Por - Publicado el 17-06-2009

De 120 congresistas, a lo más una veintena procede de regiones selváticas (y en estos veinte incluyo la mitad de los de Pasco, Junin y Cusco). De estos veinte, a lo más la mitad, es decir, una decena, se opone a los decretos de la selva.1

Es decir, un congreso con aproximadamente un 17% de representación de la selva, decide sobre la selva. Y de este 17% como un 8% está contra los decretos, ver aquí, Transparencia la composición político-regional del congreso. No hay ningún nativo amazónico en el congreso.

Desde luego que así no es la cosa. Los representantes llevan parcialmente al congreso lo que viene de sus regiones, pero más actúan según sus bancadas políticas. El representante de San Martín Aurelio Pastor viajará mucho o poco a su región, pero sus propuestas no emergen de su región tanto como de Palacio de Gobierno. La selva peruana2, así, no sólo aporta muy poco en la decisión sobre sí misma, a nivel de representación regional, sino que queda sujeta a la correlación política nacional dentro del congreso peruano. Que la represente tal o cual partido es circunstancial. Por ejemplo, en esta coyuntura, la selva habría sido representada por los nacionalistas, populistas y toledistas, no importa de qué región sean, pues éstos estaba por la derogación de los decretos de la selva. Dado el consenso regional amazónico, no es nada agradable para una región con una reinvidicación de carácter espacíficamente regional pasar por cubileteos políticos en el congreso, donde las fuerzas políticas puede que coincidan o puede que no coincidan con tal reinvidicación. Tienen que vérselas con políticos de otras regiones, que ya deberían tener suficiente con su propia problemática regional. No suena.3

A todo esto se suma que los representantes en realidad delegan su representación al ejecutivo, éste – es decir Alan García – promulga las leyes, y luego los congresistas tienen que ir a sus regiones a «explicar» que las leyes así decididas son buenas para la selva. Esto obviamente no funciona. La «bajada a bases» se hace antes, no después de una aprobación. Y cuando queda claro que no funciona, viene la crítica: «no lo explicamos bien», que fue lo que dijo el congresista Pastor. O «fuimos muy dialogantes», que fue lo que dijo Alan García. Su concepción es la equivocada, la que los lleva al fracaso. La gente ve lobbismo en una medida llevada de esta manera, y lobbismo por lo bajo, de empresas madereras y petroleras que escamotean la representación ciudadana de la Amazonía peruana y que inciden directamente en el poder presidencial a través de su círculo de intereses. Eso no es democracia.

Y como si esto fuera poco, añadamos (cosa que diversos análisis lo han puesto en primer lugar, pero aquí a propósito lo pongo en último) que las más afectadas por las leyes de la selva son comunidades nativas y sus territorios ancestrales. Estos son ciudadanos que no tienen representación en el congreso, pero incluso si la tuvieran y se limitaran a los canales congresales, no serviría de mucho, pues su poder sería mínimo. Otras representaciones políticas y regionales tendrían la masa crítica para decidir sobre ellas. No son condiciones que alguien podría razonablemente aceptar.

Dada esta situación, la reciente protesta amazónica se ha tenido que resolver por canales extraparlamentarios. Una vez más, se recurrió a la política alanista de crear instancias ad hoc, «Mesas de diálogo» esta vez. Bastaba que García autorice a sus congresistas a derogar la ley y proponer otra que emerja de la sociedad amazónica. Finalmente es, esperemos, a lo que se apunta.

La democracia no está funcionando bien en el país. Está todo al revés. El gobernante no sólo no cumple con las medidas que anuncia durante las elecciones, sino ya en el poder anuncia un programa totalmente diferente. Alan García hubiera debido anunciar «el perro del hortelano» como parte de su propuesta electoral. A ver si la gente votaba por eso. Prometió la «sierra exportadora», no la «selva concesionada», al estilo de Fujimori que ganó con el «no shock» para luego hacer un «shock». Supuestamente chocaba con el sector más débil y desorganizado del país, donde «no llega el estado». Sería cuestión de ver si precisamente porque ahí el estado «no llega» ha sido el sector que ha podido oponerse tan exitosamente a un dictatorial y aparentemente omnipotente Alan García.

  1. Por cierto, en el congreso no hubo ningún subconjunto de congresistas amazónicos que al menos simbólicamente se expresara como tal ante el público. []
  2. Y aquí hablo en general de «la selva peruana», pues no se ha escuchado ninguna voz regional, amazónica, a favor de los cuestionados decretos de la selva []
  3. Notemos aquí que en el congreso no ha predominado la representación regional independiente, que sí se ha visto a nivel de gobiernos regionales, sino la representación de partidos supra-regionales. Sin embargo, que ese congreso nacional decida sobre temas específicamente regionales, y decida mal, puede generar un gran rechazo en la región afectada. []
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Comentarios a este artículo

  1. Carlos Del Carpio dijo:

    Hola silvio, escribí un comentario pero se borro por problemas de conexión. Lo resumo:

    Decía que el sistema de representación política puede verse como un mecanismo mal diseñado. No cumple sus objetivos, y se le saca la vuelta constante y sistematicamente.

    Hay claros ejemplos como el de la subasta de numeros en las listas de postulantes a congresitas de los partidos políticos. Otro es el del voto obligatorio, el cual hace que gente sin preferencias electorales definidas tenga que ir a votar y termine haciendolo por cuestiones ajenas a las propuestas políticas en juego.

    En conclusión el sistema tal y como esta diseñado, no captura voluntad popular ni mayoritaria; no captura preferencias electorales, y por lo tanto no hay competencia de propuestas. Lo que es peor, es que aún así lo hiciera, no hay mecanismos eficientes para la rendición de cuentas. Por lo tanto, se le saca la vuelta al sistema, y este degenera en clientelismo y prebenda política.

    Si bien hace falta una reforma del sistema político, los que podrían hacerla no tienen los incentivos para llevarla a cabo. La única solución sería un aparente shock exógeno. Algo parecido al shock refundacional de Figueroa. Hasta entonces, parece que viviremos en una seudo-democracia capturada por grupos de poder de facto que defienden sus posiciones de poder rentistas y privilegiadas a través de la legalización de su propia corrupción.

    Algo muy similar al concepto de «democracia capturada» del trabajo de Acemoglu sobre la persistencia de poder, elites e instituciones. Saludos,

  2. Silvio Rendon dijo:

    La representación de la selva http://grancomboclub.com/2009/06/la-representacion-de-la-selva.html #peru #bagua

  3. pichanguero dijo:

    Si pues en este mundo moderno en donde los sistemas son dinamicos, en donde la respuesta y el amoldamiento a los problemas es vital, seguimos con este sitema anacronico y presto a manipulacion.
    Y el Sr. Garcia dice «…que tenemos que aguantarlo hasta el 2011 asi no nos guste..»

    Y las reformas necesarias, como la renovacion por tercios del parlamento o la reduccion del periodo parlamentario a 3 años, con fechas de eleccion diferentes al del jecutivo, esto en el mediano plazo. Porque a largo plazo , la unica salida es crear regiones autonomas o simple o llanamente federadas, como lo propuso H. Fuentes.

    Y esto reformas solo podran ser hechas en un concreso constituyente, porque el que tenemos y los que vendran, no moveran un apice.

  4. Jorge Alfaro dijo:

    Hola silvio, hace un tiempo tu dijiste que en un tema tan dramático como la guerra interna era un error centrar el debate en las proyecciones de la CVR y quitarle centralidad a las víctimas documentadas. Ahora tienes una posición distinta sobre los hermanos amazónicos salvajemente asesinados por la policía… me gustaría conocer mejor tu cambio de opinión, saludos

  5. Silvio Rendon dijo:

    Hola Jorge,

    En absoluto hay un «cambio de opinión». Como ya he manifestado, una víctima vista por alguien es una víctima documentada. Es una víctima que nos consta por testimonios de gente que ha visto muertos en una pista. Un «desaparecido» que falta en su casa, ya es una víctima. Si está preso, no está desaparecido, desubicado por su familia. Que después aparezca, ha sido históricamente la excepción; no la regla.
    En cambio las extrapolaciones de la CVR no están basadas en ningún testimonio, ninguna observación, ninguna gente que falte en su casa. Es el resultado de una fórmula que aumenta los casos documentados con casos no documentados.

    Ya que lo preguntas, quienes sí han cambiado de opinión y de criterio de corte son las ONGs de derechos humanos que trabajaron también en la CVR: de usar casos no documentados se han pasado al extremo de requerir cuerpos o deudos, invalidando los testimonios como evidencias. Hasta el momento lo que llamaron «especulaciones» han pasado a ser 61 desaparecidos, 62 con el mayor Bazán.

    Saludos,