Por - Publicado el 14-07-2008

Las empresas privadas tienen el derecho de hacer negocios con quienes les parezca pero, a la vez, el público tiene el derecho de juzgar sus actitudes dejando de hacer negocios con ellas.

Entiendo que la Cámara Peruana del Libro está discutiendo retirar a Peisa los puestos alquilados para la próxima Feria del Libro en Lima ante el supuesto de que éstos han sido subarrendados a otras editoriales que forman la Alianza Peruana de Editoriales Independientes. El principio de que el arrendamiento no da derecho al subarrendamiento es bastante conocido. Si te alquilan una casa, eso no necesariamente te da el derecho a que la subalquiles, en parte o en todo, a otra persona.

Germán Coronado, de Peisa, ha negado que en este caso haya subarrendamiento alguno. Se trata, en realidad, de incluir los libros de las editoriales agrupadas. Es claro que, si la primera decisión de la CPL termina por prevalecer, el público se quedará sin ver la interesante oferta de libros que ofrecen estas editoriales pequeñas que, hay que reconocerlo, han revitalizado la labor editorial en el Perú.

En efecto, parte del interés que suscitaba la Feria del Libro era apreciar la producción de estas editoriales, que hacen un esfuerzo enorme por darnos a conocer nuevos nombres y nuevas alternativas. La presencia de Estruendomudo, Matalamanga o Sarita Cartonera le daba a la Feria del Libro un componente juvenil, plural y revitalizador que la hacía más atractiva. En una feria no solamente se compra y se vende, también se exhibe y se aprecia, se puede medir el pulso del desarrollo de una industria. Mientras más opciones y más diversidad pueda apreciarse, la feria se hace más rica y atrayente. Uno no va a estos eventos para ver dos o tres empresas, ni para ver todos los años las mismas caras y los mismos productos.

Por eso mismo, retirar la oferta de las editoriales pequeñas reducirá el interés y aumentará la monotonía de un evento cuya gracia consiste justamente en la pluralidad. Ojalá la CPL reconsidere su posición y comprenda lo perjudicial que puede ser, para todos sus integrantes, esta absurda medida. Si eso no ocurre, podemos manifestar nuestro desacuerdo de la manera en que los empresarios entienden mejor, esto es, con nuestra ausencia.

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