Por - Publicado el 24-12-2007

Hace unas semanas escribí dos ensayos cortos sobre el origen de la mediocridad en el Perú. Algunos lectores interpretaron mal aquellas palabras… hablar de la mediocridad de la educación en el Perú no significa que considere a la educación peruana en todo lugar en toda profesión como mediocre. No soy autoridad alguna para decirlo. Me referí y refiero, evidentemente, a los componentes mediocres. La misma aclaración es valida para las siguientes líneas referidas al estudio de la economía, en particular la economía peruana.

Las frases «la economía es la mas dura de las ciencias débiles» o «economics: the dismal science» son estándares en esta profesión. Discrepo con esta visión. Es engañosa. Hace unos doscientos anos esta palabra, a diferencia de la fisica, la quimica o las matematicas prácticamente no existía. Un Adam Smith, un David Ricardo, un Karl Marx y más adelante un John Maynard Keynes han sido desde entonces los referentes. A mi se me hacen realmente difíciles de leer. Los encuentro poco útiles profesionalmente más allá de un interés histórico o de cultura general. El método que usaron era el de la retórica. (Ello no significa que no admire las ideas de Keynes a quien considero un genio).

El mundo, para bien, ha cambiado. Nuestra Deidre McCloskey, epistemóloga mas reputada de la profesión, lo pone en las siguientes palabras «Economics made progress without mathematics, but has made faster progress with it. Mathematics has brought transparency to many hundreds of economic arguments».

Yo soy mas agresivo que McCloskey. Realmente el avance de la economía fue prácticamente nulo antes de este siglo. La econometría, el “caballito de batalla”, era rudimentaria, lo cual mantuvo a nuestra profesión en la oscuridad. No se conocían conceptos básicos como la simultaneidad de la ecuaciones, o el papel de las expectativas. Lo mismo que decían Marx o Smith lo podria decir cualquier personaje poco respetado en la plaza San Martin. Peor aun, se podrían interpretar sus palabras de cualquier manera y adoptar como dogmas. El resto de la historia ya la conocemos.

Un Leon Walras, un Wilfredo Pareto y, más adelante, un Kenneth Arrow y un Gerard Debreu le cambiaron el rostro a esta profesión. Estos gigantes fundaron los cimientos de un método que ha permitido, ante todo, la incorporación del rigor científico a una profesión que se caracterizaba por la retórica, como la de los cuatro clásicos que menciono líneas atrás. Ello gracias a que descubrieron los dos teoremas fundamentales de la economía sobre los cuales escribiré en algunos días. Sin embargo, anticipo que la utilidad de estos teoremas no es el dogma liberal que se podría crear en torno a ellos, si no un paradigma, un estándar al cual nos debemos referir cuando se argumenta al respecto de la economía. Es decir, son útiles porque, cuando no se aplican, se puede identificar que es lo que exactamente esta sucediendo: externalidades, mercados incompletos, carencia de información, fricciones de busqueda, fricciones geográficas, carencia de un «tatonnemont walrasiano» etc. Los neokeynesianos son expertos en eso. Lo fueron tambien Harold Hotteling o Peter Diamond.


En el mundo de la macroeconomía, este rigor científico se lo debemos otros cinco grandes nombres. A Paul Samuelson y a Milton Friedman para comenzar y más adelante a Robert Lucas, Ed Prescott y a Tom Sargent. La ventaja de la matematización (contribución de los dos primeros), como lo señala el comentario de McCloskey, ha permitido unificar el lenguaje económico, verificar en el sentido popperiano las teorías y brindar una armonía teórica (contribución de los tres últimos) que ha contribuido en la mayor prosperidad del mundo, en particular el desarrollado.


Así pues, la teoría monetaria se ha desarrollado significativamente en los últimos 50 años. Lo mismo con las teorías fiscales. Se ha avanzado en la comprensión del funcionamiento de los mercados financieros y de los mecanismos de desarrollo, el comercio se suele considerar como positivo etc. Por ejemplo, con un poco de trabajo, se entiende que puede pasar con la distribución ante un aumento en el IGV. O, como lo viene haciendo Silvio Rendón en un artículo que me gusta mucho, se puede entender cuáles son los costos y beneficios que enfrentan los migrantes mexicanos al cruzar la frontera con EE.UU. Me atrevo a decir que el éxito de la política de estabilización después de nuestra hiper-inflación se lo debemos más a Tom Sargent y a Neil Wallace, que al chino fujimori.

Así pues, la economía, se acerca más a la astronomía que a la astrología, a la teoría de los números que a la numerología, a la neurociencia que los libros de autoayuda o a la investigación de operaciones que a los libros de administración pirateados, que escriben nuestros «Drakes» o «Posners» locales. Por eso, en cuanto a mi profesión se refiere, soy muy territorial al respecto.


El marxismo por ejemplo, interpreta a la función de producción como una línea en donde el capital y el trabajo son perfectos sustitutos. No hay interacción entre ambos factores, como en la función de producción Cobb-Douglas. Así pues, la acumulación de capital reduce el salario real y ello lleva a la crisis del sistema capitalista. Pero la tecnología de producción no es una línea. Es un error fundamentar una teoría bajo ese supuesto. Es una curva, en todo caso, y el avance tecnológico es clave y no puede ser descartado. La esencia del marxismo puede ser descartada desde un punto de vista científico en tanto que sus supuestos son muy poco plausibles. A pesar de ello, hay múltiples modelos con componentes marxistas que son rescatables pero, en esencia, el ciclo capitalista que predice el modelo marxista esta equivocado. Lo mismo que la planificación central por la carencia de incentivos o de un sistema de precios que sea mejor organizador.

El Perú cuenta con estupendos economistas. Lamentablemente, en esta ciencia, sobre todo, existe aun un cohorte que le da la espalda al avance tecnológico o científico para seguir con la retórica. Paul Krugman, escribe un libro que a se aplica a muchos “heroes locales” titulado «The Accidental Scientist» en el cual destaca lo mismo del periodismo o el político norteamericano. En nuestro país lamentablemente, muchos de estos sujetos pertenecen a la profesión. Los argumentos clásicos de «las recetas extranjeras no son válidas en el Peru» o que las teorías «son válidas para EE.UU., nosotros conocemos nuestro pais» son el caballito de batalla. Pero eso no es ciencia.

La economía como ciencia es un lenguaje en donde las ideas son claras y no ambiguas. Donde existe la posibilidad de contrastar, con información o calibrando modelos. Donde los canales están claros, donde los objetivos de una pol

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Comentarios a este artículo

  1. pablo buitron dijo:

    El campo de acción de las ciencias económicas debe ser ejercida por profesionales de una vasta cultura general (tomar en cuenta opniones de diferentes enfoques del conocimiento humano como por ejemplo en las ciencias fisicas ,quimicas, ,etc)debe tener un enfoque multidisciplinario para poder determinar una medida de politica económica por que al realizar sus pronósticos son solo aproximaciones y se si equivoca en su diagnóstico en un problema macroeconómico puede producir una profundizacion de la crisis originando por ejemplo la quiebra de muchas empresas incremento de la desocupación, por lo tanto la pérdida de la calidad de vida de la poblacion , quizas llegando a aumentar las enfermedades y lo más lamentable las pérdidas de vida.

    Comparando con el campo de acción de un Medico que si comete un error en el diagnóstico puede afectar la vida de un solo paciente.
    En todo estamos hablando en términos cuantitativos, pero lo que debe quedar en claro, la labor del economista debe ser (economia positiva) muy profesional, con responsabilidad