Por - Publicado el 25-07-2008
Hace algún tiempo escribí un post acerca del concepto «ausencia del Estado«, basado en la coyuntura del momento: los más de 300 pedidos de revocatoria de autoridades regionales y locales. Mi post fue, digamos, en respuesta a una serie de artículos en diversos medios y blogs que sostenían que esta elevada cifra era un claro indicador de la «ausencia del Estado». En ese momento, yo planteé lo siguiente:

¿podemos hablar de ausencia del Estado en provincias cuando vemos que para
revocar a las autoridades se están siguiendo procedimientos legales? ¿podemos
hablar de ausencia del Estado cuando los ciudadanos que piden la revocatoria
conocen dicho mecanismo? ¿podemos hablar de ausencia del Estado cuando
precisamente a quienes se quiere revocar son representantes de ese supuesto
«Estado ausente»? ¿Los móviles para dicha revocatoria (ineficiencia, corrupción,
clientelismo, nepotismo, etc.) significan «ausencia del Estado», cuando en
realidad son vicios de las mismas autoridades mas no de la institución en sí
misma?

Mis respuestas a esas interrogantes eran negativas, concluyendo que dicho concepto me parecía si bien no equivocado, si bastante inexacto e impreciso. ¿Cómo defines la «ausencia del Estado»?¿Cómo la cuantificas o por lo menos intentas medirla? Creo que era evidente que el número de revocatorias no era un buen indicador, porque finalmente la revocatoria es un mecanismo que el mismo Estado te provee.

A inicios de esta semana se ha visto una «racha» de accidentes en las carreteras cercanas a Lima. Muchos señalaron que con esto queda demostrado que «Tolerancia Cero» no funcionó. Otros, más aventurados, volvieron a responsabilizar todo a la famosa «ausencia del Estado».

Entonces, se hace necesario plantear nuevamente preguntas. ¿Ausencia del Estado a tan solo 100 km de Lima, el corazón del Estado en el Perú? ¿Ausencia del Estado en una carretera donde hay poblados con postas médicas y puestos policiales? ¿Ausencia del Estado cuando la policía llegó y cuando posteriormente los heridos fueron trasladados a los hospitales cercanos?
Cómo se ve, el concepto es bastante débil y por eso no soy partidario de usarlo. Más bien, propongo el concepto de «estatalidad» que usa Fukuyama en su libro La construcción del Estado, en donde combina dos variables: la fuerza del poder del Estado (es decir, su capacidad de hacer políticas y cumplirlas, así como hacer cumplir la ley); y el alcance de las actividades que desempeña (es decir, en qué tantos ámbitos participa, lo que cotidianamente se llama «tamaño» del Estado). En una matriz se vería de la siguiente manera:

Un Estado puede tener mucho alcance y poca fuerza (como podía ser el Perú de los ochentas), mucho alcance y mucha fuerza (como el Estado de Bienestar europeo en su mejor momento o la URSS), poco alcance y mucha fuerza (como EE.UU.) o el peor escenario, poco alcance y poca fuerza (como sucede con algunos países africanos).

El mismo Fukuyama reconoce que sigue siendo difícil medir y cuantificar esto, pero es un importante avance respecto al vago concepto de «ausencia del Estado» que muy poco nos dice.

Si pensamos en el Perú, ¿en qué escenario estaríamos? Depende de cada institución. Algunas instituciones son de mucho alcance (como la Policía o el Ejército, que cubren todo el país) pero de poca fuerza. Otras tienen una labor bastante delimitada y lo hacen relativamente bien. En todo caso, en el contexto específico de los accidentes de tránsito, no es que el Estado se encuentre ausente, sino que carece de fuerza para hacer cumplir la ley y los mínimos de seguridad.

Publicado también en Blogiarquía.

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