Por - Publicado el 14-09-2009

Reina clavada

Quienes han practicado el ajedrez con cierta constancia han pasado por la tremenda situación de tener una pieza clavada: amenazada por el enemigo, pero que no se puede mover, porque hacerlo implicaría perder otra pieza que está detrás y cuyo valor -intrínseco o estratégico- es mayor. De ello se deduce que es muy problemático tener una reina clavada, ya que salvo que se tenga el triunfo al alcance de la mano, la pérdida de la reina es casi imposible de compensar.

Dentro del enrevesado ajedrez que es la política nacional, Lourdes Flores cumple a cabalidad con el rol de reina clavada. Hace buen tiempo que ella no determina la agenda política, sino que se ve superada y a veces rebasada por los hechos. ¿Tiene Lourdes el triunfo al alcance de la mano? Son numerosos los signos que nos indican que no. ¿Vale la pena que la reina se inmovilice para proteger a los peones de su Partido Popular Cristiano? Veamos.

El mote de «candidata de los ricos», hoy por hoy, no corresponde plenamente a la realidad. A todas luces, Lourdes Flores ha perdido el apoyo de poderosos sectores empresariales: el grupo Romero, cuyo representante Martín Pérez desertó y es ahora ministro del gobierno aprista; y el grupo El Comercio-LAN, que destapó el affaire Cataño-Carhuallanqui y que hoy le sugiere de manera muy poco sutil -casi siciliana- que se conforme con la alcaldía de Lima o se atenga a las consecuencias. Tal vez las mineras y otras empresas extractivas respalden eventualmente a Lourdes, pero los vínculos no son evidentes, como lo son respecto del aprismo.

La pregunta es: si Lourdes no representa a Romero, a El Comercio ni a LAN, ¿por qué sigue siendo la «candidata de los ricos»? La teoría más difundida es que se trata de un problema de imagen; no se distancia rotundamente del racismo militante de su padre, se toma fotos en la piscina de un impresentable como Xavier Barrón, escoge mal a sus amistades políticas y de negocios. Todo ello es cierto, pero es sólo parte del problema, porque de ser una cuestión de imagen, se arreglaría fácilmente con publicidad, ya que Lourdes es una mujer simpática, campechana y trabajadora, capaz de viajar 8 o 10 horas por carreteras destrozadas y llegar a zonas agrestes donde otros políticos sólo van por aire, tapándose las narices y rodeados de gorilas personales.

El verdadero problema de Lourdes Flores, el que la convierte en reina clavada, es su partido, el PPC. El Tucán Luis Bedoya no le dejó a Lourdes un liderazgo indiscutido; ella tuvo que lidiar con verdaderos gangsters de la política como Antero Flores Araoz, Miguel Angel Mufarech, Alex Kouri y los tucancitos Javier y Luis. El precio de mediatizarlos fue muy alto y significó la imposibilidad de realizar un aggiornamiento del PPC, que suele actuar como si la Reforma Agraria y la caída del Muro de Berlín no se hubieran producido.

La falta de una actualización en el PPC no es sólo una cuestión de modernidad, sino de elemental cálculo político. Desde 1980, ninguna elección nacional ha sido ganada por un partido con un discurso netamente derechista; el TucánBedoya, Mario Vargas Llosa y la propia Lourdes Flores pueden dar fe de ello. Fujimori, para ganar en 1990, tuvo que apelar al populismo, al apoyo del APRA y la izquierda; luego, todos sus triunfos fueron fraudulentos.

Pasar de la derecha al centro, como se insinuaba a mediados de año, hubiera sido un gran avance para Lourdes. Le hubiera ganado las simpatías de la empobrecida clase media, de los pequeños empresarios, de los intelectuales de centroizquierda que están hartos de Susana Villarán y Javier Diez Canseco, e incluso le hubiera permitido mediar en los conflictos sociales y desprenderse del sambenito de «candidata de los ricos» que la agobia.

Pero el peso muerto se impuso, porque la bancada del PPC en el Congreso realizó esfuerzos frenéticos para superar al APRA, e incluso a los fujimoristas, en cuanto a derechismo y torpeza política se refiere. Recordemos que el PPC fue la única fuerza política que se opuso a la derogación de los Decretos Legislativos que afectaban los derechos indígenas, la rehabilitación de los congresistas nacionalistas y la firma de un pacto ético contra el narcotráfico.

Por último, el Tucancito Javier Bedoya, por sí y ante sí, declaró la muerte del»Frente de Centro» propugnado por Lourdes, cometiendo no sólo un aborto incompatible con la doctrina socialcristiana -como quiera que se entienda eso- sino un viraje hacia la derecha que le costará la elección presidencial al PPC, por enésima vez.

¿Este es un problema de hoy? No, porque la presencia de personajes oscuros y ultraderechistas en el pepecismo es histórica. Antero Flores Araoz, así como los hermanos Javier y Luis Bedoya, Alex y Beto Kouri, son canteranos del PPC; la alianza con los fascistas Rafael Rey y José Barba se inició en los años del FREDEMO; el pacto con Luis Castañeda ha durado mucho más allá de su muerte clínica.

El derechismo pepecista no es un problema de hoy, y por eso Lourdes Flores no puede ni podrá moverse al centro, aunque quiera. Su destino es ser la reina clavada de este juego, dar la cara por un partido en el cual el cuadro joven más brillante es Alberto Beingolea, lo cual evidencia su nivel actual, y no para bien.

Quien fuera en algún momento la política más importante del país, que tuvo el valor de oponerse abiertamente a la Ley de Amnistía en el CCD fujimorista, y de reconocer que la entrega de Tiwinza era el precio a pagar por haber perdido la guerra -cosa que nadie en el Perú está dispuesto a decir abiertamente- merecía un mejor destino. Porque para que surja una izquierda moderna, se necesita una derecha moderna. Y, por lo visto, en un buen tiempo no vamos a tener ni la una ni la otra.

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    14-09-2009 - 21:10

Comentarios a este artículo

  1. Silvio Rendon dijo:

    GCC: La reina clavada http://bit.ly/6yNuP

  2. JAIME DEL CASTILLO dijo:

    RT @rensilvio: GCC: La reina clavada http://bit.ly/6yNuP

  3. That's me dijo:

    Los peones, caballos, alfiles y torres dan lo mejor de si para cuidar y/o «salvar» a la reina; y ésta, en reciprocidad por ser el centro del espectáculo, corresponde blindándolos con su poderío. Sucede que en la partida que planteas todas las fichas, desde «papita amarilla» José Barba Caballero y su club Cambio Radical, o el actual ministro de Defensa, Rafael Rey Rey también con su club de monaguillos, o los tránsfugas de Solidaridad Nacional, a la primera pestañada de la dueña del aguadito, la abandonaron dejándola literalmente en medio tablero tirando… cintura completamente sola..!
    En la partida Lourdes más se perfila como una torre deseosa como peón de «coronar»

  4. Ricardo Alvarado dijo:

    Como digo en el post, el valor de la pieza o piezas que se defienden puede ser intrínseco o estratégico. En este caso, es subjetivo, y Lourdes se esfuerza por proteger un partido y unos aliados a los que cree valiosos, pero que no valen dos centavos.