Por - Publicado el 14-04-2007

Jürgen Schuldt vincula el juego del ultimátum al aporte minero en:

El Juego del Ultimatum y el Solidario Aporte Minero

By Jürgen Schuldt on Minería

…el ser humano es menos egoísta de lo que se cree y que en sus ‘funciones objetivo’ y decisiones intervienen también otras variables, entre las que deben considerarse la ‘equidad’ (fairness), las ‘costumbres’ (manners), la caballerosidad, la proximidad, etc., que serían los motivos dominantes o subalternos que llevan a ese tipo de ofertas ‘solidarias’ o ‘justas’ del dinero ‘caído del cielo’. Y, al revés, a los que en esos experimentos se comportaban como lo esperarían los economistas ortodoxos, sus ofertas eran rechazadas: el ‘recipiente’ castigaba al oferente por injusto, antipático, tacaño o lo que fuere; con lo que prefería quedarse sin nada antes que aceptar una cantidad que consideraba mezquina.

Si ponderamos los precios y las cantidades mencionadas, tendríamos que las utilidades –de haber regido los precios ‘normales’- habrían sido el 61% de lo que realmente fueron.

Ahora bien, conocido el resultado del juego, resulta que los mineros ofrecieron ‘voluntariamente’ esos quinientos millones, es decir, menos del 10% del maná recibido sin esfuerzo alguno. En un Juego de Ultimátum esa cifra habría sido rechazada, ya que una tasa menor al 20% es negada prácticamente por todo recipiente. Si los mineros fueran, de acuerdo a las hipótesis de los expertos, solidarios-equitativos-justos-caballerosos habrían entregado el 45% de las ganancias extraordinarias, es decir, no 500 millones de soles, sino S/. 2.340’, casi cinco veces más de lo que efectivamente habrán de dar.

Evidentemente, si los representantes de las regiones-provincias-distritos mineros habrían estado presentes en este Juego –frente a frente con los empresarios mineros- habrían conseguido entre el 40 y 50% de las sobreganancias, con lo que los resultados se habrían parecido mucho más a los experimentos de laboratorio. Debe atribuirse al gobierno, que de árbitro se convirtió en agente, el haber llegado a un consenso con una tasa tan baja, para asegurar su propia función objetivo que consiste en asegurar la marcha del país hacia el ‘grado de inversión’ y evitar el vuelo de las gallinas de los huevos de oro.

Comentario: Estamos ante una supuesta aplicación del juego del ultimátum, en el cual

  1. los precios altos de los minerales son un maná caído del cielo,
  2. los empresarios mineros son poco solidarios,
  3. los receptores se contentan con cantidades humildes, y finalmente
  4. el gobierno interviene para favorecer a los empresarios mineros.

Veamos:

  1. Los precios altos de los minerales no son maná caído del cielo. (Ni los precios bajos son castigo divino). Estamos ante inversiones hechas bajo incertidumbre. Cuando los precios son altos hay ganancias extraordinarias, que no tienen por qué generar impuestos oportunistas; cuando los precios son bajos hay ganancias bajas o pérdidas, que tampoco tienen por qué generar subsidios de los contribuyentes o de las regiones adyacentes a la actividad económica en cuestión.
  2. Los mineros ni nadie tiene por qué ser solidario. No tienen por qué repartir sus ganancias privadas a la sociedad, sino sólo a los accionistas, que arriesgaron su dinero. Existe un sistema público de impuestos y transferencias encargado de lograr una distribución de ingresos disponibles más igualitaria. El mecanismo para acceder a las ganancias mineras es el impuesto o la contraproducente expropiación. Ya veríamos si otro sería capaz de generar ese «maná» caído del cielo. Lo que ocurre es que el gobierno quiso ponerles un impuesto sin llamarle impuesto y lo llamó «aporte voluntario» invocando a su «solidaridad», algo totalmente irregular. Es un impuesto informal que no tiene por qué establecerse como estándar de solidaridad o caballerosidad.
  3. No es que los receptores se contentaran con cantidades humildes. El agente receptor de los «aportes voluntarios» no fueron las comunidades vecinas a las minas, sino el gobierno central. Este agente no se conformó con poco si se toma en cuenta que no hay un mecanismo legal para imponer una contribución. Por supuesto que alrededor de la actividad minera hay diversos agentes que quisieran una compensación por externalidades como la contaminación, no por los precios altos de los minerales. Haya precios altos o bajos, la externalidad debe ser compensada mediante un pago. Sí que hay presión para una compensación, pero ésta no tiene nada que ver con el juego del ultimátum. Hemos visto los casos de Tintaya o Yanacocha. (ver : – Los once acuerdos Combayo-YanacochaIgnorando la externalidad¿Es rentable la minería? Falta de lógica económica). Además, en el caso de las comunidades colindantes a las minas, el tema no es que les falte dinero, sino, en muchos casos, que les falta proyectos de inversión. Es la razón principal porque no está funcionando el «shock de inversiones». Las comunidades de base adolescen del mismo problema que adolesce el gobierno. No todo es transferencias.
  4. El gobierno central, y en particular el presidente, fue quien inició el proceso de imposición sobre la actividad minera por su cuenta y riesgo. Lo hizo en nombre de las regiones donde opera la actividad minera. Las empresas mineras dan dinero al estado y ya verá éste a quién le da este dinero. No es que las comunidades adyacentes hayan negociado anónimamente como ocurre con algunos agentes en alguna versión del juego del ultimátum. No. Simplemente ocurre que estas comunidades no son agentes de este juego….. Deberían serlo, pero no por las razones que da el colega.

En Falta de lógica económica comenté algunas ideas expresadas por este colega como otros.

Creo que no estamos para nada ante un juego del ultimátum. Estamos más bien ante una visión estereotipada de una lucha de clases: la ganancias se generan solas, los empresarios son egoístas, los pobres son humildes, el estado es un instrumento los empresarios.

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