Por - Publicado el 01-03-2007

Acabo de leer «La voluntad encarcelada» de José Luis Rénique, libro publicado por el IEP en julio de 2003. Trata sobre el comportamiento de Sendero Luminoso en las cárceles. Muy instructivo su relato sobre la política senderista después de la captura de Guzmán. Sólo haré dos comentarios:

  1. Sendero Luminoso no es un problema resuelto. Montesinos lo diría con todas sus letras en 1998:

    …porque yo soy conciente de que Sendero Luminoso es un problema permanente..

    No hay nada que hacer que el Doc la veía. Sea cual sea la explicación que se plantee, la pobreza o la ideologia (como que las explicaciones no difieren mucho, pues es la pobreza de la ideología), lo que engendró a Sendero sigue presente. No se ha desvanecido. El resurgimiento de grupos violentistas está en estado de latencia. Una razón adicional para tomarse en serio la lucha anti-pobreza y la elevación del capital humano en el país (que tampoco difieren mucho, pues la mejor política anti-pobreza es precisamente la elevación del capital humano)

  2. El autor compara a Guzmán con Haya al señalar su aprovechamiento político de estar en la cárcel como una poderosa motivación para sus seguidores. Yo incluiría en esta comparación a su política de pactos, en un caso el acuerdo de paz con Montesinos en el otro la convivencia, ambas cruciales para estos líderes. Se trata de aceptar la derrota en una batalla, pero no en la guerra. Es una estrategia de supervivencia y mutación de un grupo sometido a condiciones adversas. Cosas de líderes mesiánicos… A Haya le funcionó…(Y García parece estar siguiendo sus pasos, al menos en lo que a política de pactos se refiere).

Hasta ahí nomás.

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