Por - Publicado el 11-07-2008

Cuando se habla de informalidad, influencia del discurso de Hernando de Soto y en general del desbordepopulismo de los ochentas, se piensa en los micro-, pequeño o mediano empresarios. No se suele pensar en asalariados. Ni siquiera en cuentapropistas. Si se habla, por ejemplo, de Gamarra, se habla de los empresarios de esa zona. A ellos se les entrevista, a ellos se toma como referencia. Lo mismo con talleristas, artesanos, vendedores, choferes, etc. Los voceros de la informalidad son los empresarios informales, no los trabajadores informales.

El hecho que se trate de una unidad de pequeña dimensión no quiere decir que no puedan haber abusos laborales. Una familia nuclear es una unidad de pequeña dimensión. Un estudio sobre la violencia doméstica basado exclusivamente en la versión de «los jefes de hogares», hombres, sería una investigación totalmente sesgada. El resultado podría ser que la unidad familiar es un ejemplo de armonía social. Sin embargo, puede ser que la procesión vaya por dentro y nunca nos enteremos de las versiones de las esposas y de los hijos.

Es lo que ocurre cuando se propaga la imagen armónica de las microempresas exclusivamente en base a la versión de los empresarios micro. La otra realidad queda oculta. Los/as trabajadores/as asalariados/as informales quedan invisibilizados/as. Es un gran sesgo, pues siempre hay alguien más débil sobre quien ejercer el poder. Atinadamente nuestra compatriota Flora Tristán enunciaría «el hombre más oprimido puede oprimir a otro ser, que es su mujer. La mujer es la proletaria del mismo proletario».

Entonces ¿un micro-empresario no puede oprimir a sus «micro-trabajadores»? Dentro de esa «otra realidad», informal, habría «otra realidad», de postergación, oculta por una visión sesgada que exalta exclusivamente a algunos roles.

La visión sobre los temas laborales relacionados con las microempresas viene dada casi exclusivamente por la visión de los empresarios. El empresario dice que su empresa quiebra si mejora las condiciones laborales de sus contratados/as. ¿Se ha cotejado esta versión con lo que dicen los trabajadores de esa misma empresa? ¿Se ha constatado las condiciones laborales de esos trabajadores? Suena a que no. Tocaría balancear nuestra visión de este tema con la versión de los trabajadores. Claro, si se les pregunta sobre estos temas con el empresario delante, uno no puede sino esperar respuestas no creíbles tipo «sí-bwana» a todo. Hay que ir más allá.

Es paradójico, pues cuando habla un sindicalista del sector formal se dice que lo hace en representación de menos del 2% de la población económicamente activa. En cambio cuando habla un empresario, cualquiera que sea la dimensión de su empresa, supuestamente sí lo hace en representación del 80% de la PEA, que es informal.

Este tipo de sesgo es muy notorio en este artículo y el siguiente especial de los periodistas Marco Antonio Vásquez y María Isabel Torres de la Ventana Indiscreta de Cecilia Valenzuela:


Aquí hay una clara manipulación.

1. Se dice que se va entrevistar a expertos, sindicalistas, micro y pequeño empresarios, pero sobre todo a trabajadores informales. En realidad, estos últimos hablan fugazmente en este especial:

i) Periodista: ¿Alguna vez ha estado en planilla en alguna empresa?
Trabajadora: No.

ii) Periodista: ¿Cómo gana usted aca? ¿Le dan un recibo o la plata en la mano?
Trabajadora: La plata en la mano.

iii) Trabajador en planilla: Ya llevo ya tiempo ya ocho años.
Periodista: ¿Acá?
Trabajador en planilla: Acá.
Periodista: Te han [incomprensible] tu planilla.
Trabajador en planilla: Sí.
Periodista: ¿Hace cuánto?
Trabajador en planilla: Ya hace dos años recién.

iv) Voz en off: «Obviamente, cuando le consultamos a varios trabajadores en varios sectores»

Periodista: ¿Te puedo hacer una entrevista?
Trabajador: Claro.

Voz en off: todos dijeron «sí», pues ellos nunca han tenido algún beneficio».

v) Periodista: Te gustaría digamos continuar así, pero estar en un papel.
Trabajadora: Claro que sí.

El grueso del especial no se hace en base a lo que dicen los trabajadores, a quienes entrevistan con el empresario delante provocando respuestas muy breves. Además, en la pregunta crucial, sobre la ley, los trabajadores les habrían dicho «sí», pero no muestran esas entrevistas….Visto así, todo es muy armonioso e ideal. ¿Cómo habrían cambiado las respuestas de haberles hecho las preguntas en privado y sin ser identificados?

2. Se pone como voz autorizada a expertos en el tema, pero sólo de una orientación. Por ejemplo, se entrevista al Sr. Gonzalo Prialé, Presidente de la Asociación de Fomento de la Infraestructura Nacional. Este caballero es un gran empresario agroexportador, afiliado a Unidad Nacional, aparecido como tal en otras ocasiones en La Ventana Indiscreta (ver aquí y aquí) y nombrado por el gobierno como responsable de una comisión para la privatización de las cárceles peruanas (ver aquí y aquí). Posición respetable y legítima, pero que no debería serle ocultada a los televidentes, para que saquen sus conclusiones, y que hubiera debido ser balanceada con una opinión opuesta.

3. Al micro-empresario entrevistado el periodista abiertamente le sonsaca la respuesta. Y curiosamente, este mismo micro-empresario usa exactamente las mismas palabras propuestas por el periodista.

Escena 1: Minuto 5:01.
Periodista: ¿Qué pasaría si usted a los muchachos que no están en planilla como ellos les dice, saben qué no me importa, todos acá planilla, qué pasaría?
Micro-empresario: «Por buena gente me tumbo mi empresa. Así de sencillo.
[Corte]
Me quedaría sin liquidez en determinado tiempo».

Escena 2: Minuto 8:00.
Micro-empre
sario: Quiero tener a los muchachos con todas las condiciones ¿no? pero la realidad me impide hacerlo. No podría yo asumir los costos para tenerlos formalmente.
Periodista: O sea, no es que usted no quiera, sino que no puede.
Micro-empresario: Exactamente.
Periodista: ¿Qué pasa si usted los mete a planilla?
[Corte]
Micro-empresario: Caramba. Simplemente funcionaría una o dos semanas, unas tres, pero después no podría ya cubrirlos.
Periodista: O sea que por buena gente se tumbaría la empresa.
Micro-empresario: Exactamente.

La Escena 1 se repite tal cual en el minuto 11:13.

¿Cómo así en una escena el periodista introduce lo de «buena gente» y en otra el micro-empresario adopta esas palabras para responder categóricamente? ¿Por qué se cortan las imágenes? Suena a un reportaje ensayado, guionizado.

Es delicado poner el asunto en términos de «buena gente». Las condiciones laborales en las microempresas pueden ser muy duras para los trabajadores. En el mismo especial se ve que los dos trabajadores que están en planilla son visibles y están delante, pero los que no están en planilla están atrás y no se los puede ver.

Y más aún, el enunciado «por buena gente liquido el negocio» lo suelen manifestar todos los empresarios: macro, grandes, medianos, pequeños, micro, nano. Todos. Hasta en las más grandes empresas (por ejemplo las grandes mineras que operan bajo altos precios de los minerales tienen a un gran porcentaje de sus trabajadores fuera de planilla) se escucha decir que si mejoran las condiciones laborales inmediatamente quiebran. Resultado: no es un enunciado creíble para los trabajadores.

4. Falacias:

«Yo le pregunto al señor Huamán: ¿si no hubiera micro empresa, pequeña empresa habría sindicato? No habría sindicato y a quién va a fastidiar entonces», expresó el dirigente de Gamarra, Diógenes Alva.

El tema es que la micro, pequeña empresa no es la que suele tener sindicato. Huamán le podría responder «¿cuál sindicato?» y hablar de la desprotección que sufren los trabajadores de las empresas de pequeña dimensión. Y por supuesto, notemos que el «dirigente de Gamarra», que habla como si en esa zona hubiera sindicatos, es un empresario, no es un/a trabajador/a asalariado/a de alguna empresa informal.

5. Los sindicatos obviamente temen que el régimen de las micro y pequeñas empresas se generalice a las grandes, con lo cual se rebajan las vacaciones, indemnización por despido arbitrario, a la tercera parte y el subsido del estado quién sabe cuánto durará. La aspiración de todo trabajador es estar en planilla y tener un trabajo estable, protegido del despido mediante la indemnización, con las vacaciones legales. Si la planilla no da esos beneficios, ¿cuál es el incentivo para querer estar en planilla? Recortar esa aspiración no ayuda a lograrla. Nadie realiza su sueño abandonándolo.

En el mismo especial no es que el microempresario diga «ahora con esta ley sí formalizo a estos otros dos trabajadores». Simplemente dice, «es una ayuda». Queda por ver si este incentivo cumple con su objetivo y hay en la práctica un incremento sustancial de la formalización laboral en el país.

Finalmente, será mejor leer directamente el artículo de Pedro Francke y no juzgarlo sólo por lo que de él diga Cecilia Valenzuela.

Actualización: Una cosa más. Notemos que el micro-empresario entrevistado tiene a dos trabajadores en planilla y a dos fuera de planilla. ¿Por qué tiene a dos en planilla bajo una formalidad completa, cara, rígida, si nadie lo obliga a hacerlo? Podría tenerlos fuera de planilla. ¿Los formaliza por «buena gente»? Lo más probable es que esos trabajadores tengan otras oportunidades en el mercado laboral y el micro-empresario tenga que otorgarles los incentivos para retenerlos. Después de haber estado años trabajando en esa micro-empresa, ocho años el técnico, y no se sabe cuánto el ingeniero (pero notemos que es un ingeniero, es decir, personal cualificado) esos trabajadores tienen que recibir incentivos. Sin que nadie lo obligue, sin que el gobierno intervenga, el empresario les tiene que dar protección laboral (y seguraemente pagar más). Si no hubiera esos incentivos, los trabajadores se van a otras empresas o fuera del país. Los otros dos trabajadores podrán pasar a planilla bajo la nueva ley de Mypes, pero con el paso del tiempo querrán tener beneficios totales y no parciales. Ojalá que vuelvan a entrevistar este micro-empresario dentro de un año; a ver qué pasó con estos trabajadores, si los formalizaron y si los dos que ya estaban en planilla siguen ahí…

Actualización 2: Este comentario me hace notar que este otro artículo de Francke es al que se refiere Valenzuela. Más aún:

Según lo que dice Valenzuela, Francke sería un mentiroso, porque, obviamente, los informales no reciben gratificaciones. Se puede debatir ampliamente sobre lo que dice Francke, en cuanto es discutible el la cuestión de si es aceptable reducir beneficios laborales para formalizar más empresas o no, pero lo que es completamente indiscutible es que Francke en ningún momento dice que quienes van a perder beneficios son los que actualmente están de informales..

Ver el comentario completo.

Efectivamente, Francke no dice que los informales perderán gratificaciones. De lo que sí dice resaltaré este párrafo:

Hagamos un cálculo: ¿cuánto puede ganar una empresa que tiene 300 trabajadores, subdividiéndola en cuatro y acogiéndose a la nueva ley? Para un obrero que gana mil soles mensuales, la empresa se ahorra dos mil soles anuales (que pierde el trabajador). Si son 300 trabajadores, la empresa se ahorra 600 mil soles anuales.

Definitivamente, la subdivisión de empresas grandes y medias ocurre. La nueva ley es un evidente incentivo a esta subdivisión…

Lo que también dice, y seguramente causó la reacción descalificadora de Valenzuela es

Los trabajadores han ido perdiendo beneficios y sus salarios están estancados en medio del mayor crecimiento económico de nuestra historia, porque están siendo avasallados políticamente.

Esto puede cambiar si los trabajadores hacen oír su voz, fuerte, como lo han hecho más de una vez en el pasado.

Es esto lo que puede hacer que, en contraposición a lo dicho Alan García, el 10 de julio sea distinto al 9.

Es esto lo que el gobierno teme del Paro Nacional.

Efectivamente, el empleo formal ha aumentado, pero los salarios están estancados. Lógicamente, hay malestar laboral…

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  1. La convergencia interna en el Perú » Gran Combo Club
    27-11-2009 - 13:02

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