Por - Publicado el 23-02-2007

Leyendo el post de Daniel Salas Harry Potter y el capitalismo avanzado me entran saudades de superhéroes como estos:

El hombre par con la voz de la Chilindrina

Para la gente más joven que no vivió los dibujos animados de los tíos recomiendo estos posts: Quién es el Hombre Par?, El Hombre Par? y Perman. Este personaje llegó al Perú al parecer por una razón de costos, relativamente más bajos para los dibujos animados japoneses que los americanos. Aparte del Japón (paa-man), este personaje fue conocido en Brasil (Super dínamo), Italia (heroe bambino), México (hombre par), y Perú (tal vez desde México haya llegado a otros países de habla castellana)

Cada superhéroe tiene su particularidad. «El Santo» (de la lucha libre, eh. No Roger Moore ni Val Kilmer) tiene la particularidad, nada desdeñable por cierto, que es el único que sí existe. Todos los otros son de ficción, como señalara Umberto Eco. Superman era un hombre común y corriente en su planeta, pero en la tierra tenía superpoderes, como bien recordó Tarantino en «Kill Bill». Su verdadera identidad es la de Superman, Clark Kent es su cobertura. No es al revés como alguna gente cree. En fin, creo que muchos de estos superhéroes, como mucho del cine y la ficción, nos introducen a realidades ideales, fantásticas, donde se aplican las bienaventuranzas y se hace justicia: un magnate inmobiliario no puede desalojar a la gente más pobre de su recién adquirida propiedad como en «Milagro en Milan» (y su versión americana «Batteries not included»). Quien es lorna en la vida real ve una rendijita de esperanza. Que la ficción lo lleve a la acción, y a cuál, ya es otra cosa. El Quijote no se conformó con leer e intepretar la realidad. Agarró su bacín, se lo puso en la cabeza, y se fue a transformarla. Eso que hay que transformar la realidad y no sólo interpretarla, vino después, siglos después de Cervantes.

El hombre par era un héroe incluyente, democrático, accesible para las masas. No necesitabas nacer con poderes como Superman, ni que te pique una araña radioactiva como al Hombre Araña. Era un personaje muy al alcance de los niños. Bastaba con que tengas tu capa (para volar), tu casco (para tener fuerza) y tu símbolo en el pecho (para intercomunicarte y respirar bajo el agua). Los poderes están bien; el tema es el acceso a ellos. Además, tenía un muñeco que tomaba la forma de quien lo apretaba: crucial para no atrasarse en la escuela (sino, ¿cómo?). El hombre par no era ningún Besserwisser o sabelotodo como Harry Potter o Bill Gates. Era un chico común y corriente, como otros hombres o mujeres par. Eso sí, tenía un gran sentido de la responsabilidad. Nada de generación X ni Y. El pobre robot sólo le hacía las tareas mientras él estaba de misión. Nada de plusvalía. Era un mundo muy simple y ameno, previo a las computadoras personales. Tal vez su heredero de hoy podría ser Shin Chan, sin poderes aunque mucho más complicado como personaje…

(Hoy en día igual hay intentos por crear personajes adecuados a la «realidad nacional» – remanencia del post anterior. Uno de ellos, surgido finales del fujimorato, es el Capitán Sudamérica, el subcampeón de la justicia, un vendedor ambulante de Gamarra que en las noches se transforma en superhéroe y sale a hacer justicia. El final de este personaje es que acaba recibiendo coima de Montesinos… Para variar…).

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