Por - Publicado el 26-07-2007
Hace unos años, Julio Cotler contaba una de sus habituales anécdotas, en la cual un investigador social extranjero, no recuerdo si estadounidense o europeo, luego de varias semanas en el Perú no lograba entender cómo funcionaba el país. Sus fuentes tradicionales, es decir, investigaciones, lecturas y demás no le permitían comprender lo que pasaba en la política y la sociedad peruana. Cotler, en su tono de voz habitual le dijo: “Mira, para entender cómo funciona el país, debes ir a cualquier esquina de la Av. Abancay… una hora o dos y luego me cuentas…”.
Efectivamente, el investigador hizo lo recomendado y regreso con el rostro iluminado, “por fin entiendo este país, he observado el tránsito, personas, ladrones, chóferes, vendedores… en el Perú: el que puede… puede”.

Muchas veces, cuando no entiendo la lógica de las personas o grupos en la política y la sociedad peruana, simplemente, me digo con pesar, el que puede… puede.

Desde Fujimori hasta el chofer de la combi, pasando por Alan García, Aldo Estrada, Ollanta, los empresarios, las mineras, Huaynalaya, los militares, el Sutep, Uribe, Magaly, el Gordo Gonzáles, Cipriani y un largo etcétera, ejerce de manera arbitraria –a veces democrática otras veces déspotamente- el poder (o micropoder) que dispone. Ya sea resultado del dinero, la inteligencia, la fuerza, la argolla, la organización o lo que fuere. En cada espacio de acción social, la ausencia, debilidad o simplemente el ánimo de prescindir de reglas, valores e instituciones hace que personas y grupos, busquen alcanzar sus objetivos por cualquier medio, si es que se presenta la oportunidad.

Los empresarios despiden trabajadores sindicalizados y prohíben sindicalizarse expresamente a los jóvenes. Es ilegal. Viola los derechos humanos, pero pueden hacerlo y lo hacen. El Estado esconde mediante contratos civiles, relaciones laborales para evitarse trámites administrativos, remuneraciones decentes y reconocimiento de derechos. Podría seguir, pero la idea ya esta clara.

Y bueno, ahora que en el Parlamento, hemos visto la manera que Aldo Estrada ingresa al selecto grupo de tránsfugas, pues recordé la anécdota de Cotler esta tarde gris en Lima.

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Comentarios a este artículo

  1. Pedro Palma Urízar dijo:

    Saludos desde Chile:

    La realidad política y económica del Perú que acabas de narrar no es muy distinta de lo que pasa en mi país, Chile.

    Desde principios del descubrimiento y colonialismo siempre ha existido un sentimiento proteccionista y paternalista que no nos deja pensar, nos llena de falsas esperanzas y solo a través de los actos de los grupos mas herméticos… presentes en todas las sociedades nos damos cuenta de la realidad evidente: El que puede, puede. Así ha sido siempre, así lo será hasta el fin de los tiempos de la raza humana.

    El activismo social no tiene un fundamento, si una función justificada en ocasiones… la única vía es la instrumentalización de las habilidades personales en aras de la riqueza personal, es decir el caudillaje y ser partes de ese gran dilema económico-social: el que puede, puede.

    No pierdas tu tiempo pensando en otros, estudia, emprende tu propio camino y disfruta de lo que logres. Los demas no importan, pues tu no les importas.