Por - Publicado el 13-11-2008

El post 1963: Heraud y el rechazo del pueblo fue comentado por Aldo Mariátegui en Peinando a Heraud . Como comentaba en estos Combitos, y actualicé en el mismo post, la fuente, confirmada esta vez, para la afirmación sobre el ataque a un grupo de cubanos anti-castristas es Alaín Elías y Jorge Salazar (1976) «Piensan que estamos muertos». Mosca Azul, Lima. Una fuente muy bien informada, pues son los protagonistas de esas épocas y acontecimientos quienes los cuentan, en primera persona.

Un grupo de cubanos anti-castristas celebraba una misa por los caídos en Playa Girón o Bahía de Cochinos en la iglesia de San Francisco de Lima. La misa era oficiada por el padre Mojica, ex-actor de cine mexicano convertido a cura franciscano. Un grupo de izquierdistas, de San Marcos y Católica, compuesto de diversos poetas, entre ellos Javier Heraud, se organizó para sabotear el acto. Si el cura hablaba de política, iban a gritar «Cuba sí, yanquis, no» dentro de la iglesia; si no lo hacía, la armarían afuera de la iglesia. «Ya en la iglesia, tuvieron que comerse las consignas. Porque el sermón del cura fue amoroso, conciliador y humilde».Elías y Salazar lo cuentan:

¿Qué pasó?, cuando sería mejor preguntarse qué pasa, ya que estás todavía dentro de la iglesia, apabullado de gusanos lujosos, de raídos fotógrafos, reconociendo tres filas más allá, delante tuyo, a Frank Díaz Silveira y a Armando Cruz Cobos, agentes de la CIA-del gobierno-cubano-en-el exilio y a los jefes del Apra y sus matones y sus mujeres elegantes y sus periodistas y oficiales de Seguridad del Estado, todos amplios democráticos y circunspectos, pensando sólo en las cámaras de televisión, en vivo y en directo, rodando tan importante escena en la historia de la guerra por la libertad occidental y cristiana, en peligro seguro. Y de súbito una, dos ocultas voces ¡Fidel, seguro!

La plaza de San Francisco se conmueve con las voces que responden hermanas ¡A los yanquis dales duro!

Comienza así el ataque, puñetazos, carterazos de las mujeres del grupo, insultos («gusanos maricones»). El asunto, un acto de intolerancia, es contado década y media después como un acto heroico.


«Atacaron a un grupo de cubanos anti-castristas que asistieron a un oficio religioso por los caídos en la invasión»

Página 30 de Elías y Salazar (1976). La fuente original parece ser El Comercio.

Hacer click en la imagen para ampliarla

Es interesante ver quiénes son los cubanos tan rechazados por estos izquierdistas.
Frank Diaz-Silveira tiene en su haber un ataque, el 16 de noviembre de 1960, a la embajada cubana en Lima, apropiándose de archivos de la embajada. El 9 de agosto de 1961 fue retirado de la Conferencia Social y Económica Interamericana por provocar una trifulca a puñetazos y por interrumpir un discurso pronunciado por Ernesto Guevara. La intolerancia iba por aquí también….

El caso de Armando Cruz Cobos es el de un cubano radicado en Lima en los cincuentas y vinculado al Apra, ver aquí, como que compuso la marcha de los CHAP (Chicos Apristas Peruanos), aquí. El Apra se había caracterizado también por la intolerancia, propinándole con frecuencia golpizas a sus adversarios políticos. En los sesentas, Luis Alberto Sánchez, rector de la Universidad de San Marcos, era conocido por estar rodeado de personas muy dispuestas al ataque físico a los contrincantes.

Tiempos de intolerancia en que mandaba el más fuerte, no quien tuviera la razón.

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El resto del grupo

El grupo de Javier Heraud estaba conformado por alrededor de cuarenta hombres. Entró al Perú por Bolivia, cruzando un río en dos lanchas comandadaas por sus compañeros bolivianos. El grupo decide enviar una avanzada de ocho personas a inspeccionar la situación, entre ellos a Javier Heraud. Cuando el grueso del grupo tiene noticia del tiroteo de Puerto Maldonado, los bolivianos abandonan a los insurgentes peruanos llevándose todo: gasolina, alimentos, medicinas, quedándose varados en la selva. Tienen que decidir si van a Puerto Maldonado o si se repliegan. Están convencidos que el Ejército Peruano les había tendido un «corralito». En su larga marcha de cuatro meses de La Paz a Puerto Maldonado el ejército boliviano ya los había perseguido y emboscado a algunos. Así había ocurrido en el Paraguay con tres columnas guerrilleras similares, donde no quedó ni uno solo vivo. Probablemente el ejército boliviano ya había notificado al EP de su presencia.

Marchan en dirección del río Tahuamanu, sin saber que el Ejército Peruano se había movilizado para capturarlos. El jefe de las fuerzas americanas acantonadas en Panamá había volado a la frontera boliviano-brasileña. El ejército boliviano también estaba buscándolos. Parte del grupo es capturado en el puerto de San Francisco y es conducido a Cobija. Otra parte, al parecer, se dispersa, vive en forma semi-clandestina en Bolivia, con cierta ayuda de algunas organizaciones de izquierda, y paulatinamente regresa al Perú. Se reagrupa en el «Movimiento 15 de mayo» y se constituye en el ELN (Ejército de Liberación Nacional) que reaparece en 1965 en La Mar, Ayacucho.

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Javier Heraud intenta suicidarse

El grupo de ocho insurgentes es denunciado por alguien que confunde a uno de ellos con Hugo Blanco. El grupo es detenido por la policía, que les comunica que se sospecha que son contrabandistas…

Ya en la persecución, Javier Heraud destruye primero su diario y luego sus poemas, «¿Para qué sirven los poemas?», dice….

«La metralla llueve sobre nosotros. Javier responde desde la popa, a tiros. Súbitamente descubrimos que nos acercamos al puerto. El río arrastra las canoas hacia allí. Desde el muelle el gentío también comienza a disparar. La presión es abrumadora. Miro a Javier, tiene los ojos más tristes que nunca, levanta lentamente su pistola. Se la pone a la altura de la sien.

– ¿Qué vas a hacer…?
– ¡Matarme!
– ¡No…no…!
– ¡Así me han enseñado…!
– ¡Aquí se muere peleando!
– No hay nada que hacer Alaín; mira, la población también…
– Están azuzados por la policía ¿no te das cuenta? No podemos contestarles a esos mierdas, pero eso no nos obliga a matarnos…Están engañados…Además tienen mala puntería…
– ¿Qué hacemos?
– Saca unas naranjas.

Javier me entrega unas naranjas y comenzamos a pelarlas, las balas de la gente que dispara desde la orilla pasan cerca, lejos, lejos, lejos…

– Tienes razón, Alaín, son unos huevones. Javier ha recobrado su sonrisa. Aprovecho para preguntarle:

– ¿Nos rendimos?
– Tú ve…
p. 147-148

Lo comentado en este post, el rechazo del pueblo fue real. Desalentó a Javier Heraud en su hora final.

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Heraud y Elías se rinden, pero igual les disparan

El relato del protagonista lo deja muy claro: los dos hombres están armados. Elías ha vaciado ya su cacerina disparando.

Elías grita «¡No disparen!», pero les siguen disparando. «Nos quieren liquidar», constata. Los impactos llegan primero a Elías. Un disparo en el cuello que le inmoviliza el brazo izquierdo; otro en la clavícula izquierda. Entonces Javier Heraud amarra una camiseta a un palo y la levanta agitándola, pero los disparos continúan. «Deja nomás, Javier… deja…nos quieren matar….». Javier Heraud es alcanzado por un disparo en la clavícula derecha y luego por la espalda. Muere con un boquete en el estómago…

Primera plana de La Prensa sobre las dos «asonadas comunistas» en que murieron cuatro personas: el sargento Sam Jara, el balsero Roberto Vásquez, Javier Heraud (no sé quién es la cuarta persona, posiblemente sea el insurgente Nelson Rodríguez).

Hacer click en la imagen para ampliarla. Página 42 de Elías y Salazar (1976).

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Cuarenta años después, la CVR

Hace poco Martín Tanaka, en el contexto de un tema diferente al del presente post, recordaba aquí este párrafo de la CVR:

“La CVR considera que aquellas personas que hayan resultados heridas, lesionadas y muertas en enfrentamientos armados y que pertenecían en ese momento a una organización subversiva terrorista no pueden ser consideradas víctimas. Estas personas tomaron las armas contra el régimen democrático y, como tales, se enfrentaron a la represión legal y legítima que las normas confieren al Estado. Por otro lado, los miembros de las FF.AA., policiales o comités de autodefensa que son heridos, lesionados o muertos en enfrentamientos armados sí son considerados víctimas en este esquema. Estas personas fueron dañadas como consecuencia de un acto legal y legítimo de defensa del orden democrático y merecen el reconocimiento y respeto del Estado y la sociedad” (tomo IX, capítulo 2).

En mayo de 1963, había un gobierno militar, pero que ya había convocado a elecciones para junio de 1963. ¿Implica este párrafo que Javier Heraud no puede ser considerado víctima? Es claro que la CVR se ocupó de los ochentas y noventas; los sesentas fueron diferentes. Pero un principio ético es más universal y permanente que un análisis particular. Un insurgente que ha librado un combate, disparando un arma, se ha rendido y a pesar de eso ha sido muerto, ¿no es víctima?

En fin. No es de sorprender que luego los estudiantes de la PUCP, que han leído párrafos de la CVR como el citado, se pregunten qué hace alguien como Javier Heraud, u otros, en «La plaza de la memoria».


«Plaza de la memoria de la PUCP». Circunstancias diversas.

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Comentarios a este artículo

  1. juan ojeda dijo:

    Y ud cree por ejemplo que las rondas campesinas fueron respuesta de la población o fueron más bien grupos paramilitares organizados por el Estado para enfrentar masas contra masas?

    Creemos que sus criticas a SL y a la guerra en los 80-90 sirve para apuntalar al Estado P, ojala pudiera tener ud un criterio mas autónomo y se cuidara de no servir a eso…siempre se pinta a los de SL como cucos que comen niños y matan a los campesinos indefensos,, y a los campesinos como replicas del indio pasivo con su quena: casi una estampa indigenista de principios del s XX, y asi no es…los campesinos esta(ba)n bien politizados y tenían una posición a favor o en contra de la lucha armada desde los 60 (su reportaje sobre Heraud es una prueba), lo que no obvia los casos de desbordes de la guerra rev como lucanamarcca, que como todo en la vida tiene sus raíces políticas e históricas también

    Por otro lado, cree ud que una guerra se puede sostener 15 años en el P con “intimidación y la violencia extrema” con ud afirma? No suena lógico ni propio de análisis marxista

    Por ultimo, no ve ud cuantos viven de estudiar a SL y la GP? No es eso una simple prueba de la trascendencia de ese proceso? Asimismo, no ve ud cuanto trabajo cultural y artístico se ha hecho y se viene haciendo inspirado en ese proceso? No e s esa otra prueba que niega que ello no haya servido para nada? Y no ve que en el fujimorato el Estado y sus FFAA alguna vez se portaron bien para ganar tramposamente –con mascaras- el apoyo dela población, justamente por el miedo que metió la GP y SL? No es eso otra prueba de la contundencia y validez de esa guerra? No ve ud que derrotado ese proceso tanto el Estado, su elite como sus perras FFAA han vuelto a ser lo que son, es decir, egoísmo, explotación y represión contra las mayorías, y venta del país al mejor postor extranjero?
    Como entonces suscribir su comentario tendencioso y parcializado de: “Pero bueno, los insurgentes de los ochentas no han inducido ninguna medida redistributiva o de interés nacional. Nada que alguien pueda decir “efectivamente, hacer eso estaría bien”. Nada constructivo”

    Debe ud hacer una autocritica sincera y meditar antes de escribir sobre esta guerra que aun hoy sigue teniendo diversas resonancias nacionales e internacionales…..casi diríamos que es por eso y por la cultura andina que el Perú es conocido internacionalmente, no lo cree?

    Y ud se contradice:: cómo una guerrilla de los 60 con tanto fallo ideológico puede hacer que diga: “la insurgencia sesentera conmovió profundamente a la sociedad peruana, comenzando por los propios militares que la derrotaron” antes que la gp de los 80?”

    Lo que ud afirma de que
    “A la larga los vencidos y rechazados insurgentes triunfaron a través de un gobierno militar que nacionalizó el petróleo e hizo la reforma agraria, programa de la insurgencia y promesa incumplida por todos los partidos políticos de los sesentas”

    es caracterizar esa guerrilla como un populismo de izquierda……Si asi lo fuera (porque el velascato fue mas bien un reformismo demoburgues) en qué podría superar ideológica y políticamente al proceso d e guerra civil en los 80-90?

    Juan ojeda

  2. Juan Víctor Alfaro dijo:

    Hay que aclarar bien quién es ese «Juan Ojeda». Definitivamente, no es el gran poeta de los 70. Y si lo usan como sedónimo. Es una infamia.

  3. Gran Combo Club dijo:

    En 1961 Javier Heraud no sólo gritaba a sus adversarios, sino que les daba puñetazos:
    http://t.co/hU578eP1