Por - Publicado el 18-04-2008

Leo

MINAG entregó tierras de comunidades nativas a empresa privada
Lima, 16 / 04 / 2008

A través de la Resolución Ministerial Nº 255-2007, el Ministerio de Agricultura (MINAG) le adjudicó, en el 2007, más de tres mil hectáreas de tierra de las comunidades indígenas a la empresa agrícola “Palmas del Caynarachi S.A.”, que pertenecería al Grupo Romero.

Así lo denunció el alcalde del provincia de Lamas (San Martín), Cesar Soria Viena, quien aseguró que durante años, numerosas compañías han irrumpido en sus tierras, arruinando los modestos cultivos que sostienen su precaria economía.

De acuerdo al burgomaestre, el propio ex ministro de Agricultura, Juan José Salazar, prometió a los campesinos revisar la adjudicación que se había gestado en su gestión, en un plazo de quince día; sin embargo, las comunidades esperan los resultados hasta ahora.

En tanto, la coordinadora de la Mesa de Concertación de Lucha Contra la Pobreza de Barranquita, Luz Guillen Cornejo, aseveró que el Programa Especial de Titulación de Tierras (PETT), el Organismo de Formalización de la Propiedad Informal (COFOPRI) y el Instituto Nacional de Recursos Naturales (INRENA), le facilitaron al Grupo Romero, la información para el demarcado de las tierras indígenas que buscaría ocupar.

Por su parte, monseñor José Luis Astigarraga, Obispo del Vicariato Apostólico de Yurimaguas (Loreto), cuestionó cómo el jefe de estado, Alan García, puede hablar sobre las comunidades del oriente, sin siquiera conocer la realidad de la selva peruana. A su vez, el Arzobispo de Huancayo (Junín) y presidente del Comité Episcopal de Acción Social (CEAS), monseñor Pedro Barreto, lamentó que la mayor parte de la prensa no le ofrezca cobertura a este tipo de problemática.

No obstante, el religioso aseguró que persistirá en su campaña de difusión para que más personas tomen conciencia de este caso y otros casos de similar naturaleza.Estas declaraciones fueron recogidas en el marco de la conferencia de prensa, organizada por el CEAS, a fin de dar a conocer públicamente el conflicto social y la paralización de obras de desarrollo que ha ocasionado el ingreso de capitales privados en Barranquita. Esta localidad se encuentra localizada a seis horas de la ciudad de Tarapoto, y para llegar a ella se debe tomar la carretera desde Yurimaguas hasta el Pongo de Caynarachi y luego, tomar otras caminos sin asfaltar.
Fuente: Noticia Local – Agencias – CNR

Comentario: Un grupo privado, las comunidades indígenas, es propietario de 3mil hectáreas de tierras. Viene el estado peruano y le quita su propiedad y se la da a otro grupo privado, el grupo Romero. Estamos pues ante una redistribución de la propiedad, una verdadera reforma agraria, donde se confisca la propiedad a algunos y se la da a otros. No es una expropiación. Aquí no hay bonos que se repartan a los perjudicados. Nada. Se les quita la tierra y punto.

Los ciudadanos perjudicados son así tratados como ciudadanos de segunda categoría. Les quitan las tierras y ni nos enteramos. Su capacidad de presión es limitada. No hay abogados que los defiendan rápido. No hay prensa que difunda los abusos que se cometen con ellos. No hay poder político que los defienda: ministro que diga algo por ellos, congresista que proteste y gestione. Su ámbito se limita al alcalde que denuncia el asunto. En cambio, el gobierno desde su máxima instancia apoya abiertamente a los nuevos propietarios, declarando a los ciudadanos como perniciosos «perros del hortelano».

Dada esta desproporción de poder, esta falta de representación, algunos sacerdotes entran al tema y se solidarizan con los ciudadanos afectados. El siguiente paso es previsible: los sacerdotes también serán satanizados de alguna manera como curas comunistas, agitadores, etc. Es así como se consolida el abuso y cualquier protesta por haber perdido sus tierras queda inmediatamente criminalizada. Se inventarán que son peligrosos «terroristas» y todo quedará patas arriba. El mundo al revés. El confiscado es ahora el peligroso. El abusador en cambio es el bueno de la película.

Y las cosas podrían ser diferentes como comentaba en ¿Es rentable la minería?:

No es como en otros países donde James Dean encuentra petróleo en su chacrita y se hace rico (Ver «Gigante»). Si James Dean encuentra petróleo u oro en su chacra en el Perú, viene el estado y se lo quita, porque lo que está en el subsuelo es «de todos los peruanos». Bajo ese lema falaz James Dean se queda en la más miserable pobreza, no importa cuánto haya trabajado. En Texas James Dean se vuelve rico, en el Perú se vuelve un pobre ignorante resentido.

Los ciudadanos hoy confiscados en vez de enriquecerse y progresar se quedan pobres y aplastados. Lo más paradójico es que según el liberalismo se debería defender a estos ciudadanos, a su propiedad, a sus derechos, de la acción del estado. Sin embargo, los que se denominan liberales en el Perú suelen defender estos abusos y ponerse al lado de los entripados de un par de personas en complicidad con el estado. El mundo al revés.

-

No se permiten comentarios.