Por - Publicado el 24-03-2008

Richard Webb escribe En nuestras manos sobre la competitividad y el capital humano. Todo bien hasta ahí. Nadie estará en contra. Hasta que llegamos al siguiente y final párrafo:

Muchos afirman que el tipo de cambio es, simplemente, otro avatar del destino. El presidente García ha declarado que «sostener artificialmente el dólar sería un acto de demagogia». Sin embargo, esa ‘demagogia’ es exactamente lo que viene haciendo nuestro BCR, cuyas compras masivas de moneda extranjera moderan la caída del dólar. De la misma forma, China y otros países intervienen para protegerse de la inestabilidad cambiaria y del abaratamiento del dólar. En materia cambiaria, la intervención es la ortodoxia. La competitividad tiene dos manos, la productiva y la cambiaria; no dejemos que una borre lo que la otra ha construido.

Un economista no puede ser unilateral y hablar de beneficios sin hablar también de los costos de una intervención. Toca siempre hablar de los dos. La defensa del dólar puede servir para mejorar la competividad, pero tal intervención tiene sus costos, que no son cero, como al parecer asume el colega.

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