Por - Publicado el 17-04-2009

Vengo de ver Oblivion de Heddy Honigmann en el Film Forum de NYC. Un película deprimente. Buena parte del auditorio estaba llorando y exclamando a medida que los entrevistados explotaban en llanto al contar sus tristes realidades, procesiones que llevan por dentro, muy en la punta de la lengua.

Es una película que tiene una limitación que, paradójicamente, a la vez es una virtud. Partiendo de una risueña realidad hotelera, de bares y restaurantes de exquisitos comensales presidenciales se va tirando del hilo, entrevistando a los barman y camareros, hasta llegar a una realidad de una dificultosa lucha por la supervivencia. De una explícita realidad callejera de saltimbanquis, malabaristas, músicos, cantantes y vendedores de jugos del centro histórico limense, se entra inmediatamente en una dramática realidad de desesperación y abandono. La superficial mirada del paseante en su hotel o restaurante de lujo o por las calles de la ciudad ya ve en forma profunda la precaria realidad de pobreza urbana y de injusticia social.

Los presidentes peruanos juran todos en nombre de los evangelios, y se ponen la banda presidencial al revés, sin que se vea el escudo nacional, pero la realidad de miseria sigue ahí, inamovible, no importa quién gobierne. Todos estos gobernantes son unos «bandoleros». Nadie les cree. Las entrevistas van notoriamente a gente mayor, que recuerda eventos de hace más de medio siglo en el Perú. Poemas de Watanabe, la historia del Bar «Cordano», el Bartender de «Los Delfines», Edmundo Lévano (así sale en los créditos), el cocinero del «José Antonio», una trabajadora del hotel «Bolívar», un talabartero, un fabricante de bandas presidenciales. Todos comentan sobre una dura y persistente realidad de demagogia, corrupción y gran desigualdad. Las imágenes del centro de Lima muestran de vez en cuando alguna marcha de protesta o una huelga: en la avenida Abancay o en Plaza Francia.

Una irreductible situación de miseria y desesperanza. Parece ser que la estoica resignación es lo único que queda. Un país entrampado en su aguante ante las injusticias y el sufrimiento escondido. El camarero más sonriente en su actuación ante los acaudalados clientes resulta que es de Huanta y le mataron a sus familiares, no sabe si los «cumpas» o «terrucos» o los «sinchis» o policías. Y esta es una persona que atiende a quienes viven amurallados, en el burbujeante y alegre Perú que no quiere que el otro Perú le arruine la fiesta.

La película es una buena imagen de lo que ven los visitantes a nuestro país. Lo primero que ven es la inocultable pobreza callejera a la que los limeños de todas las clases sociales ya nos hemos acostumbrado y la damos por sentada. Acaso ni siquiera nos llame la atención. Posiblemente, prefiramos imagénes al estilo de los documentales de Promperú sobre nuestro país, ver aquí. Una superficial mirada de una turista tal vez sea más profunda que lo que ven los locales. Por eso era importante que mientras durara la reunión de APEC las calles estuvieran «limpias» de quienes salen en esta película.

He hablado con mexicanos sobre «Amores Perros» y con indios sobre «Slumdog Millionaire» quienes se suelen quejar porque se trata de películas que «sólo muestran lo malo», «la realidad no es así», y «hay que mostrar también lo bueno». Puedo ver que no falte quien diga algo similar sobre esta película. Si la directora hubiera sido chilena y se hubiera mostrado en Chile, posiblemente ya tendríamos una protesta diplomática, por denigrar al Perú. Posiblemente se diga que esta no es la realidad nacional, sino que la realidad es la de «La revolución capitalista» de Jaime de Althaus, como en la época de Pinochet decían que la realidad chilena era la de «La revolución silenciosa» de Joaquín Lavín, no la de las penurias de los más pobres chilenos.

Tengo curiosidad por saber cuál es la reacción del público limeño cuando esta película sea pasada en Lima. Será curioso ir al cine para ver la realidad cotidiana de la calle limeña. Tal vez sea algo necesario para quienes «escuchan sin oír y miran sin ver», como dice Rubén Blades o para que «los invisibles se hagan visibles» como dice Manohla Dargis del New York Times.

-

Enlaces a este artículo

Comentarios a este artículo

  1. M. Isabel dijo:

    Pues siempre es bueno mirar las dos caras. Y muchas veces es bueno que otra mirada nos aproxime a otra perspectiva distinta.

  2. Luis Aguirre dijo:

    Te adelantaste a todos. Pero no me queda claro si te parecio two thumbs up o two thumbs down.

    Tu comentario me hace recordar esa novela que todos admiran, pero que a mi me parece lo mas deprimente que jamas se haya escrito en la historia peruana: Conversación en La Catedral.

    Y es verdad: si los invisibles se hacen visibles entonces ahí ya hay un mérito. Pero, ¿recuerdas ese afiche del festival de la PUCP que mostraba a un señor encogido de espaldas? Cuando los autores hicieron visible lo invisible muchos protestaron. Curioso.

    saludos

  3. Silvio Rendon dijo:

    No fue una gran peli. Me sobró la persecusión de la cámara a los sufridos entrevistados. Era ya pornografía del sufrimiento (gracias NQ por el concepto). Un poco facilista e irrespetuosa, doblegando a la gente hacia las lágrimas, al estilo del noticiero de Ricardo Mueller en los ochentas. Sin embargo, igual algo vemos bajo esa lente, y es lo que traté de rescatar con mi post.

    A mí tampoco nunca me gustó Conversaciones. No le veo el chiste.

    Claro que recuerdo ese afiche. Tampoco era para tanto.

    Saludos,

  4. Amazilia dijo:

    Bueno le dicen pornomiseria en Colombia, creo.
    Me pregunto si las reacciones en Lima seran parecidas a las que suscito el Peruanista con su video
    http://www.choledadprivada.com/2008/11/24/senores-delegados-apec-no-todo-esta-mal-tambien-es-humita/
    mezquina y aprovechada… por mostrar una realidad de Peru que muchos no quieren ver

  5. Daniel Salas dijo:

    El problema, Amazilia, es que Peruanista es un calumniador y un injuriador que se inventa datos sin fundamentos y, cuando se lo critica, responde que no tiene por qué explicar su opinión. Suele censurar mis comentarios por el simple hecho de que le pregunto por sus fuentes. Es un mal jugador y un irresponsable.

    La miseria en el Perú existe. No debemos negarla en efecto. Pero, curiosamente, fueron voces de izquierda las que hicieron lío por el video que pasaban en LanPerú, por un video que, además, ya había sido pasado por cable muchas veces en en Perú y que no era sino el programa de un mochilero inglés que realiza reportajes «no turísticos» por todo el mundo. Fue una mala idea de LanPerú pasar ese programa, sin duda, pero el nacionalismo y los complejos de los peruanos salieron a flote en tal ocasión. Saludos.

  6. Amazilia dijo:

    Yo no defiendo al Peruanista, con el que tuve hace poco una escaramuza sobre su estúpido post sobre el Metal, pero si defiendo su derecho a dar su opinión. Obviamente uno puede criticarlo por la forma o la justificación de sus posts pero no creo que uno tenga que odiarlo o promover el “hate bashing” contra su persona. Muchos bloggers parece que eso quieren hacer, y si tuvieran el sufiente poder dudarían en eliminarlo o censurarlo? Yo para no hacer higado tomo sus post uno por uno, tiene algunos muy buenos. Y es que el racismo es tan fuerte en el Peru que tarde o temprano tenia que salir una reacción como la de el. Yo puedo entender como gente sin educación puede ser racista pero lo que me sorprende, y en la blogs personales se puede ver claramente, es como gente con educación y que conoce otras realidades son tan o más racistas y lo peor es que ni cuenta se dan.

  7. Jorge dijo:

    Y acaso «Peruanista» no es racista desde su esquina? O hay que validar sus métodos poco democráticos (que se contradicen abiertamente contra lo que en teoría persigue)porque puede llegar a ser un «aliado circunstancial» para impulsar ciertas causas?

    Uno de los lugares comunes más falaces en nuestra sociedad es «respeto su opinión pero no la comparto».Una confirmación más de nuestra hipocresía barata que nunca nos opone ante nada.La opinión de una persona que promueve el odio, que es también racista y que no ejerce la libertad de expresión en su propio blog no es respetable para mí.Punto.

    En relación a «Oblivion» será muy interesante que pueda actuar como un cable a tierra de nuestras desmedidas aspiraciones de pensar que «ya la hicimos».Hay mucha tarea pendiente a nivel interno y nada mejor que una película (y extranjera encima,que horror!)para agitar conciencias y replantear la agenda diaria.

    En cuanto a «Conversación en la catedral» creo que se ha banalizado demasiado su contenido al reduccionismo fácil de su famosa e hipercitada frase.Entiendo que a Silvio no le gusta MVLL pero la novela es (además de una magnífico fresco de los 50´s)un desencantado manifiesto contra un sistema político envilecido y anquilosado como el peruano.Un libro que además (y para desgracia nuestra) sigue manteniendo mucha de su vigencia a pesar del tiempo transcurrido.

    Saludos

    Jorge

  8. Silvio Rendon dijo:

    Bueno, he leído Conversaciones y no me gusta tanto como Pantaleón, La ciudad o La fiesta del Chivo, por decir algunas obras de Vargas Llosa.

  9. Daniel Salas dijo:

    Amazilia: Pues es muy interesante que lo veas de esa manera, ya que es Peruanista quien aplica severamente y sin escrúpulos el «hate bashing», acusando compulsivamente a los que no opinan como él de racistas o fascistas. Nunca sustenta lo que dice, acusa sin fudamentos e insulta sin aceptar réplicas. Pero, claro, tiene el derecho de «dar su opinión». ¿Y nuestro derecho de decirle lo que pensamos sobre él?

  10. Silvio Rendon dijo:

    A Daniel y Amazilia,

    El off-topic se ha convertido en el topic. El post no era sobre «Peruanista», sino sobre Oblivion.