Por - Publicado el 25-09-2007

Leo a Martín Tanaka:

El problema con estas miradas es que parten de un supuesto débil: que el Apra y el fujimorismo tienen intereses divergentes, y que sus coincidencias solo pueden ser fruto de una transacción. Así, si uno no cumple, el otro se va a molestar, por lo que hay que buscar nuevos aliados. Yo encuentro más razonable partir de que las coincidencias son resultado de que comparten un mismo modelo de gobernabilidad conservadora, ciertas visiones del país y ciertos reflejos políticos; en cuanto a sus intereses inmediatos, a veces convergen, a veces no. Si bien a ambos probablemente les convenía que Fujimori se fuera a Japón, hoy al fujimorismo le conviene un mangoneo judicial, pero no al Gobierno. Al mismo tiempo, a este no le conviene llevarse mal con nadie, más aún en un Congreso fragmentado como el que tenemos; por su parte, si bien el fujimorismo presionará para conseguir favores, tampoco parece convenirle una ruptura.
¿Qué hemos aprendido? ¿Qué se viene?

Comentario: Veamos:

  1. El tema, de la alianza apro-fujimorista que Martín dice que no hay, ya lo hemos debatido intensamente. Sólo para recopilar recordaré que Martín sostiene que como condición de calificar a algo de alianza tiene que haber intereses divergentes. Si los intereses son los mismos, ahí no; son sólo coincidencias. He ahí su punto de partida. Lo que está haciendo en este artículo es desarrollar esa lógica. Son varios los posts sobre el tema:
    Contubernio aprofujimontesinista
    Reviraje populista
    Las alianzas y la teoría de juegos (II)
    Las alianzas y la teoría de juegos
    ¿Alianza apro-fujimorista?: Comentario a Martín Tanaka II
    ¿Alianza apro-fujimorista?: Comentario a Martín Tanaka,
    De la alianza aprofujimorista al pacto Fujimori-García
  2. Las amenazas y chantajes de los fujimoristas no son nuevos (Fujimori y las impostergables decisiones de García) y los dilemas siguen siendo los mismos que antes: los fujimoristas quieren protección a Fujimori. Es su líder y de él depende su futuro político. El país sigue en la lógica caudillista, no en la lógica de crear instituciones.
  3. García ha cumplido con su parte, pues ha intentado por todos los medios que tenía a su alcance que Fujimori fuera encarcelado como lo ha sido. La forma cómo intentaron callar a los procuradores es muy elocuente de este punto. Obviamente, una vez que se aprueba la extradicción sale él, la ministra de justicia, Del Castillo a robarse la tribuna y a minimizar el trabajo de los procuradores. En tal sentido, y ya lo he manifestado, la extradicción es una derrota tanto para Fujimori como para García. Perdieron los dos.
  4. Sin embargo, García sigue en plan de darle protección a Fujimori. Lo ha hecho otorgándole un régimen carcelario privilegiado, algo completamente irregular, dados los delitos que penden sobre Fujimori. Tampoco hemos visto a García condenar el acto de amedrentamiento que constituye la destrucción del «Ojo que llora». En su intervención sobre el tema, García ha tratado de calmar más bien a los fujimoristas. Esos son sus interlocutores válidos.
  5. Creo que es prematuro hablar de rupturas de alianzas. Aquí si debo señalar el contrasentido del uso de la palabra «ruptura» en el párrafo de Martín. En la lógica que no-hay-alianza-sólo-coincidencia suena contradictorio hablar de ruptura de lo que no está unido. Tal vez se refiera a una «ruptura de la coincidencia apro-fujimorista». No suena. Si hay ruptura y se acepta hablar de ella es porque hay un entendimiento que está en peligro de descontinuarse.
  6. Las especulaciones sobre una recomposición de las alianzas (una vez más, es que son «alianzas», no son «coincidencias») son prematuras. El poder judicial está controlado por el APRA y no se caracteriza por la imparcialidad precisamente. Es el poder judicial que cerró el caso García. Las fuerzas políticas que se opondrían a la impunidad son relativamente débiles (aunque, ojo, la ola de protestas de julio nos sugiere que el panorama está cambiando rápidamente. No nos quedemos tampoco con los guarismos de hace un año). El gran tema es que los ojos del mundo están sobre el Perú y su capacidad de hacer justicia. Lamentablemente, el gobierno ya adelantó opinión sobre el tema, y recurrió a una campaña de rebeldía contra la decisión de la Corte Interamericana. Queda por ver cómo mueven ficha y estar muy atentos a toda señal que suelten. Hasta el momento, no veo señales de recomposición de su alianza con Fujimori.

Hasta ahí.

Actualización 26/09: En ¿La pipa de la paz?, el director de La Razón señala que luego de un intercambio de acusaciones (Gárcía sobre Fujimori: «enemigo político caído», Keiko Fujimori sobre García: «mi padre salvó al país del destrozó que dejo García») se dieron diversas señales de continuación del entendimiento entre apristas y fujimoristas:

Pero luego el mandatario invocó a la serenidad, insistió que no debe hacerse un circo con el extraditado, aseguró que no fue su intención calificarlo de enemigo y se manifestó confiado en que va a primar el interés nacional en la bancada fujimorista, en obvia alusión a la interpelación al ministro Alva Castro. Ante lo cual salió Santiago Fujimori a anunciar que «seguirán trabajando de la misma manera en el Congreso» (aunque ayer cerraron filas con otros grupos para que se fiscalicen los fondos de Forsur).

Resulta significativa, también, la autorización al legislador Aguinaga, médico de profesión, para efectuar una serie de exámenes a Fujimori –pese a haber sido revisado antes por una junta médica penitenciaria– y que se permitiera la visita de los congresistas Cuculiza y Sousa, a quienes en la víspera les prohibieron el ingreso, por lo cual denunciaron ante la Fiscalía al jefe del Inpe, aunque por otro lado se impidió la visita de Kenji y en horas de la noche se anunció un endurecimiento del régimen carcelario para el ex presidente.

Era previsible, no obstante este tira y afloja, que tras las comprensibles tensiones de los primeros días, las aguas volvieran a su nivel. Después de todo, apristas y fujimoristas comparten la misma visión sobre el modelo económico, el papel nefasto de las ONG caviares, la necesidad de blindar a las fuerzas armadas de los ataques de los «defensores de los derechos humanos» que le hacen el juego al terrorismo y otros temas de fondo que son cruciales para la gobernabilidad.

No es ese el caso con Unidad Nacional, donde las coincidencias solo son de orden económico, y por eso no parecen real
istas las sugerencias de algunos columnistas respecto a que la agrupación que lidera (bueno, es un decir) Lourdes Flores Nano podría aprovechar la circunstancia para tender puentes al gobierno y llenar el vacío que dejaría el alejamiento de los fujimoristas.

Habrá que ver cómo termina la interpelación a Alva Castro para comprobar si estamos en lo cierto, pero nos atrevemos a pronosticar que fue prematuro el regocijo de aquellos sectores que especulaban con una guerra total entre el APRA y la bancada que lidera Keiko Fujimori.

No le falta razón al medio fujimorista, hay varias señales que demuestran que continúa la alianza apro-fujimorista, que ha resultado ser más sólida que lo que algunos analistas pensaban, o quisieran…

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