho recientemente con motivo del movimiento indígena amazónico: ignorancia e intereses de clase, juntos.

    El denominado «Museo de la Memoria» no es un factor que vaya a frenar el impulso de las masas oprimidas contra un sistema que crea más desigualdades económicas y sociales. El capitalismo ya no puede seguir manteniendo su «Estado del Bienestar» ni en la propia Europa de la otrora socialdemocracia. ¿O es que se puede frenar la lucha de clases con aparatos culturales sin cambiar las condiciones que dan origen a los enfrentamientos de clase? Lo ideal es que la transformación del Perú se realice pacíficamente, sin muchos sacrificios. Pero la propia Revolución Francesa ha demostrado que, en ciertas circunstancias, los que están en el poder se niegan a admitir los consejos y las peticiones.

    SEGUNDO, EL SENDERISMO HA FRACASADO

    Después de su derrota militar y política, SL se debate entre proseguir la lucha armada, por un lado, y recuperar presencia política a través de métodos de lucha legal, incluyendo la defensa de sus afiliados procesados o sentenciados, la lucha electoral coyuntural, la agitación política de «amnistía», la participación de su militancia libre en los sindicatos y organizaciones populares, su lucha ideológica en las universidades y otros centros de enseñanza, incluso privados. La propia exigencia de la autorización para el matrimonio de Abimael con la Iparraguirre es parte de esa lucha política.

    Con excepción de la lucha armada que desarrolla en el VRAE y en una parte del Huallaga, nadie puede negar a los senderistas su derecho a participar en la vida política del país, como se pretende hoy desde las canteras más reaccionarias de la prensa y de la política de la derecha peruana. Estos sectores son los que han avalado y siguen avalando los asesinatos que comprometieron al Estado durante los doce años que duraron los enfrentamientos en la década de los 80 y principios de los 90 del siglo XX. Tienen razón quienes están considerando una alianza aprista-fujimorista para reiniciar una represión militarizada en las universidades públicas, principalmente en la Universidad de San Marcos.

    Al margen de la fuerza que hoy tiene SL, que es muy débil frente a las masas oprimidas a las cuales pretende representar, su tendencia no es al desarrollo de esa fuerza. Su fracaso no solamente está en que fuera derrotada militar y políticamente, sino en el hecho de que su ideología se ha quedado estancada en el antifeudalismo de los 60 del siglo XX. Su idealización de la violencia al margen de las condiciones concretas de la lucha de clases le ha producido un rechazo en el pueblo y en los sectores progresistas, incluyendo las fuerzas de izquierda. ¿Cómo puede avanzar un movimiento que tira lanzas contra todos? Con SL no es posible discutir estas cosas porque su pensamiento es el único que posee todas las verdades juntas. En los sindicatos reclaman democracia cuando son minoría, pero cuando asumen la dirección de un gremio no permiten que nadie discuta nada. Poniendo de barriga a los apristas, estos «demócratas» tienen un comportamiento similar, como cuando dicen que no hay la corrupción que se viene denunciado en el Perú.

    Por otro lado, fuera de Abimael Guzmán, no hay ningún otro dirigente importante capaz de discutir los problemas ideológicos y políticos de SL, ni sobre los problemas del Perú. Su discurso es el mismo, con citas fuera de contexto, con frases voluntaristas como los que leemos en ciertos correos electrónicos que nos llegan. Pretender discutir con los abogados Crespo y Fajardo es perder el tiempo y otorgarles un nivel que no tienen.

    Un partido que ha demostrado su impunidad moral y su falta de autocrítica por lo asesinatos cometidos, no tiene capacidad para defender los derechos de los oprimidos, ni capacidad moral para combatir a la otra parte que, desde el Estado, también ha destruido vidas inocentes y no inocentes en condiciones de impunidad.

    Su desgaste moral e histórico es evidente. Su moral revolucionaria, si alguna vez existió, ya no existe. Las propias contradicciones entre los senderistas es prueba de que su desorientación es evidente, como el caso de los insultos de «Feliciano» contra Abimael Guzmán.

    TERCERO, DESLINDAR CON SENDERO LUMINOSO

    El deslinde ideológico con SL no será significativo si proviene desde la derecha, y mucho menos desde los neoliberales. La derecha carece de autoridad para rebatir los objetivos que SL dice perseguir, pues esa derecha constituye la beneficiaria de la situación de injusticia que vive el Perú. Sus ataques a SL aparecen como la defensa de sus exclusivos intereses de clase, de sus privilegios. Solamente la pequeña burguesía acomodada, los grandes funcionarios del Estado y del sector privado pueden hacerle coro como cuando el Presidente García amenaza con invadir las universidades. Este deslinde favorece a SL, pues le pone en ventaja evidente ante los sectores oprimidos del país. El periodista Federico Salazar, desde una derecha más liberal, plantea la cuestión del deslinde en forma más inteligente que los demás periodistas de la derecha peruana, pero él es, a lo sumo, un elemento aislado en medio de la mediocridad de una clase, cuyo único intelectual de renombre, Mario Vargas Llosa, es escuchado sólo por los neoliberales «orgánicos», pero no por el pueblo.

    En el extremo del deslinde de la derecha se sitúa el fujimorismo, cuyo objetivo es instrumentar el rechazo a SL a favor de un retorno del Perú a los 90 vía las elecciones del 2011. De paso, indultar su corrupto y criminal jefe con su pandilla, juntos.

    El verdadero deslinde con SL sólo puede provenir de la izquierda revolucionaria, de aquella que tiene como alternativa la lucha por el socialismo, por tanto, la lucha consecuente contra el capitalismo, cuya derrota de su modelo neoliberal es condición sine qua non para avanzar hacia el objetivo estratégico.

    Sin ceder al violentismo metafísico de SL, la lucha revolucionaria no puede renunciar a ninguna forma de lucha de antemano, como ha ocurrido en el Ecuador, donde las masas insurgentes han debido recurrir a la violencia para traer abajo a tres gobernantes y dar paso al proceso político que hoy vive el Ecuador.

    En el proceso de deslinde con SL es posible perfilar una nueva izquierda en el Perú, que cohesione a los sectores populares en una fuerza capaz de luchar por el poder y por la construcción del socialismo. Ese deslinde tampoco debe entenderse al margen de la lucha contra el capitalismo en el Perú y en el mundo. Es un deslinde teórico y práctico.

    Lima, junio 22 del 2010

    NOTAS :
    ______________________________

    # Tomado de : José Ramos Bosmediano

    * José Ramos Bosmediano, miembro de la Red Social para la Escuela Pública en las Américas, ex Secretario General del SUTEP.

  28. Duran dijo:

    Sr. Ñaupari:

    Lo más lamentable no es lo que haya hecho la izquierda, sino su lamentable falta de comprensión de lectura: en ninguna línea yo justifico la muerte de inocentes. Es más, cualquiera podria darse cuenta que considero que el proyecto senderista era ilusion y totalitario, pero eso no quita que las condiciones de explotacion e injusticia fueran terribles.

    Su reduccionismo inocente es pátetico, ¿acaso alguien que para analizar la conducta senderista intenta comprender sus categorias es complice de terrorismo? ¿Como es que me acusa tan alegremente de ser senderista?

    En mi intervencion dejo un link a un post que contiene una critica a la violencia terrorista de SL, y aún así, ¡me acusa de terrorista! Con tan lamentable comprensión de lectura, no entiendo cómo tiene la concha de creerse poeta y promotor cultural.

    Euribe:

    No sabes nada de comunismo, salvo lo que viste en un par de películas de Rambo o Chuck Norris. ¿Los comunistas buscan librar al individuo de sus responsabilidades? Te reto a que me muestres un texto comunista donde se exponga una idea tan burda.

    ¿Los comunistas no creen en la responsabilidad individual? Qué tonteria. Enterate de qué era el estajanovismo y luego me vienes con ese rollo facilista. Enterate tambien de los castigos y sanciones a quienes incumplian sus labores, y sobre el sistema de propaganda que ensalzaba el heroismo y la iniciativa personal.

    Mas bien, las sociedades capitalistas, luego de lograr un maximo desarrollo material, han creado la sociedad de bienestar donde el estado cubre necesidades basicas de sus pobladores. Y no son precisamente sociedades «comunistas». Reduccionismo y simplismo el tuyo. Comunista malo, no quiere trabajar; capitalista bueno, trabajador.

    Con esa logica retorcida e infantil, promovida por las peliculas yankees de los setentas, es incomprensible el grado de desarrollo material de la URSS: ciudades con infraestructura de primer mundo, industrias de todo tipo, militares, siderurgicas, quimicas. Te recuerdo, ademas, que fue ese sistema, que segun tu esta lleno de vagos, el que puso al primer hombre en orbita y obtuvo grandes adelantos cientificos en todos los campos. Si el comunismo era tan malo, ¿como diablos es que fueron una potencia que heredo la industria e infrastructura de la que ahora goza la Confederacion Rusa?

    ¿Por que eso no sucedio en China, Cuba y Camboya? Simple, no se aplico bien. En lo personal, no creo que el comunismo o el capitalismo sean mejores, creo que cualquier proyecto bien aplicado da frutos, pero para eso se necesita unidad nacional. No creo en la ortodoxia ni el purismo, por eso admiro procesos como el de Brasil e India, que se han insertado en la economia global sin renunciar a sus decisiones de estado. ¿Que el liberalismo es la solucion? ¿Si? ¿Donde? ¿Quien es tan insensato de aplicar las necedades que proponen los liberales?

    Mas que tu ignorancia sobre el comunismo, me da pena ver que te importa un carajo que tus compatriotas tengan que pasar penurias y justifiques su precariedad solo porque de chico viste muchas peliculas donde los yankees eran los buenos.

    Y por su supuesto que nuestra clase social nos condiciona, ¿o crees que tus privilegios no han condicionado tu concepcion del mundo? Supongo que tan inocente no eres y puedes darte cuenta de que evidentemente, tus privilegios materiales condicionan (no determinan) las ideas que defiendes.

    Ojala un dia pueda leer un comentario tuyo en el que digas algo a favor de la gran mayoria de tus compatriotas y no en apoyo de cuatro gatos que se hacen ricos con el trabajo ajeno.

    Saludos

  29. Carlos Mejia dijo:

    Estimada Carmen:
    Con respecto al comentario 19 de tu autoría.

    Efectivamente se trata de discutir y analizar. La lógica cambio y continuidad en la izquierda es un tema complejo. Más allá de los habituales pedidos de balances y autocríticas, lo central es el entrampamiento generacional que tenemos en la izquierda tradicional. Para decirlo claramente, hay un grupo de dirigentes mayores de 50, que no desea hacerse al lado. Una generación que políticamente ha fracasdo pero que insiste en mantenerse en la estructura de microscópicos poderes que detenta. Colabora con esto, la ausencia de una nueva generación más contestataria, más radical, con ganas de entrar a la cancha y «matar al padre». Los pocos jóvenes entusiastas prefieren armar tienda aparte en pequeños colectivos.

    Por otro lado, la centralidad obrera es claramente una idea muy discutida en el mundo en décadas pasadas. En el Perú, si uno lo piensa con calma, no hubo un debate serio. Se asumió como recordarás el paradigma de lo popular y luego se dió por muerto al sindicalismo clasista. En las ciencias sociales dejó de ser un tema de moda y fue reemplazado por discursos muy dispares acerca de pragmáticos y laboriosos sujetos que hoy brillan por su ausencia. .

    Veinte años después, el sindicalismo clasista sigue vigente como sujeto social y político. Ni ha desaparecido ni han cambiado sus orientaciones. Los otros sujetos que supuestamente iban a reemplazarlo, como los pequeños empresarios de Gamarra, pues digamos que andan de capa caída.

    Las reformas neoliberales han enfatizado aún más las brechas económicas y han desarticulado la estructura social. No somos una sociedad densa de actores complejos e instituciones fuertes. Por eso, en parte, mi inclinación a retomar ejes que pueden parecer desfasados, pero es en parte por que el Perú es un país desfasado. No es una opción automática, ni poco pensada. Ciertamente, no en la universidad que no es mi espacio, pero en el mundo sindical hemos tenido un amplio debate sobre estos temas, con sus documentos, foros, críticas y evidencias. Ojalá podamos acercar la academia a lo laboral, pues ambos saldríamos ganando.

    saludos cordiales,

  30. Silvio Rendon dijo:

    Quisiera añadir algo al intercambio entre Carlos y Carmen. Creo que toca actuar pragmáticamente y con ubicación. Desde hace mucho tiempo que se dijo que «ser obrero es algo relativo» que el sindicalismo clasista ya fue, etc. Sin embargo ya van veinte años de derechos laborales recortados. Primero por el fujimorismo, luego continuado por el toledismo y alanismo. Fujimori, se dijo, representaba a los «nuevos sectores», luego se dijo lo mismo de Toledo. Luego García se volvió a centrar en los asalariados con eso de los abusos de los services. En nombre de «nuevos sectores» se ha preservado la situación de desprotección laboral en el país. La transición del fujimorismo no representó ningún cambio para los asalariados. Más aún, el ministro de trabajo Villarán de la Puente, de las izquierdas «no dogmáticas», actuando en pared con Kuczynski dio una ley de mayor desprotección laboral, supuestamente para beneficiar a los pequeños empresarios (de Gamarra), que inmediatamente creó un estándar aprovechado por las grandes empresas, que querían ese régimen para ellas. Ya son diez años de caída del fujimorismo y no hay restitución de derechos laborales. Siempre hay alguna otra cosa, supuestamente tan o más importante, que está primero. Toca revertir esa situación.

  31. Lucio dijo:

    Carlos:
    El problema de la neutralidad ética en la crítica marxista, podía ser aceptable en los tiempos de Marx. El entusiasmo por la idea de «progreso» imperante lo hacía posible. Las condiciones y amenazas actuales, no lo permiten. Por ello, algunos creemos que el marxismo es insuficiente. para empezar, su concentración en praxis instrumentales como la economía o la política, parece haberse agotado.

    Sobre la robotización o automatización, bueno, lo tuyo puede ser un optimismo sindical, dicho con afecto, por supuesto. Pero, qué factores pueden impedir que el creciente auge de la técnica, de la tecnología no sea utilizada masivamente en los ímpetus productivistas actuales. La lógica eficientista actual, lo impone casi como una inevitabilidad.
    Sobre una estrategia que no sea política, yo diría, que no sea exclusiva ni centralmente política. Creo, carlos, que no hay porqué evitar hablar de utopías. El problema no son las utopías. El problema, hoy, es el espontaneismo suicida. El espontaneismo del mercado, nos arroja al darwinismo más insufrible. El espontaneismo cultural, es otra amenaza. Los problemas actuales, y no hablando ya solo del perú, Carlos, son novedosos e inéditos. Por primera vez en la historia, el número humano es un factor peligroso. Por primera vez en la historia de la humanidad, se vizlumbra en el horizonte, un quiebre del ecosistema. Por primera vez en la historia, crece un agotamiento vital. El suicidio individual o colectivo aparece como una alternativa interesante para muchos. los retos son nuevos, por lo tanto, la alternativa y la praxis, tiene que ser nueva, globalizante y consistente. Visto el problema en su integridad, la política resulta insuficiente. Creo sí, que la política debe ofrecer el espacio para la interacción de voluntades y perspectivas. pero, despojada de la herencia que Maquiavello le dejó, que Marx avalaba, y que toda la modernidad ha ejercido sin pudor. A saber: la noción de poder. Recuerda como es que Marx admitía que la política es la lucha de una clase, para conquistar, defender, y mantener el poder. Eso, hoy, simplemente coadyuva con la autodestructividad intrínseca del sistema.
    Ciertamente no hablamos de un cambio del tipo religioso-espiritual. pero, una praxis, un proyecto alternativo, requiere de todos modos, una metafísica nueva. Una metafísica humanista. Las propias creencias no pueden quedar intocadas. Pero, todo eso supone un debate profundo sobre la condición actual del ser humano. Las visiones arcaistas del mundo y de la vida, son correlativos con las condiciones actuales. Ojo, esto no se puede hacer como un programa, o como una política pública. Los temperamentos e imaginarios colectivos, no se pueden tratar así.
    Silvio:
    Ciertamente la situación del trabajador peruano hoy, es un tema pendiente de resolución. Y cabe abordarlo del modo más claro.
    El tema es como ese proceso de resolución puede conectarse con una perspectiva, una apuesta ma´s amplia, que permita dirigir las energías más avanzadas, hacia un horizonte esperanzador.
    Ese horizonte, aún está borroso, por estar pendiente de definición. Precisametne es lo que comentaba a carlos, que dada las críticas a la izquierda, críticas mas bien conservadoras, tendría que mostrar su legitimidad. Es el sistema el que hace precarias las condiciones del trabajador. Si la izquierda lograra revertir eso, a la larga, no hace sino retroalimentar un sistema poco edificante, y yo añadiría, ya poco interesante.

  32. jaime dijo:

    Bueno al parecer aqui tb se censura como en la URSS o como en el FUJIMORATO

  33. carmen ilizarbe dijo:

    Muy interesante este intercambio. Me queda claro que no es posible resolver temas tan complejos como los que aquí se están discutiendo (varios de los cuales además no fueron necesariamente planteados por el post de Carlos) pero al menos, desde mi punto de vista, podemos en conjunto tratar de incorporar elementos novedosos a nuestros particulares puntos de vista y enriquecer el debate.

    Carlos, creo que compartimos en buena parte el diagnóstico sobre los problemas de la Izquierda, y también el reconocimiento de la importancia de los sindicatos y el sindicalismo. Efectivamente los actores que se suponía (en las Ciencias Sociales) tomarían la posta no dieron la talla o quizás sus intereses y formas de inserción económica y política son distintas. Lo que sí no comparto es tu idea de que el Perú es un país desfasado y que por eso se puede seguir orientaciones clásicas. En un contexto en el que los pueblos indígenas se levantan con demandas y propuestas concretas, y se convierten en la principal oposición del gobierno (sí, más fuerte que los actores políticos clásicos y con un discurso que no encaja en esa línea, y generando la solidaridad de sectores diversos), se tiene que reconsiderar las orientaciones y las estrategias.

    Y esto me lleva al comentario de Silvio. Estamos de acuerdo en que es necesario ser pragmáticos y ubicarse en la realidad. También en que el neoliberalismo radical que se impuso desde la época de Fujimori sólo ha acrecentado -y de manera brutal- las brechas sociales, económicas y políticas. Pero justamente por pragmatismo y ubicación hay que entender que muchas cosas están cambiando, y no es sólo la fuerza con la que arremete el neoliberalismo. La pregunta pragmática obvia sería: Cómo? ¿Cómo hacemos para revertir la situación? ¿Importa o no importa tratar de establecer vínculos y alianzas con otros actores también violentados por el mismo Estado aunque no de la misma manera? ¿Importa o no importa articular y sumar a pesar de las diferencias? Mis comentarios sobre la importancia de los imaginarios políticos (que no son sólo los discursos) y la necesidad de construir un horizonte compartido apuntan justamente a visibilizar que puede haber espacios de encuentro y articulación de fuerzas que no se están considerando y que más bien el discurso clásico de la Izquierda podría estar descartando de antemano. La urgencia de los problemas que hay que confrontar y la necesidad de actuar obviamente juegan en contra de darle valor a procesos de mediano y largo plazo, pero si no se trabaja de verdad por articular ampliamente y construir (no asumir que ya ha sido diseñado) un proyecto alternativo será muy difícil oponerle fuerza real al neoliberalismo y la cleptocracia que hoy nos gobierna.

  34. Silvio Rendon dijo:

    Hola Carmen,
    No creo que Carlos esté en «el discurso clásico de la izquierda». Tampoco yo. No veo que esté en la agenda cosas como «la dictadura del proletariado» o «el proletariado como vanguardia de la revolución». Sí veo que hay una extensión de la agenda, en que por ejemplo, Carlos plantea ver el gas desde un punto de vista de los trabajadores o una lucha contra la contaminación de las extractivas a los sectores más pobres y más pobremente representados del país. Lo que sí no creo es que la izquierda vaya lejos con agendas de hace más de veinte años como la que sale del «desborde popular», o exaltar a los empresarios de Gamarra o a los mototaxistas por oposición a los asalariados.
    Saludos,

  35. Julio dijo:

    Durante toda la discusión generada por el post unos y otros han reconocido que el problema peruano es de difícil diagnostico y solución porque es un problema complejo, sinembargo insisten en utilizar procesos lógicos lineales dialécticos no complejos en sus análisis y proyecciones, es difícil para una persona que no se dedica estos menesteres entender cómo un grupo de jóvenes intelectuales hayan renunciado al estudio de nuevas formas de encarar los problemas complejos como el nuestro,hoy en día cuando nos vemos invadidos por aparatos cibernéticos basados en la inteligencia artificial y que utilizan lógica no dialéctica (desde cámaras hasta lavadoras) no exista el mínimo interés en estos círculos de enfocar los problemas complejos desde perspectivas complejas,por ahí leemos el recuento,casi erudito,de lo que en opinión del participante fué la historia de la «izquierda», como si ésta fuese una línea contínua de hechos escalonados y articulados exento de quiebres, cambios, situaciones, en la que(ahora lo sabemos) hasta el clima tuvo vital importancia, deslumbrados por sus logros,los jóvenes intelectuales han renunciado a su capacidad de asombro y se refugian(de acuerdo contigo en eso, por lo menos, Ñaupari) en viejos análisis, fórmulas obsoletas y estereotipos, la sociedad necesita de verdaderos revolucionarios del pensamiento que no le teman a lo desconocido y que tengan la humildad suficiente para reconocer que la lógica dialéctica es insuficiente para decodificar una realidad compleja, un ejemplo de ello es la eterna discusión en uno y otro lado de lo que es ser de «izquierda», y claro, la lógica dialéctica no reconoce la gradualidad del fenómeno…