Por - Publicado el 05-03-2008

Chávez no respeta al Perú (ni a ningún país de la región). Ya se metió antes durante las elecciones de 2006, apoyando abiertamente a un candidato e insultando a todos los otros, además de al entonces presidente Toledo. Lo he comentado ampliamente en diversos posts.

Sin embargo, tendríamos que estar muy claros que esta intromisión en el Perú no es lo único que nos perjudica. También lo hace la sobrereacción gubernamental peruana que estamos presenciando, denunciada no sólo por las izquierdas (ver aquí). Se está reaccionando con mucha simpleza ante los problemas internos, desbocados por el descontento por el fracaso de mejoras sustanciales en los sectores más pobres (el fracaso del «shock de inversiones») y por el aumento de los precios. La reacción gubernamental ha sido la de criminalizar a quienes protestan, como minoritarios, agitadores, extremistas, etc. Lo de siempre. Una forma simple de no enfrentar los problemas reales que vive el país. Estamos ante un gran gran, pero gran, error. El gobierno le está regalando el descontento a grupos pequeños, y de hecho, está facilitándole las cosas a Chávez (1). El siguiente paso tal vez sea que todo aquel/aquella que exprese oposición al gobierno sea estigmatizado como «traidor a la patria» por ser agente de Chávez.

Así no. Es equivocado y torpe. Equivocado porque no es así, la cosa no es tan maniquea, y torpe porque esta polarización sólo puede convenir, paradójicamente, a Chávez. El gobierno tiene que ganarse el consenso y el apoyo de la población peruana. No puede ser que el presidente esté acorralado con un mínimo apoyo popular. Tiene que tomar acciones que sean reconocidas como positivas por la población. Fujimori pudo hacerlo, lamentablemente con métodos sucios. García, metido a fabulista dominical, no va camino a la mitad de ese consenso logrado por Fujimori, cuando su labor debería ser superarlo con creces. Y si no lo hace, la oposición democrática debería comenzar a jugar un rol más activo, que para eso está. No es que todos los peruanos tenemos que cerrar filas en torno al gobierno. Tiene que hablar pluralidad y alternancia. Esa es la democracia.

Otro ejemplo de sobrereacción parece ser la detención en Tumbes de una persona, joven y poeta, que asistía a un evento de una organización de fachada de Chávez. La detienen, la presentan como terrorista a partir de evidencias circunstanciales. La gente que la conoce protesta ayer y la policía le carga encima (ver Demandan inmediata libertad de la poeta Melissa Patiño ). Tenemos ahora el tema de una detención con evidencias circunstanciales más el de la carga policial a una protesta pacífica. ¿Para qué? Déjenla libre, cítenla para que haga su declaración y ofrezcan evidencias sólidas, si las tienen. Dejen que la gente proteste pacíficamente. El resto es innecesario. Sólo sirve para hacer noticia como si el gobierno hubiera obtenido un gran éxito contra la infiltración chavista, cuando parece que no fue así. Reprimir a manifestantes que se plantan en paz es también innecesario. Se les asigna un área, se ponen vallas, y se está al tanto de que nadie, algún infiltrado, comience a hacer desmanes. La gente protesta, se sienta, grita consignas, muestra sus pancartas, enciende velas, expresa lo suyo y luego se va. Punto. Ellos dicen lo suyo y al día siguiente no hay noticias de violencia policial. A ver si un día la policía lo experimenta y hace la prueba qué noticias salen al día siguiente.

Como comentaba en este post de Gustavo Faverón, creo que es importante mantener la prudencia y el discernimiento, como observar los principios de presunción de inocencia. Entrarle al screening en estos casos es más costoso para las fuerzas del estado que no hacerlo, pero es a la larga más beneficioso en todos los sentidos. Los resultados son más acertados, no se agranda el problema y no se da más excusas a los extremistas, que de haberlos, al parecer, haylos. Algo debemos haber aprendido de las décadas pasadas de acciones indiscriminadas e imprecisas, que sólo nos alargaron por años el terrorismo de algunos pocos (2). Debilitar la democracia no es el camino. Todo lo contrario, fortalecerla.

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(1) Esto es posible, desde luego, por la ausencia de una oposición parlamentaria, política, con presencia nacional, que manifieste estas cosas. El congreso, cooptado gracias al transfuguismo de políticos inicialmente de oposición, no es el escenario que canalice este descontento, como debería serlo en democracia.

(2) El mismo Benedicto Jiménez cuenta cómo la corrupción policial y la interferencia política perjudicaron a la lucha contra el terrorismo. Los corruptos no querían capturar a los terroristas en sí, sino a los dólares que éstos llevaban consigo. Los políticos tenían una agenda que no coincidía precisamente con la de la lucha antiterrorista. Motivo de un post aparte.

Actualización: Leo en Chiquitas de Correo:

Cuentos y poetas
& Tal como lo hicieron con la supuesta mártir Mónica Feria en los 80, ahora se pretende buscar la liberación de los CCB apresados en Tumbes con una romántica historia de una poetisa más inocente que un bebé. ¿Qué hacía allí con esos? Nadie tiene inmunidad por escribir poemas.

La verdad sea dicha: hubo poca gente que dijo algo a favor de Mónica Feria hace algunos meses (por ejemplo, que se respete el debido proceso, que se respete la presunción de inocencia, que no se acuse por delitos prescritos como «apología del terrorismo»). Las organizaciones peruanas de derechos humanos no dijeron nada de eso. Por el contrario, en forma inusual a sus hábitos incluso se ofrecieron a obrar de acusadores. Hoy hay una acusación en base a evidencia circunstancial contra Melissa Patiño y ésta ya es una terrorista. Todavía no he visto lo que han dicho estas organizaciones al respecto…

Añadiré, hablando más en general, que posiblemente entre quienes se oponen tan fuertemente a una detención haya una tendencia a favorecer a quienes son acusados. El tema es también que la gente no confía en las instituciones policiales. Te detienen, te acusan , te torturan, te violan, y el daño está hecho, no importa si no estabas metido en nada. Así fue como mataron a Fernando Lozano en 1976. Luego no hay castigo a nadie y todo queda tal cual. La falta de respeto a los derechos humanos y a la integridad física de las personas contribuye a despertar simpatía por quienes son detenidos. Es muy comprensible. Esta circunstancia contribuye a que pidan la inmediata libertad de quien es detenido.

Actualización 2: Estoy recibiendo emails y veo posts y comentarios donde se insulta a Gustavo Faverón por este post, con el cual discrepo. Creo que incluso en este caso se puede mantener la calma y debatir absteniéndose del uso de diversos calificativos.

Actualización 3: Bueno, a continuación se ve como la policía impidió que los poetas protestaran cerca a la Dircote. Los empujaron, les echaron agua
y los condujeron lejos de la zona donde querían protestar:

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