Por - Publicado el 22-11-2008

Es normal llegar a un aeropuerto y ver cómo se separan las filas: «US citizens and residents», por un lado y «visitors», por otro. Mexicanos por aquí, Mercosur por aquí, Ciudadanos de la Unión Europea por aquí; los otros por allá. Sin embargo, cuando se llega al Perú todos hacen la misma fila. ¿Por qué?

Finalmente el/la peruano/a, resida en el extranjero o en el Perú, no tiene un estado que le dé un mensaje de amparo. «Paisano, bienvenido a México» rezan diversos cartelitos en los aeropuertos mexicanos, y ahora, que se le ha puesto el ojo a las remesas de los nacionales residentes fuera, aún más. Un emigrante que se iba de México a EEUU no siempre era (es) visto en México como alguien que forme parte de la entidad nacional. Su emigración era el testimonio práctico de la falta de oportunidades en su propio país, un expulsado de su suelo, una persona que sobraba. Hoy con las remesas, ya se le vio el ángulo positivo.

En el Perú pasa algo parecido, llegando los peruanos residentes fuera a tener cierto peso en temas como las elecciones, cuando éstas son reñidas. Claro, igual todas las transacciones que tengan que ver con la salida al exterior tienen que pagar precios altos. Un pasaporte peruano cuesta caro, tres veces más que un pasaporte europeo; un certificado de antecedentes penales para el extranjero cuesta más que uno para usos locales. Como en todo, la ley de la demanda en estos casos se aplica inexorablemente y estos altos precios son una razón por la cual los peruanos que tienen doble nacionalidad desactivan de facto su ciudadanía peruana, ya no renuevan el pasaporte, ya no piden el DNI. Pero claro, la lógica en el país es «tienen plata, que paguen». Difícil de cambiarla…

Y por otro lado, viene la lógica de la hospitalidad al visitante extranjero. El peruano tiene que pedir visa a casi todos los países del primer mundo (1), mientras los ciudadanos de esos países no tienen que hacer lo mismo cuando vienen al Perú. Ponerles alguna medida de reciprocidad es vista sin más como una afrenta a la actividad turística. Toca no exagerar. La ley de la demanda claro que se cumple, pero ¿cuán elástica es esa demanda? El Brasil reacciona con total reciprocidad: me pones visa a mi gente, le pongo visa a la tuya. Ya fue exagerado cuando en el Brasil reaccionaron a que EEUU adoptara medidas de seguridad tomando fotos y huellas digitales a los visitantes a ese país, haciendo lo mismo. El problema era que los brasileños no tenían un sistema para almacenar la información ni sabían para qué lo hacían. Se trataba meramente de hostigar a los americanos como los brasileños eran hostigados en EEUU.

Otros países como Chile reaccionan cobrando una tasa a los visitantes a su país, llamada de «reciprocidad». El americano puede entrar en Chile sin visa, pero tiene que pagar unos cien dólares que le permiten la entrada por diez años. Es otra forma de lograr la reciprocidad. No parece que sea una medida que haya perjudicado al turismo chileno en gran forma. Los americanos ven como lo más normal del mundo que si los chilenos necesitan visado en los EEUU, ellos tengan que hacer algún tipo de transacción cuando van a Chile. ¿No les gusta? Que se quejen con su gobierno por imponerles la visa a los ciudadanos de otros países.

En el caso peruano parecería que es un tema superficial, ignorable. Pero recordemos que mucha gente, de todos los orígenes sociales y regiones del país, sale fuera por diversas razones. Que no tengan un estado peruano que los haga sentir amparados en la práctica y con gestos muy concretos no es un tema nada trivial. Tocaría prestarle mucho más atención, comenzando por recibir a los ciudadanos y ciudadanas peruanas en los aeropuertos como si verdaderamente regresaran a su país.

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(1) Hasta había asimetría entre el Perú y México en temas de visados; Perú necesitaba visa para México, pero no México para el Perú. El Perú impuso el visado a México, pero no por reciprocidad, sino porque supuestamente había presencia de mafias y sicarios mexicanos en el Perú.

Control migratorio en el Aeropuerto Internacional Jorge Chávez. Antes se hacía una fila para cada ventanilla y se generaba el desorden. Después se hizo una sola fila para todas las ventanillas.

Imagen tomada de la DIGEMIN.

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  1. Giancarlo dijo:

    Me parece que el gobierno peruano es muy permisivo en el aspecto de no pedir visas entran al país sin ninguna restricción y les abrimos las puertas dd nuestras ciudades llenos de riqueza histórica y cultural ,pero ellos nos cierran la puerta de sus países y cuando estamos en ellos tildan a todos de ladrones y narcotraficantes, no me parece justo yo vivo en Buenos Aires,Argentina y aqui los peruanos somos vistos mal pero obvio nunca miran sus propios defectos saludos bye