Por - Publicado el 31-05-2006

«A Black man with a Ph.D. is still a nigger

Malcolm X

Leo lo siguiente en La República:

Peru, Martes 30 de Mayo del 2006
Denuncian xenofobia en España

INVALIDAN COLEGIACIÓN DE ARQUITECTO PERUANO NACIONALIZADO ESPAÑOL
A sus 60 años y sin motivo aparente Álvaro La Rosa quedó imposibilitado de ejercer su profesión por fallo judicial
Veredicto desconoce convenio cultural entre ambos países.

Alberto García M.

SIN RESPALDO. El arquitecto La Rosa no sabe a quién recurrir. Se siente con las manos cortadas pues no lo dejan ejercer su profesión.

Volvió al Perú tras 24 años de ausencia cargando una terrible depresión sobre sus espaldas. Y es que después de toda una vida dedicada a la arquitectura un fallo del Poder Judicial español anuló la vigencia de la inscripción de Álvaro La Rosa en el Colegio de Arquitectos de Madrid, dejándolo sin posibilidad de ejercer su profesión en el país que lo acoge hace más de dos décadas.

«Me han cortado las manos», dice sin saber qué hacer, nuevamente en el país que lo vio nacer. «No venía de visita hace 7 años pero nunca imaginé tener que hacerlo en estas condiciones», cuenta Álvaro. «No hay argumentos para hacerme esto. Siempre ha existido discriminación para los profesionales de origen extranjero. Este fallo –por lo irregular de su naturaleza– es la mejor prueba de ello», asegura.

Los hechos

El arquitecto Álvaro La Rosa llegó a España en 1982 con una beca de posgrado. En junio del año siguiente consiguió la convalidación del título de arquitecto que obtuvo en la Universidad Nacional de Ingeniería del Perú por parte del Ministerio de Educación y Ciencia de España. La convalidación se basaba en el convenio cultural entre España y Perú firmado el 30 de junio de 1971 y ratificado el 3 de febrero de 1977.
A inicios de 1990 y tras varios años de residencia en ese país obtuvo la nacionalidad española. En diciembre del mismo año se casó con Cristina Molina, española de nacimiento, y tuvieron una hija que ahora tiene 15 años. Cuando convalidó su título y decidió quedarse en España tramitó su colegiación en el Colegio de Arquitectos de Madrid. Pero ésta quedó condicionada al resultado de una impugnación –hecha por el Colegio– de la convalidación de su título en ese país. Si no firmaba ese docu- mento no podía colegiarse y si no se colegiaba no podía trabajar. Se cole- gió en Madrid con el número 8878.

Sin título

Al final el juicio continuó y lo ganó el Colegio de Arquitectos en el 2003. Desde entonces Álvaro no puede ejercer su profesión ni podrá hacerlo nunca más en España, donde incluso ha ganado concursos de arquitectura. «El proceso debe anularse por parcial, arbitrario, retroactivo y xenófobo», reclama. Lo cierto es que el daño está hecho.

¿Ciudadano de segunda clase?

Como consecuencia de esta sentencia judicial Álvaro La Rosa ha quedado condenado a una ciudadanía con derechos restringidos. A pesar de contar con nacionalidad española ha quedado sin jubilación en la Hermandad de Arquitectos y ha perdido doce años de cotización a la Seguridad Social.

A pesar de todo lo anterior (y de haber perdido sus derechos como arquitecto) La Rosa sigue teniendo las obligaciones derivadas de su trabajo que según la ley española equivalen a una «garantía» de 10 años por obra.

La alternativa es entregar al Ministerio de Educación su título convalidado, iniciar un nuevo proceso, pedir de nuevo la documentación en Lima, el ministerio estudiaría el expediente y resolvería si procede o no. Con 60 años Álvaro no tiene ganas de intentarlo.

El dato

NADA QUÉ HACER. De acuerdo con el Ministerio de Relaciones Exteriores peruano, al ser Álvaro La Rosa un ciudadano nacionalizado español la Cancillería no tiene nada qué hacer ya que «cuenta con todos los derechos de un español».

Parafraseando a Malcolm X podríamos decir: un latinoamericano con un doctorado sigue siendo un sudaca.

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