Por - Publicado el 15-09-2009

vergas

«Les onze mille verges» es el título de una truculenta, demencial y pésima novela pornográfica escrita por Guillaume Apollinaire en 1907, que durante buena parte del siglo XX tuvo el paradójico destino de ver incrementada su popularidad debido a sucesivas prohibiciones por parte de la justicia francesa, española y alemana. No pudo circular legalmente en Francia hasta 1970, en España hasta bien entrados los 80 y en Alemania hasta fines de esa misma década, lo cual no impidió que se hicieran decenas de ediciones y reediciones clandestinas, que sumaron cientos de miles de ejemplares. «Las once mil vergas» es un buen ejemplo de como la censura puede convertir a un esperpento literario en un best-seller.

Mutatis mutandis, pareciera que la suerte de la obra que Apollinaire compuso para no morirse de hambre va a ser compartida por «De puño y letra», monstruoso librejo de Abimael Guzmán, avejentado líder de Sendero Luminoso. Al escándalo de su presentación en el Hotel Riviera, que tuvo amplia cobertura de prensa y estuvo resguardada por efectivos de Seguridad del Estado- le han seguido extrañas acciones y reacciones. El gobierno del APRA ha decidido denunciar a los editores y abogados de Guzmán por apología del terrorismo. La medida no es mala; es más, podría considerarse como progresista, ya que la exaltación o negación pública de los crímenes contra la humanidad están penadas en muchos países. El problema es que no hay reciprocidad al aplicar la ley, pues tranquilamente los señores de la «Asociación de Defensores de la Democracia Contra el Terrorismo» (ADDCOT), publican libros «justificando» la guerra sucia y hacen sus presentaciones en el Colegio de Abogados de Lima, sin que nadie haga o diga nada.

Es explicable la inacción del gobierno aprista, que tiene muchísimos esqueletos en el closet, pero no lo es la inacción de los organismos de derechos humanos. Reitero lo que anteriormente sostuve: en ninguno de estos casos -ni contra los senderistas ni contra los militares- hubo plantones, protestas, empleadas audaces ni esos carnavales que la CNDDHH suele armar cuando se trata de darse un paseo gratis al balneario de Asia o cerrar discotecas en Larcomar. La única vez que se actuó con firmeza fue en el caso Lucanamarca, pero nos hemos quedado ahí.

Al parecer, el gobierno ha decidido prohibir el libelo de Guzmán y confiscarlo. En la época de Internet, y tomando en cuenta los lamentables resultados de la lucha contra la piratería de libros, una medida de esa naturaleza sería completamente ineficaz; sólo contribuiría a disparar las ventas clandestinas y elevar el precio del opúsculo, con lo que, paradójicamente, personas como Augusto Álvarez Rodrich, que ya adquirió su ejemplar en el mercado negro -no sabemos si autografiado o no- contribuirían a financiar la defensa de Guzmán. Además, es iluso y estúpido creer que cualquier persona se va a contagiar de senderitis por leer una obra que, según lo ha adelantado César Hildebrandt, es de pesadísima lectura, repleta de mentiras evidentes, burdas falsificaciones y consignas del tiempo de la «Revolución Cultural», que son casi esotéricas para un inteligente lector del siglo XXI.

Si lo dejan circular en paz, «De puño y letra» no va a tener eco más allá de algunos cenáculos de ancianos y trasnochados maoístas. Pero si lo prohiben y hacen autos de fe con él, va a venderse como los afamados churros españoles de la nonagenaria Ana María del Pilar, en la calle del Arzobispo -de exquisito sabor, buen precio y adecuadas proporciones-. En ese último y lamentable caso, los autores de la censura y del libro merecerían seguir la suerte del degenerado príncipe Moni Vibescu, protagonista de la obra de Apollinaire: no conseguir las once mil anheladas vergas, sino sufrir once mil vergazos -que no es lo mismo- a manos de crueles verdugos.

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Comentarios a este artículo

  1. That's me dijo:

    «Pa’ fanfarrón yo..»

    Lo interesante del mamarracho intelectual aprista, es la imposición al pensamiento que pretenden:

    «Si leen ese libro pueden caer seducidos y eso no lo vamos a permitir. Pa’ fanfa… yo..»

    A mediado de los 80’s una meretriz norteamericana tuvo la brillante idea de publicitar sus ‘servicios’ profesionales en las paginas de un conocido diario de la localidad.

    Los Pastores y ‘perros de chacra’ de esos lares, en cuanto vieron el periódico corrieron a la policía para poner tras las rejas a la pérfida corruptora.

    Un juez candelejón que siempre hay en plaza, se prestó a la onda moralizadora y los ‘wachimanes’ de braguetas, consiguieron su propósito.

    La mujer no sólo era una ‘lolita’ muy simpática, en sus treinta y tantos abriles, sino que no era ninguna ignorante.

    Acompañada de su abogado se presento a la Corte. No a defenderse de las tonterías en su contra, sino a presentar una demanda millonaria contra el Municipio y el Departamento de Policía, por violar su derecho a la libre expresión, además de su derecho constitucional a reunión.

    La policía había impedido la publicación de la publicidad violentado su derecho constitucional a reunion.

    Las caras sonrientes de los acusadores se destiñeron cuando la trabajadora sexual, constitución en su mano izquierda, los acusó de ser un pésimo ejemplo para la juventud: «La ignorancia no les permite entender la constitución. Lejos de defenderla, la violan y lo hacen amparándose en sus uniformes»

    «Quieren encarcelarme porque hago uso legítimo de mis facultades ciudadanas y quiero arrendar una de mis extremidades, la mano derecha, para masturbar a los ciudadanos que tomen la soberana decisión de aceptarlo y hacerlo en privacidad sin afectar a nadie».

    What’s the fucking problem…?

    ¿Se imagina señor juez a qué presidio habría que meter a los abogados y profesionales que alquilan no su mano, sino su cerebro y conocimientos muchas veces burlan la ley para salvar a delincuentes y asesinos..?

    ¿Y en que cárcel habría que encerrar al Estado, o a todos los funcionarios cómplice que permite todas estas atrocidades..?

    ¿Y dónde habría que presentar la demanda contra el Estado que propicia todo este andamiaje hipócrita..?

    La Policía y el Municipio fuera de la Corte acordaron indemnizar a la meretriz y prometieron dejarla «trabajar» libremente».

    Si aplicáramos la lógica de la meretriz: ¿donde ubicaríamos al tribuno Javier Valle Riestra y a Armando Villanueva..?

    ¿Estarían alineados con los jeropas, es decir los «avocados» al placer solitario..?

    ¿O estarían en primera fila de los moralistas antijeropas que detestan esas «estupideces»…?

    ¿Y Pastor, Mulder y Rey estarían con los buenos o con los perversos…?

    Yo estaría con el «plan Colombia» que ha demostrado que mezclar drogas con terrorismo es rentable y cuida las espaldas…. salvo caso Fujimori-Montesinos que lo desdice….

  2. Daniel Salas dijo:

    Ricardo: no podemos comparar el talento literario del gran Apollinaire (que escribió esta y otras novelas con fines comerciales) con la obtusidad de Abimael. Con todo, Apollinaire es divertido, ingenioso y agudo incluso en estas muestras de literatura pornográfica. Aviso a los desprevenidos: aquí se refiere a once mil golpes de látigo.
    Saludos.

  3. Ricardo Alvarado dijo:

    Daniel:

    Obviamente, no pretendo comparar la prosa de ambos autores. Por mala que sea esta novela de Apollinaire, a Guzmán lo tendrían que volver a parir para que llegara a escribir una línea como él. Me refería sólo a los efectos de la censura.

    Por lo demás, no me negarás que los once mil vergazos aplicados a Pastor y Guzmán serían un ejemplar y poético castigo.

    Saludos.

  4. Javier dijo:

    «…el gobierno ha decidido prohibir el libelo de Guzmán y confiscarlo».

    Ricardo:

    O no sabes lo que es un libelo o no has leido el libro de Abimael Guzmán y te tomas la libertad de calificarlo tal cual.

    Digamos que ha sido lo segundo ¿no?

  5. Ricardo Alvarado dijo:

    Definición RAE:

    libelo.
    (Del lat. libellus, librillo, escrito breve).
    1. m. Escrito en que se denigra o infama a alguien o algo.

    Se sabe que en su librejo, Guzmán llama por enésima vez «mesnadas» y «hordas» a los campesinos masacrados por SL en Lucanamarca. ¿No te parece eso un libelo, Javier? Salvo que quieras defender el punto de vista de Guzmán…

  6. Javier dijo:

    Claro, con razón la generación del 900 reducía a Manuel González Prada como redactor de libelos, las cosas que decía sobre la iglesia católica o Piérola, por ejemplo.

    ¿Y en esa categoría queda también Vargas Llosa en su libro sobre Arguedas?

  7. Daniel Salas dijo:

    ¿Me parece o alguien quiere defender a un asesino y papanatas y convertirlo en gran intelectual?

  8. Ricardo Alvarado dijo:

    No te parece, Daniel; comparando a Guzmán con González Prada (¿qué culpa tiene el viejo anarquista?) «Javier» defiende, de hecho, a la enmohecida y reblandecida «cuarta espada del marxismo».

    ¡Ya quisiera Guzmán haber escrito en toda su vida una página como las de «Figuras y figurones»! Pero para eso, tendrían que volver a parirlo.

  9. clodomiro chavez dijo:

    Yo no soy un anciano trasnochado pero quiero leer la obra no porque sea maoista sino porque quiero saber de primera mano que es lo que dice abimael. Ademas siempre es bueno contrastar las ideas de uno y otro lado. De parte de la democracia y su soporte institucional ya estoy saturado, por lo tanto quiero abocarme a la lectura de su contrario que no se si es anti-sistema o sistema nuevo. Si tuviera la bola de cristal y supiera que con otro regimen u otro sistema social los fenones, las violaciones, las corrupciones etc fueran menos visible que lo que se ve en estos tiempos de «crecimiento» y «desarrollo» creanme que me apunto primero no solo para votar sino para apoyar activamente en el cambio que tanto anhelamos.

  10. Ricardo Alvarado dijo:

    Pues no serás anciano, Clodomiro, pero trasnochado sí que lo pareces, pues buscas la solución mágica en un libro, y para colmo de Guzmán…

  11. Rafael dijo:

    Saludos desde Mexico,
    Me declaro ajeno a la realidad peruana, no he leido absolutamente nada de A. Guzman y de Sendero Luminoso conozco lo que sale en noticias internacionales, que es poco.
    Sin embargo, es en el tema de Las once mil vergas de Apollinaire donde me puedo atrever a decir algo. Lamentablemente, no puedo comprender el hilo de la discusion en torno al tema de la censura, si este libro, como muchos otros (basta consultar el index purgatorum de la iglesia catolica, en el cual textos de Gide, Breton, Dostoyevski, Galileo, Copernico, por supuesto Sade y Apollinaire) no hubiera sido censurado, igual hubiera sido un best-seller (removamos de nuestra mente la idea de TODOS los best sellers son malos, J. Micherner en The Drifters y Jack Kerouac en On the road fueron tambien best sellers en su tiempo, igual que ahora Chuck Palaniuk (el club de la pelea, Nana) y Umberto Eco (El nombre de la rosa, el pendulo de Foucault). Apollinaire merece un sitio de honor, la distancia entre Sade y Apollaire, en terminos de tiempo, es insalvable, en terminos de contenido, es una continuacion aun mas transgresora, es como hacer el mal por el mal mismo, como el arte: l´art pour l´art dice el tautologico argumento, mas no por eso menos valido.

    No comprendo lo de la censura, creo que todos sabemos que la censura solo nos limita, pero debemos tener ciertos margenes de maniobra en espacios de total libertad, solo una actitud razonable nos exime de redactar libelos y panfletos sofisticos, abrazemos mejor una actitud razonable y hasta donde se pueda, mezclemos lo racional con lo irracional.

    Saludos,

    Rafael

  12. tamara dijo:

    Ricardo Alvarado, no considero que «Las once mil vergas» sea una creación pornográfica. Tiene una serie de simbolismos y la historia se desarrolla dentro de un contexto. Con respecto a la pornografía, Sontag tiene un interesante artículo en su libro Contra la interpretación, cuya posición con respecto a este tema, comparto.
    En todo caso, en la obra que comentas de Apollinaire, pueden existir elementos obscenos como lo es la propia guerra ruso-japonesa. En mi blog manifiesto una explicación que no brindo aquí para no abusar del espacio ni de la paciencia de los lectores. Saludos.