Por - Publicado el 11-09-2006

Leo a Sandro Venturo en Perú 21, El quechua y los dilemas del indigenismo. Vale la pena leerlo completo. Aquí me limitaré a comentar sus SIETE CONSIDERACIONES CONTRA-INDIGENISTAS

    1. «Desde Juan Velasco, nuestros ciudadanos del campo se autodefinen campesinos. No se consideran indígenas. No se autodenominan quechuas ni aimaras. No quieren ser asociados al último escalón colonial. Quieren ser ciudadanos peruanos. No ciudadanos inválidos. Solo existen indígenas en el Perú ante los ojos de los gringos desprevenidos.»

      Veamos. La palabra indígena viene del latín indigena, quiere decir nacido en un lugar y no tiene nada que ver con la palabra «indio». Es el habitante original de un lugar. Los limeños son indígenas de Lima y los berlineses son indígenas de Berlín. No es una palabra que denote a ningún grupo en particular. Arguedas decía que los que algunos llaman «indios» jamás se califican entre sí de esa manera, sino de «runas» (hombre, ser humano en quechua).

      Los ciudadanos del campo, efectivamente, se definen como campesinos. Igualmente, los que conducen un vehículo como conductores. ¿Y? ¿Quiere decir esto que no se dan cuenta que hablan quechua y no sacan su línea al respecto? ¿Que no tienen otra identidad que la que les da su actividad laboral? No todos los quechuahablantes son campesinos. Ni todos los campesinos en el Perú, Bolivia, Ecuador y otros países, hablan quechua. Runa no equivale a campesino. ¿Por qué contraponer identidades?

    2. «Lo que hoy consideramos prehispánico, y por lo tanto andino, es en realidad una versión derivada de la cultura occidental.»

      Es verdad que hay coincidencias entre las instituciones rurales, peruanas y españolas. ¿Y? No por eso afirmaremos que todo vino de España, ¿no? Yo los veo en Catalunya comiendo castañas con camote (llamado boniato o moniato) como algo muy típico de allá. Espero que no dudemos que el camote les llegó desde el Perú. Sería como dudar que el pisco es peruano.

    3. «Mi gran temor es que estemos valorando al quechua con la misma consideración con la que miramos los objetos que nos ofrecen los museos…»

      Es verdad que hay quien lo mira así. Mal. También hay quien no.

    4. «Que los idiomas nativos persistan y se actualicen de forma permanente dependerá básicamente de las poblaciones que lo necesitan y de su capacidad para incluirse a esta nación desigual y poco integrada. Incluirse en su propia lengua. La tarea de los amantes hispanos del quechua debería pasar por exigir a nuestra sociedad un trato equitativo para todos los ciudadanos, promoviendo sus capacidades para salir adelante por su propia cuenta. El reto quechua es un reto económico y político, no solo cultural.

      Miremos al Paraguay. Sólo un 5% habla sólo castellano; el resto se divide en dos mitades: una mitad es guaraní monolingüe y la otra mitad habla castellano y guaraní. ¿Por qué los que no tienen el quechua como lengua materna no podrían aprenderlo? ¿Por qué el esfuerzo de comunicación tiene siempre que venir del otro? ¿Cómo aprender a pescar en un idioma que no es el propio?

    5. «De hecho, la probable desaparición en un par de generaciones del quechua como habla cotidiana nos privará de formas únicas de verbalizar la experiencia humana.»

      ¿Quién se ha puesto en este escenario?

      Actualización: La Peña Lingüística comenta excelentemente este punto.

      Actualización 2: The Economist Google in Quechua nisqa. Runasimita lliw runakuna Andesninpi, tawa chunka watamanta Limapiña, rimachkanku qelqachkanku. Kachkankuraqmi. Arguedas «doctorcitos»manta qelqaran. Kaypim hukchallaqa kachkan.

    6. «¿Todo esto significa que los programas de educación bilingüe intercultural deban desaparecer? No, claro que no. ¡Tampoco que abandonemos nuestro apoyo solidario con quienes se resisten a la desaparición de nuestras lenguas milenarias!» Pero poco avanzarán dichos esfuerzos si no existe una avanzada social ‘indígena’ dispuesta a alfabetizar en su lengua, así como a comprar y vender, a negociar y seducir, a enfrentar y concertar.»

      Una vez más, el problema es de los «indígenas». ¿Por qué no de todos los ciudadanos?
      Aquí el autor se contradice. Si se pone en la idea que el quechua va a desaparecer, ¿por qué sorpresivamente afirma que hay que continuar con programas financiados con el dinero del contribuyente? Si se invierte en algo es porque sirve. La educación bilingüe es crucial porque integra a las inteligencias quechuahablantes en su propio idioma. Al respecto convendría leer este trabajo de Angrist, Chin y Godoy sobre Puerto Rico: Los niños castellano hablantes aprenden mejor el inglés si el idioma vehicular es el castellano que si toda su educación es en inglés.

    7. «Para terminar. También suceden estas influencias asimétricas entre el español y el quechua.»

      Ya, ¿y?

Todo lo que escribe el autor se ha dicho ya alguna vez. Pues sí, hay un indigenismo de los no-indígenas, pero no suena a que sea la actitud mayoritaría de los no-indígenas. Todo lo contrario. Tampoco suena a que esto signifique reducir el tema a una minoría postiza. Las poses de algunos no tienen por qué llevar a negar un tema de fondo que involucra a más o menos 20% de la población peruana.

Argumenta el autor:

..los campesinos -según cuentan quienes eran mayores en los años setenta-
no querían que sus hijos practicaran el quechua en la escuela, porque ello los
excluía de una sociedad donde se usa el castellano para ejercer la vida política
y económica

Hay eso. El auto-odio. Los catalanes también se avergonzaban de su idioma, pero una política de normalización les devolvió su orgullo nacional y el catalán se habla hoy a nivel universitario. Lo mismo está pasando con el gallego y el euskera. Esto en la misma España. Los afroamericanos se negaban a sí mismos. El mismo Malcolm X se teñía el pelo de rojo y se lo alisaba para parecerse a los blancos. Eso cambió rotundamente en los EEUU. Y hay muchos ejemplos de pueblos arrinconados que dieron el salto a su manera, con sus estilos y en su idioma. Cada uno es como es y quiere mejorar sin dejar de ser lo que nunca podrá dejar de ser. ¿Por qué este complejo no se puede resolver en el Perú en vez de tomarlo como algo bueno?

Actualización: El debate continúa en esta página web.

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