Por - Publicado el 19-11-2009

No es un concepto dependentista, aunque algunos partidarios de la teoría de la dependencia, como el ecuatoriano Agustín Cueva, lo utilizaron ampliamente. Tampoco es un concepto maoísta, aunque los maoístas también le dieron uso, y el mismo Mao Tse Tung lo utilizó en varios textos, notablemente en su «Análisis de clases de la sociedad china» de 1926. El concepto es «clase compradora» o «burguesía compradora» y se refiere a aquel grupo social que se beneficia de su relación y colabora con los inversionistas extranjeros en su propio país, convirtiéndolo en un estado cliente. Así los inversionistas extranjeros gozan de ventajas tributarias, subsidios, concesiones de tierras, apoyo del estado ante la posible organización sindical o la protesta de la comunidad nacional. Este grupo social es tan poderoso que puede imponer este statu quo al resto de la sociedad y desde luego no tiene ningún interés en cambiar una situación de la cual se beneficia. No está pensando en proteger su mercado de la competencia extranjera a la Friedrich List (quien ejemplificó su teoría de la industria naciente no con su natal Alemania, sino con los Estados Unidos) ni en importar bienes para impulsar su industria (como David Ricardo con la importación de granos para abaratar la canasta de consumo de los trabajadores). El «liberalismo comprador» es una suerte de rentismo de la presencia extranjera.

El término «comprador» aplicado a esta clase viene históricamente del portugués, no del castellano. Se usa en inglés (the comprador class), idioma al que está totalmente asimilado, ver comprador en el Webster Dictionary y en chino, kangbaidu. El origen del término se remonta a la presencia portuguesa en la India, a donde querían llegar españoles y portugueses en el siglo XV. Llegaron primero estos últimos, con Vasco da Gama. «Comprador» es el sirviente nativo empleado por los europeos que iba a comprar cosas para la casa. Ese es el sentido que tiene en el diccionario de la real academia española, en desuso, el término «comprador».

El término se aplicaba en China al grupo de agentes locales que compraba mercadería a los comerciantes portugueses que estaban por la zona. Se extendió a quienes compraban mercadería a los ingleses, en particular opio producido en Bengala, India, pero también textiles ingleses y otros bienes. Eran las casas comerciales de los países que atacaron a China en las guerras del opio, consideradas el comienzo de la historia moderna de China. Varios países europeos con los Estados Unidos impusieron a China el consumo de opio a cañonazos. China tuvo que abrir sus puertos a las potencias occidentales. Estas casas comerciales necesitaban contrapartes locales, que se encargaban del comercio en China y posteriormente de la banca y algo de la industria china. Estos «compradores» eran intérpretes e intermediarios entre los extranjeros y los locales, ver aquí, las clases en China en el siglo XIX, aquí, los efectos de la guerra del opio sobre la sociedad china.1

Mientras Mao Tse Tung escribía en 1926 sobre la clase compradora, China entraba en una verdadera guerra entre comunistas y nacionalistas, la India seguía siendo una colonia británica, y el Perú acababa de celebrar pomposamente el centenario de su independencia bajo la presidencia de Augusto Leguía. El Perú comenzaba una nueva ola exportadora y de inversión directa extranjera encabezada por la IPC, la Grace y la Cerro de Pasco, seguida de un movimiento sindical, estudiantil y campesino (y añadamos nacional, en Tacna, Arica, Tarapacá, Iquitos y Leticia). El concepto de comprador viene impregnado del origen histórico en el que surgió, en la colonial India y la semi-colonial China, como un grupo local al servicio de los extranjeros. En América Latina el término «comprador» es interesante en su uso metafórico o coloquial, casi peyorativo, pero no es preciso. Las élites latinoamericanas, a diferencia de los autóctonos «compradores» indios o chinos, son fundamentalmente de origen extranjero. «La aristocracia y la burguesía criollas no se sienten solidarias con el pueblo por el lazo de una historia y de una cultura comunes» diría José Carlos Mariátegui en 1929. Es decir, en el país las élites son más distantes al conjunto de la ciudadanía que las clases compradoras de los países asiáticos. La frase de Alan García «esas personas no son ciudadanos de primera clase» fue un elocuente testimonio de esta distancia. En los tiempos que corren, con diversos lobistas, empleados y faenadores de empresas diversas, ver Combitos los otros conflictos, viene bien poner el asunto en contexto histórico.

Chinese-Merchants-Drinking-Tea

Comerciantes chinos tomando su tecito.
«Usted pida nomás, casero»
Imagen tomada de aquí.

  1. Hoy en China hay una cierta exaltación de la clase compradora, el pequeño grupo que se beneficia de la política de apertura, aquí. []
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Enlaces a este artículo

  1. Tweets that mention La clase compradora » Gran Combo Club -- Topsy.com
    19-11-2009 - 21:20
  2. Combitos la voce del padrone » Gran Combo Club
    02-12-2009 - 20:31
  3. Ecos de los wikileaks – Perú | (a) político
    27-03-2011 - 1:23

Comentarios a este artículo

  1. Gabriel dijo:

    Disculpa Silvio pero no se entiende bien esta frase entre corchetes, a ver si la revisas:
    Este grupo social es tan poderoso que puede imponer este statu quo al resto de la sociedad y [desde luego no tiene ningún interés cambia una situación de la cual se beneficia.]

  2. Silvio Rendon dijo:

    Revisada. Gracias.

  3. otto dijo:

    muy bueno, rendon

  4. Silvio Rendon dijo:

    GCC: La clase compradora http://grancomboclub.com/2009/11/la-clase-compradora.html

  5. Silvio Rendon dijo:

    GCC: La clase compradora http://bit.ly/Xwabz

  6. Rafael Euribe dijo:

    Las familias mas poderosas del comercio y la industria en el peru, no se formaron en la colonia, ni estuvieron detras de la independencia. Son decendientes de inmigrantes que arribaron luego y su poder economico, bine en cuenta proviene del apoyo de sus embajadas.

    Para los poderes locales, esta nueva infusion de «sangre» europea significo nueva vida.

  7. Rafael Euribe dijo:

    aqui mas informacion sobre la inmigracion en el siglo XIX:
    http://inmigracionsigloxix.blogspot.com/

  8. Silvio Rendon dijo:

    Aquí no se afirma que las familias más poderosas del Perú se formaran en la colonia, que es lo que quieres refutar. Lee bien.
    En todo caso, antes de la inmigración que mencionas, después de la independencia, ¿quiénes eran los más poderosos en el Perú? ¿Los afros? ¿Los awajún? ¿Los aymaras? ¿No, verdad?

  9. Rafael Euribe dijo:

    Bueno, estos inmigrantes no hubieran hecho grandes empresas sin la bendicion de las oligarquias locales originadas en la colonia. Es mas, adquirieron de ellas el sentido del apellido. Un Romero , un Nicolini, un berckemeyer, puede haber llegado al peru a hacer industria y traer progreso, pero terminaron como parte de la casta excluyente, agrupada en el club de la union.

    Esta fusion no se da en China, ni en la india. Ahi, los mercatilistas llegaron, hicieron dinero y se fueron. Ahi la burguesia compradora se extinguio con la marcha de los imperialistas. En peru, ocurre lo opuesto, la burguesi acompradora adquiere nueva vida, una nueva mutacion.

  10. Eduardo Salazar dijo:

    Un comentario sobre los inmigrantes europeos decimonónicos.

    Los inmigrantes que llegaron al Perú en dicho periodo siguieron dos patrones básicos de asentamiento: uno, traídos como parte de empresas de inmigración y colonización (Los austriacos en Pozuzo y los italianos en Chanchamayo son los casos mas notorios); dos, aquellos que llegaron de manera «espontánea», quienes eran empleados de casas comerciales (Pflucker, Ricketts, Gibson, Bryce, etc.) o llegaban de casualidad en camino a otra zona (los sicilianos de Chucuito) o aquellos que venían por llamado familiar de alguien ya asentado acá (la vasta mayoría de genoveses).

    La inmensa mayoría de inmigrantes europeos llegados en esa época no eran ni millonarios ni aristócratas, eran agricultores, obreros calificados (sastres, torneros, zapateros, metalúrgicos, etc), comerciantes, marinos, panaderos, etc… quienes azotados por las guerras, la pobreza, la falta de oportunidades en sus países natales, llegaban al Perú en busca de un futuro mejor.

    Y en buena parte lo lograron, en base a su trabajo duro y capacidad de ahorro (ninguna de las cuales eran características de los «criollos» o de las clases aristocráticas peruanas de entonces). De manera similar a lo que a finales del siglo XIX lograrían los ex-coolíes y los okinawenses.