Por - Publicado el 29-10-2009

La noticia indignante esta semana ha sido la muerte de Paola Vargas, una joven profesional de 25 años, presumiblemente porque fue empujada de un vehículo de transporte público en marcha  por barristas de la U cuando estos se dirigían al estadio. Debo decir que esta noticia ha generado en mí más que un sentimiento de indignación, porque a Paola la conocí personalmente, aunque no la veía hace muchos. Era la hermana mayor de uno de mis mejores amigos de la primaria, de quien me distancié  porque se cambió de colegio al iniciar secundaria, aunque nunca perdimos el contacto. Paola no era mi amiga, pero si recuerdo haber intercambiado palabras unas cuantas veces con ella. Estaría de más hablar de sus virtudes, pues ya se han señalado extensamente en distintos medios.

El tema de la violencia en el fútbol, de las barras bravas, viene de bastante tiempo atrás. Sin embargo, pocas veces se ha visto tanta indignación como ahora, a pesar de que los crímenes cometidos por barristas y/o pandilleros son bastante comunes. Tal vez porque se trataba de una persona exitosa que ha muerto en la plenitud de su juventud; quizá porque estamos acostumbrados a oír de situaciones así en la periferia de la ciudad, pero no en una avenida que cruza los sectores residenciales (la Av. Javier Prado). Se puede dar mil y un motivos. Lo cierto es que el problema lleva años, cada cierto tiempo sucede algo, se enciende el debate y luego se olvida. Las autoridades responden cuando el daño ya está hecho, copan la atención unos días, toman algunas medidas pero nunca se solucionan los problemas de fondo. Hace algunos años un chico murió en el Estadio Nacional porque una bengala proveniente de una barra se le incrustó en el ojo. A inicios del 2007 unos barristas de la U golpearon brutalmente a un hincha del Boys en el Monumental. Ahora esto. Estos son solo los casos más graves, porque cada fin de semana, en sus movilizaciones al estadio, atentan contra las viviendas, roban a transeúntes, etc.

¿Por qué a pesar de la persistencia de este problema las autoridades no han llegado siquiera a un intento de solución integral? ¿Qué está haciendo el Ministerio del Interior, tal vez la cartera más incompetente de este gobierno? ¿Por qué esta clase de sucesos, que antes uno creía exclusivo de los conos, ahora se ven incluso en zonas céntricas como  Miraflores, Surco, San Miguel?  A mi me ha tocado verlos en todos lados: pandillas rivales peleándose en la puerta de mi primera casa en San Martín de Porres (allá por el año 96), de donde tuve que mudarme por lo peligroso que se tornó el lugar; «manchones» de barristas con palos y piedras andando por una avenida principal de El Agustino; grupos de 20 o 30 barristas con aspecto y comportamiento casi delincuencial subiéndose al micro que me llevaba a La Molina en el paradero del Jockey Plaza. Imagino lo que debe haber sentido Paola, porque a mí también me ha tocado viajar con ese tipo de gente.

¿Están trabajando las autoridades con equipos multidisciplinarios? Lo digo porque en este problema el endurecimiento de penas por sí solo no funciona. Es una demanda ciudadana, sí, pero que resultará poco efectiva. No es la solución. Esta gente está pensando en algo más que un mero beneficio económico al robar o matar. Buscan reconocimiento, pertenencia a un grupo, seguridad. Es como, salvando las distancias, ocurre con los terroristas: las penas no son disuasivas, por el contrario, a veces son hasta estímulos.  Hay quienes señalan que esto tiene su origen en el hecho de que ya no haya servicio militar obligatorio. Sin embargo, al parecer hay estudios que indican lo peligroso que resultaría la instrucción militar a grupos como estos. Se trata, como se puede ver, de un tema muy complejo, que podría incluso empezar en la distinción entre barrista y pandillero: no todo barrista es pandillero, pero un pandillero suele ser barrista. El barrista «puro» va al estadio, canta, salta, grita, e incluso insulta a los rivales, pero  no delinque. El pandillero, sí.

En fin, no es mi interés ser exhaustivo con el tema, ya que simplemente no lo manejo. Mi deseo es que este suceso no pase al olvido como los anteriores, que sirva para tomar medidas integrales de una buena vez, que nuestra indignación no sea en vano de nuevo. La solución no será inmediata, pero hay cosas que sí se pueden hacer. Que los dirigentes de los clubes dejen de regalar entradas o hacerle el juego a los violentistas (recuérdese cómo los dirigentes aliancistaspermitieron que las banderas robadas a la Trinchera Norte fueran exhibidas en el estadio de Matute); que los jugadores, con gran influencia sobre los hinchas, presionen para evitar la violencia; que los dirigentes de las barras, si es que quieren mantener las buenas relaciones con los clubes, intensifiquen el control dentro de sus organizaciones. Tan difícil no es. No se trata de prohibir el fútbol o demoler estadios como señalan algunos.

PD. Por lo pronto, mediante un grupo en facebook se está organizando una vigilia para mañana en la tarde. Esperemos que el apoyo sea igual de masivo que en la red: el martes en la mañana había poco más de 50 personas, hoy a las 2 pm. superan las 13500.

-

Enlaces a este artículo

Comentarios a este artículo

  1. Ricardo Alvarado dijo:

    Como hincha de la U y otrora fiel concurrente a Norte, no puedo menos que sentirme avergonzado por lo que grupos de delincuentes hacen en nombre de la pasión futbolera.

    Sin embargo, veo cierta confusión en el uso del término «barra» que responde a una realidad ya extinta, cuya historia no ha sido aún escrita. En unos días tendré listo un breve estudio para tratar de aclarar los complejos orígenes de esta violencia.

  2. César dijo:

    Amigos, cuidado con este caso Parece que no fueron los dizque barristas los que tuvieron que ver con la muerte de la chica

    Hace unos momentos, la PNP ha detenido al cofer y al cobrador de la combi que se habían dado a la fuga

    OJO Hasta el momento no se sabe exactamente qué contenía el video de seguridad de una cámara que captó todo de principio a fin, no como el video que sacó una televisora, donde se ve recién cuando está la chica en la pista

  3. Gabriel dijo:

    Si. Ni la misma policia se pone de acuerdo sobre coo ocurrieron los hechos. Incluso existe la conjetura de que fue atropellada. No vaya a ser que encuentren un chivo expiatorio al que vayan a convertir en piñata. Este caso me hizo recordar al de los taxistas que el año pasado encarcelaron por «atropellar» a una policia en moto. Los videos (si, los benditos videos que despues ocultan y no dejan ver) demostraron que las cosas no sucedieron como la prensa habia publicado (y sentenciado). El mismo presidente pidio prision para los «responsables», cosa que se dictó inmediatamente, sin comprobarse a cabalidad la culpa de los taxistas, los que, luego, fueron liberados sin ser compensados por el daño moral y económico.

  4. Silvio Rendon dijo:

    GCC: Una muerte más http://bit.ly/33gP8q

  5. cecilia castillo dijo:

    En los noticieros se dice que la persona que lanzo a Paola Vargas del bus donde se encontraba será procesado por Homicidio Culposo, hecho que considero indignante de ser el caso, por cuanto aqui no se trata de un Homicidio Culposo, sino de Homicidio Agravado, por cuanto hubo intención de causarle daño, es decir dolo por parte de este triste personaje, toda vez que a nadie se le ocurriria lanzar a una persona de un medio de transporte, cualquiera que sea, por negligencia. Seria indignante caso de procesarse al culpable por HOMICIDIO CULPOSO.

  6. Gustavo Bustillos Castillo dijo:

    En los noticieros se dice que la persona que lanzo a Paola Vargas del bus donde se encontraba será procesado por Homicidio Culposo, hecho que considero indignante de ser el caso, por cuanto aqui no se trata de un Homicidio Culposo, sino de Homicidio Agravado, por cuanto hubo intención de causarle daño, es decir dolo por parte de este triste personaje, toda vez que a nadie se le ocurriria lanzar a una persona de un medio de transporte, cualquiera que sea, por negligencia. Seria indignante caso de procesarse al culpable por HOMICIDIO CULPOSO.

  7. José Talavera dijo:

    Yo también soy hincha de la U y este tipo de cosas en realidad me avergüenzan.

    De hecho, hasta el momento, no está comprobado al 100 % que hayan sido barristas/pandilleros. Es problable, pero aun no es seguro. Sin embargo, al margen de ello, es inocultable el grave problema que constituye la violencia en el fùtbol.