Por - Publicado el 24-10-2009

Nuevo Siglo, Viejas disparidades. Un enfoque diferente sobre las Brechas Salariales por Género y Etnia en América Latina

¿Qué es?

Este es el primer estudio en el que se ha podio medir, de manera comprehensiva, las diferencias salariales entre hombres y mujeres y entre blancos y “minorías étnicas” en 18 países de America Latina. Este es un tema central para nosotros en América Latina. Sin embargo, no había sido estudiado a profundidad hasta ahora.

¿Qué hemos encontrado?

1. Las brechas salariales étnicas son mucho mas marcadas que las de género. En promedio una persona blanca gana 38% más que una que se auto-considera de ascendencia indígena, mientras que un hombre gana en promedio 10% mas que una mujer en la región. Pero estas cifras globales promedio, en realidad, enmascaran disparidades importantes en términos de educación

2. América Latina es una región del mundo en desarrollo en donde las mujeres tiene en promedio más años de escolaridad que los hombres. Para la generación nacida alrededor de 1980 (es decir, aquellos que en este momento están alrededor de los 30 años de edad), en promedio, las mujeres han asistido a la escuela ¼ de año mas que los hombres. Sin embargo, pese a la mayor escolaridad de las mujeres, en promedio ellas reciben salarios por debajo de los que reciben los hombres. De hecho, comparando hombres y mujeres con la misma edad y educación, la brecha salarial salta del 10% a un 18%.

3. Esta brecha salarial es alta, pero hemos encontrado que es aun mas alta entre personas que trabajan a tiempo parcial (que comprende a la cuarta parte de la fuerza laboral femenina) que tienen empleos informales (que comprende a la mitad de la fuerza laboral femenina), que trabaja en firmas pequeñas (de 5 trabajadores o menos) o que están en el autoempleo. Este último hallazgo plantea un cambio de visión interesante en nuestra manera de pensar sobre las brechas salariales: esa imagen que tenemos según la cual los empleadores “discriminan” salarialmente a las mujeres no es tan prevalente en nuestra región. Las mayores brechas salariales se dan en el autoempleo. El cuadro que pintamos con estos hallazgos nos dice que las mujeres, dadas sus responsabilidades en el hogar, aprecian el participar de los mercados de trabajo con cierta flexibilidad (a tiempo parcial, informalmente y en el autoempleo), pero esta flexibilidad viene a un costo. Las mujeres tienen que “pagar” por esta flexibilidad, tan necesaria para ellas, con menores salarios.

4. Existen ciertos perfiles a los que las mujeres tienen mayores limitaciones para acceder. Barreras al acceso de puestos de alto rendimiento (perfiles de personas alrededor de los 40 años, con educación superior o mas, casados, con hijos, en empresas grandes). Estas limitaciones están relacionadas con la limitada capacidad de acumulación de experiencia y la continuidad necesarias para alcanzar estos cargos.

5. En el caso de brechas étnicas en los salarios la situación es inversa. Si bien, como decíamos, las llamadas “minorías étnicas” reciben salarios que están por debajo de los blancos en un 38%, esto en gran medida se debe a que estas minorías reciben menor instrucción que los blancos. Aquí planteo una situación hipotética: si blancos y minorías étnicas alcanzaran niveles de educación similares, las brechas salariales se reducirían de ese 38% a un 28%.

¿Qué opciones de política puede implicar esto?

1. En el caso de las brechas étnicas la opción es clara y directa: educación, educación, educación. Reducir las disparidades étnicas en educación ayudara a reducir las disparidades salariales notoriamente. Además, nuestros resultados indican que esta mejora beneficiaria más a los segmentos más pobres de la población. Es decir, esto nos permitiría además atacar la pobreza. ¿Como hacer esta mejora de los niveles de escolaridad de las minorías étnicas? No es sencillo. Hay temas de pertinencia que hace falta trabajar en mayor detalle. Necesitamos que la escuela se adecue a las necesidades de esta población, proveyéndole un espacio educativo que los motive y en el cual puedan adquirir conocimientos y aptitudes que les resulten relevantes para su día a día. Latinoamérica ha hecho progresos notables en cobertura educativa para su población. El reto es aun mejorar la cobertura educativa para las minorías étnicas.

2. En el caso de las brechas de género vemos que la opción no necesariamente pasa por educar más a las mujeres. De hecho, como mencionaba, las mujeres pasan más tiempo en la escuela que los hombres. Dado el panorama de necesidad de flexibilidad para participar en los mercados de trabajo, las opciones de política pública deben venir por esta avenida. Facilitar la participación de las mujeres se convierte en elemento clave. Para esto, la creación masiva de guarderías infantiles podría ser una buena herramienta. Además, con esto atacamos dos problemas en paralelo también. Por un lado, como decíamos, el de facilitar la participación laboral femenina. Pero por otro lado, y esto puede ser aun más importante en el largo plazo, estaríamos invirtiendo en el capital humano de los niños pequeños. Diversas investigaciones, de premios Nobel de la talla de Heckman por ejemplo, han sido muy claros en enfatizar que estas inversiones en el Desarrollo Infantil Temprano son las más costo-efectivas y las que ofrecen mayores retornos económicos y sociales en el largo plazo. El reto se convierte entonces en proveer estos servicios de guarderías, pero con una oferta de calidad. En estas guarderías deberíamos tener profesionales que se encarguen de hacer una adecuada estimulación en capacidades cognitivas y no-cognitivas (conocimientos y socialización) a los niños. De esta manera se facilita la participación en los mercados de trabajo de mujeres de la generación presente pero simultáneamente se trabajador la igualdad de oportunidades de las generaciones futuras.

-

Enlaces a este artículo

Comentarios a este artículo

  1. JAIME DEL CASTILLO dijo:

    RT @rensilvio: GCC: Nuevo Siglo, Viejas disparidades http://bit.ly/LuFvO