Por - Publicado el 31-01-2007

Leo a Augusto Álvarez

Gratuidad ciega
Quienes pueden pagar la universidad, deben hacerlo.

Es muy positiva la propuesta de la congresista Martha Hildebrandt para modificar las condiciones de la gratuidad de la educación universitaria con el fin de que aquellos que sí pueden pagar por ella, lo hagan.

Pues sí, quien puede pagar que pague. No puedo sino estar de acuerdo con esto. Se debe apoyar a quien lo necesita, no a quien puede pagar. Pero, ¿es este el problema más importante en las universidades públicas?

Ocurre que este tipo de leyes abre las puertas para propósitos diferentes de los que se anuncian. Más aun, en un contexto en que la aplicación de principios muy buenos es imperfecta, hay grandes peligros.

  • Para determinar quién puede pagar y quién no puede pagar se requiere un sistema de selección muy pero muy eficiente y preciso. Una vez más, habrá errores, habrá selección adversa. Más de una vez lo he dicho. Error de tipo 1 (negarle gratuidad a quien la necesita) y error de tipo 2 (concederle gratuidad a quien no la necesita). El statu quo es cero error tipo 1 y todo error tipo 2. Esto podría cambiar, pero no nos equivoquemos. Menos error tipo 2 nos llevará a más error tipo 1. Esto ocurriría incluso con un sistema muy eficiente. Hay selección adversa en Alemania con las cuantiosas y extendidas ayudas que da el estado alemán. La habrá en el Perú. Lo cual lleva al segundo punto:
  • Con la idea de Hildebrandt:
    – se paga por la educación universitaria, las universidades dejan de ser gratuitas (siguen siendo públicas) y poco a poco el estado deja que las universidades se autofinancien y funcionen de facto como universidades privadas;
    – hay estudiantes que pagan, la administración de una universidad tiene el incentivo para preferir en la admisión a estos estudiantes, los de mayores ingresos.
    – los estudiantes de menores ingresos pasan a depender del financiamiento público y, si todo sale bien, pasan a pagar pensión cero.
  • Ni el estado peruano ni las universidades funcionan como mecanismos de relojería. Hay arbitrariedad, favoritismo, cutra, vara, prebenda. Tenemos muchísimos casos de arbitrariedades dentro de las universidades. Incluso tenemos casos en que acabaron siendo feudos de grupos políticos donde primaba el favoritismo hacia sus afiliados. ¿Quién determinará qué estudiante universitario tiene beca y quién no la tiene?
  • Esta selección adversa tiene un costo que puede ser muy alto, no sólo por los errores señalados, la privatización de facto de las universidades públicas y las arbitrariedades que los grupos feudales que controlan las universidades puedan cometer, sino por lo delicado del tema. En el país, el progreso social, la movilidad social de una persona está asociada a la educación. Prueba por anécdota: en las novelas de Arguedas o Scorza lo que pide la gente a gritos es educación, una escuelita. Parte de la presión de las regiones también viene por contar con universidades, obviamente públicas. En las zonas teatro de operaciones de la guerra interna de los ochentas, un reclamo muy sentido es también el de la educación. Que haya un poquito de selección adversa, estudiantes pobres que se queden sin educación superior por no poder pagar, podría crear muchísimo malestar. No es para subestimarlo. El malestar social es un costo que debe entrar en el análisis. Si no, pues el análisis está mal hecho.

Llegado a este punto, vale la pena que se plantee el problema en su integridad, veamos todos los costos y todos los beneficios y no sólo nos dejemos guiar por el engañoso «quien-puede-pagar-que-pague». Es como la pena de muerte: un tema que agita pasiones, pero que no resuelve el problema que supuestamente quiere resolver. La pena de muerte no resuelve el tema de la criminalidad, ni cobrar pensiones resuelve el problema de la universidad pública. Tampoco está claro si ayudan sustancialmente a resolverlos…

Creo que han hecho las cosas al revés: han comenzado por lo fácil, pues es fácil cobrar pensiones, y por lo negativo: Hildebrandt: El Estado está subvencionando a niños ricos. A todo esto, es muy sistemático el uso de este tema por el grupo fujimorista:

(Los grupos políticos están despertando: a la campaña del APRA con la pena de muerte le están siguiendo los fujimoristas con los subsidios a los ricos. ¿Qué se traen entre manos? ¿Hemos de creer que este su objetivo real? En fin, posiblemente, a algún otro grupo político se le ocurra alguna otra iniciativa que se debe «estudiar con detenimiento».)

Se ha debido comenzar por el tema de garantizarle becas a los estudiantes de menores ingresos. Reafirmar el compromiso con que la educación sea gratuita para quien no la puede pagar, antes que abrir las puertas para la privatización en un tema tan delicado como el de la educación. Por como y quienes lo han dicho, aparece como si eliminar la gratuidad de la enseñanza para «los niños ricos» (que en realidad es una clase media venida a menos) y eliminar el medio pasaje para los estudiantes de universidades privadas fuera un primer paso. Se crea así el temor a que finalmente sí se afecte a los más pobres.

Un tema como la gratuidad de la enseñanza contribuyó a dar alas a Sendero Luminoso en junio de 1969 . Al gobierno militar se le ocurre quitarle la gratuidad de la enseñanza a los alumnos secundarios que salieran jalados. Resultado: huelgas estudiantiles. Toma de Huanta por los sinchis y decenas de muertos. El gobierno militar da marcha atrás y reestablece la gratuidad de la enseñanza. De este hecho viene la canción «Flor de Retama» de Ricardo Dolorier. No es para jugar con el asunto.

Actualización: Sería cuestión de leer el proyecto presentado por Hildebrandt, pero tal como se anuncia

Hildebrandt: Educación gratuita es para alumnos destacados que no pueden pagarla

Indicó que su proyecto se basa en el artículo Nº 17 de la Constitución Política del Perú el cual establece que el Estado garantiza la educación gratuita a los alumnos que mantengan con un rendimiento satisfactorio y no cuenten con los recursos económicos necesarios para costearla.

“Ahora le estamos dando educación gratuita a quienes tienen dinero y no tienen buen nivel”, acotó.

Dos cosas:

  1. Sólo se ha hablado de los que podrían pagar, ¿qué pasa con los/las que no mantengan un rendimiento satisfactorio y no puedan pagar? ¿Se les cobra, como se planteó en 1969?
  2. ¿Por qué Hildebrandt dice que «estamos dando» educación gratuita a quienes no tienen buen nivel? ¿No pasaron su examen de ingreso? ¿O se los han jalado demasiado?

Actualización 2: Leemos:

No ve…

Actualización 3: Reacciones blogueras:

Actualización 4: Martha Hildebrandt en este video ratifica que un requisito para la gratuidad es que el alumno mantenga buenas notas y añade

  • «el meollo del proyecto da por sustentado que el alumno puede o no puede pagar la pensión. ¿Cómo? Ese no es mi problema» (minuto 1:59).
  • «Quien y cómo va a verificar que el padre no miente que verdaderamente tiene o no tiene, quien está engañando. Eso en este momento es absurdo. Es extemporáneo discutirlo» (minuto 2:07).

Suena a que esta propuesta es una medida puntual. La congresista no ha pensado en todas las consecuencias de su propuesta. Ni quiere pensar en ellas. No es su problema. Ya se verá después… Más aun, el periodista le pregunta y a medida que ella responde se le van ocurriendo las respuestas: [crear un fondo para los estudiantes pobres]»me parece genial. No lo había pensado». Supuestamente estamos ante un esquema de subsidios cruzados de los más ricos a los más pobres. Sin embargo, no parece que es lo que está en el proyecto, como que recién se le ocurre a la congresista. Si al menos en su proyecto hubiera puesto por escrito que se trata de dar becas a los más pobres, todavía…. No lo ha pensado, no es su problema…Sólo se trata de cobrar.

Por más que suene bonito, al parecer estamos ante una improvisación, una chapuza, algo hecho al champazo….

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