Por - Publicado el 23-11-2006

Continuando la Respuesta a un/a estudiante de economía podemos señalar:

  1. Pases inseguros.- Cuando se enseña conocimientos básicos se da un doble mensaje. Por un lado se explican las teorías y modelos, pero al mismo tiempo se filtra, a través de mecanismos sutiles y no tan sutiles, que estas teorías y modelos en el fondo no sirven. ¿Qué estudiante no ha escuchado algo como esto:»la teoría del libro de texto dice tal y tal cosa, pero eso no ocurre en la realidad»? Es «la teoría del libro de texto», siempre simple y ridícula y nunca adecuada para la complejidad y sutileza de la realidad nacional. Teoría foránea, inadecuada, que debería dar lugar a otra teoría. Ahí es donde comienzan las especulaciones de la propia cosecha personal del profesor al estilo de «son pobres porque no tienen plata», «el dólar sube porque un gran agente compra», «no sé por qué es así, pero es así», etc. Las guapeadas y achoramientos ad hoc reemplazan a cualquier razonamiento teórico. Tocar de oído es sancionado como mejor que cualquier uso de partituras. Un razonamiento riguroso formalizado en un teorema es «estar en las alturas», cuando no una risible «mariconada». Los propios académicos inculcan que es mejor ser antiacadémico. No sorprende entonces que los alumnos se formen creyendo que «la teoría no sirve». Es algo inculcado. Más aún, se preguntan «¿Tons, para qué nos la enseñan?» Acaso les piden a los profesores, ya pues, ir más allá y dejar de usar la teoría del todo… (En mi época, uno, de varios, que llamaría la atención en este sentido era Daniel Cotlear. Sería interesante ver cómo la teoría microeconómica que habíamos aprendido podía ser utilizada para analizar la economía campesina, en base a la evolución de la intensidad relativa de los factores: mano de obra-tierra, la concentración en la industria avícola, como un posible monopolio natural, el fracaso de las cooperativas azucareras del norte, por teoría de juegos: los socios se desvían de la cooperación y van por la suya. Una interesante serie de aplicaciones…). Uno esperaría que se acentuara más las potencialidades prácticas de lo que se aprende, y no que se las declarara agotadas prematuramente. Hoy en día hay tantos desarrollos teóricos y empíricos, aplicados a tantas realidades distintas, que no es creíble que alguien pueda sostener que la teoría no sirve y dejarla cubierta bajo sus propias especulaciones.
    El tema tiene un agravante, señalado en parte en el post anterior, pues quita competitividad al estudiante, quien se convierte en alguien no transable, limitado en su capital humano ultra-específico, ultra-local y poco adaptado para el mercado académico internacional, que algún interés tiene o debería tener para la comunidad académica peruana. Mi impresión es que esto no ocurre, o no es tan fuerte, en ciencias sociales como la antropología, sociología o ciencias políticas.

Obviamente que con jugadores entrenados en la indecisión el remate al arco será escaso, y los goles, por lo tanto, entuavía más…

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