Por - Publicado el 26-04-2009

El libro del uruguayo Eduardo Galeano «Las venas abiertas de América Latina» ha vuelto a los escaparates de las librerías gracias al regalo del presidente venezolano Hugo Chávez al presidente americano Barack Obama, ver aquí, Gustavo Faverón. La región latinoamericana vive un horizonte izquierdista gubernamental y una regresión a la ideología dependentista. Aquí mencionaré algunas limitaciones del libro, que no están por el lado de documentar las invasiones americanas a diversos países de la región, ni refrescarnos la memoria sobre la presencia inglesa o, más remotamente, el coloniaje y antes la conquista europea continental. El tema de fondo es cómo selecciona y organiza estos hechos en un discurso ideólógico. A continuación van algunos puntos:

1. «Las venas abiertas» ofrece una visión unidireccional, de las relaciones entre los Estados Unidos y América Latina. Los Estados Unidos mandan y deciden sobre lo que ocurre en el continente, con la aceptación total de las élites locales (sólo el pueblo, es decir, las clases más bajas, es el que resiste a esta dominación). Los Estados Unidos apoyan a los dictadores, y éstos obedecen. Son títeres. Esto no es así incluso en los casos más emblemáticos de apoyo americano a dictadores latinoamericanos. Trujillo de la República Dominicana fue depuesto por acción de los Estados Unidos. Pinochet fue apoyado por la CIA en su golpe de 1973, sí, pero posteriormente Estados Unidos cambió de política e impuso un embargo de armas a Chile; incluso trató de deshacerse de Pinochet. Fujimori (que desde luego no puede salir en el libro, de 1971, ni en su actualizacón de 1978) fue apoyado por los Estados Unidos, pero luego los EEUU apoyaron su caída. Plantear una dependencia sin contradicciones oscurece la comprensión sobre la influencia americana en Latinoamerica. Por denunciar al imperialismo, se malentiende al imperialismo.

2. «Las venas» no analiza los diversos temas que trata en profundidad; sólo ve episodios. Por buscar una visión panorámica, latinoamericana, se selecciona sólo los eventos más saltantes de cada país. Se acaba la invasión americana en tal país y luego se salta a otro país a seguir denunciando alguna otra intervención. Como diría el francés Regis Debray sobre las izquierdas europeas: los reflectores dejan de alumbrar una parte del escenario para concentrar luego sus luces en alguna otra. Al final, con esta «historia de los hechos más saltantes» todo es intervenciones, dominación, saqueo, misiones del Fondo Monetario con chantajes. Nunca hay periodos de consolidación de clases trabajadoras o medias, de formación de élites intelectuales. Sin seguimiento a estos procesos las burguesías locales son estériles y culpables del despojo, como si en la región nunca hubiera habido un Cárdenas, un Vargas, un Perón, como si no hubiera una dinámica local propia y en definitiva, como si no hubiera habido opciones a relaciones más o menos cercanas con los Estados Unidos (y como si ahora no hubiera una decena de presidentes izquierdistas en la región, uno de los cuáles puede darle «las venas» a un presidente americano).

3. En «las venas» el proceso de dominación de Estados Unidos continúa la dominación inglesa y finalmente la dominación española y portuguesa. Las élites latinoamericanas serían básicamente extranjeras. Sin embargo, la dominación y explotación de la población indígena viene dada por la propias élites locales, que son nacionales. Saliendo de la historia episódica de «las venas» y haciendo el seguimiento no sólo en los momentos más espectaculares, se puede ver que las élites latinoamericanas eran profundamente anti-americanas y reacias a las innovaciones y estilos americanos. Recordemos nomás el antiamericanismo de «Ariel» del también uruguayo, conservador, Enrique Rodó.

4. «Las venas» mezcla las metáforas con las evidencias, con lo que crea espejismos argumentativos. No es que use una que otra metáfora o figura, sino que casi todo el libro está basado en doble-sentidos, asimilando los monopolios extractivos americanos en la región a la dominación colonial española. Más aún, el libro superpone hechos enardecedores, indignantes, a temas de manejo económico y político, con lo que el lector pierde margen para evaluar posibilidades. Una política pro-exportadora para un país o un acuerdo comercial entre países tendrían que ser descartados sin evaluación alguna, pues son la sombra de la conquista o alguna invasión americana en Centroamérica.

5. «Las venas» exagera la importancia de América Latina para los Estados Unidos, que tiene una productividad interna muy alta y es una economía históricamente relativamente cerrada. De hecho, fue un libro escrito cuando precisamente los Estados Unidos, con Nixon y Kissinger, estaban perdiendo interés en la región para mirar al Asia. Si algo ocurrió a una década después de escribir el libro es que el mismo Fidel Castro, durante Reagan, denunciaba el proteccionismo de los Estados Unidos y otros países industrializados. Los países latinoamericanos más bien se esforzaban por abrirse mercados en los Estados Unidos y atraer su inversión, cosa que no ocurrió sustancialmente en los años posteriores durante las privatizaciones de los noventas, en que fue España, Francia o los mismos paises latinoamericanos los que cruzaron inversiones. Los Estados Unidos entonces se dedicaron a apoyar ONGs de salud reproductiva y de derechos humanos (ver Lowenthal: «antes la presencia de EEUU era la CIA; hoy son los organismos de DDHH»)

6. En «las venas» America Latina es relativamente homogénea y sus países comparten una relación similar con los Estados Unidos. Las tensiones entre países latinoamericanos son secundarias y en última instancia provocadas y azuzadas por potencias externas o son vestigios del colonialismo. Esto no es así. Como explicaré en un próximo post, el antiimperialismo de Galeano (que es el que predomina en la región e incluso en nuestro país) es profundamente antiperuano.1

El «pensamiento Galeano» se basa en la «teoría de la dependencia», vigente en los sesentas y en la ideología latinoamericanista de origen aprista, cepalina chilena o en construcciones más simbólicas como «El Canto General» del político y poeta chileno Pablo Neruda. No cayó en desgracia (como si cayó la teoría de la dependencia, que fue evaluada en la teoría como en la práctica) precisamente por su contenido simbólico y por su retórica metafórica llena de espejismos y trampas argumentativas.

Para suerte de «las venas» sus críticos cayeron en el extremo contrario y pasaron a negar del todo el imperialismo, a minimizar las invasiones americanas, y a asumir un discurso más afín a las multilaterales, en el cual no había ninguna intervención externa en los países lationamericanos. En vez de ilustrar las contradicciones, los zigzags, y la complejidad de la influencia americana o de otros países, la negaron del todo como casi un invento de los izquierdistas por su incapacidad de explicar la realidad (Gonzalo Portocarrero), cuando no como una cosa de «idiotas» sin capacidad intelectual alguna (Álvaro Vargas Llosa, aquí recientemente). Se tiró el niño con el agua sucia y como no hay nada mejor, pues se vuelve a Galeano (ver aquí, César Hildebrandt). Gran favor que le hicieron.

  1. Hablando con los mexicanos suele ocurrrir que expresen un profundo sentimiento antiamericano. «Pero claro», me dicen, «es un país que se anexó nuestro territorio, nos invadió y tiene un gran poder económico sobre nuestro país». «Qué curioso», les replico, «eso es exactamente lo que muchos peruanos sienten sobre Chile». «Ah, no», me dicen, «eso es diferente. Entre países latinoamericanos somos hermanos.» []
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Comentarios a este artículo

  1. Carlos V dijo:

    Hola Silvio
    Creo que tu punto 1 se contradice, pues como tú mismo señalas en un sentido ideológico o en el otro, igual ha sido la intervención de los EEUU determinante en la resolución política de varios países de la región. De manera que eso no invalida la tesis de Galeano: hay imperialismo de parte de los EEUU.
    En tu punto 4 hallo otra aseveración contradictoria: el texto crea espejismos argumentativos porque usa lenguaje metafórico. Para comenzar, recordarás que en última instancia todo lenguaje es metafórico, en su relación convencional con la realidad. Incluso el de ustedes, los economistas. Por otro lado, no veo que un texto hecho como Galeano hizo el suyo tenga de por sí el valor de un docuemnto historiográfico. EG hizo un híbrido cuya mejor clasificación es decir que no es un libro de Historia, ni de teoría política. Pero precisamente ese tipo de textos, los simbólicos, son los que subyacen mejor en las argumentaciones más racionales. Si te echas a analizarlas, las argumentaciones más cientificistas remiten a alguna forma discursiva altamente metafórica. Es lenguaje mítico, si quieres, pero de él no se escapa la ciencia más exacta. La exactitud, para comenzar es de por sí un mito.

    Saludos

  2. Silvio Rendon dijo:

    Hola Carlos,

    Gracias por tus comentarios.

    Es que la tesis de Galeano no es que haya imperialismo de parte de EEUU y tampoco estoy criticando esta aseveración. Si lo hiciera, efectivamente, me estaría contradiciendo. Mi punto 1 critica la forma cómo Galeano concibe ese imperialismo. Los EEUU no sólo imponen dictadores, sino también se los tumban, como pasó con Trujillo o con Fujimori o se oponen al golpe de 1962 (que he documentado en un post). Algo así no cabe en el esquema de Galeano.

    Sobre el punto 4 no me contradigo, pero sí quisiera aclararlo. Precisamente porque Galeano usó un lenguaje metafórico y simbólico es que su mensaje ha sobrevivido a la base científico-social sobre la que se basó, la cual cayó en desgracia y fue superada por otros enfoques. (Añadiría ahora que otra razón de su éxito es la documentación de diversos eventos que se suelen olvidar. Es como un «museo de la memoria»). Desde luego que los aspectos metafóricos y simbólicos son cruciales para expresar una idea. Sin embargo, simbolismo sin contraparte analítica acaba por ser un espejismo, que es lo que critico. Nos hemos quedado con imágenes persuasivas, pero limitadas y equivocadas. Quiero promover la exportación en el país, pero el enfoque de Galeano condena el esfuerzo como algo que refuerza nuestra dependencia y nos esclaviza, coloniza. Como la exportación es un flujo de mercancías del país hacia el extranjero, se asimila el asunto a la extracción de recursos durante la colonia. Es sólo un intercambio de mercancías. Exportas e importas.
    Algunos economistas también recurren a esta mezcla de conceptos, por supuesto. Recuerdo a Manuel Lajo con su «tasa de dependencia alimentaria» que no era otra cosa que el porcentaje de importaciones dentro de la oferta total. El ideal en el fondo era la autarquía: eliminamos las importaciones y ya no «dependemos». Dejamos de exportar (enviar nuestra riqueza fuera del país) y ya no dependemos.
    En fin, el problema con estas imágenes es que es difícil luego quitarnoslas de la mente y se solidifican como prejuicio. Después viene el cambalache, lo que me lleva al último punto, la exactitud. No es que haya que ser exacto con tolerancia cero, pero mínimamente acertarle a entender una realidad. Si un economista relativiza su disciplina, puede causar una hiperinflación. Un economista guiado por prejuicios, que se restringe su campo de acción y se niega opciones porque son dependentistas, se expone a hacer un mal trabajo. Y casos se han visto. Ernesto Guevara fue muy metafórico y ardiente en sus discursos, pero fue un pésimo economista, con desastrosos resultados para Cuba.

    Saludos

  3. Durán dijo:

    Me da la impresión de que asumes que Obama, luego de leer el libro, dirá «Oh, qué malos hemos sido los norteamericanos, somos culpables de toda la miseria de America Latina».

    Al igual que en el artículo de Puente Aéreo, en donde Faverón dice que está mal que Obama reciba ese libro, pero no indica por qué ni desmiente los hechos que narra el libro, lo que subyace a la molestia de quienes critican la situación es que haya sido Chavez quien le entregara el libro a Obama. Quizás hubiera sería otra la reacción si el libro lo hubiese regalado Lula, quien, innegablemente, también comparte muchas, quizás no todas, de las ideas de Galeano.

    Curiosamente, en su post previo, Faverón -me remito a él porque tú has escrito este post para poner el parche a su post- critica que una senadora americana no esté de acuerdo en publicar ciertas verdades de la política americana, para luego decir que el presidente de los Estados Unidos no debería perder su tiempo leyendo un libro que narra hechos que se pueden constatar.

    No hay nada de malo en que Obama lea un libro que narra hechos que pueden ser comprobados y verificados, será él quien le dé su propia interpretación, bruto no es.

    ¿Habría estado mal regalarle «El Capital» a Obama? ¿Estaría mal regalarle «Redoble por Rancas» o «El Tungsteno»? Ojo, si Chavez le hubiera regalado El Capital, muchos habrían saltado a decir que por culpa de ese libro han surgido bandas terroristas en el mundo que han llevado a la miseria a muchas naciones. No entiendo como puede ser malo leer «Las venas». ¿Acaso es malo leer «Mi lucha» o «Los Protocolos de los sabios de Sion»? De ninguna manera, solo leyéndolos sabremos que esos libros encierran alucinaciones y disparates.

    No hay nada de malo en que Obama lea ese libro, él sabrá cómo lo interpreta. El problema para muchos es que fue Chavez quien se lo regaló. Y que el cuco Hildebrandt (acérrimo anti-chavista) rebotó la noticia.

  4. Silvio Rendon dijo:

    No, Durán, no asumo que Obama dirá que los norteamericanos son malos, con un «oh». No sé por qué te he dado esa impresión. Tampoco critico que Chávez se lo haya regalado, ni que le haya podido regalar algún otro libro. Tampoco he escrito «para poner el parche a su post», de Gustavo Faverón. He citado su post porque él comentaba más intensamente el detalle del regalo del libro. El tema no es si es bueno leer un libro. Mi post trata del contenido de un libro y explica sus problemas. El detalle del regalo de Chávez a Obama es sólo introductorio, pues a partir de ese detalle el libro volvió a los escaparates y con ello volvió el debate del contenido del libro. Saludos.

  5. Durán dijo:

    Silvio,

    Ok, me he ido más por la anéctoda y he terminado escribiendo acá lo que debí escribir en el post de Faverón.

    Es cierto, tu post trata sobre la manera en que está desarrollado el libro, pero aunque en tu post señalas que tiene limitaciones, empiezas diciendo que «Las venas» está mal. No estoy seguro de que necesariamente un libro con limitaciones, que según tu punto de vista es sesgado por la postura ideológica de Galeano, sea malo, sobre todo por las limitaciones que señalas, que también responden a una ideología. Toda selección y organización (que es lo que tu señalas como limitación del libro) de hechos tiene bemoles. es como reclamarle a un editor de una antología por qué no incluyo a tal o cual autor en su selección y por qué hizo la selección de tal o cual manera.

    Casi pintas la cosa como si Galeano hubiera sido «malvado», capaz de acomodar los hechos para que «pareciera» que existió imperialismo.

    Es como decir que está mal presentarle a Obama un libro con una recopilación de tus posteos acerca de las esterilizaciones forzadas como prueba de la injerencia de USA en el Perú (prueba irrefutable de que el imperialismo existe y no solo se basa en extraer riquezas sino en controlar políticamente) solo porque has presentado los hechos de la manera que has considerado más conveniente, enfocándote en los puntos que mejor ilustran la situación.

    Un libro solo puede estar mal si falsea datos, si miente. Ese no es el caso de «Las venas».

  6. Silvio Rendon dijo:

    No es que Galeano afirma y yo niego que exista el imperialismo. Mi crítica es por la forma cómo Galeano lo expone. El dependentismo que subyace a su análisis ya fue. Es como la alquimia a la química. Por eso digo que está mal. Casi cuarenta años después de escrito el libro, algo se ha aprendido, algo ha cambiado. Me opongo a la dicotomía dependentismo-afirmar que existe el imperialismo vs. sacha-liberalismo y negar que el imperialismo existe.

    Como ya he dicho, mi problema con Galeano no es con sus hechos, sino con cómo los selecciona y organiza.

    Y de hecho hubiera estado mejor persentarle a Obama una recopilación sobre cómo se dieron las esterilizaciones forzadas en nuestro país y exigirle sanción a los culpables.

    Como ahí he anunciado también tengo un problema con la forma cómo Galeano se refiere al Perú, cosa que trataré en un post.

  7. rafael E dijo:

    Las venas no fue un libro importante en ningun curso de sociologia que yo recuerde. Es mas un libro de difusion para el publico en general. No creo que sea como una biblia de idiotas, como decia Vargas Llosa, pues los izquierdistas en realidad no se alimentaban de las ideas de Galeano.

    Creo que Chavez mas bien quiere hablar de si mismo y con ese libro le esta diciendo a Obama: «quieres saber por que nacionalizo tus empresas? lee este libro».

  8. Javier dijo:

    Creo que hay que medir el libro en su época. Y verlo en su dimensión. No gue el gran libro de la verdad sobre América Latina, sino un texto símbolo que decía muchas verdades (hechos históricos que no salían en los titulares) que bastantes las decían de boca para adentro. Hoy el libro es una reliquia, ha envejecido, como recurso académico es endeble; pero como testimonio contestatario sigue vigente. El problema no es que exista «Las venas abiertas…», el problema es que no se escriban libros mejores sobre el mismo tema y con el mismo impacto simbólico y estético (Galeano, hay que reconocerlo, es un buen escritor).

    Bueno, Silvio ¿te mandas?

  9. Silvio Rendon dijo:

    Discrepo contigo, Javier. No es que Galeano son «los goles de Cubillas» y nadie los ha superado, y hay que esperar hasta que venga un mejor futbolista (Al estilo de cómo Michael Phelps superó a Mark Spitz en natación). El tema es que los «testimonios contestatarios» después no la ven. Son el fulbito puesto en cancha de fútbol. Además, repito una vez más, si analizamos la cosa fríamente, «las venas» tiene poco que decirnos a los peruanos. El Perú tiene más «venas abiertas» por los países vecinos, y ahora por Europa, Canadá y China, que por los Estados Unidos. La realidad de Venezuela incluso con Chávez es otra, pues ese país tiene más vinculación económica con los Estados Unidos que el más diversificado Perú.

  10. Javier dijo:

    Los goles de Cubillas: Saber cómo EEUU controlaba nuestra economía y con concha.Dibrearles, pecharles y decirles ahí fue: Gool!

    Las jugadas de Sotil: Las nacionalizaciones velasquistas como un ingenuo desarrodismo independiente, bonito para la tribuna pero ineficaz al final.

    Concha: ¿Por qué antes se jugaba también al futbol y ahora es una mierda?

    Este es un comment pura e irresponsablemente metafórico que exige una respuesta aburridamente económica. Sin joder.

  11. Javier dijo:

    Y ahora, en el descanso de la pichanga ¿Hay algùn otro libro igualmente de simbólico, tremendo y feroz que sea mejor que las Venas de Galeano?¿Es el sueño de Althaus y Alvarito?¿O se han acabado los tiempos para los grandes libros abarcadores??

  12. Silvio Rendon dijo:

    Javier, A tu comentario sobre el descanso de la pinchanga. Libros «abarcadores»: Forrestier, Stiglitz, Krugman, Sala i Martín, Barro, Prescott. No mucho en el Perú, salvo fuentes multilaterales, tipo BID, BM, FMI, CEPAL o algunos peruanistas como Thorp. Por cierto, Galeano siguió produciendo. Tiene varias cosas sobre los años noventas y la actualidad latinoamericana, pero critica mucho más de lo que propone, como si los populismos no hubieran fracasado también.

  13. Silvio Rendon dijo:

    Javier, A tu comentario sobre los goles de Cubillas.

    Precisamente digo que no son como los goles de Cubillas. Estados Unidos controlaba la economía peruana antes de Velasco, efectivamente. Después de Velasco ya no. En tal sentido, Velasco no fue ineficaz. Cortó ese control, sin que cambie mucho. ¿Quién te dice que ese «ingenuo desarrodismo independiente, bonito para la tribuna pero ineficaz al final» no es precisamente el de Galeano?

  14. Pedro dijo:

    Deficiente análisis el que veo en este post. Me gustaría que el «autor» redactara un ensayo en contraposición a «Las venas abiertas de América Latina». Me gustaría leer cómo acomoda sus ideas. Me gustaría que lo hiciera ¡antes de los 31 años!